17. Revelaciones y nostalgia
Una vez en la habitación, el silencio reinante permaneció, Aurora aún seguía con cara de perros, con una mueca molesta y una mirada asesina. Andrew estaba a su lado, temía decir algo y que su pareja lo pagara con él, esperaría a que ella iniciase la conversación, y Aria y Rafael parecían pensar lo mismo que él, ninguno quería ser el blanco de ira de la híbrida.
-¿Vais a dejar de discutir? - preguntó Aurora a la pareja medio gruñendo.
-Sí - afirmaron ellos rápidamente.
-Bien, entonces pasemos a asuntos más importantes.
Andrew suspiró aliviado, no quería que su luna se enfadara, podía ser muy peligrosa, solo un par de veces la había visto así, y no tenía buenos recuerdos precisamente, siempre que eso pasaba, esos momentos estaban llenos de gritos y sangre, escenas escalofriantes que asustaría incluso a un veterano de guerra.
Aurora, un poco más calmada, ofreció a los chicos una taza de té, a Aria no porque sabía que a ella no le gustaba esa clase de bebidas, así que le ofreció un zumo; todos aceptaron la bebida y se sentaron a la mesa a hablar, aunque la cara de Rafael indicaba que estaba usando toda su fuerza de voluntad para no gruñir ante solo la idea de lo que había tenido que pasar su mate en ese lugar.
-Aria, ¿podrías contarnos lo que pasó? - preguntó Aurora con tono suave.
-Claro - dijo segura Aria - desperté en una habitación, me sentía tan cansada que mi cuerpo no me respondía, después entraron dos tipos y - su relato fue interrumpido por el gruñido de Rafael.
-Los voy a matar - gruñó furioso el lobo sin dejar terminar a su pareja, la cual rodó los ojos por su actitud, ya imaginaba lo que estaba pensando.
-En fin, como os decía, eran dos, el alpha y el beta de esa manada, y pensando que yo aún estaba dormida, hablaron sin medirse, contando un par de cosas muy interesantes.
-¿Qué cosas? - preguntó Aurora, y antes de que Aria pudiera hablar, Rafael volvió a intervenir.
-¿Y eso qué más da?, la pregunta importante es ¿te hicieron algo?, porque si es así, los voy a...
-Sí, sí, los vas a matar - le interrumpió harta Aria - pero eso no pasó, no me tocaron ni un pelo, y eso que el beta es mi tercer mate.
Todos se quedaron de piedra por la declaración de Aria, no se esperaban semejante noticia. Ella, aprovechando el shock que había causado, y por tanto el silencio, empezó a contar todo lo que había escuchado, que aunque no les daba información sobre sus planes futuros, sus objetivos o alguna forma de pararles, sí daba un porqué al asunto de los secuestros, ellas eran los objetivos, las mates de esos dos, por eso no habían intentado secuestrar a nadie más.
También descubrieron que Liseth era una espía del enemigo, una estúpida ingenua que se había dejado engatusar por las palabras del alpha, como bien decía la loba plateada. Aurora se quedó mal tras escuchar a su amiga, bastante malo era ya tener un cuarto mate con el cual no contaba y había intentado secuestrarla, no porque la quisiera, sino por su poder, y a eso había que añadirle que una miembro del consejo era una traidora, definitivamente no era su día.
-¿Quién iba a pensar que esa chica era una espía?, era muy maja.
-Claro, seguro tú y Diego encantados con ella - dijo Aria intentando contener un gruñido.
-Pues no estaba mal, como he dicho, era maja y agradable, una buena compañía, a diferencia de otras - dijo Rafael intentando molestar a Aria, consiguiendo que esta le echase su té en la cara - no estaba caliente - se burló, a lo cual le lanzó el vaso, pero logró esquivarlo - has fallado - siguió burlándose, recibiendo un puñetazo de Aria.
-Mira, eso no lo has esquivado - dijo ella con una sonrisa burlesca.
