Iris al igual que Garfio estaban desesperados, no prestaban atención a lo que pasaba a su alrededor, ellos sólo querían estar juntos y no se dieron cuenta de lo que la diosa le proponía a Esmeralda.

Esmeralda: -¿Esa es la única opción para que ella vuelva?

Diosa de la guerra: -Si, si me das tu sangre ella volverá y al fin será feliz, pero tu morirás.

Iris oyó esto y con mucha rabia hizo que los árboles de alrededor se rompieran, la diosa inexplicablemente ya no podía controlarla, ella se levantó y camino lentamente hacia la diosa, ella retrocedía espantada por la crueldad que veía en sus ojos, pero de pronto Iris comenzó a retorserce de dolor, la diosa no era la que hacia eso si no alguien más, Garfio intento acercarse a ella pero fue lanzado nuevamente por una fuerza invisible, luego de unos minutos de retorcerse, ella calló dejando ver a un Michael completamente transformado en maldad.

Esmeralda: -La has matado.

Michael: -Creo que se me fue la mano.

El río malvadamente y Esmeralda furiosa lo atacó, pero el no se quedo atrás, ellos comenzaron una épica batalla llena de odio y dolor por parte de ambos, por otro lado Aleghort que al fin había llegado comenzó a pelar con las criaturas que la diosa había echo surgir, Garfio no le dio importancia lo que pasaba a su alrededor, sólo quería acercarse a su amada que llasia inconciente, al lograr estar a su lado noto que esta ya no respiraba, intentó hacer lo mismo que ella hizo cuando lo salvó aquel día de la tormenta pero no funcionó, así que sólo la abrazo y suplico que volviera.

Garfio: -Por favor hermosa vuelve, no me dejes, ahora que ya y tengo no me dejes Iris no lo hagas, no te rindas.

Pero ella no respondía, de la nada la silueta blanca de una mujer apareció al lado de ellos.

Silueta blanca: -Haz sufrido mucho mi niña.

Garfio: -¿Quién es usted?

Silueta blanca: -Yo soy su abuela, la reina blanca y estoy aquí para entregarle los poderes que la harán finalmente la elegida y la mística guerrera blanca. Ahora necesito que la sueltes para yo poder darselos.

Garfio sonrió y la arrecosto de nuevo en el césped, la reina blanca tocó la frente de Iris y se desvaneció haciendo que un bello humo blanco entrará en el cuerpo sin vida de ella, su cuerpo comenzó a levitar haciendo que una bella luz blanca saliera de el, Garfio sólo miro la majestuosidad y los demás por un momento pararon para observar también en lo que Iris finalmente se estaba convirtiendo, Michael furioso golpeó a Esmeralda lanzandola algo lejos de allí, tomó un arco y una flecha y apuntó hacia el cuerpo de Iris, la lanzó pero esta se rompió al tocar el cuerpo de ella, pero Michael no se dio por vencido y comenzó a lanzarle esferas negras, Garfio al ver lo que estaba haciendo lo atacó, pero este logro herirlo, Esmeralda volvió a atacar a Michael pero esta ves logro tirarlo al suelo colocó su espada incrustada con esmeraldas en el cuello de Michael y llorando dijo.

Esmeralda: -¿Acaso no te importa ella? Es tu hermana.

Michael: -Ella ya no me importa, lo unico que me importa es ser rey de mi mundo y tal ves gobernar el tuyo.

Esmeralda: -Eso no lo permitiré.

Michael: -Te mataré niñita.

Esmeralda: -No si yo lo hago primero.

Ella levantó su espada, pero cuando iba a clabarsela en el corazón, alguien por detrás la tomó del cabello arrastrandola, mientras esto sucedía Iris qué aún levitava con esa luz que emitía, pero de pronto otra luz aún más fuerte salió de su cuerpo segando a todos excepto a Aleghort, el se acarco a Iris que ya estaba parada en el suelo pero envuelta en humo blanco, luego ese humo se desvaneció y dejó ver a Iris completamente recuperada de sus heridas y con un grande y bello vestido blanco.

Aleghort: -Tu sangre es...

Iris: -Soy desendiente de los dioses mayores.

Aleghort se arrodilló pero Iris lo levantó y con una bella sonrisa dijo.

Iris: -No te arrodilles, no soy la reina de aquí no tienes que hacerlo.

Aleghort: -Pero eres desendiente de los dioses mayores.

Iris: -Pero no de aquí, ven paremos esta guerra sin sentido.

La luz que provenía de su cuerpo se desvaneció e Iris corrió hacia Garfio, colocó su mano el la herida de el y unas luces blancas pequeñas salieron para meterce en su herida, luego ellos se miraron como si fuera la primera ves que se veían, se besaron como si no ubiera un mañana y se abrazaron como nunca.