4: conversaciones agitadas

Lo que duele en realidad no son las palabras hirientes, lo que duele es la persona que lo diga




Anna apenas y había tocado las patatas de su plato, había llegado casi media hora antes que Sarah, pidió su plato favorito, pero la verdad es que no tenía apetito, el hecho de recordar que habían asesinado hadas, y que esas hadas podrían haber sido su amiga, el solo hecho de imaginarse a su Sarah asesinada cruelmente con sus muñecas abiertas y ojos cristalinos, siempre que el pensamiento se hacía casi real, dejaba caer su comida de nuevo en el plato con una mueca de asco

- Anna?- alzó la mirada y se encontró con aquellos ojos color violeta oscuro y su brillante cabello fucsia resplandeció

- Sarah..- susurró sin aliento- ya pediste algo?

- si acabo de pedirlo en la caja- la miró de arriba a abajo- pasa algo?

Anna se mordió el labio con un poco de nerviosismo, como empezar?

- sabias de los asesinatos?- Anna fue directo al grano

Vio como Sarah se sentaba tranquilamente con un semblante calmado y nada impaciente, cuando logró acomodarse correctamente la miró con una sonrisa

- si, sabía de ellos- parecía calmada

- déjame...- Anna la miraba con incredibilidad- déjame entenderte, sabias de los asesinatos... y no me dijiste? Estás loca Sarah?

Justo en ese momento llego el plato de Sarah, que hervía bajo la mano de la mesera que con la mirada serena dejaba los platos sobre la mesa de manera ordenada y elegante, cuando la mesera se fue, la mirada de Anna se posó sobre la chica con el ceño fruncido mientras que Sarah se mantenía calmada y tal parecía cero afectada

- sabes que pudiste correr peligro todos estos días verdad?- Anna parecía apuntó de explotar- pudiste decírmelo y yo te hubiese cuidado las 24 horas del día

Sarah soltó un suspiro extraño en ella dejando a Anna más desconcertada de lo que ya se encontraba

- a eso me refería, no quería ser una carga para ti anna, tú siempre estás al pendiente de mi, no quiero que todo tu día sea solo mío, te mereces tu espacio- Sarah le sonrío de lado mientras que torcía el gesto mostrando por primera vez en la noche una mueca- quién te dijo lo de los asesinatos

Anna bajo la mirada mientras que bajaba un poco la manga de su suéter al notar que se notaba un poco la marcas negras grabadas en su piel

- cam

Al alzar la mirada encontró a una Sarah irritada, cam y Sarah jamás se llevaron bien, cam decía que no se le daba bien el rollo de hablar con hadas y Anna lo respeto

- siempre te lo dice todo no? - parecía fastidiada

- bueno, se supone que eres una hada, no puedes mentir- Anna la apunto con el tenedor el cual no había agarrado ningún tipo de comida hacia ya unos minutos- pero veo que lo supiste ocultar bien

- en mi defensa, tú nunca lo preguntaste- se encogió de hombros

- porque no tenía ni la más mínima idea de que había estado asesinando hadas!- Anna se recostó en la silla- sabes que lo qué pasó en el pandemónium pudo pasar a mayores verdad? De ahora en adelante estaré mucho más pendiente de ti

- pero no ocurrió, cálmate si? - Sarah cambio su expresión a una rabiosa- se cuidarme de mí misma, y el hecho de que seas una cazadora de sombras no te da el derecho de tomar y hacer como te de la gana mi vida, recuerda La Paz fría, ni siquiera deberías molestarte en preocuparte

Y sin más Sarah se levanto de la mesa dejando su plato totalmente entero, se dirigió hacia la salida y se fue sin más, Anna aún no se lo creía, sarah, su Sarah, acababa de pelear con ella, nunca habían discutido en su amistad, jamás

Colocó sus manos en la cara intentando calmar su ansiedad, tenía miedo, no por ella, sino por su querida Sarah, sabía que algo podía pasarle y si ella no estaba dispuesta a que Anna le protegiese quien evitaría que fuese encontrada como un vil cadaver con un litro de sangre menos... necesitaba pensar con mente fría

