Capitulo III

El extraño invitado


Eigard estaba vestido en sus mejores galas, portaba una gabardina oscura larga, un par de botas de color café con una camisa blanca y pantalones que resaltaba su cabello blanco.
Sus cabellos estaban atados a una larga coleta alta.

- Pensé que estabas en tu habitación - contesto el mayor.

La pequeña solo lo miro pensativa, el mayordomo le había contado mucho. El principe se había quedado solo desde muy pequeño, debía de guardar silencio con eso.

- ¿Que tanto piensas?.

- Solo quería meditar unas cosas. Para no equivocarme.

- ¿Para no equivocarte? - dudo el hombre.

- Si, la sabiduría de mi señora me impide el que diga las cosas tan a la ligera sin pensarlas bien.

- Si que es complicado ser vocera de la diosa Asteria - dijo cruzando los brazos.

- Es complicado decir tus propios deseos. Por qué como por arte de magia cambian tus palabras dependiendo de lo que pienses - pronunció la niña con la mirada en la alfombra roja.

El principe pensó, para ser una niña debía de pasar por eso. Su propia voz era callada por su ama y señora, que desdicha para ella.

¿Y que debo hacer yo? — pregunto la niña.

— Tu serás mi hija frente a ellos, así no harán preguntas.

¿Cómo que tu hija?. No pertenezco a tu familia.

— No necesitas hacer nada más que estar conmigo, cada vez que pregunten algo respondes rápido y con oraciones cortas. Las personas que vendrán no son nada agradables, odian a los dioses con todo su ser y es probable que hablen cosas bastante malas.

La pequeña comenzó a caminar al lado del principe.
Hasta que él le extendió la mano para que tomara la suya.

Cualquier cosa que necesites, deberás de jalar alguna parte de mi ropa para llamar mi atención.

Eigard y la angel bajaron por las escaleras. La niña caminaba estirando su pequeño brazo tratando de sujetar la mano del principe, pero era demaciado alto o tal vez ella era demaciado pequeña.

Apenas si podía bajar las escaleras rápidamente, así que el principe la tomo en brazos para ir más rápido.
Las sirvientas que observaron la escena se quedaron llenas de ternura al verlos.

La jefa de las sirvientas pensó que tal vez en un futuro, su joven amo terminaría encontrando a una buena esposa y tendría una bella hija.
La imaginación de ella daba vueltas sin parar, ansiaba ver ese momento antes de morir.

Todas las sirvientas presentes caminaron detrás del principe para ir al comedor donde los invitados esperaban ya sin paciencia.
Varios delegados estaban sentados en la larga mesa y el invitado de honor estaba sentado en el extremo de la mesa.
Era nada más y nada menos que uno de los principes, hijo del rey.

Que con una mirada clavada en el principe que apenas llegaba a la sala mostraba un celo bastante fruncido.

Dicho príncipe era el tercero en la línea de alrededor 7 hijos.
Debido a su lugar en la línea, no podía heredar la corona como su hermano mayor.

Debido a eso, se había vuelto alguien engreído y ambicioso. Cuyo carácter era siempre tan molesto que causaba demasiados problemas en la Corte Real.

Pero que agradable sorpresa, verlo por aquí — hablo Eigard — principe Galleon.

Pensé que no te volvería a ver, desde ya sabes que...

— Es bueno verlo y que se encuentre bien.

— Este lugar sigue pudriéndose con el tiempo. Por cierto, esas bestias siguen allá afuera ¿no?. Por qué todos en esta ciudad están muriendo de hambre y de frío gracias a esas cosas.

— Hemos tratado de hacer lo posible, pero la montaña es un terrible obstáculo para nosotros — Eigard ya había tratado con él en muchas ocasiones, ya sabía cómo mantenerlo a raya.

Ambos príncipes se encontraban conversando de una manera algo cortante, y era percibido por todos en la  habitación.

Después de una leve discusión por parte de los dos príncipes, Galleon dió una rizotada que resonó en el comedor.

Si que eres alguien gracioso de ver... — Galleon miro a la niña en brazos del contrario — ¿Y....quien es esta señorita?.

La niña miro al príncipe que estaba sentado en la silla.

Ella es mi hija adoptiva — Contesto Eigard.

