Alecto Carrow y Horace Slughorn:
A la mañana siguiente Julieta despertó sobresaltada por el canto insoportable de un gallo. Desconcertada se preguntó si no habrían metido un gallo en la habitación como broma hasta que recordó...
_ ¡Rose! ¡Apaga esa cosa! Me está matando_ le gritó a su amiga.
La noche anterior habían activado un gracioso despertador en forma de Gallo. No vaya a ser que se quedaran dormidas de nuevo... pero no esperaban que hiciera tanto escándalo. Seguro que había despertado a todo el catillo.
Rose todavía dormida estiró la mano y, en vez de apagar la cosa, la tiró al suelo haciendo que el ruido fuera mayor aun. No lejos de ahí escucharon que se abría la puerta de otro dormitorio y alguien preguntaba a los gritos dónde estaba el condenado gallo y quien había sido la graciosa.
_ ¡Oh! Perdón..._ se disculpó Rose levantándose y recogiendo el despertador. Pero trataba de apagarlo y el maldito gallo no se callaba.
_Rose... ¿qué haces?_ le dijo Julieta.
_ ¡No puedo apagarlo! No se cómo..._ dijo Rose.
Julieta harta ya, se levantó, le quitó el despertador de las manos y lo tiró por la ventana. Rose se la quedó mirando totalmente sorprendida.
_ ¡¿Y ahora cómo vamos a hacer para despertarnos?!_ le dijo muy molesta.
_Ya veremos, ¡pero esa cosa es horrible!_ se disculpó la chica_ Vamos, Rose no te enojes, te compraré otro nuevo.
Las dos amigas siguieron discutiendo de lo mismo hasta que bajaron a desayunar. No querían llegar tarde a la clase de la mujer Carrow por nada del mundo, no vaya a ser que les quite puntos y si es tan malvada como el hermano, sería mejor no provocarla. Habían escuchado cosas horribles de ella y después de ver casi una clase entera de segundo en la enfermería, Rose le había tomado miedo.
Julieta por su parte, estaba ansiosa de hablar con Severus, el día anterior apenas lo había visto y no había querido ir a molestarlo a su despacho pero ese día esperaba ansiosa su presencia. Necesitaba hablar urgente con él sobre Leanne y sobre las clases de Amycus Carrow, esperaba rogarle que se las suprimiera y era capaz de ofrecerle lo que quisiera con tal de no tener que ir el sábado sola a ver a Carrow para que le enseñe artes oscuras. Cuando entró a desayunar miró hacia la mesa de los profesores pero su silla se encontraba vacía. Desanimada pensó cuán difícil le iba a resultar hablar con él. Lo extrañaba mucho y tanto tiempo habían vivido juntos que hasta necesitaba su presencia para sentirse animada. Rose adivinó su desánimo pero confundió el motivo.
_ ¡Juli no te sientas mal_ le dijo con apenas una media sonrisa_ en esta clase nos irá mejor y cuando salgamos vamos a estudiar pociones, que es más divertido... y útil. No sé qué se pensarán estos Carrow pero yo nunca me uniré a esa especie de Ejército que quiere crear tú sabes quién aquí en Hogwarts. Pienso hacer todos los exámenes mal a propósito...
_ ¿Estas segura? ¿Y si te castigan por no aprobar? Yo no quisiera ni enterarme de qué castigos están planeando los Carrow para los alumnos.
Rose se quedó callada, era obvio que no había pensado eso y temerosa de los dos hermanos repensó su decisión.
_Vamos a clase, aunque tengamos que esperar en la puerta, no me importa_ la apuró Rose.
En las escaleras de mármol se les unieron Paul y su nuevo amigo Leo Colin de Ravenclaw. Al ver a Julieta le preguntó sobre Leanne pero la chica le dijo que no tenía ninguna noticia de ella. El año escolar anterior, Leo había tratado de que Leanne saliera con él, como tantos otros chicos, pero la chica nunca le había aceptado ni un té.
Al llegar al aula que estaba en el cuarto piso ya había cola para entrar, todos se habían asustado con la clase anterior y ninguno era muy optimista con que esta clase sería diferente. En la puerta se encontraron con Damián que las saludó con una mueca, haciendo que su amiga volviera a pensar lo increíblemente parecido que era a Severus.