Cuando levanto las manos y se recostó en la silla lo vio entrar... ahí estaba de nuevo el chico de ojos dorados y cabello rojo, iba acompañado con un chico de cabello negro y ojos de un azul oscuro casi negro, estaban charlando animadamente mientras que se dirigían a una mesa cercana a la suya

Anna abrió los ojos de par en par, miró su manga y volvió a bajarla un poco, justo se había puesto aquel suéter que se arremangaba a cada momento dejando ver unas pequeñas líneas oscuras, cuando los chicos se sentaron y la mesera llego a atenderles vio que aquellos ojos dorados se clavaban en ella, y una sonrisa ancha dibujaba en aquel perfecto rostro, Anna se levanto de inmediato sintiendo aún la mirada de aquel nefilim en ella, casi corriendo llego a la caja y pagó su comida y la de Sarah, aunque no comió absolutamente nada y Sarah mucho menos los pago de manera apurada diciendole a la chica que se quedara con el cambio, se metió en el baño, necesitaba refrescarse un poco

Entro en el lavado y abrió la llave, pensó en el reclamo que debía de hacerle a margaret por ocultarle tales cosas, era hora que dejara de mentirle necesitaba la verdad toda y cada una

Relleno sus manos de agua y bajo su rostro para estrellar aquel líquido en la piel, sintió como se relajaba un poco, cuando levanto la cabeza dio un respingo

- qué haces aquí?!- se veía realmente sobresaltada, el chico de cabello rojo estaba justo a su lado con una expresión divertida en su rostro

- estuve preguntando por ti, ya sabes a los subterráneos- el chico la examinaba de pies a cabeza

Anna tenía un suéter amarillo de manga larga, como todas sus prendas, sabía que no podía salir a la calle sin tapar aquellas marcas, y su sudadera pegada a sus piernas, sus ojos verde claro estaban más brillantes que nunca, el chico se preguntó si sería por la rabia

- ahora me estás acosando?- Anna parecía irritada, se mordía el labio con fiereza

- no para nada, solo me das curiosidad, además el hecho de ser acosada por mí no sería más que un honor para cualquiera - el chico se mostraba más que arrogante, demasiado para el gusto de Anna

- Jonathan verdad? - preguntó la chica mirándolo unos segundos, iba vestido completamente de negro- ir preguntando por todo el mundo subterráneo sobre mi, eso me parece mucho más allá de la curiosidad

El chico sonrío ladino, tenía algo en su expresión que la chica podrido admirar por mucho tiempo y no se cansaría solo que, no sabía que era

Cuando Jonathan estaba a punto de abrir la boca, la puerta del lavado se abrió, una chica de cabellos rojos y varios tatuajes en la piel apareció, lo miró uno a uno de un lado al otro, para después sonrojarse al ver a el pelirrojo y con un susurro de disculpa desaparecer, Jonathan mantenía una expresión mucho más arrogante y complacida

- el hecho de haber sometido a un vampiro tú sola es sorprendente... y créeme a mi nada me sorprende- le guiñó un ojo juguetón- además, encontré información bastante interesante sobre ti

- crees que soy interesante?- Anna lo miró con una ceja alzada estaba a punto de irse

- no... yo soy interesante - la chica lo miró ceñuda, de verdad que no había nadie más irritante?

- sabes que? Tengo que irme, me gustaría que dejaras de involucrarte - la chica se movió hacia la puerta pero Jonathan le tomó del brazo y Anna sintió su piel arder

- se que vives con tu abuela, se llama margaret no?

- y dices que no eres un acosador?- Anna parecía estar a punto de romper en ira

- mira, solo vengo a darte una propuesta- el chico parecía bastante serio justo en ese momento- te vi como dejaste a aquel vampiro, se que eres humana y que no eres una subterránea- la miró a los ojos y su color dorado la inundó- después de la guerra oscura estamos necesitando soldados, tú puedes ser una de nosotros se que tienes la capacidad para serlo

Anna abrió los labios, que temblaban levemente, tenía miedo, y eso se reflejaba en sus ojos

- no me interesa Jonathan- su nombre sonó tan frío en sus labios que congeló por completo al chico, Anna soltó su brazo y prácticamente salió corriendo

Necesitaba hablar con su abuela... ya ni siquiera sabía de qué lado debería estar

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