La semilla de las dudas (Parte 2)
(La de la multimedia es Annaisha, por fin me decidí con la apariencia)
La niña de a poco iba mejorando su salud, ya jugaba otra vez con los Zetsu diferentes juegos.
Su relación con su padre era muy buena, le hacía caso en todo lo que le decía, ella era obediente.
Adoraba a su padre, tal vez no tanto cómo a su difunta madre pero sí le tenía un alto respeto y lo amaba mucho.
Tal vez eso explicaba el sueño que la estaba atormentando, recordarlo le aguantan los ojos y el miedo de que eso llegara a pasar la invadía.
Aún sin aceptarlo, Madara le tomó un gran cariño a la niña, la dejaba abrazarlo y eso era mucho para él.
Zetsu negro estaba pendiente de todo eso, ya le preocupaba que la niña no quisiera ayudarlos, -lo cual era no muy probable, por qué ella obedecía en todo a Madara-, y le abriera los ojos.
Había ideado un plan para echarla y que Madara perdiese toda confianza en esa niña, y el primer paso: Las dudas.
- Madara-Sama, ¿No está dejando salir muy a menudo a esa niña? - preguntó serio a él pelinegro.
- Ella sabe los límites. - se cruzó de brazos.
- Uno de los blancos vió está mañana que ella salió y fue muy lejos, la perdió de vista. - Madara prestó atención sin cambiar su expresión.
- ¿En qué dirección iba? - preguntó con el ceño fruncido.
- Iba al este. - Madara se enojó, en el este quedaba Konoha.
- La próxima vez que salga, síguela. - la planta asintió y se fue bajo la tierra.
En Konohagakure, exactamente en un cementerio, se encontraban dos niños de 12 años.
- Jajaja, tírale más. - se burló la niña con una cesta llena de tomates podridos.
- Aquí va otro. - lo lanzó a una tumba - Ese era especialmente para tí "amada" tía, jajajajaja. - pisoteo dónde iba el nombre de la difunta.
- No le agradezcas ni de broma, fue una zorra que se follo a un tipo y quedó embarazada de errores. - dijo ahora arrojándole todos los tomates que faltaban.
- Puede que sea cierto pero... No lo digas en frente de su tumba. - era creyente de los espíritus y demonios, pero no tenía miedo de dañar una tumba.
- Está muerta la perra, no nos hará nada. - golpeó la tumba con una fuerza un poco fuera de lo natural, lo que hizo que el grabado que tenía el nombre de "Kurai Uzumaki" tuviera una fisura.
Al momento de retirar el puño salió de esa fisura algo blanco que se puso encima de la tumba.
- No molesten el descanso eterno de los muertos. - habló la mancha blanca con forma de mujer y cabello rojo sangre - Ni mucho menos nos insulten, ya no podemos defendernos, ahora los atormentaré hasta que mueran. - ambos niños estaban pálidos y estáticos, el chico se desmayó y la niña se lo llevó arrastrado.
De repente la figura de disolvió, ahora tan sólo hay dos ojos rojos que brillaban entre la sombra de algunos árboles.
- Nunca la vuelvan a insultar. - apretó sus dientes y contuvo sus lágrimas de ira.
Pasó un rato limpiando la tumba, más de dos horas, pero por fin consiguió deshacer todo el tomate, estaba a punto de poner las flores pero una sombra la paralizó del miedo.
- ¿Qué haces aquí? - habló serio el pelinegro.
- Eso te iba a preguntar yo. - le contestó - Solo quería visitar a Oka-San y a mis hermanos.
- Pensé que había quedado claro que no podías visitarlos. - la agarró del brazo y la alejo del cementerio.
Estaba enojado, furioso, y decepcionado, a ella le era prohibido acercarse a Konoha, se confío mucho de su hija.
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- ¿Está lista? - una persona en un lugar bastante oscuro.
- Lo está. - le toca la barbilla a una chica que se encontraba inconsciente, estaba en una especie de altar y rodeada de velas apagadas.
- Clan Kiuchi, enciendan las velas. - sonríe malévolamente.
- AAHHHHAHHHH - la chica que estaba inconsciente despertó retorciéndose del dolor.
- ¿Cuál es tú nombre? - le pregunto a la chica.
- AYU....DAAA... - le pedía a la mujer con súplica.
- Si no me das tú nombre no puedo ayudarte. - habló con tristeza.
- YUIII... YUI.... N-NOHARA.... - la mujer sonrió con falsa amabilidad.
- Esto calmará el dolor... - destapó un frasco y le hecho el líquido en el estómago lo que por alguna razón le causó más dolor a la muchacha.
- AHH - ahora empezaba a llorar, si tan sólo no se hubiera separado de su hermano, no hubiera llegado al río y no hubiera encontrado a esa anciana nada hubiera pasado.
- No sé si lo sabías nena... Pero confiar en extraños es muy tonto. - hizo unos sellos de mano y el líquido empezaba a marcarla y a disolverse, lo que hacía que esos diez minutos fueran un infierno de dolor - Este liquido es muy especial... Pero hasta que me consideres aliada no te diré que es; espero que resistas, es agotador ver cómo mueren de forma tan inútil.
- T-Te arrepentirás... M-Maldita... - habló con dificultad.
