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A ella no le gustaban las rosas... Algo curioso, porque la conocí cortando un ramo de ellas

– Las rosas me recuerdan a alguien que quisiera olvidar –me dijo una vez después de haberla acompañado algunas veces a ese jardín donde cortaba semanalmente esas rosas

– ¿A quién te recuerdan las rosas? –le pregunté al fin después desde que hace semanas había querido saber por qué no le gustaban

Y la respuesta que me dio no la esperaba

– A mi madre –contestó una rosa de color amarillo con mucha delicadeza

Quedé en blanco al escuchar eso, procesando lo que había dicho, ¿Quién querría olvidar a su madre?

No parecía algo lógico

– Ella no me quería –dijo de la nada al notar mi silencio de hace minutos empezando a guardar las rosas en una canasta, y con una voz suave murmuró–. Supe que nunca lo hizo cuando noté su mirada fría penetrando la mía... y se fue

Y después de escuchar eso, de verdad no sabía qué decir... Vi su rostro, y se veía tan pacífico y tranquilo

Ella se levantó sacudiendo el pasto que tenía en esos shorts desgastados con que la vi la primera vez, miró alrededor con curiosidad y como si nada hubiera pasado comenzó a caminar

Caminaba tan rápido que tenía que trotar para poder alcanzarla, por más que la acompañara nunca le gustaba esperar, según porque con un minuto de retraso todo se atrasaría y se le haría tarde, le preguntaba a qué se refería, pero nunca me daba una respuesta... Al menos no una concreta

Llegamos a la salida, donde nuestros caminos se separaban hasta el próximo encuentro, a ella no le gustaba que la tocara ni por accidente o le rosara la mano para ayudarla con las flores, solo me miraba y me regalaba una leve sonrisa como despedida, justo como lo estaba haciendo en ese momento al salir del jardín...

Cuando me miraba no podía evitar admirar la belleza de sus ojos, ese azul grisáceo en ellos... Parecían olas en medio de una tormenta, tan maravillosas a la vista pero también igual de peligrosas. Cuando me quedaba mirándola mucho se reía y escucharla era como música para mí corazón haciéndolo latir más fuerte, no sabía exactamente qué me pasaba con ella, pero me gustaba verla, y por eso siempre la acompañaba a cortar rosas

Ella tomó una respiración profunda y noté cómo se volteaba para marcharse... no sé por qué, pero me vino a la mente lo que me había dicho hace un rato de su madre, y por alguna razón la llamé, y ella volvió a voltearse, esperando a saber qué iba a decir

– ¿Te dolió ver su mirada así? –pregunté y me avergonsé de hacerle esa pregunta, no iba a responder algo tan personal a alguien que solo había conocido hace un par de semanas

Pero ella lo hizo, colocando una mano en su pecho, donde está el corazón, y bajando levemente la mirada respondió:

– Sí que dolió... Dolió como sé que no me dolerá nada más en la vida –levantó la mirada donde vi un destello de tristeza en sus ojos– y por eso la quiero olvidar, porque si olvido lo que pasó... Sé que ya no habrá dolor

... Sus palabras me dieron una presión en el pecho que no había sentido antes e inconscientemente me había acercado unos pasos a dónde estaba

Pero ella dio pasos hacia atrás, dándome a entender que no estaba lista para mi contacto

– Aún duele... –comentó en un tono bajo– pero algunos dicen que el dolor nos hace fuertes

La miré a los ojos de nuevo, y la tristeza fue cambiada por un brillo extraño pero igual de majestuoso, y supe, que aunque a penas la había visto, que había cruzado pocas palabras con ella y que no la conocía... Sabía, que ella era más fuerte de lo que parecía.

Y esa fuerza, la hacía hermosa a mis ojos


Hey,¿Qué tal?

Espero que les haya gustado el capítulo, es corto pero bonito :3

¿Ustedes que prefieres? ¿Las rosas tradicionalmente rojas o de otro color?

¿Tampoco le gustan las rosas como a ella?

Qué tipo de flores les gustan, háganmelo saber en los comentarios 🗨️

Hasta el próximo relato, chiquitines

Con cariño

-R

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