Nuevos problemas:
Las clases en Hogwarts siguieron como de costumbre pero con la novedad de que Leanne y Julieta no podrían volver a su pueblo natal para las vacaciones de pascuas, al igual que varios de sus compañeros que vivían allí. Fue una gran decepción para la chica que no veía a sus padres desde hacía mucho tiempo y se entristeció bastante. Estaba muy decaída y lo único que la animaba era hablar con Severus. El profesor le había dicho reiteradas veces que fuera a verlo, pero aquella semana no se animó a hacerlo.
Pronto llegó el día sábado, era un día mucho más cálido que los anteriores y estaba ideal para salir. Ese día iban a ir las dos amigas junto con Belle a Hogsmeade. Susan y Rose habían preferido quedarse en el castillo.
_Juli, Lee, ¿ya están listas?_ le dijo Belle mientras abría la puerta de la habitación. Hacía rato que las estaba esperando y ya poca paciencia le quedaba.
_Ya bajamos_ le dijo Leanne que estaba peinándose su larga cabellera rubia. Mientras que Julieta se calzaba unas botas.
Un poco más tarde salieron las tres chicas juntas, acompañadas por varios compañeros del colegio que se dirigían al pueblo contentos. En Hogsmeade estuvieron en diferentes lugares, comprando de todo y divirtiéndose un montón a pesar de que esos días no habían estado muy contentas. Luego entraron a "Las Tres Escobas" a tomar una cerveza de mantequilla. Aunque Julieta entró allí de mala gana ya que no quería ni pisar ese lugar, pero sus amigas insistieron tanto que al final las acompañó. Ninguna se dio cuenta de que el profesor Snape venía caminando calle arriba y las había visto entrar en el lugar.
Dentro del bar, Julieta y Leanne se sentaron en una mesa al lado de una ventana mientras que Belle iba en busca de las bebidas. El lugar estaba repleto de gente bulliciosa de todo tipo, vecinos del pueblo, turistas, alumnos y profesores de Hogwarts.
_Ahí está esa horrible mujer._ dijo Julieta con molestia al mirar a Ruth que iba de un lado a otro atendiendo a los clientes con un repulsivo vestido ajustado color amarillo canario.
_No la mires_ dijo Leanne y quiso agregar algo más pero en ese momento vio a Snape entrar en el bar._ ¡Ahí está el profesor Snape!
Julieta lo miró sorprendida y preocupada. En ese mismo momento regresó Belle con las bebidas pero no se sentó con ellas, había visto a Paul en otra mesa y se fue con él, disculpándose con sus amigas. El profesor Snape por su parte fue hacia la barra y habló brevemente con madame Rosmerta que le dio un trago. Luego se dio vuelta observando a la concurrencia y al ver a las chicas se acercó a ellas. Para su completa sorpresa.
_ ¿Puedo sentarme?_ les preguntó el profesor serio y de manera bastante formal.
_ ¡Por supuesto, profesor!_ le dijo Leanne con tanto entusiasmo que sorprendió al hombre... y también a su amiga que la miró perpleja.
_ ¿Cómo han pasado el día?_ dijo el hombre amablemente como para iniciar la conversación. Julieta abrió la boca para contestarle pero otra vez se le adelantó Leanne.
_Bien...bien..._dijo mientras tragaba la bebida casi sin respirar, parecía apurada.
Su amiga la miraba con creciente asombro y no entendía que le pasaba hasta que dijo:
_ Juli, me olvidé de comprar una pluma, te veo más tarde.
Dicho esto se paró de repente y salió apurada del lugar mientras que Julieta y el profesor Snape la miraban asombrados.
_No le habrás dicho... Mejor no quiero saberlo._ dijo susurrando incómodo el profesor.
La chica muy nerviosa no le contestó, tomó el vaso y apuró un largo trago.
_ ¿Te irás estas vacaciones, al final?_ le preguntó el hombre luego de un breve silencio.
_No_ dijo con tristeza Julieta y agregó con sinceridad_ Lo lamento realmente, extraño a mis padres y... ¡tenía tantas ganas de verlos!
_Lo sé..._ le dijo el hombre mirándola con compasión._ Pero te quedarás aquí con.... tus amigas...Ellas se quedan, ¿no?
_Sí, pero igual quería verlos_ dijo con un largo suspiro.
_Bueno, entonces alguno de estos días cuando estés aburrida ven a verme. Podremos preparar pociones nuevas o hacer alguna otra cosa.
