#11: El momento menos adecuado
Mi mente no podía evitar pensar en lo que ocurrió después cada vez que intentaba recordar aquella noche tan desgarradora vivida en el club.
Por todo lo que pasó, se vio desencadenada una serie de sucesos que complementaron a volver aún más caótica mi vida en aquellos días oscuros.
Antes de que todo ocurriera, Nico me había detenido en la entrada de mi casa mientras todos los demás subían a los autos. Me extrañó de sobre manera ya que Nico no solía hacer esas cosas, pero también debía de considerar el hecho de que él era impredecible por lo impulsivo que era gracias a su personalidad de artista.
Me pidió que dejara a Byron. Más bien, me lo rogó o hasta exigió, algo muy atípico en Nico en todo sentido posible.
No quería verme más en la situación en la que me encontraba junto a Byron; y tampoco a él, dado a que Nico aún consideraba a Byron como un amigo, por lejano que fuese.
No le gustaba nuestra relación, no se creía nuestro noviazgo y no quería que lo lleváramos a escalas mayores sin que sintiéramos algo verdadero y puro.
La lista siguió y siguió, con infinitos argumentos que terminaron por convencerme de que tenía razón, de que debía acabar mi relación amorosa con Byron. Aquello era muy típico de mí, por más que me avergonzara admitirlo; dejarme convencer tras unas cuantas palabras, carecer de un punto firme de opinión propia.
En todo el tiempo en el cual Byron y yo habíamos estado juntos, yo no había desarrollado ningún sentimiento profundo, además de la admiración cegadora que despertaba en mí al ver su gran talento plasmado en sus finas obras de arte, que de a poco habían comenzado a captar la atención de más y más personas.
Byron tampoco pareció haber desarrollado ningún sentimiento tan fuerte como para salvar nuestra relación. O eso parecía.
Cuando ocurrió lo que, a mi parecer, no tuvo que pasar, quedé completamente devastada, destrozada y aniquilada. Era un torbellino de sentimientos melancólicos y de alegres recuerdos que despertaban en mí la más profunda nostalgia.
Estaba abatida por el dolor que causó en mí tal importante pérdida y me sentía desconsolada, entregándome despechadamente a los brazos del pasado y escondiéndome de la realidad y del presente entre ellos. Es demasiado doloroso recordar y revivir todas y cada una de las emociones vividas en ese tiempo, siento como si se me clavaran en el pecho como frías dagas congeladas que no lograban arrebatarme mi vida.
Mi miserable y débil condición no me dejó en condiciones para acabar mi relación con Byron, y me vi aún más incapaz cuando él llegó a mí con una gran preocupación y me estrechó en sus cálidos y reconfortantes brazos. No estaba lista para acabar con todo eso. No era el momento adecuado.
Lo que no me esperaba, era que Byron sacara a la luz los sentimientos que, al parecer, sí había desarrollado por mí; me confesó también que siempre le había gustado, que aquellas palabras que le había dicho a Nico en el baile de primavera eran tan solo sus esperanzas de que fuera real, un intento de convencerse a sí mismo, pues no creía poder tener el valor suficiente para enamorarse de una Conaughey. Todo lo que dijo fue hermoso y conmovedor, y se escuchó todo tan real, que la incertidumbre sobre si debía acabar o no con nuestra relación se incrementó de una manera muy notoria. Ya no sabía qué hacer. Entre los sucesos de la noche pasada y las fuertes confesiones de Byron, además de las palabras de Nico, estaba sofocada, me ahogaba en el mar de mis propias emociones.
Ese era, definitivamente, el momento menos adecuado. El momento menos adecuado para terminar con Byron. El momento menos adecuado para aceptar mis emociones por Nico. El momento menos adecuado para nada.
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