Mi mayor miedo
mis sentimientos.

Mi mayor temor
mis emociones.

Mi mayor dolor
mis pensamientos.

Y es que no puedo vivir sin ellos,
pero a la vez
ellos tan poco me dejan vivir.

Turban mi existencia
crean espectativas que no se cumplen
derriban muros y crean otros más altos.

Si me preguntasen ahora mismo
yo diría que no soy feliz
que no estoy bien
que mis pensamientos me corroen por dentro,
como si fuesen ácido,
como si fuesen veneno.

Sigo pensando en ese gato,
es gato que engañó a la muerte
cambiándole siete vidas
por una sola junto a ella,
porque el gato sabía que merecía la pena jugársela por ella.

Sin embargo,
el gato se dió de bruces contra el suelo
y perdió la última vida que le quedaba;
perdió esa vida que había reservado para ella.

Al final
la muerte,
como siempre,
salió vencedora;
y creo que en este caso no va ha ser muy distinto.

Si me preguntasen ahora mismo sobre algún pensamiento que sepa seguro,
diría esto:
"Le pondré tu nombre a una bala
para que seas lo último que pase por mi mente".