Luchar o no luchar.
— Puesto que hay un número impar de ustedes, uno no luchará el día de hoy. —dice Cuatro, alejándose del tablero en la sala de entrenamiento. Mira a Tris, "disimuladamente", el espacio de su lado está en blanco. Juego con la bufanda roja en mi cuello, aún me duele un poco el tatuaje y luego mi mirada se dirige a mi brazo.
Los primeros serían Will y Al, ambos estaban uno frente al otro, se llevan las manos a sus rostros para protegerse las caras, como Cuatro nos enseñó, e iban de un lado a otro en círculos alrededor de otro. Tris y Christina estaban hablando, miraban de vez en cuando a Peter, Molly y Drew, el último sería con quien se enfrentaría Christina. Yo tengo que enfrentarme a Peter, espero darle su buena muenda hoy.
En la arena, Al golpea duro a Will en la mandibula, quien se tambalea un poco con un mano presionada en su cara y bloquea el siguiente puñetazo con su mano libre. Will engancha una de las piernas de Al y tira hacia atras, golpeando a Al en el suelo. Al gatea en sus pies.
— Me gusta pensar que estoy ayudandolos al odiarlos. —escucho a Christina, al fin me incorporo, luego de ver las miradas furtivas que le echan esos tres, pero me doy cuenta que ambas estan chismeando.— Les estoy recordando que no son un regalo de Dios para la humanidad.
Tris y yo reímos de eso, trato de concentrarme en la arena, pero los recuerdos no me dejan. Opto por sentarme, y veo como Eric arquea las cejas y le hace una seña a Cuatro. Quien va hacia nosotras.
— ¿Quién te dijo que te sentarás? —pregunta, mirándome altivamente desde arriba, me estiro levemente y me recuesto a verlo.
— Yo. —respondo, encogiendome de hombros—. Jamás dijeron que no podíamos hacerlo, y si no quiero estar parada es mi problema. No me levantaré aunque me obligues.
Cuatro me mira inflexible unos minutos y luego asiente, mirando a Eric, este le ignora olimpicamente y se concentra en la pelea. Dejo de escuchar todo a mi alrededor, mi mirada se fija en el suelo y suspiro.
— Se termina cuando uno de ustedes no pueda continuar. —dice Eric, despertándome, sé que me está mirando. Abro los ojos, y miro hacia mi lado. Cuatro le cita a las reglas, pero este se mantiene inflexible.— De acuerdo a las viejas reglas, ahora nadie cede.
— Un hombre valiente reconoce la fuerza de los demás. —objeta Cuatro. Esta pelea durará horas.
— Un hombre valiente nunca se rinde. —le responde Eric, mordaz.
Ruedo los ojos y me levanto, ambos se giran a verme, pero siguen peleando. Al dice algo que provoca a Will. Me doy la vuelta sobre mis talones para salir, cuando todos voltean a verme, sonrío.
— ¿A dónde crees que vas? No hemos terminado. —dicen, a su vez, Eric y Cuatro.
Noto que Al se agacha junto a Will, tocándole la mejilla con una mano, pero Will no responde. Luego parpadea, claramente aturdido y todos suspiran. Pero ninguno deja de mirarme, me giro, cruzándome de brazos. Retando a Eric con la mirada, este sabe lo que significa y bufa.
— Haz que se levante. —dice Eric, la curvatura de su sonrisa es cruel, sé que quiere vengarse de lo que le hice con el pobre en el suelo. Cuatro se dirige a la pizarra y encierra el nombre de Al en Victoria, vuelvo a mi asiento. Todos los demás siguen de pie, ninguno se atreve a enfrentarse a esos dos.— Los siguientes... ¡Molly y Christina!
Christina cruje sus nudillos, me gusta que sepa que va a hacerlo. Sus ojos están llenos de victoria. Cuatro sale para llevar a Will a la enfermería, sé que esto está mal, si nos deja solos con Eric es una cosa horrorosa peor que dejar a un niño con una niñera robot lanza cuchillos. Y sólo yo puedo enfrentarme a él, pero si lo hago, todos comenzaran a dudar de mi puesto como iniciada. ¡Diablos!
— ¡Alto! —me doy cuenta que Christina está en el piso, rogando, y que me he perdido por completo su pelea.— ¡Alto! Ya...—tose—...Ya he terminado.
No...Oh cielos, no. Veo como Tris y Al suspiran de alivio, pero no saben lo que es capaz de hacer Eric, me paro y camino al centro tan rápido como Eric lo hace. Él se detiene por encima de Christina y cruza los brazos.— ¿Qué dijiste? ¿Ya has terminado?
Miro a Eric, inflexible y con los ojos diciéndole que ni se atreva a tocarla, pero me acalla. Sé que le dirá a la gente mi secreto si hago algo, y agacho la cabeza resentida. Christina se empuja hasta sus rodillas, aprieta su nariz para detener el sangrado y asiente con la cabeza. Eric me mira.
— Levantate. —le ordena, con voz tranquila y precisa. Me imagino que intenta hacer algo mucho peor que sólo reprenderle, quizás una lección, cierro los ojos con impotencia. Agarra el brazo de Christina y la levanta de un jalón, y la arrastra hacia la puerta.— Siganme. —le dice al resto, pero sé que me está retando.
Y lo hacemos, estamos cerca de la barandilla, el pozo casi vacío a media tarde. Eric empuja a Christina, lamentablemente me pongo frente a ella, me mira fijamente.— ¿Qué crees que haces? —espeta, furioso. Intento decirle algo pero me golpea contra la barandilla y pierdo la noción de todo.
