Parte 22

El fin de la promesa

Los chicos lograron bajar hasta las alcantarillas y pararon a descansar junto a un pequeño canal que llevaba el agua de toda la ciudad.

-Maldita sea, a este paso acabarán todos congelados.- Decía Roge frustrado.

-Tranquilo, Roge. Debemos darnos prisa, pero lograremos parar el cañon mágico de congelación .- Dijo Jairo.

-Ya esta bien de descansar, debemos de proseguir.- Dijo Ángel.

-Si proseguimos sin cautela...- Dijo Hugo, pero Roge le cortó.

-Debemos darnos prisa, da igual que estemos solos, si no paramos ese cañón lo estaremos, pero para siempre.- Dijo Roge.

-Si no paramos ese cañon y los soldados mueren congelados no tendremos refuerzos, y habremos perdido.- Dijo Jairo.- Prosigamos.

Los chicos recorrieron las alcantarillas hasta que llegaron a una sala en la que había un montón de soldados esperando.

-No podemos contra tantos...- Dijo Jairo.

-¡Pero nosotros si!- Dijo el maestro Viktor, que vino corriendo con Lira y Pedro detrás.

-¡Maestro!- Dijo Roge.

-¡Ahí están!- Dijo uno de los soldados.- ¡A por ellos!

-Maldita sea, les he alertado.- Dijo Roge.

-Iros y continuad con el camino. Aseguraos de frenar ese cañon de hielo, que nosotros nos encargamos de esto.- Dijo Viktor apuntando a la salida con la espada y luego al grupo de soldados de en frente.

-Gracias, maestro.- Dijo Roge.- Vamos, chicos.- Dijo a los otros tres.

Continuaron corriendo, y llegaron a una gran puerta de metal. Estaba cerrada a cal y canto.

-¿Y ahora qué?- Dijo Ángel.

-Muy sencillo...- Dijo una voz familiar, era Sid, que abriendo un portal apareció en frente de ellos.

-¡TU!- Dijo Hugo queriendo ir enflechado a por él.

-Para, Hugo.- Dijo Ángel, que le puso el brazo delante para detenerlo.- ¿Que haces aquí? ¿Que quieres?

-Calma, solo he venido a negociar, creedme que os interesará.- Dijo Sid.

-Habla, pero te garantizo que vas a tener que ser muy astuto para engañarnos.- Dijo Roge.

-No se trata de eso, joven príncipe.- Dijo Sid.- Se trata de negociar, rendiros ahora y seremos piadosos. Por el contrario, si no os rendís os mataremos a los cuatro, y detrás a todos los demás.

-¿Y como crees que nos vas a lograr matar?- Dijo Ángel.

-Ja, ja, ja... No quieras saberlo...- Dijo Sid.

-Declino la propuesta, puedes largarte.- Dijo Roge.

-Bien, pero atente a las consecuencias.- Dijo Sid, y abriendo un portal escapó.

-¿Deberíamos hacerle caso?- Dijo Hugo.

-No, tranquilidad.- Dijo Roge.

De pronto, unos fuertes temblores comenzaron a hacer retumbar el suelo. Poderosas pisadas que provenían de tras la puerta.

-¿Que demonios es eso?- Dijo Jairo.

-¿Será de lo que nos advirtió Sid?- Dijo Roge.

-Sea lo que sea, es enorme y no tiene pinta de ser bueno.- Dijo Hugo.

El ser enorme tras la puerta comenzó a golpearla y a magullarla hasta destrozarla por completo. Tras ella apareció un gigantesco coloso hecho de una armadura de acero puro, con una forma bastante extraña. Portaba un gigantesco hacha en su mano derecha.

-¡A combatir!- Dijo Roge.

Jairo y Ángel se prendieron de su aura de fuego puro, y Hugo comenzó a desprender su electricidad. Roge empuñó a Lightbringer y se situaron enfrente de él.

El gigantesco coloso golpeó al lugar donde se encontraban los cuatro.

-¡Dispersaros!- Gritó Roge, y todo el mundo saltó del lugar donde golpeó, lugar en el que dejó un gran cráter tras golpear.

-¿Como vamos a vencer a ese bicho?- Dijo Ángel.

-¡Cuidado Roge!- Dijo Jairo.

Roge se giró rápidamente y paró un hachazo directo del enorme coloso con Lightbringer, tratando de hacer presión para aguantar, pero la presión le pudo y acabó volando por los aires y chocando contra una pared.

-¡Roge!- Dijo Hugo.

-¿Como podemos ganar esto?- Pensó Jairo.

El coloso siguió intentando golpear a Roge. Este continuo defendiéndose como podía, esquivando y bloqueando ataques. Un puñetazo directo hacia él lo aplastó de forma desprevenida.

-¡ARGH!- Gritó Roge, que fueron las únicas palabras que pudo soltar antes de que el puño le aplastase.

