Prisioneros:

Lo primero que sintió fue un fuerte dolor de cabeza e intentó mover los brazos pero no pudo. Luego percibió el olor a tierra mojada, estaba de cara tirada en el suelo y al parecer en el bosque. Había gente que se movía alrededor, como sombras que de vez en cuando se enfocaban, y lentamente comenzó a entender lo que hablaban.

_ ¡No entiendo por qué no se apuran!_ gritaba alguien a lo lejos.

Luego sintió varios gritos y ruidos diversos. De pronto se acercó una persona.

_ ¿Atrapamos a todos?_ preguntaba una voz ubicada bastante cerca, quizás a sus pies.

_Sí, aparentemente a todos los Pratt. La mujer y los tres chicos estaban en el sótano de la casa y al hombre lo agarramos cerca de allí_ le explicó un hombre, que la chica reconoció casi de inmediato como Nott. Uno de los mortífagos que los habían capturado.

_ ¿No nos dijeron que eran cuatro no más?_ intervino una voz aguda de mujer. Parecía preocupada y molesta.

_No sé... Estaban todos juntos escondidos en la casa_ le respondió el tal Nott mientras se encogía de hombros.

_ ¿Y la receta de la poción? ¿La tienen ya?_ dijo la mujer que se notaba algo ansiosa.

_Malfoy y Avery se estaban encargando de eso. Ya deberían estar acá_ dijo otro hombre.

_ ¡¿Esos dos idiotas?!_ dijo con fastidio la mujer_ Seguro que confundieron el camino.

_ Allí vienen..._ la interrumpió Nott con alivio.

_ Ya era hora_ susurró la mujer.

En ese momento gimió Leanne Pratt que estaba tirada en el suelo al lado de Julieta, evidentemente estaba recuperando la conciencia. Julieta se movió para mirarla y ver por qué gemía tanto pero los mortífagos se dieron cuenta que las dos estaban conscientes y le lanzaron un hechizo. Entonces Julieta cayó de nuevo en la inconciencia. Sin saber qué era lo que le pasaba a su amiga pero antes de caer en la inconciencia oyó un grito que quedó grabado en su memoria, pertenecía a la señora Pratt.

Luego del incidente del bosque su memoria era borrosa, recordaba que alguien la tomaba de los pelos y luego cómo flotaba en el aire mientras los árboles pasaban a su alrededor. Después nada... La segunda vez que despertó totalmente estaba todo a su alrededor semi oscuro, lentamente se movió hacia un costado y se dio cuenta de que estaba tirada de lado en un suelo húmedo de piedra. Miró hacia arriba y vio como el techo también era de piedra, la habían encerrado en algún lugar.

_ ¿Qué es este lugar?_ escuchó hablar a un hombre a lo lejos, fuera de su vista. Alguien le respondió pero no entendió sus palabras.

Gimió de dolor y quiso incorporarse.

_ ¿Estás bien, cariño?_ le preguntó una mujer retirándole el cabello de la cara. Era la señora Pratt que lucía un horrible corte en el cuello.

La chica asintió con la cabeza mientras se llevaba las manos hacia su cabello. Había algo de sangre seca allí, aunque no sabía si era por el golpe o por haberla arrastrado en el bosque.

_ No te preocupes... ya sanará. Lo importante es que no sangras_ le dijo la bondadosa mujer.

_ ¿Dónde estamos?..._ balbuceó Julieta, mientras se incorporaba mejor. Todavía algo aturdida.

Vio al señor Pratt y a Damián palpando las paredes de aquel enorme cuarto, o más bien dicho, de aquella prisión. Leanne que estaba sentada al lado de ella, por suerte se veía bien. Pero pronto se dio cuenta de un problema... Les habían quitado las varitas.

_ No sabemos, cariño_ dijo la señora Pratt.

_Parece una especie de sótano_ dijo el hombre que se paseaba desesperado._ No podemos salir, ni desaparecer. Está encantado.... ¡Demonios!

