23. ¿Nos quedamos?
Después de estar más de una hora en el despacho, Aurora y Aria salieron, la segunda con ganas de destruir todo y a todos a su paso, la primera solo cansada mentalmente por todo lo que se le venía encima, no había sido grata esa guerra la primera vez, no lo sería esa segunda, pero si no lo hacía, sabía que nunca habría paz, y lo peor es que muchos morirían y otros vivirían como esclavos toda su vida.
Aitor intentó hablar con su mujer cuando la reunión terminó, pero ella lo único que quería era estar sola y poder pensar tranquila, por lo que sencillamente le dijo que después hablarían y siguió andando hasta fuera de la casa principal, concretamente al jardín de atrás, pues al final de este estaba el bosque, y ella necesitaba la calma de la naturaleza para pensar bien lo que iba a hacer a continuación.
Aria por su parte también salió, solo que por la puerta principal y sin un rumbo fijo, necesitaba descargar su ira, las heridas ya casi habían sanado, una de las ventajas de ser una beta pura, y su rabia servía de calmante para el dolor, por lo que ni lo sentía, solo la ira, la frustración y las ganas de destrucción, pero tampoco era tan mala como para desquitarse con alguien inocente, sino que la descargaría contra Dave, y si no lo encontraba, ya buscaría otra forma.
Las horas fueron pasando, Aurora apoyada en el tronco de un árbol meditaba seriamente sus posibilidades, no solo estaba ella, estaba su amiga, su marido y su hija en todo eso, y aunque Aria podía defenderse sola, los otros dos no, y sobre todo Amelia le preocupaba, no sabía si ella pudiera ser una híbrida o algo como ella, lo dudaba, pero cabía esa posibilidad, y eso suponía un riesgo mayor, pues sus enemigos estarían doblemente interesados en ella.
Aria estuvo buscando a Dave durante media hora, y al no encontrarlo, buscó otra forma de liberar energía, hallando su solución en el grupo de licántropos que estaban entrenando en una zona cercana al bosque. Ninguno fue rival para ella, parecía una máquina de guerra furiosa, ni siquiera atacando siete a un mismo tiempo pudieron con ella. Al final de la tarde, todos estaban exhaustos, y ella solo estaba algo más relajada, lo cual dejó asombrados a todos.
Aitor y Amelia estuvieron todo el rato en la casa principal, la niña yendo de un lado a otro, haciendo preguntas a la gente sobre su mundo, saltando, corriendo, riendo, en resumen, dando vida a ese lugar, el cual parecía muy serio y triste, algo que se había vuelto costumbre desde que Zoe y Tamara llegaron al lugar, pero que la pequeña podía remediar.
Todos los que estaban allí se alegraban de tenerla allí, y su padre, que al principio estaba muy apenado porque su hija estuviera molestando a todos, se dió cuenta que en realidad esa gente necesitaba la alegría desbordante de Amelia, en verdad se preguntaba lo que estaba pasando, por eso necesitaba hablar con su mujer y aclarar todo.
Dave llegó un par de horas después, el cual seguía asustado y miraba a todos lados con miedo de que en algún momento apareciera Aria y cumpliera su amenaza de matarlo, pero mientras, estaba al lado de su amigo y charlaban un poco mientras iban detrás de la pequeña, la cual parecía no cansarse nunca.
Aria, sin saber muy bien cómo, consiguió dar con Aurora, la cual seguía metida en sus pensamientos, no conseguía decidirse, no sabía cuál era la mejor opción, estaba totalmente perdida, y eso le frustraba, además de que estaba tan centrada en eso, que no se percató de la presencia de Aria hasta que esta la tocó el hombro para llamar su atención.
-Aria, lo siento, estaba pensando - se disculpó Aurora.
-No pasa nada, estoy igual que tú - le dijo Aria mientras se sentaba a su lado - dime que al menos tú has tomado una decisión.