_ ¡Oh! Claro que iré_ le dijo la chica con una sonrisa. Snape le sonrió y después tomó un largo trago de su bebida.
_Te esperé esta semana pero no viniste._ le dijo el hombre con un tilde de reproche que intentó disimular. Pero sin mucho éxito.
La había esperado con ansias todos esos días. Cada vez que se sentaba en su escritorio a corregir trabajos sus ojos se dirigían continuamente hacia la puerta esperando que Julieta apareciera por ella. Algo que al fin no ocurrió.
_No pude... Yo..._ empezó excusándose Julieta pero la interrumpió Ruth que se sentó en la silla que había dejado Leanne, sin siquiera pedir permiso.
_ ¿Cómo estás, Severus? Casi no te he visto por aquí_ le dijo observándolo de arriba a abajo descaradamente, mientras que al inclinarse a propósito dejaba al descubierto sus enormes atributos.
_He tenido mucho trabajo_ le dijo el hombre de forma cortante, se había puesto nervioso y estaba muy molesto.
Julieta se enojó con la mujer, ya que la ignoró totalmente como si su silla estuviera vacía, y tuvo el impulso de vaciarle su bebida en la cabeza.
_ ¡Vaya! Ya veo que le das clases a tus alumnos hasta fuera del colegio_ le dijo en broma mirando a Julieta de reojo mientras se reía.
_Sí, a ella le estoy dando muchas clases particulares_ le respondió Snape con maldad y en doble sentido.
A Ruth se le cortó la risa de golpe, miró al profesor Snape y a Julieta sorprendida y dolida, se podría decir. Le dirigió una mirada con profundo odio, se levantó y se fue.
_Ella... ¿Es tu amiga?_ le preguntó Julieta tratando de que no se le notaran los celos.
_No_ dijo el profesor Snape de manera cortante y sin mirarla a los ojos, mientras se terminaba su bebida. Julieta lo miró levantando las cejas.
_Acá no, hay demasiada gente... Vamos al colegio y te cuento_ dijo el profesor. Luego se levantaron y salieron del lugar.
Ninguno de los dos se dio cuenta de que en una mesa cercana a la de ellos estaban la profesora McGonagall y el profesor Dumbledore observándolos. El director estaba ceñudo y la profesora totalmente escandalizada.
Al alejarse un poco del pueblo, ya en el camino que conducía a Hogwarts, el profesor Snape rompió el silencio que se había creado entre ellos luego de salir del bar.
_ Conozco a esa mujer del colegio, aunque nunca fuimos amigos. Tuve un poco más de trato con ella luego, cuando empecé a enseñar aquí_ dijo mirándola de reojo y al notar que estaba sumamente molesta agregó_ mira, Julieta, ni siquiera me gusta... Más bien me resulta insoportable. Muy insoportable...
_ ¿En serio?_ titubeó la chica, un poco más segura.
_Sí, ya ni siquiera voy por allí porque me resulta molesto como me trata delante de los demás. Como te habrás dado cuenta_ dijo el hombre descargándose, era totalmente cierto. No la soportaba y siempre que lo veía le hacía pasar vergüenza.
_Si lo hubiera sabido me habría ahorrado unas cuantas noches en las escaleras_ susurró la chica, como para sí misma. El profesor Snape estupefacto, se paró en seco.
_ ¿Por eso estabas en las escaleras en las vacaciones de navidad?_ le preguntó sorprendido.
_Bueenooo... Sí_ dijo la chica incómoda y explicó_ por lo que dijo en ese almuerzo. ¿Recuerdas?
_ ¿Qué cosa? ¿Qué fuera a tomar una copa?_ dijo el hombre.
_Sí, bueno, no era eso lo que quería en realidad._ le dijo Julieta mirándolo a los ojos. El hombre comenzó a reír con ganas.
_Tienes razón... Igual nunca fui.
_Y para tu cumpleaños..._comenzó diciendo Julieta pero Severus la interrumpió.
_Fui con los profesores y nunca me quedé.... ¡Ah! Ahora que recuerdo... Se cayó una armadura y nunca supieron quien fue. ¿No habrás estado espiándome a ver si volvía o no?
Julieta miró para otro lado muy avergonzada y no le respondió. El hombre la miró sorprendido y muy divertido. Se rió otra vez.
_No puedo creerlo_ susurró mirándola y la chica se puso colorada.
Luego se paró, un poco antes de la entrada al colegio, y miró para todos lados. No había nadie, entonces la tomó de la mano y la sacó del camino hacia unos árboles que había allí ocultándose detrás.
