El final del camino


Ambos sujetos, cara a cara, se observaban desafiantes.

—Ese símbolo representa a Bafomet —dijo Downey.

El otro sonrió.

—Qué observador es usted, profesor —ironizó Jack.

El monstruo, cuyo tamaño era increíblemente superior al de Gary, dio un paso adelante, a lo que el otro respondió con dos pasos atrás.

—Pactaste con el Diablo, en este mismo lugar que se dice que está maldito, por eso has vivido tantos años, si es que se le puede decir vida.

—¡Bingo! Pinté la estrella de mi Señor Bafomet, príncipe infernal, y me comí un corazón humano como indicaba el ritual. Desde entonces su luz y sabiduría me han acompañado, puedo ser un médico, un abogado, lo que quiera ser lo soy ¡Felicidades por descubrirlo!

El asco se hizo expresión en la cara de Downey.

—Eres un vampiro, un parásito condenado a alimentarse de sangre y corazones humanos ¿Y todo por qué? Por venganza.

Jack rio con estridencia, tan fuerte que su risa se hizo eco en el vacío del horizonte.

—El buen Thom también descubrió la verdad, no esperaba que la historia me pusiese en frente otro Hilliard, sabes que tendrás que morir ¿Verdad?

Gary Downey estaba aterrado, era consciente de que se había metido, cual acto suicida, en la boca de la bestia, pero tenía la esperanza de que las cosas terminaran a su favor, según lo planeado.

—John Conroy... eres John Conroy, administrador de la duquesa de Kent y su hija Victoria tras la muerte del príncipe Eduardo—dijo Downey con voz nerviosa, preparado para el ataque de la bestia—. Los resultados de los análisis de la sangre de la fuente indicaban paternidad con la propia Victoria, sólo que no era la sangre de Eduardo. Los rumores de que tú eras su verdadero padre resultaron ser ciertos, fuiste el amante de la duquesa, y la corona lo ocultó todo por vergüenza y porque Victoria era una reina bastarda. Aunque nunca se pudo corroborar con tu tumba vacía, les hiciste el favor tú mismo.

—La duquesa de Kent era la reina legítima, pero esa chiquilla entrometida... nunca me interesó ser su padre para el mundo, sólo quise destruirla.

—Como no conseguiste quitar de tu camino a la chiquilla, ella lo hizo contigo cuando se convirtió en Victoria del Reino Unido. Y se supone que moriste en tu granja, cerca de Reading, o al menos eso es lo que el mundo supo, lo que nadie imaginó es que te convertiste en Jack el destripador, un vampiro demonio que en vano intentó ensuciar el régimen de Victoria, su hija, porque no consiguió hacerse con el poder, usando la figura de su madre.

—Nunca quise ser Jack, así me bautizaron otros, pero me gusta, tiene estilo. Y sí, la Corona Británica siempre será mi enemiga, sea quien sea que la conforme.

John Conroy dio tres pasos en dirección a Downey, quien volvió a retroceder cauteloso. Pero al instante, Jack saltó por los aires como una fiera hambrienta, directo sobre su víctima. Gary, atento en todo momento al eventual ataque, sacó del bolsillo una estaca bendecida y, usando la fuerza de impulso del otro, dejó que el objeto se incrustara directo en el corazón del monstruo cuando este se le abalanzó.

Ambos cayeron, uno sobre el otro.

Entre borbotones de sangre que salían de su boca, Conroy seguía riendo, como si aquella situación lo divirtiera. Se arrodilló luego junto al profesor tumbado, que intentaba reponerse del golpe, y luego de expeler abundante sangre sobre el pecho del caído, se puso de pie y levantó al otro sujetándolo por el cuello. Extendió su brazo todo cuan largo era más allá del borde del puente, de modo que su mano era lo único que impedía que Gary Downey terminase al fondo del precipicio.

»¿Acaso no lo entiendes? Esta guerra siempre tendrá el mismo vencedor, mi querido profesor—dijo Jack a Downey que se aferraba, en un acto instintivo de supervivencia, con ambas manos al brazo del monstruo—, la Corona.

Dicho aquello, Jack incrustó la mano libre en el pecho de Gary y arrancó de cuajo su corazón. Luego lo dejó caer al vacío.

Rio por última vez y, tras cerrar los ojos y dejarse encantar por la brisa de la noche, se dejó caer hacia el mismo destino final que Gary Downey.


FIN



Llegó el momento más esperado por todos, la consagración de los detectives ganadores que lograron sobrevivir a John Conroy, el hombre tras la figura del misterioso Jack el Destripador.

Antes de conocer a los que alcanzaron el podio, queremos decirles que todos adivinaron el perfil en donde se escondía el fragmento:

La otra ubicación de Wattvampiros es El puente del Diablo de Gales.


Sin más preámbulos, los ganadores son...






En el tercer lugar tenemos un empate...


¡Felicidades _kentia_patri_newLunyaPetricor y LeonKudell por ser los ganadores de la primera edición de La hora del Misterio!

Queremos destacar a  PhoebeWilkes y su cuento "Ceniza a la ceniza", que junto con los otros cuatro serán las historias destacadas del mes de febrero del perfil MisterioES. Lo cierto es que la resolución fue difícil y la diferencia de puntajes entre todos fue la mínima.

Muchas gracias a los participantes, a los lectores y a la comunidad en general por acompañarnos durante todo el desarrollo de este desafío, su apoyo es lo más importante para nosotros.

Si se quedaron con ganas de más, nuestro perfil hermano TerrorES ha abierto las inscripciones para la tercera edición de La hora del Terror, titulada "El ritual", el desafío del cual La hora del Misterio tomó el formato. No se lo pierdan, viene cargado de sorpresas y muchos horrores.

MUCHAS MUCHAS MUCHAS GRACIAS, estén atentos al perfil porque se vienen novedades, en MisterioES trabajamos todo el tiempo para llevarles proyectos interesantes.


¡HASTA LA PRÓXIMA, LOS QUEREMOS!

Equipo de MisterioES


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