-¡¡Roge!!- Gritó Jairo, preocupado.-Grrr... tú...- Dijo, mientras apretaba con fuerza sus dientes. Sus llamas comenzaron a avivarse.- ¡¡Esos bastardos les han dado órdenes a este coloso de que ataque a Roge, estoy seguro!!- Dijo enfadado.-¡Protegedle a toda costa!

-Esto es muy malo...- Dijo Ángel.

-¿Que quieres decir?- Dijo Hugo.

-El elemento de Jairo es fuego, pero con una variación. Su elemento, fuego fatuo, es un elemento que solo logran aquellos que consiguen despertar su poder superando la muerte de un ser querido. Jairo logró despertar fuego fatuo cuando su padre murió. El problema de fuego fatuo es que enloquece al usuario cuando esta furioso.- Explicó Ángel.

-¿Enloquecer en que sentido?- Preguntó Hugo.

-No se detendrá hasta carbonizar a ese coloso, y creeme cuando te digo que fácilmente puede pretender exceder su límite al combatir contra él solo por derrotarle.- Dijo Ángel.

-Oh, no...- Dijo Roge.

Jairo se movía rápido por el campo de batalla, esquivando varios hachazos y puñetazos, golpeando en todo momento con todo lo que tenía, pero no conseguía hacerle el suficiente daño.

-¡¡Muere de una vez, bastardo!!- Dijo Jairo.

-¡No podemos hacer nada!- Dijo Hugo.

-¡Cállate, lo reduciré a chatarra!- Dijo Jairo.-¡Mejor aún, a cenizas!-

Jairo seguía peleando y le golpeó en su cuerpo varias veces a gran velocidad, intentando cortar su dura armadura, pero era imposible.

-Ajh... puaj...- Jairo estaba jadeando.- Maldita sea, me has hecho excederme de verdad...- Dijo con mirada determinada.-¡¡Chicos, cubriros!!- Dijo Jairo.

-¿Como?- Dijo Roge, pero Ángel le agarró y lo metió tras una columna., junto con Hugo.

-¡¡Ignis Rosae!!- Jairo intensificó su fuego, creando una gigantesca rosa de fuego azulado, cuyos pétalos se desprendieron haciendola explotar con gran potencia. Tras la gigantesca explosión solo quedó Jairo y una gran pantalla de humo delante de él.

-¿Lo he... jah... logrado?- Decía mientras seguía jadeando.

-¿Lo ha conseguido?- Dijo Ángel.

-¡Si!¡Increible Jairo!- Dijo Roge, pero su felicidad no duró mucho. El filo del gigantesco hacha apareció entre el humo y se clavó en el abdomen de Jairo, que soltó un gran chorro de sangre, para que después el cuerpo de Jairo cayera inerte al suelo. Los chicos contemplaron la escena con un rostro de miedo y desesperación a la vez. El coloso desclavó el hacha del cuerpo de su amigo inerte, que estaba tirado en el suelo, dentro de su propio charco de sangre.

-Chi... chicos...- Dijo Jairo.- Se... se acabo... para... mi...- Dijo Jairo, y con estas palabras exhaló su último aliento.

-...- Se hizo el silencio, Roge se incó de rodillas.

-Ja... jai...ja...- Roge trataba de hablar, pero no le salían las palabras.-Él siempre me salvaba a mi y yo... yo...-

-Jairo... ha...- Dijo Ángel.

-¡Rápido, el frasco!- Pensó Hugo. Usó uno de sus frascos y lo abrió, y al brillar lo volvió a cerrar.

-Chicos... apartad...- Dijo Roge, con un tono bajo, mientras andaba cabizbajo y lentamente para plantarse en frente del coloso.

-Roge...- Dijo Ángel.

-Tú, coloso...- Dijo Roge, apuntandole con su espada.- No se que eres, ni tampoco me importa... pero has hecho algo que no debias haber hecho. Esa persona era muy importante para mi.- El aura que desprendía se hacia más grande conforme más furia acumulaba por cada segundo que pasaba.

-¿Que piensas hacer?- Dijo Ángel.

Chicos, será mejor que os echeis atrás, las cosas se van a poner serias.- Decía Roge, cuya aura se iba tornando a un tono pálido.- No se que demonios eres, coloso, pero te prometo una cosa...- Dijo alzando su espada.- ¡Te mataré!- Dijo Roge, y acto seguido desapareció. Solo se pudieron apreciar unas ligeras estelas de luz en su brazo izquierdo, que fue rebanado a trozos.

-¡¡Que velocidad!!- Dijo Ángel sorprendido.