_Sólo te quiero a ti, Julieta, y no te puedes imaginar cuánto_ le dijo con dulzura acariciándole el rostro. Luego la besó con una pasión como nunca antes lo había hecho, mientras la atrajo hacia sí. Fue un momento inolvidable para ambos.
Estuvieron un largo tiempo así juntos, como descargándose de tantos meses de reprimido amor, hasta que escucharon voces de adultos y se escondieron mejor algo asustados. Eran Dumbledore y la profesora McGonagall.
_......pero sigo pensando que hay algo raro con esos dos, Albus_ decía la mujer que parecía enojada.
_No sé, Minerva, confió en él_ le dijo Dumbledore calmadamente, mientras se detenía frente a las rejas del colegio.
_No puedes negar que Severus ha cambiado, todos lo hemos notado. Aunque nunca se me ocurrió que fuera por algo así_ decía la mujer que se notaba algo histérica_ y no tendría nada malo, ¡si no fuera una alumna!
_Cálmate Minerva, confío en Severus, él tiene bien presente sus obligaciones. Y no creo, de ser cierto, que le ponga las manos encima_ decía Dumbledore y agregó_ no por nada le di la responsabilidad de la casa Slytherin. Confío en su honor.
_ ¡Pero algo pasa entre ellos, Albus! Se tienen preferencia. Y lo vengo notando desde las pociones esas que hacen juntos los sábados. No puedes negar que Severus nunca antes le había confiado una poción del colegio a un alumno._ decía la mujer algo alterada_ Luego se citan en el pueblo... ¡Y vaya Dios a saber que más!
_Quizás sólo fuera una casualidad. No tiene sentido que especulemos más_ la cortó el director_ No creo que se arriesgue a perder el trabajo. Además tengo formas de saberlo.
_De todos modos habla con él, Albus._ insistió la mujer.
_Mmmmmm, si insistes...... Vamos, Hagrid, me está esperando.
Siguieron discutiendo mientras entraban al colegio pero las voces se oían cada vez más lejanas y no se entendía qué decían. Entre los árboles, el profesor Snape estaba blanco como el papel y Julieta totalmente aterrada.
_Lo siento, yo no sabía... Nadie debe enterarse... ¡No puedes perder el trabajo!_ dijo entrecortadamente Julieta, rompiendo el silencio.
_Ya... ya veré como lo arreglo_ decía Snape preocupado.
_Pero, Severus, esto... esto no puede seguir así o... cada vez será peor_ le dijo con lágrimas en los ojos.
_Lo sé..._ dijo el hombre con la voz ronca y la abrazó fuerte._ Pero yo no quiero... separarme de ti... Yo no puedo.
Luego hubo un breve silencio.
_ Dumbledore dijo que tiene formas de saberlo, ¿qué quiso decir con eso?_ le preguntó Julieta.
_No lo sé. Temo que le haya puesto algún hechizo a las cláusulas del contrato que nos hace firmar todos los años_ dijo asustado el hombre lo que hizo que ella se asustara más aún.
_ ¡Oh, no!_ exclamó preocupada la chica.
_ De nada sirve que nos preocupemos por eso ahora. Ya veré que hago cuando me hable. Sólo tengamos más cuidado ante los demás y, por favor, no le digas a nadie... Tu amiga, la señorita Pratt...
_Ella no abrirá la boca. ¡Jamás lo haría! Estoy segura_ le dijo con firmeza Julieta.
_ ¿Le has dicho a alguien más?_ preguntó Snape pensando en sus otras amigas y en Procer.
_ No. Sólo Leanne lo sabe.
_Bien... Vamos_ suspiró ya más tranquilo el profesor.
Luego la tomó de la mano mientras se fijaba que nadie venía y salieron al camino. No se encontraron con ninguna persona hasta que entraron al colegio. Allí en el vestíbulo se separaron, el profesor Snape fue hacia su despacho y Julieta subió por las escaleras de mármol hacia la sala común de Gryffindor.
En el dormitorio se encontraba Leanne sola. Estaba emocionada desde que había llegado, esperando a que regresara su amiga y así enterarse de qué había pasado. Julieta llegó y le contó todo.
_ ¡No puedo creerlo! ¡Eso es buenísimo!_ saltaba Leanne como una criatura. Feliz de que al fin las cosas entre ellos salieran bien... para variar.