Por el pasillo apareció la profesora Carrow, era tan parecida a su hermano que Julieta pensó que eran mellizos, rolliza de ojos diminutos y mirada cruel... parecía Amycus con peluca y senos.
_ ¡Entren!_ les ordenó abriendo el aula. Luego fue hacia su asiento con paso indolente y bostezado. Damián y Julieta se sentaron al final de todos pero juntos, no tenían muchas ganas de enterarse lo que les tenía preparado la mujer.
_ Este año voy a enseñarles cosas sobre los muggles_ empezó la mujer con una mueca de asco en su rechoncha cara_ como es que son una raza diferente de la nuestra, un poco como animales... ¿alguien tiene una mascota?
La clase sorprendida de lo que oía no respondió y la mujer, o ignoró a sus alumnos o le importaba un pimiento lo que pensaran, porque continuó hablando.
_ Piensen en esa mascota... son feas, son estúpidas, son sucias y huelen mal. Bueno, así son los muggles. Sin embargo se creen superiores y obligan a los magos a esconderse. Por eso es necesario que restablezcamos el orden natural de las cosas._ Carrow miró a toda la clase expectante como si esperara que alguien hablara, pero ninguno de los chicos reaccionó a tiempo ya que estaban horrorizados. Entonces la mujer se dio media vuelta, fue hasta el escritorio y tomó una pila de libros que había sobre él y con un movimiento de varita envió uno a cada alumno.
_ Aprenderemos con estos libros sus costumbres y cómo evitarlos y combatirlos. Cómo es que somos una raza superior y por qué jamás debemos mezclarnos con ellos. Así mantendremos el estatus de sangre... todos deben estar orgullosos de su estatus de sangre... o al menos algunos_ dijo cruelmente Alecto Carrow.
Julieta miró su libro que se llamaba: "Muggles: esos estúpidos animales", se sintió enferma y no podía creer que les estuvieran tratando de enseñar eso. ¿Qué demonios pretendían...?
_Empezaremos a leer el primer capítulo y luego debatiremos sobre él_ terminó diciendo la mujer y agregó_ ¡en silencio!
Todos se pusieron a leer el libro que con cada frase hacía que los alumnos se enfurecieran más, excepto algunos de Slytherin que sonreían. Todo el capítulo trataba de más o menos lo mismo que había explicado la profesora, y cuando terminaron en vez de "debatir" tuvieron que escuchar como la mujer hablaba de lo mismo una y otra vez con ejemplos cada vez más repugnantes, indignantes y denigrantes. No permitió que nadie la contradijera, no pidió opinión y no dejó que nadie hablara. Siguió con su monólogo hasta que de pronto se calló, mirando hacia el fondo de la clase. Julieta miró hacia su izquierda y allí estaba Damián con la mano levantada.
_ ¿Si niño? ¿Cómo te llamas?_ le preguntó como si fuera un tonto niño de cinco años.
_Damián Procer... tengo una duda sobre el texto_ le dijo el chico educadamente.
_ ¿Ah, sí? ¿Y qué duda es?_ le dijo la profesora mientras lo miraba amenazadoramente. Aunque al ver que era de Slytherin su expresión se tornó menos agresiva.
_Aquí dice que somos una raza diferente, ¿no? ¿Entonces cómo es posible que los muggles tengan hijos con magia?_ dijo Damián desafiándola.
Alecto Carrow se lo quedó mirando con la boca abierta, era evidente que no tenía idea cómo responder a eso, así que recurrió a su táctica perfecta, la intimidación y el castigo.
_Los muggles no pueden tener hijos con magia, por lo tanto si un supuesto mago no tiene algún padre con poderes mágicos entonces es que se robó la magia de alguna forma_ explicó la mujer con un tono de voz que no admitía más discusiones pero, sin embargo, Damián sumamente enojado por semejante mentira no se rindió fácilmente.
_ Pero... ¡Eso no es cierto!_ exclamó indignado._ ¡La magia no se puede robar!