- ¿Ah sí? ¿De verdad? - le preguntó irónicamente, y se le acercó al oído - Por más que luches y recuerdes tu vida dejarás de ser tú.
- Déjenme... - ahora totalmente inmóvil no podría huir.
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- ¡Te dije que no salieras! ¡Si vuelves a salir o si descubren nuestra ubicación será culpa tuya! - le gritó.
- Yo nunca te voy a traicionar, padre. - habló con seguridad.
- Has traicionado mi confianza. - la miró enojado - Que no se vuelva a repetir.
Un poco distanciado de padre e hija, Zetsu Negro disfrutaba esa escena con una sonrisa bastante complacido.
Lejos de perdonarla, Madara prefirió recalcar su error cada vez que se equivocaba y no aceptar ninguna falla en los encargos que le daba.
Un día normal, Annaisha decidió ignorar todo lo que le había hecho y dicho su padre e ir como antes a la tumba de su madre.
Pero ella no contaba con la nueva seguridad de Konoha.
- El corazón, es lleno de amor, y este amor sabe a melón. - cantó aquella canción que su madre le había enseñado, saltando con las flores en su mano, se alivio de que no hubiera nadie, pues cada vez que iba se encontraba a sus tontos primos que no respetaban la tumba de su familia.
- .... ¿A-Annaisha? - la voz sorprendida de su tía la tomó por sorpresa y salió corriendo no sin antes soltar las flores que traía - ¡Espera! ¡No huyas!
- ¡Espera, Uchiha de mierda! - gritó su primo quién venía de una dirección diferente a la de Mito.
- ¡¡Hija, ve a decirle a tu padre!! - le gritó la pelirroja.
- ¡Hai! - estaba a punto de salir de la vista de su prima menor pero una bola de fuego de esta la hizo caer del árbol.
- ¡ONE-CHAN! ¡¿QUÉ TE PASA PUTA UCHIHA?! - le gritó el chico que fue por su hermana.
- Uchiha... No me has permitido usar tu apellido Oto-San..... ¿Todavía no soy digna de ser Uchiha? ¿O solo te avergüenzo? ¿Porque tengo que lastimar a mi familia por estar contigo? ¿Qué hiciste para tener que huir? ¿Fué injusto? ¿Fué justo? ¿Te fuiste? ¿Te desterraron? - pensó triste pero mirando indiferente a su tía.
- ¿Qué te hizo? - le preguntó Mito a su sobrina - ¿Te ha hecho algo malo, Madara?
- Vete tía, no quiero pelear contigo. - le dijo indiferente.
- Ya veo.. - habló con desánimo.
Ambas se miraron a los ojos durante unos minutos hasta que ambas atacaron al mismo tiempo.
Annaisha le dió una patada a Mito que bloqueó fácilmente y está le respondió rápido con un puño en el tórax lo que mandó a volar a la niña.
Ella se recompuso y se limpió la sangre que salía de su boca mientras inconscientemente activó el Sharingan.
- ¿Juegas sucio? ¿Así aprendiste?
- Por lo menos sé pelear, no cómo tus mocosos, seguro no te dan ni un roce. - aunque le dolió decir eso tan sólo quería provocarla, Mito se enojó lo que hizo que la niña cumpliera su objetivo.
- Tú no eres así. - le dijo enojada y preocupada.
- Soy todo lo que ves. - sonrió con falso orgullo y esperó a que ella atacara.
- ¡Te haré volver y te voy a castigar! - le gritó enojada.
- Primero atrapame. - Mito se lanzó hacía ella, la niña puso los brazos detrás de su espalda y cerró los ojos, tras hacer eso esquivó el puñetazo que la mayor le mandaba - Me subestimas por qué soy una niña.
- ¡Tu padre te malcrio! ¡¿No te has dado cuenta que te estás volviendo igual que él?! - le gritó un poco desesperada.
- Tía, por más falso que suene no ha hecho nada malo... ¡ASÍ QUE NO LO METAS EN ESTO! - le gritó molesta.
- ¿No sabes lo que hizo? - la niña seguía con sus ojos cerrados y esa expresión de enojo - Trató de asesinar a mí esposo, desertó de Konoha y se convirtió en traidor.
- ¡Es mentira! - abrió los ojos enojada.
- ¡No! ¡No lo es! ¡Y si no te lo ha dicho es porque no quiere que le falles! ¡Y si decides irte te matará! ¡Cómo lo hizo con su hermano!
- ¡NO SEAS MENTIROSA! ¡MI TÍO IZUNA MURIÓ A MANOS DE TOBIRAMA SENJU ASÍ QUE NO ME MIENTAS! - enojada decidió crear un muro de tierra que le diera tiempo para huir. Y tal como lo pensó lo hizo pero su enojo hizo que el muro se volviera grueso y largo por lo que le costó mucho chakra.
Corría lento pero era lo más rápido que podía, jadeaba mucho y se arrepentía de haber creado ese muro ahora no tenía mucho chakra el cual usar, parpadeó dos veces y desactivó su Sharingan.
Llegó a una laguna, y ya sin querer correr más escuchó unas voces. De la tierra salieron unas ramas que la atraparon.
- Nos vemos de nuevo, Annaisha.
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