_No lo creerás así después que te enteres de lo que pasó después._ le dijo Julieta deprimida y luego le contó lo que escucharon decir a los otros profesores, mientras estaban ocultos entre los árboles. Leanne parecía horrorizada.
_Nada de esto tendría que haber pasado, Lee, por eso te dije que no quería decirle nada ¿y ahora qué vamos a hacer? Si alguien se entera lo despedirán y muy probablemente a mí me echen del colegio, ¿qué dirán mis padres?
_Cálmate, Juli, nadie se va a enterar...
_ ¿Y eso que dijo Dumbledore de que tenía formas de saberlo? ¿Ah? No sé qué voy a hacer_ le dijo Julieta susurrando mientras caminaba de un lado a otro.
_Pero no pasó nada... Sólo se besaron y eso no es nada malo, ¿o no? Ya verás que no pasará nada_ le dijo su amiga en voz baja.
En ese preciso momento entró Rose a la habitación. Ambas se dieron vuelta sorprendidas.
_Juli, la profesora McGonagall me mandó a buscarte. Te está esperando abajo_ le dijo y se fue cerrando la puerta tras ella.
Julieta blanca como el papel, entró en pánico. ¿Y ahora qué iba a hacer? ¡Sus padres iban a matarla si la echaban del colegio!
_ ¡Dios, estas muerta...!_ susurró Leanne sin darse cuenta de que eso puso peor a su amiga.
La chica decidió moverse al fin y salir de la habitación, en realidad no le quedaba otra. McGonagall subiría a buscarla en cualquier momento si no bajaba. Su amiga la retuvo unos segundos.
_ ¡Espera! Si te dice algo, lo que sea, sólo niégalo._ le dijo Leanne.
_Por supuesto, Lee. ¿Qué pensabas que iba a hacer? ¡Si no van a echarme!
Luego Julieta salió de la habitación y bajó las escaleras hacia la sala común donde la mujer la esperaba.
_Señorita Rosier, tengo que hablar con usted, por favor sígame_ le dijo la profesora McGonagall con expresión muy seria.
Salieron de la sala común de Gryffindor y caminaron por los corredores hasta el despacho de la profesora. Julieta iba aterrada y temblaba entera pero trataba de disimularlo con todas sus fuerzas. Al entrar al despacho, la mujer le indicó que se sentara en una silla ubicada frente a su escritorio y luego le ofreció un caramelo de los que había en una fuente arriba de su escritorio. Más que ofrecerle, le ordenó tomar uno. Julieta estaba por comérselo cuando se le ocurrió que la profesora podría haberle echado un poco de "la poción de la verdad". Así que lo sostuvo entre las manos y no se lo llevó a la boca.
_Se preguntará por qué la traje aquí. Quería hablarle de sus tareas extra de los sábados. Las pociones que prepara con el profesor Snape._ rompió el silencio la mujer. Julieta se mostró un poco confundida, no se esperaba nada de eso.
_ ¡Oh!... Bueno.
_ ¿Qué tal van? ¿Le resultan difíciles?_ le dijo la profesora McGonagall aparentando calma.
_ Ammm, bien... No, por lo general uso recetas propias_ le dijo la chica con sinceridad.
_ ¿Y qué hace el profesor Snape mientras usted prepara las pociones?_ le preguntó la mujer mirándola fijo.
_Bueno... a veces me ayuda y otras veces se pone a corregir trabajos o exámenes.
_ ¿Y de qué hablan?
_Ammm no sé... de nada en particular... Yo sólo hago las pociones y me voy_ le dijo balbuceando algo confundida. Era la verdad pero igual no sabía a dónde iban a parar esas preguntas. La profesora McGonagall , que parecía esperar otra cosa, quedó un poco defraudada.
_El profesor Snape ha hecho o te ha dicho algo que resulte... no sé... ¿raro?
_Ehhhhhhhhh.... No......_ dijo Julieta que cada vez estaba más desconcertada.
_Me refiero a algo que no debería._ dijo la mujer frunciendo el ceño.
_No_ le contestó Julieta con seguridad. Ya veía más claro lo que quería saber la mujer.
La profesora McGonagall suspiró largamente. Parecía que la conversación no estaba saliendo como ella quería.
_ ¿Y suele verlo después de clases o de las pociones de los sábados?_ continuó la profesora.
_Pues... no, profesora_ dijo Julieta con seguridad_ ¡Ah!... En el comedor como siempre.
_Sí, claro, pero no me refería a eso, sino a lugares extraños.
