14. Debo escapar

Aria a duras penas pudo abrir los ojos después de un rato intentando reaccionar, no sabía dónde estaba, tampoco qué había pasado, vagamente recordaba su charla con Diego y haber estado hablando con su loba mientras iba al punto acordado, pero hasta ahí, no sabía qué había sucedido después, tampoco cómo terminó en ese lugar, mucho menos por qué tenía ese entumecimiento en todo el cuerpo.

Estuvo así un rato, con los ojos abiertos, intentando no volver a caer en la inconsciencia, intentando que su cuerpo reaccionara, sin éxito alguno, parecía que no había manera. Unas voces provenientes de fuera de la habitación le alertaron, cerró los ojos, e intentó fingir que aún estaba dormida, lo cual no le resultó muy difícil en su estado.

-Parece que aún sigue inconsciente - oyó que decía alguien al entrar.

-No importa, puedo esperar.

El segundo tipo era portador de un extraño olor que le recordaba a las armas y al bosque, una muy rara combinación, pero no por ello menos atrayente para Aria. La realidad le golpeó fuerte cuando Kiara le confirmó sus sospechas, era su tercer y último mate; maldecía su suerte, otro mate que la sedaba.

-¿Cuándo piensas marcarla?, creo que sería mejor si la marcas ahora, no podrá poner resistencia - Aria apretó la mandíbula y los puños, como se atreviera a ponerle un dedo encima, ese tipo lo lamentaría.

-No, prefiero que esté despierta, quiero que sienta cómo la hago mía - sus palabras la asqueaban, jamás sería suya, no lo conocía, y ya le detestaba.

-Sí, entiendo lo que dices, yo también quiero que Aurora esté despierta cuando la marque como mía.

Aria sintió como su garganta se secaba, no dudaba que la Aurora de la que hablaban era su amiga, ellos habían sido los culpables de su intento de secuestro. Tenía ganas de levantarse y darles una paliza, pero no estaba en condiciones para ello, lo mejor era esperar y tomar cualquier oportunidad para escapar e ir con los suyos, ya se encargaría de ellos luego.

-¿Y qué hay de Liseth?, tenía entendido que tienes una relación íntima con ella - puta desgraciada, acabaré contigo, fue el único pensamiento de Aria.

-Sí, bueno, necesitaba a alguien dentro que me proporcionara información, además de que tampoco iba a estar en abstinencia hasta tener a mi luna a mi lado, ella nunca me interesó realmente.

Aria estaba que echaba humo por las orejas, no quería seguir escuchando a ese par de asquerosos, quería salir de ahí, coger a Liseth por los pelos y matarla, esa puta se había intentado meter con su Diego, además de que había traicionado la confianza de su mejor amiga, acabaría con ella, le arrancaría la cabeza, lamentaría el día que se conocieron.

-Alpha, beta, hay un problema en el sector 3 - avisó alguien entrando a la habitación.

-Ahora vamos.

Todos abandonaron el cuarto, dejando sola a Aria, la cual lo agradecía, un solo comentario más de ese tipo, y habría perdido el control, esos idiotas se habían metido con las chicas equivocadas, es más, habían cometido un error aún mayor al traerla a ese lugar, obtendría información, después volvería con el grupo, y finalmente mataría a la traidora.

Poco a poco fue recuperando las fuerzas, y cuando se vio preparado, volvió a abrir los ojos, se levantó y salió de la habitación, debía ser rápida, no tardarían mucho tiempo en descubrir su huida. Decidió ir por la derecha, el aroma de su mate era más fuerte por ahí, lo que le indicaba que había ido por allí.

Al salir del edificio, pudo comprobar que era algo así como una enfermería, no era muy grande, tampoco había visto a gente en el camino, imaginó que no era un lugar muy usado, lo que significaba que no tenían bajas o heridos graves, o bien porque no luchaban, o bien porque sus guerreros eran muy buenos, prefería pensar que era la primera opción.