Julieta vio que presentaba un aspecto peor que la señora Pratt, tenía la túnica desgarrada y feos cortes por todos lados. En cambio Damián, Leanne y ella no tenían nada.

No supo cuánto estuvieron allí encerrados porque la semioscuridad del lugar hacía casi imposible tener una idea clara del tiempo transcurrido. Pudo haber transcurrido un día, dos o más, Julieta nunca lo supo, y cuando ya estaban hambrientos, sedientos y totalmente helados escucharon ruidos en la puerta de hierro del sótano. Asustados y en alerta miraron hacia allí. Poco después entró un hombre pequeño y gordo que tenía aspecto de rata. La chica lo reconoció al instante, era Colagusano, un mortífago. Había escuchado a Harry y Ron hablar de él muchas veces. Los miró un instante con una expresión de desprecio en su rostro.

_El Señor Tenebroso los está esperando para interrogarlos_ les dijo con una malvada sonrisa.

Los cinco temblaron desesperados, todos sabían qué significaba aquello. Ver a Lord Voldemort no significaba nada bueno. ¿Qué les tendría preparado el detestable ser?

_Quiere empezar con la señorita_ dijo fingiendo amabilidad y señalando a Leanne. La chica emitió un gritito de terror mientras que los señores Pratt se pusieron frente a ella desesperados sin entender qué podría querer Voldemort de su hija. Ella y los demás chicos no tenían nada que ver con el asunto de la poción.

_ ¡NOOO!_ gritó su madre que la había abrazado.

Pero el hombre les lanzó un hechizo para apartarlos. Los señores Pratt cayeron al suelo estrepitosamente a no menos de cuatro metros de distancia. Colagusano tomó a Leanne del cuello para obligarla a levantarse. Pero las cosas no serían tan fáciles... Julieta intentó sujetarla junto con Damián y forcejearon un buen rato con el hombre pero los chicos fueron apartados bruscamente hacia atrás por otro hechizo y fueron a caer contra la pared opuesta. El mortífago se llevó a Leanne y cerró la puerta tras él.

Los cuatro desesperados y aterrorizados corrieron e intentaron abrir la puerta, pero fue en vano. El señor Pratt golpeaba la puerta aterrado y fuera de sí, al igual que el chico. Julieta y la señora Pratt lloraban desconsoladas. De pronto sintieron ruido.

_ ¡Ssshhhhh!_ las calló el señor Pratt que miraba hacia el techo. Habían ruidos amortiguados de pasos y gente que hablaba. Al principio no se entendía bien lo que decían hasta que comenzó la pesadilla.

_ ¡HHHAAAAAHHHHHHHHHHAAAHHHHH!_ se escuchó un fuerte grito de Leanne, y siguió gritando de tal forma como si la estuvieran torturando.

Los señores Pratt comenzaron a gritar desesperados por su hija y a golpear la puerta perdiendo totalmente el control, mientras que Julieta llorando aterrada y desconsolada se abrazaba a Damián que estaba tan asustado como ella. Y aquella pesadilla pareció no acabar nunca, hasta que al fin dejaron de escucharse los gritos y unos minutos después oyeron ruidos provenientes de la puerta. Todos corrieron hacia ella.

_ ¡Apártense o les lanzo una maldición!_ gritó Colagusano. Hicieron caso a medias.

El mortífago abrió la puerta y arrojó a la chica dentro que cayó al suelo como si fuera una muñeca de trapo. Leanne estaba lastimada y tan blanca que parecía muerta. Todos corrieron a su lado desconsolados y desesperados mientras el hombre cerraba la puerta tras él. Y encima sonreía divertido.

_ ¡Está viva!_ dijo el señor Pratt con un tremendo alivio, luego de palparle el cuello. Unas lágrimas corrieron por sus mejillas.

