Cadena flagelante y una mirada al cielo oscuro.
"Isildalf"
Escribir con mis heridas es doloroso mi estimado lector, pero créeme ¿Qué puede ser mejor que leer de mi versión de la historia? Obviamente nada, eso lo doy por seguro.
Yo, Isildalf, maté yo solo a Meleck, gran honra, a decir verdad, pero mientras estaba sentado con los otros dos me dispuse a ver mi lampara, aquella alma que metí fue por una razón importante, necesito saber de mi destino, algo me dice que ella dentro de todas sus mentiras oculta verdades, y me temo que solo hay una forma de saber de ellas.
Detesto que a los ojos de Azrael esto sea cruel cuando en realidad es necesario comprender a que me estoy enfrentando en cuanto a futuro, que nos depara más adelante el destino, contando con que estas llamas alejan demonios tal vez de alguna manera pueda purificarla o ya de perdida solo sacarle unas cuantas respuestas a la antigua usanza.
Viendo como Sög volvía a recuperar su forma me supuse que sería bueno preguntar acerca del siguiente monarca infernal, para así evitar que nos maten o terminemos de esta forma.
Le di unos golpecitos al cristal con mi dedo, la dicha señora despertó, al parecer sus prendas gastadas aguantaban bien las llamas pues esas porquerías no se calcinaban con nada, ni estando encadenada y teniendo que cubrirse en llamas su cuerpo como castigo, así como tampoco estar dentro de una lampara permanentemente encendida. A todo esto ¿cómo ella no sufre con sus castigos?
—¡Hey, despierta! ¡Dime que podemos esperar del séptimo monarca infernal! Grité a dicha pecadora, al parecer estaba sentada en modo melancólico, triste tal vez, pero ella se lo buscó, y lo dice alguien igual de condenado que ella.
—Mira Ansel, el elfo orejas picudas le habla a su lampara, ya se volvió loco. —Dijo el orco casi en susurro por el poco aire de sus pulmones aún heridos por tal ataque mágico.
—Hmm, hmm, hmhm. —Murmuraba Ansel debajo de sus apretadas vendas, que cubrían todo su cuerpo y que fueron puestas por Azrael por medio de magia angelical, créeme que ni el orco ni yo vimos como Ansel llegó a quedar en vuelto de todas esas telas, pero nos parecía gracioso ya que nos recordaban a las momias de las ruinas de Guanajuato.
—Cierto no puedes hablar, que mal. Al menos, así como estás te pareces a tu primo Kenny. —Con sonrisa adolorida no paraba de reír el verdoso.
—¡Déjenme hablar, por favor!, Esto es más importante que sus juegos. —Exclamé con bastante enojo y risa, pues esos aún heridos se las arreglan para hacerme reír con sus tonterías.
—¿Qué deseas Isildalf, es que necesitas que te ayude a hacer trampas y evitar tu totalmente inevitable y dolorosa muerte? —Preguntó burlescamente dicha tipa.
—Para ser tan molesta has de llamarte Susan, ¿no es así? —Pregunté esperando no obtener respuesta.
—Si, como sea, dime tu estúpida pregunta otra vez, estaba soñando con dominar a mi legión de lectores, como extraño esos viejos tiempos. —suspiró a lo último.
—¿Que me puedo esperar del siguiente monarca infernal, mentirosa pecadora?
—No lo sé, déjame en paz.
Viendo su negativa aumenté la llama y cerré el desfogadero para aumentar el calor, eso la lastimó mucho pues allá donde ella tocase se quemaba y se revolcaba de dolor por el pescado y su esencia. Aún con firmeza en su decisión de no decir nada decidí aumentar más la llama como castigo, no es algo que disfrutase, pero era necesario hacer esto, tanto para salvarme a mí y a estos dos, incluso si ellos no me lo terminasen tomando en cuenta.
Llegó un punto en donde antes que volviera a subir la llama ella gritó y suplicó por piedad, entre todo ello las respuestas correctas.
—¡ES PROBABLE QUE SEA ABADONNA, DEJAME POR FAVOR, PIEDAD! —Bajé la llama, pero aún tenía dudas y no iba a dejar que ella se relajase aún.
—¿Qué debo de saber de él? ¿Tendremos que matarlo desde adentro? —Pregunté por detalles de nuestra siguiente cacería y en esa ocasión créeme que no me imaginaba como haríamos para matar a un ser tan gigantesco.