_ ¡¿Cómo?! ¡¡Te atreves a contradecir estudios de personas mucho más inteligentes y preparadas que tú!!... ¡¡Eres insolente y atrevido!!... ¡¡Este curso se dicta para que aprendas cosas que es evidente que no tienes idea!!_ le gritó indignada la mujer.
_ ¡Pero si este libro está repleto de mentiras!_ le gritó Damián rojo de furia, su amiga nunca lo había visto tan fuera de sí en su vida.
La mujer no podía creer tanto descaro en un alumno que vestía de verde ya que le habían dicho que no tendría problemas con los de Slytherin.
_ ¿Cómo te atreves...?_ dijo la profesora furiosa pero fue interrumpida otra vez.
_ ¡Procer tiene razón, profesora! Todo esto que dice aquí es mentira_ dijo Paul Jordan, ya que uno de sus mejores amigos era hijo de muggles y había tenido que huir. No había sabido nada de él desde que Voldemort había tomado el poder y estaba furioso por todo lo que escuchaba.
_ ¡¡Ya bastaaaa!! ¡¡Detención!! ¡¡Para los dos!! ¡¡Y si alguien se atreve a contradecirme de nuevo me las van a pagar!!_ gritaba furiosa la profesora agitando los brazos como una enorme ballena fuera del agua. Parecía una loca a la que le hubieran hundido su mundo perfecto.
Damián estaba tan furioso que no le importaba nada la detención y quería seguir discutiendo pero Julieta lo paró a tiempo, lo cual fue una suerte porque la mujer parecía preparada para atacar al próximo que se atreviera a hablar. Nadie habló más, el ambiente estaba muy tenso y la mujer parecía una bomba a punto de explotar. Por suerte no quedaba mucho tiempo de clase y tuvieron que soportar sus gritos y sus insultos sólo unos cuantos minutos. Era inculta y vulgar. Cuando acabó la clase llamó a Paul y a Damián aparte, mientras que todos salían apresurados. Julieta y Rose los esperaron un tiempo pero como no salían bajaron finalmente a almorzar.
Los dos chicos aparecieron en el gran comedor cuando el almuerzo ya casi había terminado, les contaron que la mujer les había gritado hasta recién y tenían que ir a cumplir el castigo esa misma tarde con el profesor Amycus Carrow en una clase de séptimo año. Ninguno tenía idea que iban a hacer porque no les había dicho nada. Julieta estuvo nerviosa y con poco apetito toda la comida, miraba a Severus atentamente así cuando se levantara iría a su encuentro fuera del gran comedor. Tenía que hablar con él urgente, todo lo que había pasado esos dos días fue suficiente para alterarla.
_ ¡Ya vengo!_ les dijo a sus amigos mientras se paraba y salía corriendo del gran comedor. Los chicos se la quedaron mirando asombrados.
Llegó al vestíbulo justo cuando alguien abría una puerta y chocó cayendo al piso a sus pies, provocando varias risas de alumnos que pasaban por ahí.
_ ¿Se encuentra bien señorita Rosier?_ le preguntó mientras le tendía una mano para que se parara. Julieta lo miró y sorprendida vio que era Hagrid, no Snape.
_Sí... gracias_ le dijo la chica avergonzada mientras se colocaba bien la capa.
_Ten cuidado...._ le dijo el buen hombre y agregó, al ver a un grupo de chicas de Slytherin que se reían_ ¿Y ustedes qué miran?
Julieta se despidió de Hagrid y subió las escaleras de mármol. Llegó al pasillo del primer piso y ahí se escondió detrás de una armadura a esperar que Snape pasara por allí. No tardó mucho, el hombre venía absorto en sus pensamientos cuando Julieta decidió aparecer.
_ ¡Necesito hablarte!_ le dijo la chica de golpe haciendo que el profesor Snape por poco no saltara hasta el techo del susto.
_ ¡No me hagas eso!_ le dijo Severus asustado y agregó_ ¿pero qué es lo que...?
Pero se quedó callado ya que pasaba por ahí un ruidoso grupo de niños de primero.
_Ven a verme a mi despacho a las 9._ le susurró disimulando, aunque no necesitaba hacerlo ya que cuando miró a los alumnos, estos por poco no salieron corriendo._ la contraseña es Dumbledore.