Ellos dos volvieron a discutir, lo cual irritó a Aurora, le empezaba a doler la cabeza de las discusiones de esos dos, y necesitaba paz y tranquilidad para pensar en su siguiente paso, era obvio que tenía que hacer algo con Liseth, era una traidora, se había asociado con el enemigo, lo mejor era encerrarla e intentar obtener información de ella en cuanto volvieran.
Aurora se levantó de golpe de la silla, ganándose la atención y el silencio de los tres, pero ella no estaba de humor ni para gritar, así que sencillamente se fue de la habitación dejándolos solos, lo que hicieran mientras ella no estuviera, no era asunto suyo, si eso, que se hiciera cargo Andrew, que para algo era el alpha.
Salió del hotel, y una vez fuera de la vista de cualquier humano, se transformó y empezó a correr en forma lobuna, necesitaba desconectar, olvidar por un momento quién era, lo que representaba, todos sus deberes, ser luna, ser la líder del consejo supremo de las brujas, ser una representante de la asamblea de la paz entre especies; todo eso le estresaba.
Su vida se había vuelto un caos desde esa horrible noche, donde dejó de ser humana, donde prácticamente perdió a su familia, donde una estúpida excursión se volvió lo peor que podría haberle pasado en la vida. Ciertamente había ayudado a mucha gente, incluso había conseguido poner punto y final a una guerra de siglos, pero eso no le compensaba todos los problemas que había tenido.
Cierto era que se había casado con un hombre encantador que la amaba, y que conservaba a su mejor amiga a su lado, pero aún así se sentía mal, exhausta, vacía. Su familia era algo que tuvo que renunciar, un golpe duro del cual no se pudo recuperar, nada podía igualar el calor de tu familia, tal vez cuando ella tuviera un hijo o hija se sentiría mejor, pero no era seguro.
Los licántropos pueden vivir siglos, pero la especie no había tenido oportunidad de vivir tanto debido a la guerra; las brujas también podían vivir por mucho tiempo, un par de siglos o más, de esas pocas existían; ella era mitad y mitad, no sabía cuánto iba a vivir, y la idea de vivir tanto tiempo no le agradaba, intentaba no pensar en eso, pero en ese momento no pudo evitar caer en ello.
Echaba de menos ser humana, que su única preocupación fuera estudiar y sacarse una carrera, oír a su madre quejarse porque era una vaga, a su padre gritar por cualquier cosa que veía en la televisión y que no le gustaba, seguir su rutina, que aunque a muchos le podría parecer aburrida y monótona, a ella le gustaba. Echaba de menos su antiguo yo.
Había tenido que cambiar, dejar atrás su vagancia, centrarse en aprender magia, que aunque en un principio era su sueño hecho realidad, pronto se convirtió en pesadilla, donde su amiga de toda la vida dependía de ella para sobrevivir en ese lugar, y posteriormente una hada y un vampiro. No había tenido ni un respiro desde esa noche.
Ella nunca pidió eso, puede que alguna vez lo soñase, pero no lo pidió, mucho menos lo deseó así, tan cruel y violento, donde todo se regía por la ley del más fuerte, donde las brujas pisoteaban al resto por creerlos inferiores, donde la paz, la solidaridad y compasión solo se reservaba para esa misma especie. Todo lo que vio y vivió en ese lugar la marcó, volviéndola más seria y perfeccionista, un error podría significar la muerte de alguien.
Paró su carrera, agitada, tan sumergida en sus pensamientos que no sabía dónde estaba, y tampoco le interesaba, solo quería olvidar, aunque solo fuera un momento, volver a sentirse humana por un rato, olvidar que era una híbrida, olvidar que era la luna de Red Moon, que era la líder del consejo supremo de las brujas. Ese instante solo era ella, y solo en eso quería pensar.
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Hola, espero que os haya gustado el capítulo, lamento no haber actualizado ayer, pero al final se me hizo tarde.
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