Laberinto de Dite.

"Sög"

Bastante tiempo estuvimos viendo una puerta cerrada era grande y dura y para abrirla necesitábamos una combinación y de ser incorrecta quedaríamos aplastados como el pobre esqueleto hecho trizas por el techo que se le vino abajo, y el elfo y Ansel no dejaban de pelearse el uno con el otro acerca de la combinación correcta, y luego tenemos a nuestro guía Azrael que por sí solo no hay problema pero él intentaba literalmente con todas sus fuerzas a calmar a esos dos, yo por mi parte me siento somnoliento de tanto pensar en este estúpido acertijo que para lo único que sirve es para hacernos perder tiempo, te lo pregunto sinceramente. ¡¿De algo sirve que estas puertas tengan dibujitos como cerradura?!

Nos sentamos un rato y comimos un poco de pan y bebimos un poco de agua, no me podía permitir beber el vino, al menos no con mis ganas de dormir y menos voy a dejar que Ansel beba, pues oye, limpiar heridas con alcohol es diferente a que él beba, y tampoco le voy a dar alcohol a este elfo raro, por cómo se comporta a veces ya es más que suficiente como para que luego haga algo estúpido que nos meta en más problemas que los que ya tenemos.

Azrael pasó un rato con su libro ese donde tiene esos nombres, con una pluma muy fina iba tachando cada nombre, con distinta tinta de dos botecitos que tenía a lado tachaba con diferente color a los diversos nombres, todos estábamos descansando de algún modo, pero por mi parte yo no, todavía no creía que me había atrevido a cuestionar mi naturaleza bélica.

¿Será que este lugar me está volviendo blando? ¿Será que estos seres juegan con nuestra mente de alguna retorcida forma? Sea cual sea la respuesta me da igual, solo quiero volver a casa con mi dinero, quiero volver a casa para ver a mi familia, quiero volver a ver a quienes considero mis hermanos, deseo que esta pesadilla cruenta termine pronto.

Viéndome ante la necesidad de echarme una pequeña siestita soñé que comía un delicioso filete en un mesón de un reino recién invadido, vestía mi traje de mercader pero mi gorro pañuelo era una corona de esos monarcas cuyos lujos son casi inagotables.

Ahí a un lado estaba Ansel con una nueva túnica pero está en vez de parecer un vestido estúpido parecía un imponente atuendo de un malvado hechicero con todo y una armadura oscura y puntiaguda protegiéndolo de cualquier peligro, eso sí que era un buen sueño, hasta que desperté de la forma más tonta posible y es que la saliva que salía de mi boca ya me estaba helando un poco y pues también para que lo niego el olor era un poco rancio.

Azrael se acercó amigablemente y me preguntó que tal el sueño, le contesté que hubiera deseado que durara más, ya por fin había descansado algo durante este viaje pues el chamaco ese ya había disfrutado dormir varias veces seguidas, con educación le dije que me tenía que ir a volver a ver esa puerta, esos dos granujas se dieron cuenta de algo que yo no y es que esos dibujos eran runas del idioma demoniaco, con más razón, no tenía ni idea de que hacer, y por una vez en mi vida me sentía completamente inútil.

Escucha, soy bueno con los acertijos en cierto modo, a veces ayudaba a los guerreros de mi aldea a descifrar ciertos mensajes cifrados pues yo era el único orco en la aldea que sabía sumar, restar y dividir sin trabarme y sin pedir ayuda. Ahora estando ya en igualdad de condiciones creo que entiendes que me es casi imposible el tener que descifrar algo en un idioma tan arcaico que parece solo garabatos hechos al azar, y no me hagas hablar de la presión constante que era el tener un ser desconocido en la superficie haciendo alboroto cada cinco minutos.

Con poca luz dada por unas míseras antorchas todas tenues, unos garabatos incomprensibles y mi fiel martillo a mi lado la única idea que se me vino a la mente fue derribar esta estúpida puerta de acero pues como veía a los lados ya el mecanismo estaba en pésimas condiciones y nada nos garantizaba que esa cosa se fuera a mover si lográbamos descifrar el acertijo este, y tampoco me iba a molestar en encontrarle la lógica, solo mírame soy un orco no un humano estas idioteces no me conciernen.

