✨💚Un día normal para mi ✨💚
Saya se despertó acostada en un conjunto de mantas y sabanas viejas, junto a su zorro Umbra.
Había tenido un sueño extraño, soñó que había llamas por todas partes, olor a humo, la voz de una mujer, y de repente todo se volvía nublado en su memoria.
"Tal vez es porque me dormí algo tarde anoche, esos sueños son muy raros" Pensó ella.
-Vamos Umbra, debemos intercambiar estás joyas por comida.-
Salieron del atico de una casita abandonada y pequeña, casi olvidada en el pueblo,que les servia de refugio a ellos dos.
Saya salió con su capa azul puesta, una señora que la adoptó temporalmente le regaló esa capa, diciéndole que la protegería en cualquier situación peligrosa en la que se encontrase.
Esa señora murió cuando ella cumplió los 14 años.
Cabe aclarar que ella tiene unos 17 años, a punto de cumplir 18, algo que a ella no le entusiasmaba demasiado.
-Aqui estamos amigo, quédate aquí y espera, gruñe dos veces si ves algo sospechoso.-
El zorro asintió con la cabeza, entendiendo la perfectamente, se subió a unas cajas de madera apiladas en una esquina, y se colocó de tal manera que nadie muy atento lo descubriría.
Saya encapuchada, entró con la esperanza de que nadie se diese cuenta de que traía objetos de mucho valor.
Había personas muy pobres haciendo fila para entregar objetos de valor a la encargada, intercambiandolos por monedas o comida. Esa gente se pelearia con ella por solo una perla del collar que tenía entre manos.
Gente que intercambiaba gallinas, objetos de valor sentimental, todo por tener unas pocas monedas para alimentar a su familia.
Saya se sintió algo triste al ver cómo una madre rogaba a la encargada por 3 monedas de plata,intentando intercambiar unas bolsas tejidas a mano. La mujer tenía a dos hijos, que estaban bastante delgados y andrajosos, como la ropa de la madre.
Había un niño agarrándole la mano izquierda, y la otra la derecha.
Era una niña pequeña, de alrededor de unos 5 años, y el niño, más mayor, de unos 9.
La encargada, les decía que no podía, porque la podían despedir por no dar el valor indicado según el objeto.
Un hombre detrás de la mujer, le gritó, diciéndole que se apurase, y dejase de andar mendigando, que para eso estaban las calles.
La mujer con lágrimas en los ojos, no tuvo más opción que irse con las manos vacías.
La pequeña niña, agarrada de la mano de su madre, volteó a ver directamente a Saya mientras se iban.
La niñita le sonrió y la saludó con una de sus manitos.
Saya se quedó sorprendida, considerando que estaban pasando por un mal momento, la pequeña le regaló su mejor sonrisa.
Saya, que seguía después del hombre en la fila, escuchó como las personas detrás de ella se lamentaban por la mujer.
-Pobrecita, debe ser difícil criar niños así.- Decía una señora en voz baja.
-Todo esto es culpa de la hambruna, y del emperador, el usa todo el presupuesto del reino para sus propios caprichos.- Dijo un hombre al lado.
-¿Y sabes que es lo peor? Que ahora su malcriado hijo va a heredar el trono.- Comentó otro señor.
-Toda una tragedia lo que pasó con el Rey Dewel, el si era una buena persona...- Se unió otra persona.
Dewel...
Ese nombre le sonaba extremadamente familiar, solo que no sabía dónde lo había escuchado antes, y eso que ella nunca había escuchado de ese tal rey hasta ahora.
-¡Siguiente!- Exclamó la encargada.
-Hola, ¿Cuánto me darías por esto?- Pregunto ella mientas le extendía el collar de perlas.
-Wow, eso si es algo valioso Saya, ¿A quien le robaste está vez?-
-A nadie por supuesto, no me acuses de semejante cosa, Gabrila- Dijo ella con una sonrisa traviesa.
-Ajá, bueno..- Continuo Gabrila mientras inspeccionaba cuidadosamente las perlas.
-Te daré tres bolsas de pan, y dos de vegetales.-
-Yo creo que vale tres de vegetalees~ Intentó persuadirla Saya.
-Y yo creo que dos, tómalo o déjalo.-
-Bieen- Respondió Saya.
Ella tomó lo que la encargada le ofrecía y se fue del lugar.
Al salir, llamó a Umbra, para que la acompañase.
Saya caminó unos cuantos metros, y se encontró con la madre de los dos niños.
La mujer estaba dormida, abrazando a sus dos hijos.
El varón estaba dormido también, pero la niña pequeña estaba despierta.
Ella la miró, y decidió hacer una cosa.
Le dió una tira de su pan, y dejo 5 monedas de oro junto a la madre, para que nadie se las robase.
La niña le volvió a sonreir, esta vez con más brillo y gratitud en su mirada.
Saya le sonrió también, y le hizo un gesto para que mantuviese el secreto de que fue ella quien les dio el dinero.
La pequeña le devolvió el gesto dulcemente, y Saya empezó a caminar hacia su casa.
Su zorro que iba caminando a su lado, la miró con los ojos entrecerrados.
-Ya sabes Umbra...
Solo un día normal para mí.-
.............
Holaa
No los quise hacer esperar demasiado por un nuevo capitulo, así que aquí tienen otro!! :D
Un poquito corto, pero bueno, 890 palabras no es Taaan poquito caramba.
Espero que lo disfrutaran, ya vienen más cosas sobre el pasado de Saya!!!
Denme un voto y siganme tesoros, pliis, Duerman bien UnU
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