Capítulo 1. La más valiente de todas
Aunque Mara sentía un cariño especial por las historias, ésta en particular le resultaba la más interesante de todas. Su madre nunca le contaba el final verdadero, sino que en cada ocasión le daba un giro diferente, para minimizar la tención que provocaba dicha anécdota. El padre de la niña había muerto recientemente en un accidente de trabajo y la familia había quedado reducida solo a ellas dos. Cada sábado visitaban su tumba para contarle las novedades y llevarle las flores más lindas que pudieran encontrar en el prado, ya que él (en vida) siempre se sintió atraído por las flores silvestres.
Mara jugaba en el patio detrás de su casa, que a su vez, quedaba en un lugar apartado del pueblo. La niña creció, y solía disfrutar correr por la pradera y descubrir flores nuevas, sus olores y colores. Hasta que una tarde, Mara se alejó más de lo habitual y terminó por encontrar una especie que le causó una gran impresión. Ante el curioso espécimen, lo primero que hizo fue olerla, la tomó entre sus jóvenes manos y la desprendió para llevarla a casa. Cuando su madre la vio, quedó aterrorizada pues, las flores estaban infectadas por una plaga que reconoció al instante.
—¿Qué haces? ¡Suelta eso! —Gritó su madre mientras tiraba las flores al piso de un súbito tirón— ¿De dónde sacaste eso?
Mara nunca había visto a su madre así. Resulta que, las flores estaban infectadas con un hongo parásito llamado “cornezuelo”, que provoca una enfermedad muy rara y aparentemente sin cura.
Melva, la madre de Mara, recurrió a lo único que conocía que podría sanar a su niña, la magia. Sabía que provenía de un linaje de brujas y quería creer que existía una solución, aunque los médicos dijeran que salvarla era prácticamente imposible.
Melva comenzó a preguntar, hasta que semanas después, dio con una “vudú”, después de tantos farsantes. Era un némaco que conseguía hacer hechicería oscura mediante ceremonias e invocaciones demoniacas, o mejor dicho; era una bruja muerta que usaba el cuerpo de un némaco como un recipiente para ejercer su voluntad desde el otro lado, desde el purgatorio. Realmente, era desagradable, pero una madre por su hija haría todo. Y, nada menos le pidió la “muerta”.
Pasaron unos días y Mara empeoraba cada vez más; sus miembros comenzaron a perder movilidad, y le subía la temperatura casi todo el tiempo. Melva decidió que ya los médicos no podían hacer nada, y que, era preferible pagar cualquier precio antes de ver morir a la luz de sus ojos. Así que, cogió las cosas de Mara y fue a encontrar al vudú.
—Aquí estoy —dijo la madre más valiente de todas.
Mara despertó al día siguiente en su cama, la cálida mano de su madre acariciando su pierna la hizo abandonar el sueño. Melva tenía una taza de café para ella.
—¿Cómo te sientes? —Preguntó mientras comprobaba su temperatura— ¿Dormiste bien?
—Si mami —tomó la taza de café— ¿Qué pasó ayer?, no puedo recordar mucho.
En ese momento, comenzó el diálogo más triste que pudiera tener una madre con su hija. La noticia fue tan fuerte que lo siguiente que se escuchó, fue el retumbo de la taza cuando cayó al suelo.
—¿Eso qué significa mamá? ¿Cómo es que vas a ser su nuevo recipiente? Vas a morir, ¡no!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top