Capítulo 12
Sarah gritó del susto cuando vio a Izzie al lado de su cama. Miró la hora y eran las 4:37.
- ¿Sabes que el cuarto de George es más grande?
Sarah apartó las sábanas y se levantó dejando que Izzie fuera al cuarto de Meredith a seguir quejándose mientras ella bajaba a la cocina a hacerse un café.
Cuando terminó, subió las escaleras, cogió ropa de su armario y al llegar al baño seguía escuchando como Izzie seguía quejándose de su cuarto, George decía que él había llegado primero y Meredith parecía que se iba a volver loca.
- Estoy echando de menos en serio el hotel - dijo Sarah entrando al baño - bendito silencio - cerró la puerta y entró a la ducha.
//////
- Idiotas en bici matándose - dijo Bailey mientras Sarah y los demás la seguían - todo se reduce a la selección natural.
- ¿Que le pasa? - dijo Karev bostezando y mirando a George - ¿No a tomado su medicación?
- ¿No conoces la carrera? - lo miró O'Malley.
- ¡Jefe! - dijo Bailey a Whebber que estaba junto a Burke y Shepherd - la carrera de bicis empezó hace veinte minutos.
- ¡Hoy es la carrera de bicis, atentos todos! - alzó la voz Whebber dando dos palmadas.
- Todos los años se celebra - dijo O'Malley - a pesar de ser clandestina.
Todos cogieron el uniforme amarillo y se lo pusieron.
- ¿No te parece increíble que se celebre siendo ilegal? - preguntó Izzie incrédula.
- Eres realmente ingenua - dijo Cristina.
- La carrera es ilegal y de locos - siguió George.
- Un montón de mensajeros corriendo en dirección contraria que compiten por unos chupitos de tequila - dijo Meredith.
- Una competición en la que no hay reglas. Parece divertido - dijo Karev.
- Será para tí - le miró Izzie.
- Es una carrera sin reglas - dijo O'Malley - ¡Salvo que no puedes sacar los ojos! - le acercó la mano a la cara de Izzie y ésta rió.
- Nos toca estar vendando a unos cuantos idiotas en vez de estar en el quirófano - dijo Cristina ayudando a Meredith.
- ¿A quién se le ocurre participar en una carrera cuya única condición es no sacarle los ojos a otro ser humano? - preguntó Sarah.
- Son cosas de tíos - respondió Karev.
- Por supuesto - rodó los ojos Sarah.
- Quiero que alguien suba a los quirófanos - dijo Bailey - el jefe necesita ayuda.
Todos levantaron la mano.
- George - dijo Bailey; los demás bajaron las manos - seguid las normas de traumatología, no intimeís con los de Urgencias no saben diferenciar su brazo del esófago. Suturad deprisa, despachadlos rápido, que vayan al quirófano enseguida y no os peleeis por los pacientes - los señaló - ¿Vale? ¡Vamos!
Ellos la siguieron rápidamente.
- Oh, es un bombón pero con sangre, mucho mejor - dijo Cristina mientras veían pasar a los heridos en sus camillas.
- ¡Dios santo! - se asombró Izzie.
- ¡MIO! - se adelantó Cristina agarrando una camilla.
- ¡Yo lo vi primero! - la siguió Izzie.
Sarah vio a un chico con clavos en su costado izquierdo.
- Ese es mío.
- Tendrás que pelear por él - la retó Karev.
Los dos se miraron y se acercaron rápidamente al chico.
- Cruz mío, cara tuyo - miró Karev la moneda.
- ¿Porqué eliges cruz?
- Porque soy tu cruz y tú tienes mucha cara - sonrió Karev.
- Perdón - le dijo al paciente cerrando la cortina y se dirigió a Karev - ¿Porqué tienes que ensuciarlo todo? - dijo molesta.
Karev lanzó la moneda.
- ¡JA! Cara - sonrió Sarah - hay muchos otros casos.
