Konohagakure

El caso de las dos amigas se había vuelto famoso, tan solo pasó un mes y la noticia había llegado a oídos de las otras aldeas.

¿Y eso era importante? Nah, para nada. Solamente terminaron uniendo a Kumogakure y a Konohagakure pasando por encima de esa desconfianza que se tenían.

Aunque a Kya no le gustaba ser famosa y ser el objetivo de esa gente chismosa que no dejaba de preguntarle cosas que a nadie le importaban tuvo que acostumbrarse... O intentarlo.

Al principio no fue algo que importará mucho, pero al ser la causa de la alianza entre las dos naciones conmocionó a mucha gente en las aldeas, ¿Era posible que solo dos niñas con unas cartas causaran tanto alboroto? Parecía mentira, pero era verdad.

Kya trabajaba alegremente en la taberna y le metía un buen golpe al que intentara sobrepasarse con ella.

Su jefe no podría estar más que agradecido, la clientela era tanta que pudo expandir su taberna y contratar más gente.

Yui también recibía mucha atención en la villa de Konoha, a ella sí le disgustaba tener que tratar con tanta gente al tiempo y no poder hablar ni hacer bromas pesadas.

Pero toda esa gente era solo por la noticia de la fortaleza de la alianza, a Yui la intentaron matar unas de esas mujeres del clan Kiuchi más de una vez, la noticia nunca salió de la aldea, por lo que nadie afuera estaba al tanto.

El hokage intentaba no meterse en el caso, pero una semana atrás la curiosidad de saber sobre la amiga de Yui lo venció y mandó a su hermano cerca de Kumo para cumplir una misión y aprovechar para saber de la joven.

Ahora, en su casa sola, Kya volvía tener ese ataque de pánico, esa mujer era muy insistente en revelarle su pasado, pero el intenso miedo que sentía la hacía desaparecer.

Nadie sabía de sus ataques, excepto ella misma.

Agarró su correo y desechó las cartas que no tenían la estrella que Yui siempre le ponía a la suya. Mientras pasaba las cartas, una en particular le llamó la atención.

- Esta carta tiene dos estrellas... Es del hermano de Yui.. - le dió prioridad así que llamó a su amigo Atsushi y la leyó.

- "Kya, mi hermanita Yui ha estado siendo atacada por las guerreras Kiuchi.. Siento que solo tú puedes detener esto, te lo suplico. Ven a Konoha". - Atsushi la miró preocupado - ¿Qué harás?

- No sé cómo puedo resolver esto... Pero lo intentaré, no voy a abandonar a Yui. - pasó saliva con seriedad, no deseaba reencontrarse con ese Clan, pero si era la única manera de que Yui fuera dejada en paz, regresaría con esas mujeres incluso.

- Kya..

- Debo informarle a mi jefe y al Raikage-sama de mi partida. Debo ir lo antes posible. - salió casi esquivando a el joven de pelo blanco.

Le avisó a la señora que se encargaba de hacerle la comida para el restaurante y se despidieron. Luego, ingresó al restaurante y su jefe no se opuso, ella merecía unas vacaciones así que la dejó ir. Por último, estaba en la oficina del Shodaime Raikage explicándole lo ocurrido.

- ¡¿VAS A DEJAR KUMOGAKURE?! - la joven hizo un esfuerzo por no tapar sus oídos ante el grito - ¡¿Y eso por qué?!

- Solo quiero ver a Yui, Raikage-sama... - sacó la carta de su bolsillo y el Raikage la leyó.

- ¡Pues si es así, te escoltaran unos Chunnin! - aceptó que se fuera - ¡Pero regresas!

- ¡Hai! ¡Raikage-sama! - sonrió intensamente.

Al volver a su casa, arregló su maleta y la cargó, pero le fallaron las piernas de repente.

- Mierda... Estoy segura que el ritual de iniciación de las Kiuchi para las chicas de otros clanes es un sacrificio. - tocó su estómago son dolor y se quitó todo menos las vendas que cubrían sus partes íntimas - El estómago, el punto dónde el fluyó del chakra nace... ¿Será un parásito devora chakra? ¿O qué es? - habló con mucha tranquilidad pese a estar sufriendo mucho.

Al cesar el dolor, se cubrió de nuevo con sus atuendos del clan Kiuchi y salió.

Tobirama tenía la obligación de proteger una aldea de unos saqueadores cerca de Kumo.

Por alguna razón, los habitantes acudieron a Konoha antes que ha Kumo, y eso era sospechoso.

Durante esa semana descubrió que era una conspiración para hacer que las dos aldeas se odiarán nuevamente, y quién lo planeó todo no era nada más ni nada menos que el aloe vera, digo que Zetsu Negro. No había participado, pero lo mencionaron más de una vez y era algo muy sospechoso.

Al terminar con su misión, Intentó averiguar sobre Kya, la amiga de la joven Nohara.

No escuchaba nada más que rumores y y tonterías, hasta que sintió ese chakra.

- ¡Chicos! ¿En serio van a parar?

- Llevamos un día entero corriendo, ¿No sería bueno descansar?

- ¡Cuando sea de noche! ¡Vamos! ¡Yui me espera!