—Ese es Abaddon, yo dije Abadonna, elfo retrasado. —Solo por eso aumenté las llamas casi al máximo.
—¡APAGALO ELFO IMBÉCIL, ME ESTOY MURIENDO
—Lo apagaré si me dices que podemos esperar de él, ya sabes sus ataques y debilidades. —Quebrándose de nuevo respondió entre gritos y chillidos, aunque no sin antes maldecirme unas pocas veces más.
Apagué la flama para dejarla descansar, me daba tan poca diversión y estasis verla sufrir, supongo que es porque mis métodos que estoy usando con ella no son tan originales como los que usaba en el pasado, pero bueno, que esperas que haga con una mujer que llevó a la muerte a una civilización antigua, no puedo ser tan suave pero tampoco puedo tomarme la libertad puedo de hacerle daño al azar y poder matarla. ¿Aunque que esperas de un ex-cultista asesino como yo?, tal vez nada, quizás solo algo de diversión, pero no estoy dispuesto de contar esos trapos sucios.
—Cuidado con sus cantos, llevan al suicidio para los jóvenes como tu amigo, no te confíes de su apariencia angelical, él es tan maligno como solo un rey infernal puede lograr serlo, su maldad es tan grande como su dolor flagelante. Créeme que él no... —Antes de que ella dijera alguna locura encendí al máximo la lampara, no quería escuchar como le lamía las túnicas a ese demonio.
Azrael, Sög y Ansel se me quedaron viendo todo este rato en lo que interrogaba a Susan, Sög y Ansel creían que me había vuelto loco mientras que Azrael me veía con desaprobación al ver que había sacado a una pecadora de su castigo solo para torturarla en busca de respuestas, en mi defensa puedo decir que si no hubiese hecho esto no iríamos con precaución y ya preparados.
—No puedo creer que hayas hecho eso, está muy mal lo que hiciste. —Dijo Azrael preocupado y molesto.
—Lo sé, pero sin esto podríamos morir en el siguiente anillo, solo ella parece saber qué hacer.
—¡¿Cuánto de lo que te ha dicho no es mentira?¡ ¡si ella está aquí es porque en sus historias de antaño ella escribía herejías de mi señor y nuestras huestes, no respetaba lo que decía la Biblia de la labor de mis hermanos, e incluso ella ayudo a que los hijos de Leviatán ganaran adeptos para marginalizar a los hijos de mi señor!
—Puedo ver en ella cuando es verdad y cuando no, y en caso de mentira ya viste que es lo que le hago, sabes bien que no me provoca gusto hacerle esto. —Respondí.
—Me opongo a que sigas cargando con ella, si ella estaba aquí es para que pagara por sus pecados, incluso si ella no parecía mostrar arrepentimiento por lo acontecido era claro que sufría por el peso de su traición. —Dijo Azrael, si bien tenía razón en su enojo, me temo que es un mal necesario que cargue con ella.
—Entiendo y lo entiendo bien que quieres que me deshaga de ella, que la vuelva a dejar en su sitio, pero por favor Azrael, piensa en cuanta información clave nos puede brindar, en este sitio y sus inmensidades cualquier ser puede atacarnos, ni hablemos de los monarcas infernales que aquí acechan, estoy casi seguro que hay algo en ella que le hace ver un futuro aproximado.
—Te dejaré llevarla, pero al final de este viaje la regresarás a su círculo, ¿está claro?
—Si, está claro, la regresaré, tienes mi palabra.
Azrael en respuesta puso en mi brazo una cadena con pinchos que me unían a la lampara, ahora éramos inseparables por un lazo sangrante y doloroso, fruto de un trato con el que debo pagar y que debo cumplir a cualquiera que sea el costo. Sé esto me habrá de atar con el conocimiento de esta alma y gracias a ella podremos detener a estos seres abismales.
Discutiendo con Sög y el humano ese... Ansel al cual aún sigo viendo como el fastidio hecho humano en ocasiones. Con cierto grado de preocupación en mis palabras les pedí hablar de un plan, ellos accedieron de buenas a primeras, tanto el orco como el chico, aunque claro, Ansel aceptó por medio de quejidos y palabras muy inteligibles por sus vendas ajustadas.