Julieta negó con la cabeza, quería salir de allí rápido antes de que metiera la pata y se delatara. La profesora por su parte volvió a suspirar pero se veía más tranquila. Mucho más tranquila.
_Bueno, ya puede retirarse señorita Rosier._ le dijo por fin.
La chica se levantó y salió del despacho. Aquello aunque había sido extraño la dejó más tranquila. Ya sabía cómo comportarse ante nuevos interrogatorios.
En el dormitorio encontró a su amiga muy nerviosa esperándola, como estaba Belle también sólo le hizo un gesto tranquilizador. Leanne sonrió, ahora veía con claridad la realidad de aquella relación que ella misma había alentado. Julieta decidió acostarse también sin bajar a cenar, ya había experimentado demasiadas emociones como para dejarla exhausta.
Pasaron varios días sin ningún cambio aunque Julieta seguía muy nerviosa, no había podido hablar con Severus y tampoco se había animado a ir a verlo hasta su despacho. Lo veía en las horas de las comidas y al observarlo parecía muy pensativo y triste. Terminó resignándose a verlo recién el fin de semana en las horas de preparar pociones curativas, justo cuando empezaban las vacaciones de pascuas. Pero se equivocaba, un día antes estaba sola caminando por un corredor hacia la biblioteca donde debía dejar un libro, cuando alguien la tomó del brazo y la arrastró detrás de un tapiz. Se alarmó pensando que era Zabini otra vez.
_No, ¡suéltame!_ gritó asustada pero le taparon la boca.
_Ssshhhhhh. ¡Soy yo!_ era el profesor Snape y agregó_ sígueme, nadie debe vernos.
La tomó de la mano y subieron por una escalera oculta, recorrieron pasillos y corredores oscuros y llegaron a un lugar donde ella nunca había estado. Era en el séptimo piso y parecía una buhardilla. Se ingresaba a él por un pasadizo secreto que quedaba detrás de un cuadro con tres cuervos. Cuando uno acercaba la varita al cuervo del medio, este graznaba y el cuadro se abría, dejando al descubierto una estrecha y oscura escalera.
_A este lugar venía mucho cuando estudiaba aquí en Hogwarts y quería estar solo_ explicó el hombre mientras la conducía escaleras arriba.
_Es... muy oscuro y... sucio_ dijo con sinceridad Julieta al mirar alrededor, cuando llegó a la cima de la escalera. .
_Sí, nadie entra aquí. Ni siquiera Filch. Algunos de mis compañeros decían que era mi cueva_ se rió el hombre, pero Julieta pensó que era bastante acertado el término.
Era un lugar circular, no muy grande pero con una larga ventana tan sucia que casi no dejaba entrar la luz. Había un par de sillas muy viejas y una pequeña mesilla contra la pared. Todo estaba cubierto de polvo.
_Mira siéntate, tenemos que hablar. Me he pasado toda la semana buscando un momento oportuno porque no quería llamar la atención_ dijo el profesor Snape, se veía nervioso y preocupado.
_ ¿Hablaste con el profesor Dumbledore?_ dijo Julieta que cada vez estaba más preocupada..
_Sí... me llamó esa misma noche a su despacho.
_ ¿Y qué pasó?_ preguntó Julieta al ver que el hombre se quedó callado.
_Bueno... Cuando entré a su despacho me miró enojado y por poco no me lanzó por la cabeza mi contrato. ¡Brillaba como un arbolito de navidad!_ dijo Snape.
Julieta lo miró sin entender nada.
_ ¿Qué?_ dijo.
_Mi teoría de que le hubiera puesto un hechizo al contrato para saber si los profesores nos pasábamos de la línea fue cierta... Lamentablemente._ explicó el hombre.
_O sea que él sabía que... bueno todo.
_Sí y no. Él se dio cuenta de mis sentimientos hacia ti hace mucho tiempo, Julieta. Incluso me dio una clara advertencia pero yo, si bien lo tomé en serio al principio, luego se me hizo imposible permanecer alejado de ti. No le di importancia al hecho porque creía que no iba a enterarse, hasta que me mostró el contrato. ¡El maldito contrato! Allí estaban brillando en rojo y verde todas las reglas que había quebrado desde el baile de navidad. ¡Sólo quería que me tragara la tierra!
_ ¿Y qué dijo él?
_Bueno... Estuvo más de una hora recordándome mis deberes como profesor y como hombre, ¡lo cual fue humillante! Y más aún cuando me preguntó si te había puesto las manos encima. ¡Como si fuera uno de esos asquerosos pervertidos...!
