Cocina japonesa

Hola washitas :V ¿como están? sé que no e subido continuación de muchos de mis Fics pero la verdad es que ultimamente no e tenido inspiración para hacerlas.

Enygere (Mi ingles de shit xD) encontré inspiración para seguir a medias todos los capitulos de todas mis novelas lo que significa que no tardaré en subir (espero :V) quería avisarles que modifiqué el BookTrailer de esta novela, el otro era una porquería QAQ9. 

Comencemos!!

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La campana de la hora de la salida sonó.  Un rubio italiano  posaba tranquilamente el mentón sobre su mano izquierda mientras admiraba discretamente a la femenina que tenia a su lado. Rosse  Vennedetti guardaba sus utensilios con suma delicadeza y elegancia, acomodaba refinadamente  todo lo ocupado por ese día.

-Podemos irnos ya.- declaró en cuanto tuvo  la oportunidad. Cerró su maleta de tela fina y se la colgó  ligeramente sobre el hombro. Roh asintió y se paró con suma tranquilidad contando cada uno de sus pasos sin dar por desapercibido el más mínimo detalle, igualmente tomó sus cosas y colgandoselo en el hombro espero a que su protegida estuviera a su lado para poder marcharse juntos.

-que tenga linda tarde Tsuna- fue lo ultimo que dijo la peliblanca mirándolo por el rabillo del ojo, ante ello el castaño se sonrojó y presenció la retirada de esa figura italiana tan delicada y formal.

Los pasillos estaban siendo desalojados. Muchas personas volteaba a ver a esas visitas extranjeras que presumían de una gran belleza  y elegancia, el rubio ignoraba todo salvo a su ama quien caminaba tan finamente que incluso parecía estar flotando; en cuanto ella, su mirada siempre se posó hacia enfrente, saludando con una sonrisa amable a todo aquel chico o chica que la miraba fijamente, su cabello  perfectamente acomodado se asomaba por un hombro y su uniforme pulcro danzaba con la dirección a la que iba.

-Roh, ¿Reborn asistirá hoy a la hora de la comida?- el chico negó  respetuosamente. - ya veo, tiene asuntos muy importantes que atender con Tsunayoshi-

La mirada verde de su guardián se oculto en los párpados italianos, los pasos de ambos estaban en una coordinación que muchos susurraban acerca de una posible relación amorosa o consanguínea.

-¿Por que Tsunayoshi es tan importante?-

El cuerpo del rubio se tensó delicadamente  al escuchar tal pregunta; sabía a la perfección que en cualquier instante soltaria aquel cuestionamiento pues como era de esperar Reborn lo había advertido de esa duda en un futuro, sin embargo, hubiera preferido que el bebé estuviera presente para ser él  quien responda esa interrogante.

-Resulta ser el hijo de un trabajador de tu padre- culminó ni tan serio ni tan relajado- pero no creo que a su padre le guste que se involucre en ese tema...- siguió, solo que esta vez intento sonar más severo- usted sabe que la Mafia y su nombre son algo que queda estrictamente prohibido combinar-

-estoy consiente de ello, muchas gracias-

Rosse sabía que su padre no era malo sin embargo ser el noveno jefe de la legendaria familia  Vongola era un cargo sumamente importante, poderoso, delicado y, como no mencionarlo: peligroso.
El cuerpo de la peliblanca giro a la derecha y bajo las escaleras manteniendo todo el tiempo los hombros rectos, la mirada firme y la espalda derecha. Muchos alumnos se abrieron paso para apreciarla mejor o simplente para dar una buena impresión, Rosse no lo tomaba muy enserio.

La planta baja era la destinada a los casilleros de todos y cada uno de los alumnos en ese colegio, como era de esperarse  los italianos tenían casilleros juntos; abrieron la puerta y sacaron los zapatos civiles para así desocupar los escolares y poder salir del colegio.

-Se quitan por respeto- explicó en italiano su compañero- creen que tanto  sus casas como sus colegios son sitios importantes que no deben ser ensuciados con el exterior-

-es una creencia muy pura- estuvo de acuerdo la heredera vongola. Sus zapatos eran de charol finamente limpiados todos los días- después de todos son los lugares más importantes en la formación de una persona ¿no?-

Roh asintió con una sonrisa en el rostro, es cierto que ambos chicos extranjeros resaltaban en el lugar sobre todo por que ambos eran hermosos y elegantes. (...) colgó de nuevo su maleta sobre el hombro y se dispuso a caminar frente al rubio acompañante quien prefería vigilarla por detrás como fiel guardaespaladas.