—Viendo que nos vamos a enfrentar a Abadonna es importante que sepan que él es un ángel caído , y no uno cualquiera, es uno de los más peligrosos teniendo en cuenta que ante mi conocimiento el provoca la muerte en los más jóvenes, por ello es que Ansel es el que es más susceptible a sus hechizos, tú Sög en cambio puede que resistas más que nosotros, pero toma en cuenta que ese ángel caído conserva muy finamente sus alas y por ello es uno de los más peligrosos, por ello es que debes de tener cuidado al momento de atacarlo.
—De acuerdo orejas picudas, supongamos que Ansel y yo nos las arreglamos en buscar un modo de atacarlo, ¿Qué harás tú? —Preguntó Sög, quien no parecía muy conforme con el inicio de mi plan.
—A eso voy amigo mío, espera un poco. Lo que ustedes deben hacer es llamar su atención mientras que yo estando junto a Azrael usaré el cañón de mano para dispararle, lo que ustedes deben de hacer es ayudarme a ganar tiempo, Ansel es importante en esto pues el deberá de invocar seres aéreos que sean capaces de hacer frente unos minutos, entre 2 a 5 minutos para que podamos tomar posición, Sög lo que tu deberás de hacer es importante, casi que muchísimo más que Ansel o yo, tendrás que golpear fuerte una vez lo hayan derribado o el derribe a las criaturas que invoque Ansel, aprovecha esconderte lejos de Ansel pues de estar juntos serán blanco fácil. —Con dificultad en mover su brazo Ansel intentó quitarse las vendas que le cubrían la boca, su piel estaba aún en muy mal estado pese a la magia curadora de Azrael por ello, aunque adolorido se las arreglaba para hablar, aunque sea siseando y mascoteando algunas oraciones.
—Tengo algunas gárgolas en mi repertorio el problema es que no sé cómo el infierno las afecte, todavía más tomando en cuenta que las mantícoras se comportaron algo desequilibradas en el tercer anillo.
—¿A qué te refieres con desequilibradas? —Pregunté confundido.
—Actuaban diferentes unas de otras, en vez de actuar coordinadas como siempre parecían desobedecer parte de mis órdenes y seguían más sus instintos animalescos.
—¿De acuerdo como crees que afecte a las gárgolas?
—Isildalf, sé que no eres tan tonto como pensamos, ni siquiera sé si podré controlar a las gárgolas en primer lugar, muy diferente es controlar unas mantícoras ya que su cerebro se asemeja al de un gato, en cambio una gárgola es un ser con raciocinio parecido al de un humano, poco pudo asegurar de que tu plan salga con éxito si vamos por la opción mágica.
—Bien, entonces vemos la opción violenta. —Dijo Sög que yacía recostado en el suelo a con tercio de sus huesos ya sanados, por su cara noté que tenía un plan entre manos, espero sea bueno, me hartaría escuchar de él alguna estupidez sin sentido.
—Yo digo que hagamos lo siguiente, Ansel será la presa, en eso tú y yo estamos de acuerdo al parecer orejas picudas, pero toma en cuenta lo siguiente ese demonio es veloz según nos dijiste lo mejor sería que él estuviera a tiro y así con el cañón de mano dispararle en el pecho o espalda, tras eso yo le arrancaría las alas y tú junto con el chico terminarían matando al monstruo ese, ¿Qué opinas, a poco y no es un mejor plan? —Preguntó el orco con una sonrisa amplia mostrando bastante seguridad al respecto.
—De acuerdo supongo que tienes pensado en que nos ocultemos en lo que viene Abadonna, ¿no es así?
—Claro, si no el plan no va a funcionar. —Viendo que hablaba en serio no me quedó de otra que relajarme al respecto, todavía tendríamos que aclarar algunos detalles al respecto.
—Por fin, dices algo en lo que puedo concordar contigo verdoso.
Mientras éramos sanados vimos la guerra en el cielo, viendo lo aterrador y de algún modo magnificente de aquel evento nos hizo pensar que pasaría si esto se trasladara a nuestro mundo, no te mentiré por mi parte sentí miedo, me aterraba el pensar cuantas vidas podrían perderse en un evento de esta índole, cuantos podrían perecer y como mi nombre sería recordado con odio por todos, incluso me sentí mal por un momento de lo que hice creo que por algo estoy aquí al final, mientras el orco es el que más resiste los golpes de este mundo demoniaco, yo puedo sentir como mi culpa me hunde más y más, tengo que tranquilizarme.
