Capitulo 2
—̸C̸u̸a̸n̸d̸o̸ t̸e̸n̸g̸a̸ l̸a̸ c̸a̸b̸e̸z̸a̸ a̸t̸a̸d̸a̸ c̸o̸n̸ u̸n̸ p̸a̸ñ̸u̸e̸l̸o̸ p̸a̸r̸a̸ q̸u̸e̸ n̸o̸ s̸e̸ m̸e̸ a̸b̸r̸a̸ l̸a̸ b̸o̸c̸a̸ y̸ l̸a̸s̸ m̸a̸n̸o̸s̸ b̸i̸e̸n̸ a̸m̸a̸r̸r̸a̸d̸a̸s̸ d̸e̸n̸t̸r̸o̸ d̸e̸l̸ a̸t̸a̸ú̸d̸,̸ e̸n̸ e̸s̸a̸ h̸o̸r̸a̸ m̸e̸ h̸a̸b̸r̸é̸ r̸e̸s̸i̸g̸n̸a̸d̸o̸
Federico García-Lorca
Otro día más en la semana sin nada en especial, las aves canturreando y la deliciosa brisa acogedora de la mañana era algo típico en estos lugares, hacia más de tres horas que el joven Andreas Walker había partido a la escuela, siempre fue un chico que gustaba de llegar temprano a dónde fuera, no era algo anormal en el, todo lo contrario, siempre fue un chico responsable aunque tímido en otros aspectos, pero siempre mostrando al mundo aquella peculiar sonrisa que lo caracterizaba, aunque detrás de ella se escondieran lágrimas derramadas y un doloroso pasado que prefería dejar en el olvido, permitiéndole al tiempo llevarse con su lento avanzar aquellos lujuriosos y maquiavélicos momentos que sucedieron antes y lo marcaron de por vida, con gran pesar lo seguía recordando, uno de los muchos errores que cometió.
En aquella rústica casa que lo vio nacer se encontraban sus padres y sus hermanos, actualmente ellos ya habían tomando rumbos distintos en sus vidas, sobre todo en Alan, el cual siempre soñó con tocar para el mundo, mostrando sus más bellas melodías al público y ser iluminado por aquellas luces que salían disparadas dando un toque mágico a su encuentro, hoy en día lo era, un reconocido y muy amado DJ que recogió fuerzas de donde no había, que salió adelante sin importar lo que otros opinaran, luchando con aquella frase tan repetitiva que sonaba en su mente tu sueño es imposible pero los sueños no están hechos de pereza, indiferencia, apatía y procrastinaciones, eso lo destruye completamente y es que para una mente perezosa todo le es imposible, pero ahora se encontraba donde estaba, por encima de los que dudaron de el, dándole el mejor de los ejemplos a seguir a su hermano menor, dándole una imagen a seguir para lograr su objetivo en un futuro, pero siempre recordando su origen, aquellas paredes que los vieron crecer y estuvieron presentes en cada cosa que sucedía.
Y en aquella hermosa mesa hecha de roble se encontraba hablando pacíficamente está peculiar familia, disfrutando la compañía que se hacían, contando temas triviales que de vez en cuando les sacaba una minúscula risa, hasta que una llamada al teléfono de la casa se hizo presente, haciendo callar a todos los presentes para que el pilar de ese hogar, el señor Walker, contestara aquella dichosa llamada.
—buenos días, habla
Philip Walker, ¿En
que puedo servirle?
—señor Walker, hablamos
de la universidad "for a
better future" necesitamos
de su presencia inmediata
—por supuesto, pero
dígame ¿a qué se
debe la llamada?
—se trata de su hijo
Andreas Walker
Y sin más que decir la llamada finalizó, aquella voz ronca resonaba en su cabeza, era un asunto respecto a su hijo menor y por la preocupación con la que fue dada esa noticia demostraba que era urgente que fuera a tratarlo.