La puerta principal de Nami~chuu estaba amplia y perfectamente limpia pues sus cristales siempre eran vigilados,  supervisados  y estrictamente controlados por el comité Diciplinario así como cada parte del colegio...eso todos los sabían. Una vez afuera el rostro angelical de la chica se iluminó, el sol brillaba mucho, los alumnos se juntaban con sus amigos y la retirada podía definirse como potencialmente en orden. Los italianos  caminaron siguiendo el mismo rumbo que otros alumnos tenían. A pesar de ser su primer día se adaptaban a la perfección  a las reglas y las costumbres del colegio.

Unos pasos más adelante Roh cambio su expresión  a una mas dominante; como era de esperarse el líder del comité  diciplinario se encargaba de todo el orden en la salida del alumnado esperando y vigilando imponente sobre el puesto de control en la puerta principal. Inmediatamente el carnívoro  se percató de la mirada y al distinguir quien era bufó arrogante.

-Linda tarde Hibari-san- fue la dulce voz de Rosse la que rompió ese incómodo ambiente entre los dos chicos al llegar  al punto de encuentro.

Kyoya la miro con indiferencia, sin embargo asintió levemente para dar a entender que la había escuchado; muchos alumnos al rededor se quedaron paralizados con tal acto: nadie había hablado con Hibari con tanta calma y había vivido para contarlo.

El cabello de la chica danzó al compás del viento. Tanto Roh como Kyoya admiraron si darse cuenta esa figura tan perfecta y tan angelical que se posaba frente a ellos y se marchaba por cada paso más que daba.

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La grabadora fue puesta de nuevo, el auxiliar 3.5 estaba conectado a su celular, el sonido de teatro en casa era de los mejores y más exclusivos de Italia, el eco que la casa tenía por estar parcialmente deshabitada ayudaba mucho a la acústica, Rosse no tenía zapatos, sus calcetas blancas tenían la facilidad de resbalarse por el salón principal, la música podía escucharse en el patio trasero y para finalizar...la comida se estaba calentando.

Esa tarde la chica se aseguró de llamar a Reborn para indicarle que no era necesario que el Chef personal fuera hasta su casa para preparar algo que podía hacer ella misma. Le explicó también que de camino a casa, junto con Roh, habían dado a parar en un mercado de verduras típicas y especias ligeras.

"Quiero experimentar la cocina japonesa" fue el argumento bien sustentado de la heredera vongola en el otro lado de la línea telefónica. 

Las llamas de la estufa perfectamente calibrada calentaban las casuelas de teflon europeo mientras que los demás ingredientes eran sacados de sus bolsas de papel por unas manos delicadas pero firmes. Primero la carne de ternera, algunos vegetales, jugo de naranja, Panko (algo nuevo para ella), leche, cebolletas, wasabi (de igual manera nuevo), helado de vanilla casero para el postre, hierbas de olor, algunos dulces y una basura que hecho dentro para tirarla después en su lugar.

Saco de los gabinetes color crema la salsa de soja y el aceite de oliva que Reborn o los sirvientes de su padre habían comprado para llenar la alacena de comida italiana o cualquier aperitivo que (...) estuviera acostumbrada a preparar. La pista preferida de la chica europea comenzó apenas tuvo todo los ingredientes necesarios a su alcance para comenzar a cocinar. 

Gloria; así se llamaba ese divertido y muy humorístico éxito en Italia del cantante y compositor Umberto Tozzi (la canción se encuentra en multimedia por si no la conocen). Lo que alegraba a la chica más que el ritmo contagioso eran los recuerdos que le venían a la mente a lado de su padre, las risas, los gestos divertidos, las expresiones curiosas y las ropas sucias de harina o incluso comida eran lo que daba más calidez a ese flashaso del pasado así que sin pensarlo dos veces subió el volumen.

Saco un Bol de plástico mediano a la par que cantaba susurrante la letra de aquella canción, puso los 250 gr de carne de ternera que compro esa misma tarde dentro del utensilio de plástico y, según la receta que había conseguido gracias a Roh hecho la leche, el panko, el huevo levemente batido, la salsa de soja, las cebolletas picadas y el wasabi.