_ ¡Esto es culpa nuestra!_ gritó de frustración el hombre_ ¡Ellos no tendrían que estar aquí!

Esta vez le tocó a la señora Pratt consolar a su marido, a pesar de que ella estaba de acuerdo. Ninguno de esos chicos debería estar allí y pagar por lo que ellos habían hecho. Al menos, pensó la mujer, Anise estaba a salvo en el pueblo a cuidado de todos.

Leanne estaba inconsciente y no lograron despertarla, pero la acomodaron lo mejor posible y Damián le puso su capa encima. Ya que el ataque había sido de noche la chica sólo llevaba el camisón rosa.

Pero no hubo tregua para aquella pesadilla, al cabo de un rato volvió el mortífago y la madre de Leanne fue la siguiente. Intentaron evitarlo pero fue en vano. Todo se repitió de nuevo, como una película de terror, y lo más terrible era que ellos no podían hacer nada, sólo esperar su turno... Luego fue el turno del señor Pratt, que duró una eternidad y cuando lo trajeron estaba aún peor que su familia. Pero al menos consiente aunque temblaba entero. Damián y Julieta tuvieron mejor suerte aquel día, ya que el mortífago no volvió otra vez y dejaron de escuchar voces en el salón de arriba del sótano.

_ Parece que se ha ido_ dijo Damián mirando hacia el techo.

_ Sí..._ suspiró Julieta. Temblaba de miedo y aún no se atrevía a creer que al menos ese día no iban a hacerle nada a ella. En ese momento gimió la señora Pratt, indicación de que estaba despertando lentamente.

Al otro día Leanne ya había despertado también pero estaba muy adolorida, como nunca en su vida, al igual que su madre que aunque era mayor parecía tener una fortaleza de acero. Lamentablemente el señor Pratt aunque despierto, gemía y se movía muy poco.

_ ¿Qué es lo que quiere?_ preguntó Damián cuando Leanne y su madre ya estaban un poco mejor.

_Saber sobre una receta de una poción que teníamos custodiada en el pueblo_ dijo la señora Pratt creyendo que ellos no sabían nada.

_ ¿No la encontraron? ¿No le tiene?_ la interrumpió Julieta.

_ ¡Oh, sí! Si la tienen, pero la poción está incompleta y es muy peligroso ingerirla._ dijo la mujer.

_Entonces..._ comenzó Damián pero la señora lo interrumpió.

_Él cree que la hemos perfeccionado para que pueda ser utilizada y está buscando respuestas. No les puedo decir más, es muy peligroso que sepan más. No pregunten.

Damián y Julieta se miraron, prefirieron hacerle caso y no saber más de lo que ya sospechaban. Habían logrado que la poción fuera perfecta y el Señor Tenebroso lo sabía...

_Pero, señora Pratt, ¿por qué de todos en el pueblo, él los secuestró a ustedes?_ dijo Julieta.

_Por que fue un antepasado de nosotros el que la creó y quién mejor para guardar un secreto que su descendencia._ le explicó la mujer desanimada.

Aquel fue un largo día, sólo apareció un pequeño elfo doméstico que parecía asustado de todos ellos y que les llevó agua, una sopa fría y asquerosa pero que devoraron con placer de tan hambrientos que estaban.

_ Esto es un asco_ dijo Leanne arrugando la nariz.

_Come hija... no sabemos cuándo traerán alimentos de nuevo_ le dijo su madre sensatamente.

Los días pasaron de manera muy lenta y cada vez que escuchaban ruido cerca de la puerta temblaban enteros, esperando que las torturas se reanudaran nuevamente. Sin embargos estaban contentos porque el señor Pratt se recuperaba de a poco. Julieta, al igual que los demás, volvió a perder la cuenta del tiempo y se acostumbró al eterno vacío en su estómago, al frío y a la sed. Un día volvieron a escuchar ruidos en la puerta pero esta vez no se trataba de Colagusano ni del elfo doméstico.