-¿Todo bien padre?- pregunto Camila acercándose a su padre
-supongo que si, me llamaron de la universidad de tu hermano- hablo Philip, hizo una pausa antes de proceder -necesitan que me presenté lo antes posible-
-¿Podemos acompañarte?- hablo Alan levantándose de su asiento
-es raro que me manden a llamar para tratar un asunto con Andy- dijo Hilde abogando por su hijo -el no es un chico problemático-
-por eso lo averiguaremos- dijo Philip abriendo la puerta principal para proceder a salir
Subiéndose a esa camioneta familiar de color rojo desgastado por los años partieron en dirección a su destino, aunque su madre, Hilde, sentía que algo no estaba bien, una desgarradora angustia la invadía, tratando de calmarse se decía a si misma que todo estaba bien, que nada pasaría, pero por dentro existía ese miedo.
Cuando finalmente llegaron la nostalgia invadió a cada miembro de está familia, presentía que algo no estaba bien, pero aún tenían que averiguarlo, al mirar detalladamente el lugar donde se estacionaron lograron percatarse de algunas patrullas de policía que se encontraban cubriendo la entrada de esa institución escolar. Al entrar cada uno de ellos fue recibido por diversas miradas de nostalgia y compasión, algunos presentes se encontraban llorando y otros los miraban con lastima, pero en la entrada un oficial de policías los estaba aguardando.
Su edad parecía avanzada, aproximadamente 45 años, su cabello era escaso pero se podía distinguir que era pelirrojo, su barba perfectamente cortada sentaba muy bien con su piel ligeramente bronceada y sus ojos eran de color avellana, este era el oficial Woods.
-usted debe ser el señor Philip Alan Walker ¿Cierto?- hablo con su voz ronca, esa misma voz que hizo aquella llamada
-afirmativo, dígame ¿en qué puedo servirle?- pregunto Philip tratando de no sonar angustiado
Antes de poder decir algo más le fue entregado el teléfono de Andreas, sabía que el chico no se separaba de aquel dichoso aparato por muy increíble que fuera su situación, esto comenzó a alarmar al señor Walker, pero trataba de no mostrarlo, en estos momentos no quería esperar lo peor.
-acompañenme por favor- lo miro con lastima -como le dije es un asunto sobre su hijo Andreas Walker-
Caminaron los los largos pasillos de la institución, la ansiedad los devoraban por dentro, la fatiga era dueña de sus mentes y la tristeza estaba por hacerse presente en ellos. Fueron guiados a una zona apartada de las aulas, donde se detuvieron asustados al ver frente a ellos el cuerpo envuelto por delgadas sábanas blancas de lo que parecía ser un chico de la edad que poseia Andreas.
-oficial, n-no puede s-ser posible- dijo hilde hiperventilandose, no quería ni pensar que era su pequeño el es de encontraba ahí -ese n-no puede ser m-mi hijo-
-por eso fueron llamados- hablo woods para proceder -para reconocer el cuerpo-
Uno de los médicos que se encontraban cerca de la escena del crímen se acercó al cadáver del chico, sus manos temblaban levemente, y es que aunque fuera un médico forense, el ver los cuerpos sin vida de otras personas le causaba nostalgia, sobre todo si son jóvenes o niños, pero era su trabajo, tomando las esquinas de aquella sábana fue revelando aquel cuerpo sin vida tendido en el pavimento, demostrando que efectivamente era el cadáver de Andreas, el cual estaba muy lastimado, su cara era casi irreconocible por los ematomas que poseia y la sangre que lo acompañaba, se veía dantesco, no podían creerlo, la alegría del hogar estaba frente a ellos sin vida, apenas unas horas atrás se encontraba alegre desayunando apresuradamente para no llegar tarde y ser regañado por los maestros.
Su madre dio un grito desgarrador al confirmar que ese cuerpo sin vida pertenecía a su hijo menor, su padre la consolaba al mismo tiempo en que ambos lloraban sin poder ser comprendidos por alguien más, Alan estaba en un momento de shock, su hermano menor se encontraba frente a el sin vida, aquel pequeño que desde su nacimiento había jurado proteger e instruir con un gran ejemplo ahora estaba muerto, sus lágrimas no tardaron en aparecer, cristalizando su visión pero aún así concentrandose en el, no podía dejar de mirarlo, era inevitable, el pequeño de está familia, el cual poseia grandes sueños y metas se había ido, era doloroso.
-todo indica que fue un suicidio-
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