_Bueno pero espera un segundo yo...... _ dijo pero se quedó callada de repente al ver aparecer a Amycus Carrow por el pasillo.
Se preguntaron por qué demonios era tan difícil comunicarse. El destino se estaba burlando de ellos e incluso tenía un lindo ataque de risa. El hombre al verlos se paró en seco haciendo que se sintieran incómodos, Snape gruño algo por lo bajo y se fue a su despacho mientras que Julieta bajó al vestíbulo para ver si sus amigos ya habían terminado de almorzar.
Justo llegaba cuando Damián iba atravesando la puerta.
_ ¿Dónde estuviste?_ le dijo al verla.
_Con el profesor Snape. _le susurró mientras que el chico la miró sorprendido_ quería preguntarle sobre Leanne pero...
_ ¿Y? ¿Qué pasó? ¿Qué dijo?_ la apuró el muchacho.
_Apareció el profesor Carrow, nos estaba mirando como si creyera que yo le iba a decir al director lo que hizo... así que no pude hablarle de nada...
_Ahhhggg ¡maldito Carrow!_ dijo Damián molesto_ ¡Nunca vamos a saber nada de Lee así!
_No sé a quién más preguntar_ dijo desanimada Julieta.
_Le podría escribir a mi madre_ propuso el chico.
_ ¡No! Abren el correo... Es peligroso._ dijo Julieta.
En ese momento pasó por al lado de ellos Draco Malfoy sin mirarlos y apurado.
_Qué le pasa a Draco, ¿ya no son amigos? A mí nunca me saluda..._ dijo Julieta mirando como el chico pálido se alejaba.
_No sé, me evita, ya no me habla ni nada..._ explicó Damián con el ceño fruncido._ Quizás su padre le haya prohibido...
_ ¡¡Malfoy!! ¡Claro, cómo no se nos ocurrió antes!_ saltó Julieta agarrando a Damián del brazo y corriendo detrás de Malfoy que había desaparecido por la escalera que daba a las mazmorras y que conducía a la sala común de Slytherin.
Damián al principio pareció confundido y después entendió, lo que no pudo entender fue cómo a ninguno de los dos se le había ocurrido hablar con Malfoy de Leanne. Bajaron por la escalera pero Malfoy no se veía por ningún lado. Dieron vuelta por los corredores pero nada...
_Qué raro... no puede ser que corriera tan rápido como para perderlo_ dijo Julieta.
_Quizás entró al aula de pociones._ dijo Damián y se devolvieron por el pasillo.
Pero el aula de pociones estaba cerrada. Volvían otra vez sobre sus pasos cuando escucharon susurros provenientes de un aula en desuso que estaba a la derecha del pasillo. Eran las voces de tres chicos.
_ ¡Eres un tonto Malfoy! ¿Cómo te puede interesar esa asquerosa Gryffindor?_ decía uno de los chicos... Era Moore, el hijo del gato... que de dulce gatito no tenía nada.
_ ¡Y a ti que te importa!_ le dijo Malfoy que parecía enojado.
_Tienes que pensar en lo que te conviene... mi prima Pansy..._ dijo otro de los chicos, al parecer Nott, pero fue interrumpido.
_ ¡No me gusta! No me la nombres... después de lo que hizo..._ le dijo Draco casi gritando.
_ ¡Ssshhhhh que nos pueden escuchar!_ le advirtió Nott.
_ ¿Qué hizo?_ dijo Moore.
_Me delató con mi padre... él no sabía que... que me gusta Pratt_ explicó Malfoy.
_ ¡Hizo bien! ¡Pratt no te conviene Draco! Si el Señor Oscuro se entera..._ comenzó diciendo Nott.
_ ¡Ella no tiene la culpa que sus padres sean como son!_ volvió a decir furioso Malfoy.
_ ¿Y qué piensas hacer entonces?... La tiene prisionera y la matará pronto_ le dijo Nott con crueldad_ ¡Olvídate de ella! Pansy está muerta por ti.
_ ¡Te dije que no me la nombres!_ le gritó Malfoy.
_ ¡No puedes hacer nada por Pratt!_ le dijo Nott enojado.