Rosse sabía que nadie podía verla por eso perdió la elegancia ligeramente al dejarse llevar por la música y utilizar el cucharón como micrófono, puso la mezcla previamente combinada en el refrigerador y el cronómetro lo temporizó a 15 minutos. Mientras los minutos pasaban la hija Vongola subió a su habitación con las chanclas blancas que tenía indicado apropiado para estar dentro de la casa y se cambió la ropa del uniforme por una más cómoda y casual, se amarro el cabello en una coleta alta para que no le molestará y miró las notas que el bebe había dejado en su escritorio.

Notas, horarios, las cuentas bancarias, numero de luz, domicilio...todo lo que la Italiana pudiera necesitar estaba anotado ahí salvo una cosa: Horario de basura.

Reborn le había dicho a Rosse que juntara y separará la basura en cuatro grupos (cosa que había dicho) solo que aún le confundían ciertas categorías que no acostumbraban en europa; de cualquier forma saco la basura como le fue ordenado.

Bajo unos cuadernos y unos lapiceros a la cocina y se dispuso a hacer los deberes que le habían dejado ese día de clases. Para ser el primero no le resulto nada difícil, su japones le ayudo bastante y la presencia de Roh la tranquilizaba. los deberes tampoco eran algo imposible, de hecho, muchos ejercicios, teorías, temas y de más ya los conocía gracias a las clases privadas de su padre...muy en el fondo ella se preguntaba que hacía en ese colegio, no lo despreciaba pero lo que le enseñaban ya lo sabía.

La canción cambio a una francesa en cuanto el último ejercicio de álgebra había sido terminado, aquella chica que le cambio su visión era dueña de la voz actual, la letra más hermosa y humilde que hubiera escuchado de este estilo tan vibrante. 

https://youtu.be/Tm88QAI8I5A

Rosse se sentía tan feliz que comenzó a cantar en francés, el cronometro sonó. Abrió la puerta del refrigerador y saco la mezcla de carne, el fuego se hizo bajo, la peliblanca se lavo las manos y comenzó a hacer bolitas de carne a su gusto mientras el sonido de su voz se unía al de la cantante francesa, nadie podía culpara, si no hubiera hecho eso tal vez su casa estaría en silencio y su soledad se hubiera notado más.

Los primeros crujidos se escucharon en el teflon caliente, (...) sacó una espátula de plástico negro y perfecciono las orillas redondas de la carne cocinándose, mientras estas se hacían saco un molde de plástico donde las echaría y lo limpio perfectamente para que pudiera rodearlo con una camilla de lechuga. 

La primer pieza salió, (..) no paraba de bailar y sonreir, era uno de esos momentos en los que podía ser ella sin que los demás la juzgara

Pero la puerta se escuchó. Eran golpes fuertes, molestos y dominantes.

Rosse temió, bajo el volumen de su música y tomó su celular; tan vulnerable cualquier persona podía hacerle daño por que habría de llamar a Roh o los demás en cualquier momento...sin embargo la voz la confundió más.

-¡Maldito Herbívoro abre esa puerta o te morderé hasta la muerte!- ¿Que hacía Hibari Kyoya ahí?. Estaba muy molesto y sabiendo su actitud Rosse estaba segura que debía llamar cuanto antes a Roh...pero no lo hizo. Bajó la flama de la estufa al mínimo, se acercó a la puerta, vio por el portero electrónico los ojos grises de esa persona tan dominante para asegurarse de que en realidad fuera el líder del comité y tras un largo suspiro ella abrió.

Tal vez no fue una gran idea, tal vez fue una mala decisión pero lo hecho, hecho esta. La peliblanca sintió una brisa de viento colarse en sus tersas mejillas, cerró los ojos por instinto y se encogió de hombros en busca de auxilio, luego nada paso.

Los ojos violeta cristalinos se abrieron y una expresión seria fue lo primero que encontraron.

-Omnívora.-

-Hibari-san, buenas tardes- habló con elegancia aun que muy en el fondo estaba asustada. A pesar de ya haber pasado lo peor y haberse salvado de un golpe con esas feroces tonfas su mirada gris aún era de temer. -¿Por que esta tan molesto?.-

-La basura- se limitó a decir, la peliblanca observó las bolsas de basura que había colocado fuera de la casa. No veía nada extraño en ello.

-Hoy es martes Hibari-san; según tengo entendido los martes  es día de basura quemable- intentó explicar con seguridad la heredera vongola. Hibari Frunció el ceño lo que le dió a entender a la chica que había algo mal.- lo lamento, soy nueva en japón ¿Que es lo que esta mal?-

-Debe estar dentro de tu casa, no afuera.- contestó fríamente, esperaba esa pregunta.