—Sög, Sög, ya lo tengo. Mira la combinación debe de ser el nombre de un regente de cada anillo, y viendo que cada letra es una inicial podría ser que la respuesta sea más obvia de lo que pensamos. —Dijo el elfo mientras sostenía unos papeles en sus manos.

Por un momento el elfo intentó decodificar el tipo de letra, pero fue inútil pues ninguna de esas runas se parecía en nada a las de su sucia armadura. Al ver que casi moría empalado por su error al final con desgano dijo:

—Sabes que verdoso, muévele a lo loco, al fin que de todos modos vamos a morir en la aventura.

—Espera Sög, no le hagas caso ese elfo, esas letras no quieren decir nada, son en realidad recipientes mágicos si logramos llenar enteramente cada runa lograremos abrir la puerta y pasar, solo mira. —Entonces, abriendo uno de sus tantos libros que llevaba, Ansel recitó unos cuantos encantamientos y una vez que terminó de conjurarlos en lugar de ir directo a las runas todos sus hechizos solo terminaron por chamuscarle la cara, llenándolo de cenizas y haciéndonos toser a todos por un rato gracias al humo que produjo.

—Sabes, el elfo tiene razón muévele a lo loco, igual y por suerte logramos abrir la puerta. —Sollozó levemente Ansel con total vergüenza.

Yo un tanto molesto, pero no del todo iracundo solo decidí usar mi martillo, agarrando un de impulso derribé la puerta esa con suma facilidad y es que puse toda mi fuerza en el centro de dicha estructura para así ejercer más presión, por algo fue más fácil.

Por fin, se vino abajo esa chatarra y yo ya me sentía alegre de nuevo, como puedes ver nunca viene mal dejar salir ese espíritu idiotamente destructivo que uno lleva dentro, a veces es mejor escucharlo que reprimirlo, te lo dice el tío Sög, así que haz caso pequeña sabandija o tendrás muchos problemas a futuro.

Ya sin estrés alguno entré primero, estaba con ansias de luchar un poco contra monstruos desconocidos y deformes o contra tipos raros en trajes extraños siendo ellos poseídos por un obelisco malvado, y todo lo que encontré fue a una hadita sentada en un banquito fumando su pipa a un lado de la entrada, su rostro en completo gesto de desinterés nos confundió a todos.

—Ahora entiendo por qué la renta era barata, mejor me voy al reino de las hadas de nuevo, igual y con suerte me perdonan por haber quemado la aldea por accidente. —Dijo ella con su gesto de total insatisfacción mientras empacaba sus cosas.

En medio de todo e ignorando a aquella hada vimos un obelisco gigante que sacaba unos nubarrones, gran parte de sí estaba hecho pedazos, donde entramos era un pesadillesco laberinto cuya forma era imposible de comprender, habían escaleras que no iban a ningún lado precipicios en los cielos, paredes que se sobreponían unas con otras en formas cóncavas, las nubes negras se movían bravas, esto era cercano a una burda imitación de un cielo nocturno cuyos colores eran erráticos y cambiantes mientras se revolvían retorciéndose constantemente.

Este lugar era ruidoso por los gritos de los pecadores así como de los miserables que aquí vinieron a parar por el precio de su ignorancia, queriendo saciar su hambre de conocimiento así como de atentar contra la voluntad divina, según nos explicaba Azrael aquí es donde nacían demonios de humanos cuya arrogancia y maldad los hizo descender y mutar en abominaciones que iban en contra de cualquier forma de entendimiento, que incluso cualquier forma de lenguaje por más desarrollado que sea jamás podría alcanzar el inconmensurable horror que dichos seres crearon a lo largo de su corta estancia, fue tanto lo inenarrable de los castigos que tanto demonios de alto rango como los de baja estirpe sintieron repugnancia de las atrocidades que aquellos hijos impíos cometieron, por lo que terminaron cazándolos uno a uno.

Según parece solo queda uno con vida, los demás murieron a manos de los gigantes infernales, aquellas bestias que ahora vagan en el infierno buscando un amo al que servir.

Descendimos en las escaleras que llevaban en el exterior a Dite, la racionalidad es completamente inexistente, en Dite si bien nos hubiera podido acortar el tiempo ir por la parte de la ciudad vale la pena recordar que aquel ser cuyo poder era inimaginable nos habría podido sacar más ventaja.