_No sé... yo..._ titubeó Draco.
_No pensarás hacer lo que hizo Snape, ¿no?_ le dijo riéndose Moore a carcajadas.
_ ¿Qué? ¿Que Snape hizo qué?_ preguntó Nott desconcertado.
_Quizás Malfoy quiera pedirle al Señor Oscuro a Pratt como Snape le pidió a Rosier_ se rió Moore con maldad.
_ ¿Cómo es eso?_ dijo Nott que parecía confundido.
_ ¿No lo sabes? ¡Pensé que todo el mundo lo sabía!_ se rió Moore_ Snape le pidió al Señor Oscuro quedarse con Rosier para que fuera una especie de esclava o algo así.
_ ¿En serio? ¿Snape qué....?_ dijo Nott sorprendido.
_ ¿Te lo aclaro mejor? Rosier es la P#&a de Snape. ¡Se la pone todos los días!_ dijo Moore riendo cruelmente.
_Eso no es cierto... oí a mi padre decir que..._ dijo Malfoy pero lo interrumpieron.
_ ¿Cómo lo sabes?_ dijo Nott riendo e ignorando olímpicamente a Draco.
_Por que el Señor Oscuro mandó a mi padre a vigilarlos y los vio en la cama mientras hacían ya saben qué..._ dijo riendo Moore.
_Aaaagggggg ¡qué asco!..._ dijo Nott que también reía.
Julieta que estaba del otro lado de la puerta en el pasillo se quedó helada, no podía creer lo que estaba escuchando, se puso muy nerviosa y colorada, y miró con temor a Damián. El chico la miraba con la boca abierta totalmente estupefacto y luego, sin decir nada, se puso rojo de furia. ¡Su amiga le había mentido!
_ ¡Por qué no me dijiste...! ¡Dijiste que él nunca te obligó a...!_ le gritó en la cara y bajando la voz agregó_ ¿Eso es cierto?... Eres una... una zorra. _ dijo furioso y dándose media vuelta para irse.
_ ¡No, Damián espera!_ le gritó Julieta con lágrimas en la cara. No podía creer que su mejor amigo le estuviera diciendo que era una zorra (prostituta).
De pronto se abrió la puerta y los tres chicos salieron al pasillo.
_ ¡¡Así que espiando conversaciones ajenas!!_ les gritó Nott molesto.
_ ¡Ah! ¡Miren a quien tenemos aquí! ¡A la P#&a de Snape!_ le dijo Moore al ver a Julieta, con crueldad.
_ ¡Eso no es cierto! ¡Eres un maldito asqueroso!_ le gritó Julieta y levantó la varita furiosa, lanzándole un maleficio que hacía que la lengua se pegara al paladar. Moore se agarró la cara desesperado mientras emitía unos horribles gritos.
Malfoy sonrió, en cambio Nott furioso también levantó la varita y quiso atacar a la chica pero Damián que estaba cerca lo atacó primero con tanta rapidez que nadie pudo intervenir. Para algo servían las clases de Carrow...
_ ¡Deténganse! ¡No peleen!_ les gritó el profesor Slughorn, que los había visto, y venía corriendo agitado por el pasillo.
Los chicos lo miraron asustados y bajaron la varita, estaban condenados, se iban a ligar un muy buen castigo. Malfoy que se reía de sus amigos se calló.
_ ¿Qué pasó aquí?_ dijo mirándolos enojado. Los tres chicos que seguían de pie bajaron la cabeza. El hombre hizo un gesto de impaciencia y realizó el contra hechizo de Nott, que se recuperó al instante. _ Señor Nott vaya y lleve al señor Moore a la enfermería... yo no puedo curar a Moore de ese maleficio.
Nott tomó a Moore del brazo y se fueron escaleras arriba, mientras que en el pasillo quedaban los otros a esperar la sentencia.
_ ¡Diez puntos menos para cada uno!_ les dijo el profesor Slughorn mirándolos seriamente_ Y ahora señor Malfoy le recomiendo que vaya a la sala común.
Draco se fue enojado, él no había participado de nada e igual le habían quitado puntos. Slughorn miró a Damián y Julieta con atención.