Solo son mis nervios, estoy seguro que estos demonios están jugando con nuestras mentes, por algo casi no hay resistencia, porque es probable que ellos estén pensando en que no matemos entre nosotros, eso debe de ser, por algo buscan sigamos adelante casi sin detenernos porque en algún punto puede que ellos no ataquen en donde nos duele, en nuestros recuerdos.
—Oye orejas picudas te veo algo asustado, que pasa, ¿tienes miedo de algo no es así? —preguntó Sög.
—Sí, me siento algo preocupado por lo que hice, por lo de Kolenheim, supongo que es un error por el que habré de pagar.
—Ja, no eres el único con un error que lo mortifica, solo míranos, Ansel y yo también portamos nuestros trapos sucios, ¿crees que yo estoy muy feliz todos los días por mi trabajo? pues no, no es así, si sigo con este trabajo es por mi tío, porque sé que él estaría orgulloso de lo que he logrado hacer.
—Ya lo creo, llevas con mano dura el negocio, ahora que recuerdo, acerca del vino ese, si volvemos a la superficie te pagaré dicha botella, ¿Cuánto es lo que te debo, viejo orco?
—Son 65 monedas, más te vale conservar tu palabra, niñito refinado.
—Hmmm, hmm, hmmm. —Intentando quitarse las vendas Ansel empezó a murmurar, me da risa el cómo suena con sus vendas, primera vez que Sög y yo nos reímos de él.
—Oye Sög que te pasa, esa botella valía 80 monedas, no me digas que ese elfo ya te lavó el cerebro. —Me impresiona lo rápido que había sanado su mandíbula y su piel, ya volvía a tener su tono pálido enfermizo, apenas terminemos de sanar le daré las gracias a Azrael por esto.
—Mira Ansel esta cosa está así, le estoy haciendo un descuento ya que ahora lo recuerdo hace falta un esclavo en el hogar, recuerda que mi esposa mató al último, y sabes bien que no conviene hacerla enojar y menos por decirle que no encontramos a un reemplazo para el anterior. —Bien, ahora entiendo por qué el orco estaba muy amistoso conmigo. Lo que siento ahora solo se describe con las siguientes palabras: ¡Me lleva la Put* Madr*, no quiero morir!
Y sí, no estaba muy feliz con ello, pero ahora que lo pienso no tengo casa a donde ir y creo que mi grupo de cultistas ya se desintegró o encontraron a un nuevo líder para este punto, así que, qué más da, siempre y cuando pueda dejar el pasado morir cualquier cosa es buena supongo. Es más, para este punto de mi vida no me importa servir a alguien, ya lo he vivido casi todo, placeres, lujos, terrores, tú dime y probablemente ya lo haya sentido, así que una vida más "tranquila" con la posibilidad de morir por una mujer orco me parece algo no tan digno, pero para desaparecer de la memoria de varias personas si durante un tiempo creo que es una buena opción, así que no suena a un mal trato, pero no pienso decirle al orco que estoy de acuerdo por el momento.
—Dime, ¿Cómo murió aquel esclavo? —Pregunté.
—No fue muy bonito que digamos. —Dijo el orco volteando para otro lado mientras Ansel empezaba a sudar frío.
—¿Cómo se lo explicamos, Sög? —Dijo Ansel con cierto tono de preocupación.
—¿Qué tal si empiezan con los detalles menos feos? —Dijo Azrael amablemente, mientras andaba ocupado haciendo un elixir con ciertos ingredientes que sacaba de sus mangas.
—Bueno pues, imagina a un pequeño gnomo de nombre Ishtrikitlimor, ahora imagina que está todo débil porque lo dejamos sin comer durante un mes, ahora escucha esto, el pequeño bastardo Ishtrikitlimor cometió un error muy grave, en la hora de servir la cena cuando empezó a servir la cena derramó un poco de caldo en la mesa, nada hubiera pasado si el mendigo ese se hubiera dado cuenta de un detalle muy minúsculo, derramó parte de la sopa encima del libro de mi esposa, al llegar ella al leerlo, se dio cuenta de lo ocurrido y digamos que aquí empieza a ponerse algo feo el asunto.
