#3: Su sueño

Nico era alguien muy soñador, pero siempre había sido un sueño en especial el que lo motivaba por sobre los demás. Y es que, ¿cómo olvidarlo? Era uno tan peculiar, optimista y decidido. Apasionado, sincero y ambicioso. Un sueño hermoso fue su motivación, sin duda alguna, y podría continuar horas y horas pensando en adjetivos para identificarlo y aún así no acabaría ni me cansaría en ningún punto.

   Cada vez que mirabas sus oscuros ojos resplandeciendo de emoción cuando se acercaba de cualquier manera a su sueño, lo podías ver. Y también podías ver todo lo que estaba dispuesto a sacrificar con tal de alcanzarlo, sería capaz de renunciar a prácticamente todo si lograba llegar a la cima.

   Quería llegar lejos y no sabía si lograría llegar hasta su meta final, pero para algo se habían creado los sueños. Un pequeño detalle: Él consideraba que los sueños eran objetivos.

   Nico era un artista incomprendido. Así no suena como nada nuevo, la diferencia radicaba en el hecho de que era incomprendido por sí mismo. Un gran talento con tantas ansias de crecer y madurar que causaba una baja auto-aprobación en él. Se exigía demasiado y no se permitía desperdiciar ni una sola oportunidad para enseñar su arte. Parecía no descansar, jamás parar a respirar, siempre pintando. Tal vez eso fue lo primero que me atrajo de él, siempre queriendo más y más.

   Pensaba siempre en obtener todo por sus propios medios, sin importar lo que implicara. Favorecido con la juventud insaciable, siempre luciendo desarreglado con aquellas manchas de pintura en sus zapatos, mangas arremangadas hasta los codos, cabello despeinado y ojos brillantes, obteniendo inspiración de todos los rincones en donde estos se posaban.

   Pero aquello no solo lo hacía parecer, como ya dije, desarreglado, también le otorgaba un aire que te indicaba que era alguien imparable; como si se hubiera levantado en la mañana y hubiese dicho que no había tiempo para formalidades, pues tenía una misión pendiente que cumplir en ese instante.

   Obtenía el apoyo incondicional de mi hermano y sus amigos. Luego también el mío. Aunque nunca parecía ser suficiente para él; cuando su arte fuese expuesto en famosas galerías podría llegar a sentirse realizado, antes de ese punto nada sería suficiente.

   La pintura fue su sueño. Su sueño que lo sacó del orfanato, el que lo motivó a seguir adelante, por muy difícil que se viera la escena porque aprendió que, para arreglar las cosas, sólo necesitaba darle un par de pinceladas al paisaje.

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