Reparaciones y sectas.

Ya había salido de aquella ciudad a la que llamaremos shit-land, si shit-land, porque no me voy a quedar aquí perdiendo el tiempo mientras podría estarle cortando el cuello al siguiente bastardo de turno.

Bueno, como te decía ya había escapado de esa maldita ciudad arrastrándome como la infeliz pila de chatarra que era, no pasó mucho tiempo para darme cuenta de dos cosas, la primera era que no importaba que tan cerca estuviera el basurero, tarde o temprano algo terminaría con mi patética existencia, la segunda es que algo me estaba siguiendo, era un cuerpo humanoide, parecía seguirme, tenía bastante desconfianza al respecto pues que otra figura humanoide podría seguirme sino un Guardia de la tecno-unión enviado a localizarme y matarme o un chatarrero en busca de piezas de valor y para obtenerlas obviamente el tendría que matarme en el proceso, ahora añádele que no tienes piernas y solo te estás arrastrando hacia un destino incierto.

No fue hasta que aquella silueta me alcanzó, era un cyborg por describirlo de alguna manera, el pertenecía a una organización religiosa en donde adoraban a las máquinas, (unos completos lunáticos si me lo preguntas), ¿cómo lo supe?, lo supe porque ya había tenido algunos encuentros con estos tipos antes, iban algunas veces a Taurus por motivos ceremoniales que nunca supe de que trataban, conocí a uno de ellos estando de paseo en el parque de mi ciudad, me daba cierto tipo de repelús pasar cerca de ellos pues el verlos aveces era incómodo, las modificaciones a su cuerpo eran extremas, parecían más máquinas que humanos y al hablar sus voces sonaban muy distorsionadas en el peor de los casos, lo que hacía que sintiera más pavor hacia ellos.

Lo curioso es que este tipo era algún tipo de misionero o algo así, porque para que ayudes a alguien tan desinteresadamente solo podía ser o un acto de buena fe o algún tipo de trampa, al acercarse el me pregunto si deseaba que me ayudase, lo que de hecho es curioso pero quería contestarle sarcásticamente, pero había algo en mí que me dijo que era mala idea, a lo que terminé respondiendo que sí, explicándole el problema que tenía en ese momento, inventando una mentira para no levantar sospecha alguna, me dijo que me llevaría a la iglesia más cercana, cosa que ya algo desconcertado le pregunté por qué me llevaría a una iglesia y no a un mecánico o a una fábrica para que me reparen y de forma muy calmada y alegre me dijo:

-tranquilo entiendo que estés confundido amigo mío pues después de tantas desventuras es normal que sientas temor o nerviosismo, pero confía en esta alma caritativa que solo quiere ayudar a este pobre ser herido.

Después de eso prosiguió a llevarme a su iglesia, es curioso, pero en el camino tuvimos una conversación bastante agradable, rara pero agradable. Claro que durante todo el trayecto le estuve haciendo preguntas.

-Oye sé que es estúpido que te pregunte esto hasta ahora, pero, ¿cómo te llamas?

-Mi nombre es David D'Laurence, el tercero de una gran familia de artesanos, pero tú me puedes llamar David.

- ¿por qué me estás ayudando de tan amable manera?

-Porque es algo que un buen hijo de la máquina haría.

- ¿Hijo de la máquina?

-Sí, así nos llamamos, nuestra misión en la vida es ayudar a las máquinas salvándolas de aquellos demonios que las maltratan y esclavizan.

- ¿Demonios?, ¿cuáles son esos demonios a los que te refieres?

-Los chatarreros, los cazadores de máquinas y varios otros herejes de ese estilo.

- ¿No los cazadores de máquinas mataban a los robots y cyborgs que se habían salido de control?

-Si, pero esas pobres máquinas no merecen un destino tan cruel como ese, por muy peligrosa que sea, siempre se puede llegar al centro de su programación y ayudarla a cambiar.

- ¿No eso sería reprogramación?

-Desgraciadamente, aunque odiamos admitirlo creemos que una reprogramación es un mal necesario, pues, así como puede ayudar a una máquina a mejorar alguna de sus características también puede llegar a afectar a la máquina y a quienes rodea.

-Suena un poco aterrador si lo pones desde esa perspectiva.

-Lo sabemos.

-¿Cuánto falta para llegar?, pues aunque tenga el cuerpo hecho de metal eso no quiere decir que me encante estar bajo el sol.

-Ya casi llegamos.

Y después de tres horas llegamos a la iglesia de los hijos de la máquina, era muy grande y bella, su belleza resaltaba tanto dentro como por fuera, incluso podía llegar a jurar que estaba a la par de la iglesia de Notre-Dame en París por lo bello de su arquitectura, pues era un estilo gótico jamás visto incluso estaba mezclado con un fino estilo industrial que aunque suene raro encajaba de una manera tan armoniosa que resaltaba las esculturas de lo que parecían los antiguos líderes de la iglesia las puertas eran de una madera que aunque antigua aún se veía bastante elegante con todo y el pasar de los tiempos, pero la parte más sorprendente se encontraba en lo que eran sus vitrales cada uno con un mensaje acerca de la vida y significado de esta, lo que más me llamó la atención fue que cada persona que los ve, llega a sentirse más relajado, aún si no es de esta religión o si está muy estresado, hablando matemáticamente los patrones de los vitrales eran perfectos y muy detallados, hechos con una exactitud sorprendente, ahora por la parte industrial se notaba mucho por las decoraciones en el interior por el tipo de lámparas, muebles, y paredes que eran de color blanco, la tecnología en aquel lugar era impresionante, había todo tipo maquinaria adentro, cables, partes de repuesto, procesadores, entre un sin fin de objetos más, pero también me percate de varios robots que habían sido rescatados.

Después de todo esto recuerdo haber entrado a la sala de mantenimiento, la cual era atendida por dos hermanos, un joven que era algo indisciplinado y desobediente y su hermana cuya edad si mal no recuerdo no pasaba de los veinte años, su carácter era más paciente y con mejor educación, aun con la cierta diferencia de edad entre ellos sabían hacer su trabajo de una manera tan profesional que pareciera que hubieran nacido con el conocimiento desde su nacimiento.

-Hermano James, hermana Emily necesito su atención urgente.

-Que necesitas David espero no sea otra de tus tontas bromas, acabo de ayudar a James a reparar una pierna de un androide de recarga tipo s-32 y sabes que esas cosas son bastante frágiles.

-Tranquila Emily aquí tengo a alguien que va a ser más fácil de reparar.

-Más te vale, ¿es eso un androide Dh-123?, es genial, nunca había visto nada así en mi vida, ¿sabías que la empresa Dharion dejó de producirlos por lo caro de su mantenimiento?

- ¿Eso quiere decir que soy valioso?

-Eres mejor que eso, eres un pedazo de historia.

-Yo lo que quiero es caminar, no ser parte de la historia.

-Tranquilo, solo espera un momento. ¡James trae las herramientas y repuestos, tenemos un androide Dh.

- ¿Un Dh?, voy en seguida.

Me cambiaron las piernas y el brazo izquierdo, el proceso fue rápido, pero aún así estaba en shock, no podía imaginar lo que me había sucedido, incluso llegué a pensar en lo doloroso que sería esto en un cuerpo humano, como sea ya no había forma de volver a mi cuerpo. Después de terminar estuve a punto de irme cuando David me dijo que podía el tiempo que necesitase, y como no tenía otra opción decidí quedarme, una decisión que no me arrepiento de haber tomado.

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