El profesor estaba furioso y se agarraba la cabeza. Le dolía hablar de ello pero continuó.
_Luego, remató todo diciéndome que si seguía así... iba a despedirme_ concluyó el profesor Snape. Hubo un breve silencio.
_Bueno... pero... ¿te dio una segunda oportunidad? ¿O no?_ dijo Julieta.
_Sí..._le respondió mirándola con mucha tristeza.
Hubo un largo silencio en el que cada uno se quedó pensando.
_También me dijo que la profesora McGonagall lo sospechaba y que no iba a decirle todo. Fue lo único bueno. Si esa mujer se enterara armaría un escándalo
_ ¡Oh! Sí, me hizo preguntas_ le dijo Julieta y le contó la conversación que habían tenido ese día ella y la mujer.
_Bueno, ten cuidado con ella. El director me dijo que podíamos seguir con la preparación de las pociones curativas los sábados hasta que tenga más tiempo. Pero que no me acercará a ti nunca más.
Julieta sólo asintió con la cabeza. También estaba triste porque veía muy claro que debían separarse. No había otra opción. Snape lo notó y se acercó a ella, la abrazó como si fuera la última vez.
_Lo único que puedo prometerte es que te buscaré cuando salgas del colegio pero... ¿Podrás esperar tanto?_ le dijo al oído con la voz quebrada.
_Sí, ¡claro que sí!... No falta mucho_ le dijo ella muy triste.
Se acercó más a él para darle un beso pero el profesor Snape no se lo permitió.
_No, él lo sabrá y estaré en problemas._ le explicó el hombre.
Luego la abrazó más fuerte y la soltó.
_Vamos, no puedo retenerte más aquí. No me busques si no es importante... Lo siento.
Ella solo asintió con la cabeza, tenía lágrimas en los ojos que no iban a abandonarlos en mucho tiempo. Luego salieron de allí. Aquel día fue muy triste para ambos.
El diario del príncipe:
De la euforia de amarla y tenerla en mis brazos.... pasé a la depresión. No, no soy bipolar. Cuando al fin la tuve entre mis brazos ocurrió algo horrible. Dumbledore descubrió que estábamos juntos y por poco no pierdo el trabajo y termino en prisión. Al enterarme de que mi contrato tenía un hechizo para ver qué normas quebraba me quise morir, ¡no podía creerlo! Mientras el papel brillaba con colores y el director me gritaba muy enojado cosas tan humillantes que ni quiero escribir, perdí en ese momento toda la dignidad que me quedaba y le rogué al hombre que me diera otra oportunidad con la promesa de separarme de ella. Promesa que debía cumplir. Y que iba a cumplir.
Las cosas en mi vida "oculta" estaban tan tensas que si perdía el trabajo el Señor Tenebroso iba a matarme apenas se enterara, y me mataría por segunda vez al enterarse de la causa del despido. No podía permitirme aquello. Hubiera significado la destrucción para mí. Sólo tiempo después me di cuenta de que a Dumbledore tampoco le convenía despedirme y que esa no era su intención tampoco. Lamentablemente fue tarde. En ese momento estaba seguro que mi permanencia en Hogwarts pendía de un hilo.
De todos modos me terminó dando una segunda oportunidad y me dijo muy furioso que si ese contrato volvía a brillar él mismo iba a matarme y no sólo eso, sino que iba a echarla del colegio a Julieta también. Era una falta muy grave la que habíamos cometido y si bien yo era el adulto, ella también había participado en ello. Quería dejarme muy en claro, dijo, que la chica iba a pagar sus faltas al igual que yo. Y si bien esta vez no llamaría a sus padres, si se repetía lo que había pasado no tendría más remedio que hacerlo.
Entré en pánico al oírlo. Podía hacerme a mí lo que quisiera pero no a ella... Ella no tenía la culpa de nada... Ella no tenía la culpa de que yo la amara con locura. Por lo que le supliqué al director que no la llamara ni le hablara de mis faltas y que no la sometiera a la humillación en la cual yo me encontraba. Ella no se lo merecía. Había sido todo mi culpa. También me dijo que no le importaba lo que yo hiciera con mi vida privada pero que mientras yo sea profesor y ella mi alumna, me mantuviera al margen. Así que decidí hablarle y mantenerme alejado de ella hasta que saliera del colegio. Fue muy doloroso pero no había otra solución. Era la única salvación para ambos.
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