Tráiler
—ҽզմíѵօcαԵҽ թօɾ αԵɾҽѵíժօ, ղօ թօɾ թɾҽcαѵíժօ.
Daniel habif
Sus ojos no paraban de derramar gruesas y traicioneras lágrimas, no podía creer lo que había descubierto, era peor de lo que imagino, sabía que el asesino estaba cerca de su entorno, pero nunca pensó que estaba tan cerca de ellos.
Lo peor fue que le ocultaron la verdad, ellos lo sabían, sabían quién era el asesino de su hermano y lo ocultaron, lastimando aún más su débil corazón e incrementando su sed de venganza, se sentía débil, queriendo gritar al mundo lo demente que se sentía, implorando que todo fuera una ilusión, pero esto era real.
Y ahora se encontraba viéndolos sumamente enojado, con la irá apoderándose en su ser, sus orbes no mostraban señal de tranquilidad, estaba dominado por la demencia, con una mirada muerta, lo cual asustaba a aquellos que considero "amigos".
-¡Son unos malditos!- grito sintiendo como se quebraba por dentro
-tranquilizate Alan- dijo aquel chico de cabellos negros llamado Porter
-¿Cómo me pides que me calme cuando ustedes sabían la verdad?- pregunto aumentando su irá, poco a poco su vista se tornaba borrosa
-A-Alan, por favor entiendeme- está vez hablo Chris, se sentía mal ya que el fue quien lo descubrió primero
-¡Cállate Christopher! ¡Tu lo sabías y has callado!- lo miro con rabia, sus orbes se encontraron, negándose a aceptar la situación
-tengo mis razones- se limito a contestar el chico de prendas blancas, sintiendo lastima por el Noruego
-¡Bien sabías que desde su muerte jure venganza contra quién lo mato! ¡Y tú me lo ocultaste!- le recriminó volviendo a limpiar sus traicioneras lágrimas
-perdoname Alan- imploraba el contrario, de rodillas humillandose para obtener su perdón
-hoy se muere- y sin un palabra más salió del lugar, no sin antes tomar un cuchillo de cocina
Chris estaba por enloquecer, todo había sido su culpa, por no hablar en su debido momento, por ocultar la verdad, por tenerle aprecio como para traicionarlo, sabía que Alan si se atrevía a matar con sus propias manos si se lo proponía, pero todo estaba perdido.
El Noruego era dominado de pies a cabeza por sus impulsos, esclavo de ellos, lo conllevaría a cometer un asesinato, pero no le importaba las consecuencias que esto podría traer, haría justicia a su manera, a su enferma manera, pero el nombre de su hermano quedaría limpio y sus manos manchadas de aquel líquido espeso y carmesí que vulgarmente conocemos como sangre, la cuál pronto sería derramada, matando a un responsable y corrompiendo a una persona maravillosa, para que su locura lo transformará en un asesino.
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