Escucho gritos atemorizados, y la voz de Eric dando órdenes. Trato de enfocar mi vista en algo, pero no me es posible, siento dos manos apresarme. Cuatro golpea mi frente con sus dedos, ¡despierta!, reacciono y me incorporo. Suelto un quejido y miro hacia adelante de la barrera.
Mis brazos se sacuden con tan poca fuerza pero mi vista está tan descolocada que me pregunto si la tierra debajo de mí está temblando y no lo he notado. Veo que Christina está agarrada de la barandilla, Tris grita cuando el agua la azota y me tiene preocupada. Intento pararme pero no puedo, no encuentro mis fuerzas.
— Bien. —escucho a Eric, se mira el reloj muñequero—. Puedes abandonar, Christina.
Al camina hacia la barandilla, puedo sentirme mejor, miro hacia adelante. Tris está mirandolos, suspiro y me levanto, me tambaleo hacia ellos.
— No —niega—, tiene que hacerlo por su cuenta.
Entonces me acerco a él, cuando Al le reprocha que no y la saca al verlo callar. Eric me mira sorprendido de que me acerque a ella, apenas lo siento lo suficientemente cerca le acerto un golpe en su mandíbula que lo hace irse unos centimetros hacia atrás. Veo de reojo como Christina está en el suelo, Al y Tris intentan ayudarla, y respiran. Siento el segundo golpe en mi cara y frunzo el ceño, devolviéndole el golpe al muy cabrón.
— ¡¿Qué está pasando aquí?! —exclama una voz que me congela el pensamiento, Eric no puede evitar acertar el golpe final que me noquea por completo. Me imagino que ahora no solo tienen que llevar a Christina, sino también cambiar conmigo. Tsk.
****
— Estás loca, mujer. —exclama, del otro lado de la silla a la que estamos atados. Ruedo los ojos, mamá es una sádica, no era necesario hacer esto.— A fin de cuentas, no era necesario. Esto es extraño.
— Agh, tú cállate, Eric. —espeto con decisión, moviendo mis pies de un lado a otro, el sólo hecho de saber que estamos sólos en una habitación juntos los dos y solos me hace querer tirarmele encima y golpearlo hasta que no vea la luz del día nunca más.
Creo que salí igual de sádica que mi mamá, bufo, la sola idea ya me hace temblar.
****
— ¡Bien! ¡La siguiente pelea, Peter y Lía! —grita Eric, estoy segura que le pago al pobre para que me diera la muenda que él no pudo darme. Sonrío con gracia, las chicas me desean suerte cuando subo al ring. Me pregunto que tan bueno es el Verdad.
Peter me mira unos minutos, titubeante. Drew terminó muy mal cuando se enfrentó a él, acabó en cinco minutos, sé que es bueno. Pero soy más delgada y por lo tanto más ágil que él. Date por perdedor, Peter.
— Vamos, hasta la estirada me daría más pelea. —acerto un golpe en su nariz, se queja.
— No menciones a mis amigos. —me golpe el estomágo—. Menos...cuando..me vas a subestimar. ¡Ish!
Jala mi cabello, guiandome hacia atrás, no puedo evitar sentirme fuera de contexto y frunzo el ceño. Espero unos minutos y llevo mi pierna por atrás de mí cuello y le doy una patada en la cabeza. Ventajas de haber sido obligada a tomar clases de ballet y mordenismo. Me mira aturdido unos minutos, antes de que se abalance sobre mí y me tire al suelo.
— ¡Quítate, pesas! —le reclamo, se queda quieto y sonríe burlón—. Oh, no te atrevas.
Se mueve, haciendo que su pecho golpee el mío, y no le doy tiempo a reaccionar cuando le acerto un golpe en la mandibula nuevamente. Le pongo en su contra y me subo sobre él, atajo sus brazos y comienzo a golpear su cara duramente.
— Mira quien lo dice, peso de pluma. —comenta, dándome la vuelta nuevamente y me saca la lengua infantilmente.— Me gusta mandar, cariño.
— No me digas cariño. ¡Bastardo! —le golpeo las bolas en un intento desesperado por irme de ahí.
— Tu aliento apesta. ¡Zorra! —me grita, intenta golpear mi cara pero me agacho y tiro de sus piernas haciendo que su cabeza golpee con fuerza el suelo.
— ¡A mí nadie me dice zorra y sale vivo para contarlo! —me encaramo sobre él.
Una vez en su espalda, aprovecho que esta así y entierro mis manos sobre su cabello.
— Di que te rindes, bastardo. —le espeto.
No voy a perder tan sencillamente, no si sé que el estúpido de Eric se quería vengar de mí cuando mamá nos dejó encerrados.
— Jamás. —dice.
— Entonces muerde el polvo. —le respondo, alzando su cabeza y luego volviendo a estrellar contra el suelo. Suelta un quejido, su nariz está botando sangre.
— ¡Ya basta! Es suficiente. —dice Eric—. Es suficiente, señorita Matthews.
No lo oigo, sigo golpeando despiadadamente a Peter, hasta que las manos de Cuatro me apresan y Drew sostiene a su amigo en manos. Veo los ojos azules de mamá al fondo, con una sonrisa, al ver que me estoy adaptando a la Facción. Anoche me sacó toda la información que pudo, una vez dejó ir a Eric, no sé si prefiera seguir con el plan o simplemente ser una sin Facción.
— Bestia. —susurra Drew, pasándome al lado.
Pongo los ojos en blanco.
— Eso es ser salvaje, mujer. —dice Christina, ya recuperada de lo de ayer—. Me agrada.
Le sonrío. Pero no puedo evitar pensar que todos me temerán porque he dejado salir a mi bestia interior. Y ahí esta mi nuevo dilema, ¿luchar o no luchar?, lo que sea por mi familia.
Facción antes que familia.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top