-¡¡YA ME HAS HARTADO, BASTARDO!!- Decía Roge muy enfadado, mientras esquivaba a gran velocidad los hachazos de la mano que le quedaba. Troceó el hacha, y acto seguido, el brazo derecho del coloso.-¡¡Y NO HABLO DE ESTE RELLENO PARA ENTORPECER NUESTRO PASO, HABLO DE TI, HIRO!!- Decía mientras seguía enfadadísimo.-¡¡PIENSO DESMANTELAR TODO LO QUE TE QUEDA, NO SIN ANTES VERTE EN UN FOSO POR TODO LO QUE HAS HECHO!!-

-Dios santo, esta muy enfadado.- Dijo Ángel.

-No parece él en absoluto.- Dijo Hugo.

En un rápido movimiento, Roge atravesó lo que quedaba de coloso con  Lightbringer, que seguidamente explotó en pedazos. Finalmente, Roge aterrizó al suelo para calmarse.

-Jairo...- Dijo Roge. -Esto es por tí...- Dijo derrumbandose sobre sus rodillas, se llevo las manos a los ojos para tapar sus lágrimas. Ángel se acercó a él, se puso de cuclillas y le puso la mano en el hombro.

-Vamos, Roge, cálmate.-Dijo Ángel.

-Debemos seguir, no nos queda mucho tiempo.- Dijo Hugo acercándose.- Demonos prisa o los soldados de fuera quedarán reducidos a cubitos de hielo.

-Llevaré el arma de Jairo para honrarle.- Dijo Ángel, levantándose.

-¿Para que necesitas cinco armas?- Dijo Hugo.

-Dos son por si acaso necesito usar las elementalidades, mientras que las otras son cimitarras normales.- Dijo Ángel.-Además, no es cuestión de necesidad.- Dijo mirando el cuerpo de su amigo inerte.- El merecía un final mejor, y lucharé con su espada hasta vengarle. Y bueno...- Dijo desenfundando sus cimitarras.- Ya no os necesitaré más.- Dijo, y las tiró al suelo.

-¿Ángel?- Dijo Hugo.

-No pasa nada, con esta ya van tres armas.- Dijo Ángel.- Vengaremos a Hugo y a todo el reino, y usaré estas armas para hacerlo.

-Asi se habla.- Dijo Hugo.

-Grrr...- Roge seguía inmovil mirando el cuerpo de Jairo.

-Vamos, no tiene sentido seguir mirándolo Roge, no hay nada que hacer de momento, hay que seguir, por los que quedan.- Dijo Hugo.

-Acabemos con esto.- Dijo Ángel.

-Voy a hacerles pagar por todo.- Dijo Roge.

-Así se habla. Prosigamos.- Dijo Hugo.

Tras el gran portón giraron a una esquina a la derecha y encontraron unas escaleras que llegaban a la bodega del castillo.

- Hemos llegado al interior del castillo.- Dijo Hugo.

-Si, debemos encontrar a Hiro, le haré pagar por todo con mis propias manos.- Dijo Roge.

-Antes debemos encontrar el cañon de hielo y pararlo.- Dijo Ángel.

-Si, esperemos que no se encuentre muy escondido.- Dijo Hugo.

Subieron por las escaleras de la bodega hasta llegar a una trampilla que daba a un gran salón.

Mientras tanto, en lo alto del castillo...

-Mi señor, parece que han logrado entrar, ¿Que debemos hacer?- Decía Sid.

-Somos tres, y ellos tambien, haremos que cada uno tenga un duelo justo de uno contra uno contra uno de nosotros tres.- Dijo Hiro.

-¿Y quien será el primero?- Dijo Sid.

-Sid, encargate de el hijo del rico, el de la familia Moruno.- Dijo Hiro.

-Si, señor.- Dijo Sid, y abrió un portal directo hacia Hugo.

Volviendo a la sala de recepción.

-Hmm... parece que no hay enemigos cerca.- Dijo Ángel.

-Si, eso parece.- Dijo Hugo, y justo se abrió el portal de Sid.- Hablé muy pronto.- Decía con una expresión cómica.

Sid saltó del portal y se posicionó en lo alto de las escaleras del salón, cortando el paso de los tres.

-¿Tu otra vez?- Dijo Ángel.

-Je, que gusto que me reconozcas. La primera vez no me presente como es debido.- Dijo Sid.- Mi nombre es Sidderean Cosmus, y soy el consejero real del maestro Hiro. El maestro me ha ordenado que libre un duelo con vuestro guerrero Hugo.

-¡Debiste venir con más...!- Dijo Roge, corriendo a por el, pero se chocó con un muro mágico.-Argh... odio estas cosas.

-Hugo, te espero, vosotros dos podeis continuar a la siguiente sala.- Dijo Sid, abriendo un camino tras él.

-¿Puedes con él, Hugo?- Dijo Ángel.

-Sí, dadlo por hecho.- Dijo de forma confiada Hugo.

-En ese caso, continuemos.- Dijo Roge.

Los otros dos chicos continuaron a las habitaciones del castillo.  Hugo atravesó el muro mágico y se dispuso a combatir contra Sid.


Continuará...

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