Pensé que te habías casado y habían tenido una niña tan bonita. Pero solo resultó que habías tomado a una simple huérfana bajo tu protección.
¿Para que fines la adoptaste?¿Acaso eres de esos gustos Eigard?.

Las palabras provocativas del contrario eran bastante fuertes. Si tan solo la niña fuera en verdad una huérfana ella lo hubiera tomado a mal.

¡Tenga cuidado Príncipe Galleon! — Elevó la voz Eigard molesto — No olvide que este es mi territorio y puedo enviar a los delegados de regreso para que el rey le ponga un severo castigo.
¿Acaso está tratando de poner mi paciencia a prueba o quiere que yo mismo le imponga un castigo adecuado?

Los delegados se pusieron tensos, ellos solo guardaban silencio entre la discusión.

En ese momento la niña bajo de los brazos de Eigard y camino hasta quedar al frente de la mesa.
Sujeto su vestido e hizo una reverencia.

Encantada de conocerlos, soy Miriam, la hija adoptiva del principe Eigard.

Los delegados quedaron impresionados, la niña había saludado adecuadamente a pesar de su corta edad.

Que adorable niña tiene mi señor — hablaron algunos mayores.

Galleon solo frunció el ceño, pero no dijo nada en absoluto.

Después de una leve presentación, todos se sentaron en la mesa.
Todos conversaban alegremente mientras que el 3er principe estaba de brazos cruzados mientras miraba con envidia a Eigard. Su comida ni siquiera la había tocado.

Esto lo paso por alto Eigard, pues sabía que el 3er principe causaba demasiados problemas y además era alguien que necesitaba tener mano firme. Era mejor ignorarlo para no tener ningún problema con el rey.

Veo que el crudo invierno aquí es muy fuerte, espero que esas asquerosas bestias puedan irse de aquí — sugirió uno de los delegados.

Tiene razón, a decir verdad he puesto bastante empeño en alejarlas de aquí pero son demasiado insensatas y tercas.

Miriam por otro lado miraba atentamente al 3er principe sin despegar su mirada de él.

¿Y que edad tiene su pequeña alteza?.

— ¿Miriam? — pregunto Eigard.

La pequeña lo miro con duda.

Preguntan cuantos años tienes.

— Hem......tengo 4 años... — dudo, no sabía si decir la verdad de su edad.

— Aunque eres una niña tan pequeña posees buenos modales. Necesito a la institutriz de su majestad para mis nietos —  dijo uno de los aristócratas presentes.

De nuevo la pequeña miro al príncipe Galleon, quería decirle algo. Pero su actitud no la dejaba hablarle, aunque fuera nacida de una deidad sentía miedo de aquel príncipe. Era como si este tuviera algo oscuro dentro de él.

La mirada de la niña la sintió Galleon, quien la miro fulminante y con rabia en sus ojos. Esa niña lo ponía incómodo lo que lo hacía enojar aún más.

— ¡¿Que es lo que miras mocosa?! — dijo de manera grosera.

Miriam dió un brinco al escuchar la voz de Galleon, ella bajo la mirada al suelo con temor.
Los demás presentes notaron esto y miraron al príncipe en silencio.

Su alteza, no sea así con la niña. Es una falta de respeto el gritarle.

Todos alegaron ante el comportamiento del 3er principe. Eigard guardó silencio y miro a Galleon, ese muchacho si que lo sacaba de quicio.
Las manos de Miriam temblaban y esto lo noto Eigard, él le susurro al oido.

Si quieres puedes marcharte, ve a tu habitación o busca a la jefa de las sirvientas.

— Si.

La pequeña bajo con cuidado de su asiento y se despidió de los presentes. Salió rápidamente del comedor por qué todavía podía sentir la mirada de aquel joven tan malo.

Sus hombros se sintieron relajados cuando fue por el corredor, miraba cada cuadro y jarrón que decoraba la casa aunque estuvieran llenos de polvo y telarañas. Parecía que nadie los limpiaba, algunos incluso tenían plantas secas.

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Una enorme disculpita por desaparecerme durante dos meses y era por qué tenía un bloqueo mental y tenía mucha tarea y proyectos.

Aún así aquí está el capítulo que les debía y todavía estaré escribiendo otros más para compensar mi desparicion tan repentina.

Hasta aquí mi reporte.

Los quiere su querido Autor-kun (♡ω♡ ) ~♪





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