—¿Qué tan feo se pone? —Pregunté con miedo y temblando por un susto que helaba mi espina.
—Mira esto va así, un orco débil es más fuerte que el humano fuerte promedio, pero una mujer orco es tres veces peor que cualquier caudillo orco, por más despiadado que sea el caudillo este nunca va a querer enfrentarse con una mujer orco por lo agiles y peligrosas en combate, ellas son usadas en la guerra como una ayuda cuando para nosotros todo está perdido, ellas no sienten temor, ni piedad. —Mientras Sög tomaba algo de tiempo para pensar en lo próximo a decir puedes apostar lo que quieras a que yo estaba gritando de miedo internamente.
—La cosa estuvo así, un día uno de nuestros esclavos derramó un poco de caldo de la sopa que íbamos a cenar en un libro que le gustaba a mi esposa, ella muy disgustada al respecto persiguió al gnomo sirviente por toda la casa, Ansel y yo estuvimos ahí presenciándolo todo, una vez ella atrapó al gnomo le rompió sus piernas con únicamente sus manos y... —Azrael haciendo señas le dijo al orco que parara, ya me suponía lo peor incluso sin escuchar el final.
—Bueno en todo caso, no creo que ella te termine matando así porque sí, ella es agradable y su sentido del humor te va a encantar. —No sé si eso es cierto, creo que no tengo ganas de probar suerte, pero, ¿Qué otras opciones tengo?
Te habrás de imaginar el silencio incomodo, ¿no?, pues mira que tardé en responder a dicha respuesta, y dije un sí muy a secas pues no tengo a donde ir, e incluso si lo tuviera creo que preferiría evitarlo por muy buenas razones, no quiero que uno de los miembros supervivientes de mi secta me deje como queso de tanto apuñalarme en el pecho.
El orco no tomó a mal el hecho de haberle respondido con temor e incluso me dijo que solo tenga algo de cuidado y pocos consejos más, y ahora que lo pienso no me están ofendiendo como hace unas horas, y eso se siente bien a decir verdad, pero nunca había sentido un respeto así como el de ahora, no me ven como un mensajero o encarnación de una deidad oscura, casi parece que soy como un amigo para ellos aunque creo que me estoy adelantando mucho para afirmar algo así, pero he de admitir que se siente bien el ser respetado como un igual.
Tal vez me están a empezando a agradar por el miedo y los horrores inenarrables al que estamos expuestos, pero créeme, prefiero esto ya que no me gasta me anden insultando cada cinco minutos y esto es sinceramente bueno porque jamás he tenido un amigo más allá de mis madres y a un compañero de la secta que regí, me temo que me siento culpable de haberlo dejado ahí en Kolenheim, quiero creer que él está bien, debido a que él es el único humano al que vi con respeto por su inteligencia y conocimientos en el esoterismo.
Ya una vez Sög se recuperó parcialmente de sus huesos y Ansel ya no tenía dolor por sus quemaduras Azrael nos dio de beber una poción que nos ayudaría a recuperarnos más rápido de las heridas que nos quedaban, pero nos aconsejó que fuéramos con cuidado el resto del camino, y pues mira que algo así es complicado si tomas en cuenta de que somos un imán de cosas extrañas haya donde vamos, pero al menos lo intentamos tenlo por seguro.
Nos contó que aquella poción pasada una hora nos devolvería con totalidad nuestra salud, y pues una hora es mucho tiempo si lo piensas pero no estábamos en condición de quejarnos varias de nuestras heridas dolían horrible y no queríamos caminar con una pierna rota o algo parecido así que tomamos de aquel cáliz y nos olvidamos de cualquier cosa al respecto, sabía deliciosa la poción pues era tan dulce y tan fina la textura que hacía difícil el querer dejar de beber de esa copa tan finamente ornamentada.
Ya una vez que todos bebimos de esa medicina tuvimos que irnos despacio mientras veíamos la batalla que se libraba en el cielo pues era tan magnifico y aterrador por tantos detalles que ahí se desataban, tantas tropas celestiales purgando a las milicias demoniacas, héroes milenarios bajando del cielo para ayudar a los ángeles que con fulgor sacro y puro parecían estrellas en el firmamento.