-No - respondió suspirando y haciendo una mueca.
Esa era la verdad, y que su amiga tampoco lo tuviera claro no la ayudaba, al contrario, la hacía sentirse aún más perdida, aunque ella era la más sensata, metódica y racional de las dos, Aria era la fuerte, no tanto a nivel físico, que lo era y mucho pero no tanto como la híbrida, sino a nivel de juicio y emocional, aunque era cierto que a veces se dejaba llevar por la rabia, generalmente pensaba con mente fría, y si ella no lo tenía claro, andaban mal.
-Llevo toda la tarde dando vueltas al asunto y no he conseguido sacar nada en claro, confiaba en que tú tuvieras un punto de vista claro para debatir - dijo sincera Aurora.
-La verdad es que no quiero estar aquí, sobre todo con ese par de tipejas insufribles, pero entiendo que nos necesitan y que podríamos hacer mucho bien, además de que quiero volver a pelear en mi forma lobuna con un enemigo de verdad, los miembros de esta manada no me dan mucha pelea.
Ambas rieron ante lo último, necesitaban eso, reírse y no preocuparse tanto por las cosas, pero a la vez era inevitable, no era algo que pudieran ignorar fácilmente, la guerra, Aria nunca imaginó estar envuelta en algo así, y Aurora después de terminar con esa guerra no pensó tener que pasar por todo otra vez. Era complicado para ambas.
-¿Qué crees que deberíamos hacer? - preguntó al cabo de rato Aria.
-No lo sé - respondió Aurora después de un momento de silencio.
-¿Nos quedamos?
-¿Tú qué quieres?
-Me da igual, siempre y cuando ese par no se meta en mi camino, si no, acabarán muertas como que me llamo Aria - dijo con una sonrisa maliciosa, y Aurora no dudó ni un momento de sus palabras.
-Entonces está decidido, nos quedamos por el momento, ya decidiremos en un futuro si seguimos o nos vamos - dijo Aurora segura mientras se levantaba.
Aria asintió conforme y se levantó también, ya era muy tarde y debían volver, además de que ambas tenían hambre, les habían arruinado el picnic, y de eso hacía varias horas, demasiadas horas desde el punto de vista de las chicas, por lo que salieron del bosque y entraron a la casa principal por la puerta del jardín.
Ya todos se encontraban en el comedor, solo quedaban un par de minutos para la hora de la cena, por lo que las sirvientas pronto servirían la comida, y Dave rezaba para que Aria no apareciera, o que si aparecía, estuviera más calmada y hambrienta, por lo que no se preocuparía por él y solo se sentaría a la mesa a comer.
El alpha y el beta estaban deseando que ambas aparecieran, no las habían visto desde la reunión, y el hecho de que Zoe y Tamara estuvieran todo el rato pegadas a ellos les había impedido ir tras ellas, cada vez las aguantaban menos, no veían el momento de librarse de ellas, a Andrew ni siquiera le importaba que Aurora estuviera casada y tuviera una hija, ya vería cómo se deshacería del marido, en cuanto a la pequeña, no tenía problema en adoptarla como su hija.
Cuando los platos ya estaban siendo servidos, las chicas entraron en el comedor platicando amenamente, pero en el mismo momento en que los ojos de Aria y Dave se encontraron, la ira volvió al cuerpo de la loba, lo cual era visible en todo su cuerpo, por lo que el joven tragó saliva pesadamente mientras su cuerpo entero temblaba y sudaba, se veía su muerte cerca.
Aurora solo se agarró la cabeza y negó, cuando le caía gordo a Aria, esta se molestaba únicamente con su sola presencia, y el hecho de que por su culpa tuvieran el altercado del picnic, que ella no tuviera su arma también por su culpa, y como consecuencia de todo eso, todos estuvieran ahí, eran razones más que suficientes para que su amiga quisiera a Dave a tres metros bajo el suelo.
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