_ ¿Leanne?_ susurró una voz conocida que era, para sorpresa de los chicos, Draco Malfoy. Todos se sobresaltaron al oírlo.

_ ¿Draco?... ¿Draco?_ susurró Damián sin poder creerlo y saltó de golpe yendo a la puerta. Leanne y Julieta lo siguieron.

_ Draco... ¿qué haces aquí?_ dijo Leanne.

_ Yo..._ balbuceó el chico.

_ ¡Tienes que ayudarnos!_ le rogó Leanne en voz baja.

_ ¿Están bien?... No puedo Lee, ¡si él se entera me matará!_ susurró Malfoy angustiado. Se oía tan asustado como sus amigos.

_ ¡Ayúdanos Draco! Al menos dinos donde estamos_ le rogó Julieta desesperada.

_Están en mi casa, aquí el Señor Tenebroso tiene su cuartel general. No puedo sacarlos de aquí pero les traeré comida... lo prometo_ dijo el chico y luego agregó de manera apresurada_ ¡Tengo que irme viene alguien!

_ ¡No, espera!..._ dijo Damián pero Malfoy ya se había ido.

Draco Malfoy sabía que tenía prohibido acercarse a ese lugar y más aún a los prisioneros pero sin embargo cumplió con su promesa. Les llevaba agua y comida caliente a escondidas siempre que podía, también les consiguió abrigos y unas mantas. Pero nadie más se dejó ver por un tiempo.

El diario del príncipe:

Al otro día del ataque, cuando me enteré de que la habían capturado junto a los Pratt, casi me da un infarto. No lo pensé demasiado y corrí para enterarme de que había pasado. Llegué desesperado a la casa de campo de Lucius Malfoy para verla pero éste, que ya había adivinado mi profundo amor por la chica, me detuvo en la puerta y me arrastró hacia su estudio. Intenté protestar pero me hizo un gesto de advertencia y cerré la boca. Algo se traía entre manos.

Cuando estuvimos solos en el estudio y luego de que le pusiera un encantamiento a la puerta, me dijo que el Señor Tenebroso estaba allí en ese momento y que no permitiera que él se diera cuenta de que ella era mi debilidad... "Mira lo que le ha hecho a mi familia" me dijo en forma de advertencia. Al principio, era tanta inmensa mi desesperación que no quise escucharlo, pero luego me di cuenta de que Lucius tenía razón. Si el Señor Tenebroso sospechaba de ello, cada vez que yo tuviera problemas con algo la iba a usar para torturarme y ella no se merecía eso. Estuvimos discutiendo un prolongado rato hasta que logré controlarme.

Empecé entonces a planear una estrategia para sacarla de allí lo más pronto posible, pero no se me ocurría nada de la desesperación que tenía y cada día que pasaba más me desesperaba. No quería ni pensar qué haría yo si algo le ocurría a ella. Julieta no debía estar allí, ella no sabía nada de lo que quería averiguar el Señor Tenebroso y pronto estaría en peligro. Me enteré también de que el hombre no le había hecho nada a ella aún y que todavía ni pensaba interrogarla, así que suspiré aliviado porque ese detalle me daba más tiempo que necesitaba para sacarla de ese lugar. También me preocupaban los demás claro, pero ella me tenía sobre carbones ardiendo.

Antes de irme aquel día, sin haber visto al Señor Tenebroso, le rogué a Lucius que la cuidara por mí mientras ella estuviera allí en esa casa pero el hombre me miró con lástima y me respondió que iba a hacer lo posible pero que recordara que debía seguir las órdenes del Señor Tenebroso o algo malo le pasaría a su familia, y él no iba a poner en riesgo a su familia por nadie. Me enojé realmente con él porque me pareció una actitud cobarde y egoísta. Creo que hasta le grité algunas cosas. Sin embargo esto me llevó a darme cuenta que para sacarla de allí estaba solo. Nadie me ayudaría...

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