Pudimos ver a los tronos y a los querubines, a los poderes y dominaciones, era tan bello como esos cuadros que de aquellas épocas perdidas de la humanidad, algo tan magnificente y exquisito que me era una pena el seguir adelante por ver tan agraciado despliegue de magnificencia divina, pero si deseábamos salir de aquí con vida lo mejor era continuar sin distraernos. Azrael al respecto dijo algo que captó mi atención por la mención de dos héroes que se me hicieron conocidos.
"Sea cuando el Verdugo y el Maestro de la antigua orden imperial de caballeros de plateada armadura se encuentren, los impuros y los demonios verán así un decaer por la espada bendita del maestre y por la ira destructora de aquel que fue elevado para salvar al inocente y al herido, portando la furia de los Titanes. No sin antes haber presenciado las llamas que se alzarán ante ellos en la guerra, y la sangre que lloverá violentamente será un mensaje de su llegada, ellos levantarán el fuego que destruirá toda hueste impía y sus ejércitos."
Un verdugo y un maestro... Suena bien, apocalípticamente bien, eso de las llamas me generó curiosidad, ¿a quién se estará refiriendo Azrael?
Caminamos sin descanso de vuelta a nuestro deber, las paredes de ladrillo gastado parecían carcomerse lentamente, cada vez parecían resquebrajarse más y más y me preguntaba cuanto tiempo llevaban así, llegamos a un pasadizo donde pudimos ver más de cerca a aquel obelisco roto y de él nacían seres de una forma parecida a como nacen ciertos tipos de avispas.
Vi como de cuerpos de seres enormes salían demonios con forma semi-humana, peleándose unos contra otros para probar un bocado de ese ser ya fallecido, las formas de esos seres tenían un parecido a animales golpeados y mutilados con ciertos apéndices parecidos a los de un dragón como las garras o las alas, pero sus rostros eran asquerosos de observar pues sus pieles flácidas y llenas de pus y hacían difícil de ver como se alimentaban para crecer.
Desde entonces entendí que eso era una fase larvaria tras ver como uno de esos asquerosos empezaba a vomitar un tipo de telilla que empezó a pegarlo al suelo, no podía caminar era tanta mi curiosidad de ver esto, era horrible el proceso pero al parecer para Ansel eso no evitaba el tener que registrarlo en un libro.
—¿Por qué no me sorprende que seas tú el más interesado en ver esto? —Pregunté al chico.
—Eso mismo va para ti, tú eres un cultista, adorabas esto de forma indirecta, yo solo registro aquello que me puede ser útil el día de mañana. —Respondió Ansel sin apartar la mirada de su libro, apuntaba cada detalle de manera certera y con lo que al parecer eran teorías de su ciclo de crecimiento.
—¿Cómo sé que no caerás en la oscuridad por guardar esos conocimientos?, escribes de cosas que no pareces entender del todo.
—Lo dice el tipo que quería que esto estuviera en la tierra.
—No me recuerdes eso. —Respondí desviando mi mirada con pena.
—No me creo que hayas cambiado tan repentinamente, incluso yo que he visto aquellos recuerdos en la hoja de mi espada sé que no he cambiado del todo, nadie cambia de la noche a la mañana, como sé que no nos vas a matar cuando tengas la oportunidad.
Quitándome mi guante me hice una cortada pequeña en mi mano con la hoja de mi espada, y seguido de ello dije:
—Juro por mi sangre maldita que no los mataré, y si es dable pelearé por mi redención si eso conlleva a mi muerte. ¿Trato?
Buscando dentro de su túnica agarró un frasco de cobre, puso dicho frasco debajo de mi mano y me dijo que deje caer la sangre dentro, Ansel dándome el frasco hizo lo mismo, cortó la palma de su mano y dejó caer en el frasco unas cuantas gotas.
—Ahora el trato está sellado, tendrás tu redención, mi parte del trato será limitarme a no molestarte y si es dable echarte una mano en la batalla más frecuentemente.
Una vez retomamos el camino y llegamos junto a Azrael le dimos el frasco, él supo inmediatamente de que se trataba esto y pudimos ver en él una sonrisa ligera que fue agradable de ver, viendo que nos quedaba bastante camino en este anillo solo pudimos seguir caminando esperando encontrar una salida que no supusiera un peligro a gran escala para nosotros.
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