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El viernes había llegado y como siempre los líderes de club teníamos una reunión luego de las actividades de club.
En unos minutos la reunión daría comienzo así que terminé las actividades con una animada despedida para generar confianza en mis alumnos, con todo lo que pasa es muy importante dejar de lado el miedo.
—Vayan a casa con mucho cuidado y nos vemos el lunes.
—Adiós Budo –se despidieron todos al unísono.
Hicimos una reverencia y comenzaron a retirarse del club.
Al fin... fue una larga semana.
—¿Yan-chan? –pregunté al ver que ella aun no se había retirado.
—¿Qué sucede? –respondió como si no supiera que tiene que marcharse a casa.
—Las actividades de club ya terminaron, ¿por qué aun estás aquí? –ella solo me miró y sonrió levemente.
—Simplemente me gusta estar en este lugar.
—Ni siquiera yo tengo ese sentimiento –susurré.
—¿No te gusta ser líder de club?
—N-no es lo que quise decir... Es solo que pasar demasiado tiempo aquí puede ser algo estresante, pero estoy seguro de que no quieres escuchar mis problemas.
—No tengo ningún problema en hacerlo.
—Aun así no creo que sea algo de tu interés.
—Tal vez, pero soy muy curiosa y ya sembraste la duda en mi. Puedes confiar, no te preocupes.
—Si ese es el caso... –suspiré– Ser líder de club no es solo enseñar algo o simplemente hacer algo que te gusta, tenemos demasiada presión por parte del concejo estudiantil y del director, tenemos que hacer informes, asistir a reuniones y ser completamente responsables. No lo detesto pero a veces suele ser complicado.
—Creo que si...
—No quiero dejarte sola, pero debo ir a una reunión justo ahora.
—Claro... –Ayano tomó sus cosas y salió del club– Nos vemos el lunes Budo-senpai.
—Hasta el lunes Yan-chan.
Aquella reunión había sido poco más de lo normal, como cada viernes los líderes hablaban de como mejorar la convivencia, reportaban la asistencia a las actividades de club e informaban de algún suceso extraño durante la semana.
Esta semana se trataría precisamente una situación alarmante. la muerte de todas aquellas chicas y la reciente desaparición de la enfermera.
No se tenía información clara de lo que había sucedido la tarde del jueves de aquella semana. Lo único que se sabía era que una estudiante del club de cocina se había lastimado y no encontró a la enfermera.
La policía había estado investigando aquella noche pero no encontraron nada, no había rastro alguno de la enfermera. La mujer entró al instituto y no se la vio salir.
Nadie sabía lo que le había pasado pero temían lo peor, que haya sido asesinada.
Era complicado afirmar esto pero de alguna forma tenían un sustento. Esa noche la policía investigaría más a fondo aquel caso de desaparición.
Por parte del instituto, los líderes de club y el concejo estudiantil comunicaban todo lo que habían presenciado que pudiera ser útil para la investigación. Todas aquellas palabras eran registradas por la concejera en una laptop.
Se informaron comportamientos "sospechosos" durante la semana, no era seguro pero era posible que el asesino era un estudiante.
Aquella idea era aterradora, tan solo pensar en aquella idea era terrorífico, creer que alguien de su edad estaba haciendo algo tan horripilante hacía que se estremecieran y su piel se erizara.
Incluso los que tenían la capacidad de defenderse se sintieron aterrados.
Todos comenzaban a temer por su vida.
El director y la concejera se despidieron y luego se retiraron, fue hasta ese momento que nosotros pudimos levantarnos.
Me levanté y miré a través de la ventana. Ya es de noche.
Pocas veces me quedaba hasta tan tarde en el instituto. No me molesta en absoluto, de echo, mientras más tiempo pueda pasar fuera de casa, mucho mejor.
—¿Budo? –aquella voz llamó mi atención y aparté la mirada del cristal– ¿Por qué aun no sales?
—Oh –me di cuenta de que una vez más me había perdido entre mis pensamientos. Sacudí la cabeza– Solo me distraje –sonreí y caminé hacia la salida.
—Últimamente estás muy distraído –No recuerdo haberte preguntado– ¿Pasa algo?
—No realmente, yo me siento bien –intenté responder de forma tranquila– Simplemente me pareció raro demorar tanto en una reunión.
—En eso tienes razón. Si eso es todo entonces me iré. Nos vemos el lunes.
—Hasta el lunes.
El pelirrojo se alejó acelerando el paso. Yo continué caminando de manera lenta y tranquila, sin prisa alguna.
Llegué a mi casillero y comencé a cambiar mis zapatos y acomodar mis cosas.
¿Muy distraído?
Aquellas palaras no salían de mi cabeza. Yo no he notado ningún cambio en mi.
Tomé mis cosas y caminé hacia la salida.
El cielo estaba cubierto de estrellas y una suave brisa complementaba la noche. Pocas veces el cielo estaba despejado y dejaba ver su belleza.
Está más hermosa que nunca...
La luna resaltaba entre todo el firmamento, brillaba de una manera única y especial.
Era hermosa, linda, preciosa.
Simplemente perfecta...
Budo no hablaba de la luna.
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