El bajar estas escaleras era engorroso debido al avanzado estado de deterioro que tenían, pronto escuchamos coros en el cielo, una guerra se desató en frente de nosotros, ángeles de porte magistral y de armadura dorada bajaban enfrentándose a los horrores infernales, con espadas de fuego mataban a los demonios.

Dichos ángeles sin piedad se enfrentaban y con cada corte dado los demonios eran reducidos a cenizas, hordas de demonios con respondían con ferocidad en ataques cuya sangrienta ira los hacía concentrarse más estando en el calor de la batalla, matando a amigos como enemigos derramando ríos de sangre.

Cabalgando en abominables corceles los más sanguinarios campeones de los demonios iban a la batalla empuñando espadas y hachas oxidadas y viejas pero fuertes aún, esto, viniendo de un orco era la batalla más maravillosa de ver, pero también la más aterradora y visceral, dos facciones fuertes en una batalla que decidirá el futuro de la humanidad, e incluso más allá de ésta.

—Debemos movernos los héroes de los antiguos días no tardarán en llegar, solo ellos pueden inclinar la balanza en favor de la humanidad, espero ellos puedan hacer frente a las hordas de malevolentes demonios sedientos de sangre. —Dijo nuestro guía Azrael, por un momento pudimos presentita que algo iba mal.

Yéndonos del lugar pudimos escuchar el ruidos del entrechocar de aquellas espadas y armas, Ansel sentía de nuevo un miedo paralizante como el que sufrimos anillos atrás, el pobre no podía hacer frente a sus temores, viendo su espada empezó reaccionar de mala manera alimentado por la ira y el odio, pero tras un rato y unas palabras pude tranquilizarlo, no era mucho lo que hice, y siento que pude hacer más, pero en ese momento no sabía que hacer, así que solamente con eso intenté ayudarlo lo más que pude.

Sea lo que sea que vio lo hizo derrumbarse momentáneamente hasta perder las fuerzas pero incluso yo sé que larga termina derrumbándote, mientras tanto el elfo solo se sentía melancólico sumido en una espiral de tristeza y dudas, viendo su rostro pude ver el dolor en su alma, solo quedo yo como el único el cual no ha sido afectado por el anillo. ¿Pero por cuanto tiempo será posible?

Bajar estas escaleras es agotador, si esto es el atajo más rápido al noveno anillo entonces no me quiero imaginar lo engorroso que es el trayecto normal, la guerra no hace más que intensificarse, pasando por los diferentes pasillos retorcidos e intricadamente incomodos los techos y estructura entera temblaban, lo que fuese que estuviésemos buscando estaba muy lejos todavía, peor fue la desesperación de sentirnos observados, cual lobo hambriento acechando a un venado.

Algo nos seguía, eso era seguro, una presencia mordaz y amenazante que cargaba al ambiente con un amargo sentimiento de desasosiego y tragedia, lo poco que nos quedaba por completar de nuestra misión era lo que nos mantenía moviéndonos pese al miedo y al cansancio.

Pasando por una cornisa dentro de este interminable laberinto vimos a las interminables tumbas que mantenían a los pecadores gritando y suplicando por piedad, Ansel escribía cada cosa, ser, castigo y ubicación en uno de sus libros, pese a su miedo el mostraba una malsana obsesión de aprender más, querer saber el funcionamiento y de las razones por la que estos pecadores fueron condenados, cuando terminó de escribir sus notas los pecadores soltaron al unísono gritos de miseria una súplica a su Dios.

Fue el cielo oscuro de este sitio que cuya voraz entropía parecía encontrar deleite en el dolor de los condenados, y por una u otra razón sea lo que sea que estuviese en este círculo comandando estas fuerzas se esforzaba más en los tormentos haciendo las llamaradas más tardadas y en un rojo vivo.

Fuera de toda pista de dónde dirigirnos, la risa de un ser se hizo presente su andar era lento y pesado, una sonrisa enloquecida es lo último que vimos, aquellos poderes malsanos que emana de él, aquello que de sus ojos llenos de odio sale no es más que el deseo de la erradicación de toda vida solo por el placer de ver la sangre correr, de corromper al último ser que pueda existir, incluso en las sombras que en este corredor hay, lo único que nos separa de morir a manos de este ser es nuestro coraje y honor.

No me arrodillaré ni le daré el lujo de verme muerto a este bastardo, mi martillo será lo último que él vea.

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