Ese lugar no era gran cosa, casi parecía un campamento improvisado y con poca gente, no entendía qué importancia podría tener, tampoco podía saber dónde estaba, no había ningún indicio, y gracias al hechizo de traducción, entendía a cualquier sobrenatural aunque estuviera hablando en otro idioma, estaba, en todo el sentido de la palabra, perdida.

Gruñó frustrada, no lograba ver o idear una vía de escape, y el tiempo se le estaba agotando, no había oído ninguna alarma o algo por el estilo, pero eso no quería decir que no hubieran descubierto ya su escapada, el reloj estaba en su contra y la presión le estaba jugando una mala pasada, debía pensar algo.

Sabía que quedarse quieta solo aumentaría las posibilidades de que la atrapasen, por lo que se mantuvo en movimiento, en silencio, ocultando su olor, siendo indetectable para cualquiera, no por nada era una de las mejores guerreras que existían, no solo entre los licántropos, sino entre todas las especies.

Todos creían que era una mujer muy impulsiva, y en cierta forma lo era, pero también era muy meticulosa a la hora de la batalla, no se lanzaba de cabeza al enemigo sin más, medía cada paso que daba, analizaba sus posibilidades, las mejores opciones para la victoria, aunque Aurora normalmente se hacía cargo de eso porque era mejor estratega, eso no quitaba que ella también era buena.

-¿Te has enterado? - la voz de un hombre la detuvo en su carrera, quería oír lo que iban a decir, tal vez le convenía.

-¿Lo de la mate del beta? - le preguntó su compañero, eran dos, Aria podía verlos y oírlos perfectamente desde su posición sin ser descubierta.

-Sí, al parecer es la beta de la híbrida, la loba de la muerte.

Ese era su apodo, ganado después de muchas batallas en la guerra contra las brujas, se decía que aquel que se enfrentaba a ella en su forma lobuna, encontraba la muerte sin remedio, ya fuera por su propia mano, o por mano de Aurora, de ahí su apodo de la loba de la muerte, ella no sabía muy bien qué opinar sobre su sobrenombre.

-Vaya, en verdad tienen suerte nuestro alpha y beta, tienen unas mates muy poderosas.

-Mejor, ¿no crees?, tendremos una luna y una pareja del beta muy fuertes, esta guerra está prácticamente ganada.

-Eso si aceptan, son mujeres de cuidado, y sus otros mates tampoco van a renunciar a ellas, no creo que las convenzan de buenas a primeras.

-Tal vez, pero ya los conoces, nunca aceptarán un no por respuesta.

Los hombres se alejaron riendo, sin saber que habían tocado un tema sensible para Aria, su mate tal vez ni la buscara, había terminado su relación con él, y él no había hecho nada para impedirlo, lo cual le daba rabia e impotencia, pero no tenía tiempo para esos pensamientos, su prioridad era salir de allí.

De un momento a otro todo se volvió un caos, la alarma de ataque sonando alto, los guerreros yendo a toda velocidad, preparando las armas o transformándose, y todos yendo a una misma dirección. Al principio pensó que podría ser por ella, por su huida, pero al ver el ajetreo lo descartó rápidamente, aunque se hacía una idea de quién podría estar atacándolos.

Ella también se transformó y corrió entre la multitud, en su forma lobuna les sería más difícil identificarla, y nadie se preocuparía por el hecho de que no tuviera olor, estaban demasiado centrados en el ataque como para prestar atención a ese pequeño e insignificante detalle, y si alguien se percatara, podría pensar que era para intentar atacar al enemigo sin ser detectado.

Pronto estuvo en el lugar de la batalla, pudo identificar a varios guerreros de la manada, además de a Aurora y Andrew, pero había otra persona más en particular, alguien a quien no pensó ver, mucho menos con esa mirada de ferocidad en su rostro lobuno, su corazón se aceleró, pero pronto se recuperó y se unió a la batalla.

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