_El martes de la semana entrante es la primera reunión de un club que estoy organizando y me encantaría que ambos participasen_ les dijo sonriendo. Ambos chicos se sorprendieron por la invitación y el cambio producido en el profesor._ es a las siete de la tarde en mi despacho. Los espero ¡y no se metan en problemas!
Luego de decir esto se fue escaleras arribas hacia el vestíbulo. No podían creer que en vez de darles un castigo los hubiera invitado a un club. Julieta se preguntaba que era ese club e iba a preguntarle a Damián, cuando al mirar su expresión se acordó de lo que acababa de pasar. Damián la miraba furioso pero no le dijo nada y se marchó.
_ ¡Espera Damián! _ le dijo la chica corriendo detrás de él y agarrándolo del brazo.
_ ¡Suéltame! ¡No quiero volver a verte!_ le dijo el muchacho empujándola bruscamente.
_ ¿Pero qué te pasa? ¿Por qué...?_ le dijo la chica con lágrimas en los ojos.
_ ¡Sólo déjame en paz! ¡No me hables ni nada!_ le dijo con desprecio.
Julieta se quedó parada en el lugar viendo cómo se alejaba Damián, no entendía por qué el chico había reaccionado así ni por qué la había insultado, estaba devastada. Corrió al baño de chicas que estaba más cerca y se encerró a llorar.
Aquel día no volvió a ver a Damián, ni siquiera en la cena y lo único que supo de él fue cuando Paul llegó a la mesa de Gryffindor con la noticia de que el castigo que les tenía preparado Carrow era usarlos en la clase de séptimo como conejillos de indias. Habían estado practicando contra ellos un montón de maleficios y si alguien se negaba a hacerlo era castigado. De todos modos los chicos estaba bien, o como dijo Paul..." podría haber sido peor". Su tono de voz era tan resignado y triste que Julieta decidió que más tarde cuando viera a Severus le iba a decir todo lo de Carrow. No le importaba ya si le traía problemas, no podía permitir que le hiciera esas cosas a sus alumnos. Pero cuando a la hora acordada salió de la sala común de Gryffindor se encontró con la profesora McGonagall que la retó y la envió de nuevo dentro. Cansada y muy triste, se rindió. Subió y se acostó... otro día más que no vería a Severus.
El diario del príncipe:
El día fue un desastre... me pasé la mañana discutiendo con madame Pomfrey por causa de la nueva disciplina implementada y el creciente número de pacientes que tenía que atender los cuales se negaban a decir nada de quién los había atacado y ella estaba segura que eran los nuevos profesores Carrow. La mujer no tenía pruebas y pensé que estaba exagerando pero ese mismo día me encontré a Julieta en el vestíbulo que me dijo que tenía que decirme algo urgente pero apareció Amycus y no quiso hablar más.
Me preocupé mucho, Julieta no es una persona que se asuste por cualquier cosa y vi miedo en su rostro al observar al hombre. Más le vale a Amycus que yo no me vaya a enterar de que le ha hecho algo por que no sabe lo que le espera. No voy a permitir por nada del mundo que le toquen ni un pelo. Pensé que decírselo estaba de más pero ya veo que voy a tener que aclararlo antes que tenga problemas.
Pensé en preguntarle a Julieta aquella noche... habíamos quedado que vendría a verme a las nueve de la noche pero no apareció. La esperé hasta muy tarde y temiendo que algo le hubiera pasado bajé a dar un vistazo a los pasillos, pero todo parecía normal. Terminé en las cocinas en busca de un té que me calmara un poco. Había comenzado con los mismos síntomas del año anterior... esa maldita y obsesionante necesidad de verla. La necesitaba y quería tenerla cerca, y el no poder hacerlo me estaba volviendo loco. Ese día tuve un fuerte impulso de buscarla por el colegio pero me forcé a mí mismo a no hacerlo. Debía pensar en mis nuevas obligaciones y concentrarme en mis tareas.
Por otro lado estaba el asunto de la chica Pratt, Lucius Malfoy no me había respondido aún mi carta y esperaba ansioso noticias por ese lado. No comprendía por qué se demoraba tanto en responder y rogaba que todo estuviera bien y que no me viniera a complicar la vida con malas noticias.
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