CAPITULO 3
"No llores pequeña, me duele ver que sufras por cosas tan tontas, ¿Qué pasará cuando de verdad tengas que llorar y ya no tengas lágrimas?"
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- ¡Maddie! ¿te encuentras bien? - la voz del ojiazul sacó a la muchacha de su shock momentáneo, el muchacho la miró con preocupación genuina - ¿te hizo daño? – preguntó tomando la mano de Maddie. La muchacha negó con la cabeza, con el dorso de su mano libre se secó el par de lágrimas que lograron correr por sus mejillas -Sí, es solo que... – Asa la interrumpió - ¿Qué Maddie? – ella reflexionó por unos instantes, para luego hablar, - Me pareció como si la mujer me estuviera viendo por dentro- Asa miró asustado y confundido -como si supiera todo acerca de mi con solo tocarme- el muchacho la miró francamente preocupado. Asa se incorporó, posteriormente tomó la mano de Madeline para levantarla, -No te preocupes, saldremos de aquí muy pronto, puedo sentirlo- La muchacha asintió determinada, pero en su interior sabía que probablemente no encontrarían ninguna salida, al menos no en ese momento.
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- ¡NO"! - el muchacho gritó frustrado, -NO, NO, NO – el ojiazul comenzó a golpear la pared con sus puños. "Aquí tampoco es la salida, pajarillos". Se leía en agresivas letras rojas en la ahora pared de metal.
Maddie y Asa habían escarbado y golpeado la pared por media hora (según cálculos de Maddie) hasta toparse con lo mismo que antes de que la misteriosa anciana apareciera dejando desconcierto a su paso; la pared era de metal justo como el piso y también contenía un agresivo mensaje escrito en letras rojas que acaparaban gran parte del boquete de cemento que habían logrado arrancar de la pared con esfuerzos. Asa estaba claramente frustrado jalándose su negro cabello entre los dedos, en cambio, Madeline se encontraba cansada sentada en el piso mirando a su compañero quien le daba leves golpes a la pared con sus nudillos. – Golpear la pared hasta romperte la mano no ayudará Asa – dijo la ojiverde desde su lugar en el piso. El muchacho la ignoró y golpeo la pared con un poco más de fuerza, - ¿me vas a ignorar ahora? – continuo la muchacha, Asa comenzó a golpear la pared con fuerza y odio - ¿Asa? -, los golpes comenzaron a resonar en todo el cuarto – ¡Asa, harás que nos descubran! – dijo la muchacha con preocupación. El ojiazul no la escuchó y empezó a golpear con demasiada fuerza - ¡ASA , PARA! – gritó la chica. El muchacho siguió golpeando y sus nudillos empezaron a sangrar. - ¡ASA NO! – la ojiverde se incorporó rápidamente para evitar que el muchacho se siguiera golpeando, se cruzó en el camino de los puños de Asa y los sostuvo entre sus delicadas manos deteniendo el impacto ,el muchacho abrió sus ojos sorprendido mientras la muchacha sostenía sus manos entre las suyas – No lograremos nada lastimándonos- dijo la muchacha acariciando el dorso de sus manos – ellos quieren que nos desesperemos Asa, hay que mantener la calma – él la miró enarcando una ceja, ella soltó un suspiro -Si Asa, sé que no soy la mejor persona para decirte que te calmes pero hey, - dijo señalando a su alrededor – si no soy yo ¿Quién?- el muchacho suspiró calmándose y soltó las manos de la ojiverde. Ella suspiró y tomó un lugar en el suelo cruzándose de piernas, luego miró a su compañero y palpo con su mano un pequeño lugar en el piso a un lado de ella indicándole que se sentara, el cómo siempre la obedeció y se recostó en el piso a un lado de ella, ambos soltaron un largo suspiro y la ojiverde también se recostó en el suelo frio de mármol cerrando sus ojos, pasaron unos minutos en silencio hasta que Asa tomo la palabra, -¿crees que algún día encontraran nuestros cuerpos? – dijo tristemente, la muchacha entreabrió los ojos y gruñó – y yo creía que yo era la negativa en esta amistad – dijo la chica mirando el techo, la muchacha suspiro tristemente – No Asa, no creo que los encuentren- dijo con mucha tristeza, el ojiazul sonrió levemente y dijo – Yo creo que si – la ojiverde confundida pero sin dejar de mirar al cielo respondió -¿ah sí? – el chico se aclaró la garganta y respondió – Si – hizo una pausa y continuo – los encontraran, en una tumba digna y la lápida dirá que vivimos muchos años felices y que regresamos a casa – Maddie sonrió un poco, - ¿Quién rayos pondría algo tan específico en una lápida? – ambos soltaron una triste carcajada. Luego de unos segundos la muchacha dijo con tristeza - ¿Qué crees que hagan con nosotros? – el muchacho suspiro – No lo sé Maddie, pero estoy seguro de que devolvernos a casa no- agregó tristemente. La muchacha comenzó a mover su mano por el suelo, palpo suavemente hasta encontrar la mano de Asa, cuando la encontró la sostuvo fuertemente entre sus dedos, el muchacho se movió sorprendido - ¿Maddie que sucede? – la muchacha tomo aire y respondió con voz temblorosa – No quiero morir Asa- dijo tristemente -Hay demasiadas cosas que no he hecho- luego trago saliva – Quiero amar, quiero casarme, quiero ver el mundo, quiero graduarme, quiero ser alguien, quiero...- Maddie hizo una pausa y resopló – Quiero vivir Asa – el muchacho apretó la mano de la ojiverde y se removió hasta tumbarse a su lado, la muchacha lo miro extrañada a los ojos – Tu harás todo eso Maddie – dijo tomando la otra mano de Maddie entre las suyas, -veremos la luz del sol por el resto de nuestros días, seremos alegres, veremos cosas tan bellas que no las creímos posibles, leeremos y cumpliremos nuestros sueños- dijo mirando a la muchacha a los ojos – Vamos a vivir Maddie – la joven esbozó una enorme sonrisa y abrazó a su amigo, el abrió los ojos como platos – Gracias, Asa – dijo la ojiverde, Asa sonrió y le devolvió el abrazo.
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- ¿Cree usted que el plan esté funcionando maestro?- al oír la voz de su subordinado el hombre esbozó una sonrisa de oreja a oreja, -Por supuesto que está funcionando muchacho – el chico suspiró y luego preguntó - ¿No cree usted que está tardando un poco señor? - la sonrisa del hombre fue reemplazada por un ceño fruncido – Claro que está tardando muchacho, eso es lo que lo hace genuino, además - el hombre miró a la pantalla con una enorme sonrisa, mirando como sus presas habían quedado profundamente dormidas – Cosas buenas a los que perseveran muchacho- dijo sonriendo – Cosas buenas – el muchacho sonrió e hizo una reverencia para luego desaparecer por la gruesa puerta con un gran estruendo. El hombre se removió en su silla y miró la pantalla acariciándola con sus pulgares, - Descansen mis bellos pajarillos- dijo con voz alegre admirando la suave respiración de sus presas dormidas -que mañana será un día ... interesante. -
NOTA DE AUTOR:
Lamento que el capitulo sea tan corto, se los compensaré con doble capitulo esta semana.
P.S.T: ¿Para que rayos me molesto en escribir una nota si nadie me lee?
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