-De verdad lo siento; apagaré la estufa y corregiré mi error.-

-Que así sea Omnívora- fue lo último que dijo antes de dar media vuelta, Rosse se quedó en silencio unos minutos. Se preguntaba que hacia hibari ahí y por que le importaba tanto que la basura estuviera bien acomodada, además, lo que le intrigaba con más fuerza era que traía puesto el uniforme de diciplina y ya pasaban de las cuatro y media ¿Apenas regresaba de la escuela?.- Hibari-san-

El de ojos grises se detuvo aunque no se molestó en dirigir la mirada a la dueña de esa voz. La mano izquierda ya estaba preparada para abrir la puerta del patio.

-Estoy haciendo hamburguesas japonesas...- habló con delicadeza, casi como si su voz fuera tímida pero su clase y elegancia no le permitían hacerlo de esa manera- ¿a comido ya?-

No recibió respuesta pero los ojos grises del semblante masculino que tenía frente a ella la observaron con cautela. El chico cerró la puerta del jardín y salió de la residencia dejando a Rosse de nuevo sola.

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POV HIBARI:

Hice mi ronda semanal por toda la zona centro de Namimori, aún no había comido pues almorcé temprano. Los papeles que deje apilados en mi oficina eran los más fáciles para hacer al día siguiente por lo que bajo mi brazo solo llevaba un sobre bolsa con dos expedientes interesante.

*(...) Rosse Vennedetti

*Roh Binvani

Lo que paso ese día me molestó, sobretodo por que ya hacía tiempo que le pedí a Kusakabe investigar de personas influyentes europeas que hayan viajado a Namimori y no encontró nada por el estilo. Pensando que mi lacayo era un completo inútil decidí hacerlo yo mismo...nada.

Luego el bebe me llevo los expediente. El herbívoro era prodigio en lenguas y con excelente condición física, no había mucho de que hablar pero la Omnívora...realmente no sabía que era lo que estaba haciendo en Namimori~chuu con tales habilidades.

Faltaba una cuadra para llegar a casa y preparar una comida ligera. Si, tenía hambre pero ¿a quien le importa?. Camine dos casas delante de mi y me cabreé al ver que en la acera estaban colocadas dos bolsas pequeñas de besura quemable. ¡Esos estúpidos! ¿como se atreven a alterar la limpieza en Namimori? y lo que es peor, ¡A una casa de la mía!.

Sabía que la casa de a lado ya había sido comprada pero no me llamo la atención saber quien era mi nuevo vecino ¿que beneficios me traería?. La cosa cambio cuando me vi obligado a partirle la cara a ese herbívoro sucio. Brinque la puerta de jardín y toque fuertemente la puerta; nadie abrió. Amenacé cabreado con morderle hasta la muerte si no abrían por que pude escuchar la música en francés que provenía de adentro, el herbívoro quería esconderse. 

Hubiera roto la puerta de no haber sido por que abrieron antes de que completara el acto, preparé mi tonfa para atacar; cosa que no sucedió. La omnívora vivía en esa casa.

Por adentro el aroma era penetrante. ¿Acaso estaba haciendo comida japonesa? el olor a Panko y Wasabi eran los que más dominaban. Amenacé con lo de la basura, sinceramente me sorprendió que supiera los días de desecho ya que la mayoría de los estúpidos extranjeros se molestan en saberlo; una disculpa y una solución razonable era lo que me esperaba de la peliblanca frente a mi.

Me dí cuenta que estaba siendo blando..demasiado así que debía irme.

-Hibari-san- su voz me detuvo antes de que saliera decentemente por la puerta del patio, no la miré pero quería saber que es lo que planeaba decirme.-Estoy haciendo hamburguesas japonesas...- su voz me desesperaba ¿Cómo podía hacerla tan suave?- ¿a comido ya?-

No respondí, pero juro....¡MALDITA SEA JURO! que estaba a punto de hacerlo. ¿Yo comer con una omnívora mi comida favorita?, por eso su casa olía tan bien...

Me fuí antes de que cometiera una estupidez. Más tarde revisaré que la Omnívora haya hecho lo que le ordené y acomodé esa basura dentro de su casa.

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Eso es todo Washitas (no pregunten por que las llamo así..ni yo se) Bye bye!!!

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