- Te los regalo, yo llegué primero.
- No dejaré que subas al quirófano mientras yo suturo heridas aquí abajo - dijo seria - va a necesitar cirugía y lo sabes.
- Es superficial, no lo parece pero es superficial.
- ¿Como sabes que no tiene rasgado el perítoneo?
- Porque está ahí sentado y puede hablar con nosotros.
El chico abrió la cortina.
- Hola - Sarah y Alex lo miraron - perdón, eh, ¿Podríais sacarme esto y cosermelo para poder seguir corriendo?
Alex comenzó a revisarlo.
- No podemos hacerlo sin más, tenemos... - se calló al ver que Álex le quitaba los clavos - que hacerte unas pruebas. ¿¡Has perdido el juicio!?
Alex quitó el último clavo.
- Es una herida superficial - le puso los clavos en la mano - cosele y que acabe la carrera - y se fue.
Sarah lo miró furiosa mientras el chico le agradecía.
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- Se te da muy bien - dijo el chico mientras Sarah le suturaba - y eres muy joven para ser médico.
- Es que soy un genio.
- y también preciosa - la miró sonriendo.
- ¿En serio crees que vas a ligar conmigo? - alzó una ceja.
- Ah, se puede ligar en cualquier sitio - dijo coqueto.
Sarah miró las demás heridas.
- Voy a tener que hacer varias pruebas y una TC. Puede haber hemorragias internas - le puso unas gasas para tapar la sutura.
- No, gracias - se negó el chico - esa carrera me reclama.
- ¿Porqué? Ya no puedes ganar.
- Pero puedo cruzar la meta. Hay fiesta en la meta. ¿Nos vemos allí?
- Una prueba - lo miró - una TC, saldrías en una hora.
- Tengo que irme.
Sarah se quitó los guantes.
- ¿Eres consciente que te vas sin el consentimiento de tu medico y que quiero que te quedes?
- El enrollado dijo que me fuera - dijo bajándose la camiseta.
- El enrollado es imbécil - bufó, eso hizo sonreír al chico - muy bien, pero tienes que firmar un formulario - se levantó de la silla.
- Nena, yo haré todo lo que me pidas - dijo acercando su cara a la de ella.
- ¿Qué os pasa a los tíos? ¿Tenéis que estar insinuandoos siempre?
- No lo sé - se encogió de hombros - quizá sea la testosterona.
- O la estupidez; deberías ir al médico por eso también.
Él sonrió divertido, firmó el formulario de salida voluntaria y se levantó.
- Toma - comenzó a caminar pero se dio la vuelta, agarró a Sarah de la nuca y la besó, después se separó - me darás suerte - y se marchó diciendo que se volverían a ver.
Sarah no se lo había esperado, estaba asombrada por el atrevimiento del chico. Aunque tenía que admitir que besaba bien, sacudió la cabeza y comenzó a quitar las sábanas de la camilla tirándolas después. Rellenó el formulario y se fue.
/////
- Está estable - oyó a Meredith junto a Izzie en las escaleras. Ya se habían enterado del paciente clínicamente muerto.
- Por ahora - Cristina bajó las escaleras - he estado viendo sus radiografías. Tiene la aorta rota, va a desangrarse.
- Necesita cirugía - dijo Izzie.
- Si queremos que sea donante, sí - asintió Cristina.
- Vivirá - asintió Izzie.
- ¡Izzie! - la llamó Sarah cuando comenzó a subir las escaleras.
- ¡No! No pienso abandonarle. Si le intervenimos vivirá más, voy a buscar a la familia. Debéis conseguir que le operen - subió las escaleras, abrió la puerta y se fue.
- Vive en el país de la fantasía - dijo Cristina suspirando.
- A quién le decimos lo de operarle, ¿A Bailey? - Sarah las miró.
- A alguien con más poder - dijo Meredith subiendo las escaleras con Sarah y Cristina detrás.
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