Tobirama sonrió, al parecer había ganado la lotería.

Los siguió escondido hasta que llegaron a Konoha a salvo. Kya lo primero que hizo fue ir directamente a la mansión Nohara mientras los demás fueron a registrar su llegada en la Torre Hokage y Tobirama, al tener que entregar su informe sobre la misión también se dirigió allí.

Kya llegó a la mansión y tocó  apresuradamente la puerta de esta, cuando le abrieron se extrañaron de verla.

- ¿Yui? ¿Dónde está? - preguntó preocupada.

- La joven Nohara fue envenenada por una de las nuevas criadas. Está en cama reposando. - intentó cerrar la puerta pero Kya entró antes de que lo hiciera.

- Lo siento... Siento el débil chakra de Yui, pero hay alguien más, su energía se siente familiar... - pensó haciendo una mueca.

- ¡Niña, está prohibido entrar en propiedad ajena! ¡Salga inmediatamente! ¡Detenganla! ¡Su vestimenta es como la del enemigo! - la chica no le hizo caso, hasta evadió todo y aunque hasta la persona que estaba en la habitación la intentó detener logró llegar al lado de la cama de su mejor amiga.

- Yui.. Soy yo, soy Kya. - agarró su mano con preocupación.

- ¿Kya? - la persona que estaba dentro de la habitación se sorprendió.

- ¿Kya... La Kya con la que siempre se escribe la joven Nohara?

- Sí. - respondió fríamente, ellos la intentaron detener.

- Su rostro... Se me hace familiar.. - pensó esa persona que estaba entra habitación con Yui antes - Mi nombre es Hashirama Senju. ¿Kya realmente es tú nombre? Siento que te conozco.

- Nunca lo he visto en mi vida. Señor. - deseaba que se fuera. Ese hombre era parte de su pasado, lo sentía. Apretó el agarré con la mano de su amiga y está del dolor despertó.

- ¿Eh? Mi mano... ¿Acaso no ves que me estás lastimando?

- Siempre burlándote de mi ceguera. Pasa la página. - le dijo con una sonrisa pero a la vez un poco enojada

- ¿Kya? JAJA no me había dado cuenta. - la mencionada suelta la mano.

- Ya parece que estás totalmente curada.

- Me duele mucho el estómago. - tocó su barriga con una mueca de dolor.

- Les daré su espacio. - los demás salieron y les dejaron solas, Kya abrazó a Yui, con cuidado de no lastimarla.

- Te extrañé.

- Y yo a tí.

Especial (Extra)

- Mamá, ¿Ya estás mejor? - la mujer seguía en total depresión, ni siquiera les respondía.

- Hermano, hay que hacer algo para que reaccione. ¡No ha cambiado de actitud en un mes! Es realmente preocupante desde la primera hora.

- Kenji, solo debemos darle su espacio. Tiene qué procesar todo y entender que no es su culpa lo que ocurrió.

- Hitoshi, ¡Eres un mal hijo! Tienes que apoyarla cuando está así, no ver cómo se despedaza lentamente por sus propios pensamientos. - lo regaño enojado.

- Oh... Cierto.

- ¡Ya sé!

Una semana después...

- ¿Qué es eso? - señala lo que se suponía que era.. ¿Qué se suponía qué era?

- Es nuestra hermana, bueno, esta muñeca la va a representar. - sentó a la muñeca de tamaño humano en una silla.

- ¿Y qué vas a hacer?

- Hoy es el cumpleaños de mamá.

- ¿Hoy es 12 de septiembre?

- ¡Sí! Quiero que sonría un poco. Annaisha se roba toda su atención aún después de que hayamos muerto. - hizo un puchero.

- Hermano, no es por que sea ella. Mamá sin querer hacerlo la lastimó.

- Lo sé. Pero ella aún no ha llegado sigue viva.

- ¿No te preocupas por la hermana menor?

- Sí... De una manera distinta.

- ¿En qué momento organizaste todo? - Hitoshi estaba muy confundido.

- Mientras hablábamos. Ahora, debemos hace que mamá venga.

- Yo lo hago. - fue dónde estaba la mujer y la agarró la mano jalandola - Mami, te tenemos algo que mostrar, ven. Por favor. - ella no respondió, pero accedió a ver los que hicieron sus hijos.

Había olvidado que era su cumpleaños. Había olvidado que tenía dos hijos que harían lo que fuera para que fuera la de siempre. Se había sumido en sus pensamientos torturandose a sí misma por haberle hecho daño a su pequeña hija.

- Feliz cumpleaños mami. - los niños le llevaron la muñeca de tamaño humano, que estaba mal hecha, y ella los abrazó mientras lloraba.

- Ya no sufras más, lo de la hermana menor no es tu culpa. - habló Kenji.

- ¡La hermana menor está viva! Puedes comprobarlo. A ella jamás le gustaría verte así, ¡Vamos mami, anímate! - insistió Hitoshi.

- ¿Yo qué haría sin ustedes? - ella lloró un rato más y los niños la consolaron.

Finalmente, Kurai accedió a disfrutar de la fiesta que le prepararon.

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