Parte 13
Noche de Lágrimas
Ángel se encontraba meditando mientras el agua seguía cayendo. Estaba atardeciendo. El resto estaban todos en el campamento, Jairo tenía la fruta, Hugo logró pescar dos o tres carpas más, y Roge y Viktor lograron cazar a un jabalí con el arco, y entre los dos lograron traerlo.
-Ese jabalí da para mucha cena.- Dijo Lira.
-Lo sé, Roge hizo un muy buen tiro.- Dijo Viktor.
Mientras tanto, con Ángel...
-Se que estás ahí, ¿Porqué no apareces directamente e intentas venir a por mí?- Dijo Ángel.
-Je... Sabes que así no es tan divertido.- Dijo una voz infantil pero macabra.
-¿Podrías dejarme en paz de una vez?- Dijo Ángel.
-Sabes de sobra que eso no va a pasar, deja de hacerte el tonto.- Dijo de nuevo la voz.
-Aparece de una vez, Alpha.- Dijo Ángel.
En medio del lago comenzó a formarse una sombra muy oscura, de ella se engendró una silueta completamente negra, con forma de un niño, ojos de un fuerte brillo rojo, y el cual tenía una sonrisa macabra de la cual salían una gotas de color carmesí.
-¿Que quieres esta vez?- Dijo Ángel, colocándose su armadura y sus prendas de vestir, así como sus armas.
-Nada, simplemente, un duelo de amigos.- Dijo Alpha, sonriendo maquiavélicamente.
-Eres un insensato, Alpha, déjame de una vez, ya he lidiado contigo por bastante tiempo.- Dijo Ángel enfadado.
-Si estas harto, ¿Porqué no me eliminas?- Dijo girando la cabeza inocentemente.- Como hice yo con todos esos ricos avariciosos del pasado.
-¡Cállate!- Dijo Ángel.
-¡Oblígame!- Dijo el niño.
-No caeré en tus trucos sucios, maldito demonio.- Dijo Ángel.
-¿No era lo que querías? Elimíname, vamos.- Dijo sacando la guadaña. -¿O acaso no puedes?- En ese caso.-
La sombra desapareció y se dejó ver un niño rubio, de ojos rojos, con una guadaña de filo metálico con grabados negros, el niño sonreía maquiavélicamente.
-No puedes escapar de tu pasado, Ángel.- Dijo el niño.
-¿Quieres pelear? Entonces...- Decía, y desenfundó las cimitarras de la espalda.
-Eres un imbécil, andas completamente en desventaja.- Dijo el niño
Comenzaron a mirarse el uno al otro, ambos en guardia, esperando a que el otro atacara. Estaba atardeciendo, y los reflejos naranjas de el sol teñían el agua de un color anaranjado, en el que estaban los talones de ambos hundidos, y la espera hacía que el único sonido que hubiera fuese el agua cayendo por la cascada, todo estaba tranquilo, hasta que...
Salieron corriendo el uno contra el otro, Alpha paraba perfectamente con su guadaña las dos cimitarras de Ángel.
-No puedes usar tu fuego aquí, sin embargo, mi guadaña porta con una piedra elemental, adivina cual es.- Dijo y mostró una piedra negra que tenia grabado un diseño en forma de diamante, estaba colocada en la separación del mango y la cuchilla de la guadaña.
-¡Eso es...!- Dijo Ángel aterrorizado al contemplar aquel mineral.
-Siente el verdadero terror, eso me gusta.- Dijo sonriendo y girando la cabeza de forma siniestra.
-¿La piensas usar?- Dijo Ángel- No usarás eso, ¿Verdad?
-Ja, ja, ja.- Rió Alpha.- ¡Sentinam tenebris!- Dijo, alzando la guadaña al cielo, y de la gema elemental salieron un montón de almas que formaron una bola de energía oscura gigantesca.
-La bomba de sombras...- Dijo Ángel.- Ese ataque elemental del clan Alpha fue prohibido porque podía causar una gran destrucción.
Los chicos seguían esperando, mirando al bosque en el que aún se encontraba Ángel. De pronto la tierra comenzó a temblar, y a lo lejos se escuchó un gran estallido, y una gran columna de agua brotando hacia el cielo.
-¡Hay problemas!- Dijo Viktor y se adentró al bosque en el que se encontraba Ángel. El resto solo le siguieron. Cuando llegaron al lago, lo único que quedaba era un gran cráter, y dentro de el se encontraba Ángel, tirado en el suelo.
-¡ÁNGEL!- Gritó Roge, y se deslizó rápido por el cráter, hasta bajar abajo, y comprobó como estaba. Tenía los ropajes destrozados, y algunos rasguños en la cara.
-Ro... Roge...- Dijo Ángel tratando de sobreponerse a su estado.
-¡Ángel!- Dijo Roge
-La... La guadaña...- Dijo señalando la guadaña de Alpha, que no se veía por ninguna parte.
-Te la traigo.- Dijo Roge, y fue a por la guadaña, Ángel se levantó de forma costosa, el resto solo miraba desde arriba.
-Esta...- Miró la piedra de la guadaña, que tenía una grieta y estaba hecha pedazos.- Está quebrada...- Dijo Ángel, mientras caía de rodillas.
-Ángel, estás...- Dijo Roge.
-¡¡AAAAAAAAAAAH...!!- Gritó Ángel al cielo, de rodillas, con los brazos tendidos.
- Ángel...- Dijo Roge con los ojos llorosos.
-Alpha... Alpha está...- Dijo Ángel.
-¿Que ocurre?- Dijo Roge, tratando de tranquilizarle.
-Alpha... ha muerto...- Dijo Ángel.
-Alpha...- Dijo Roge.
Tras lo ocurrido, regresaron al campamento, encendieron la hoguera, despiezaron al Jabalí y lo cocinaron, junto a los peces, al fuego. Mientras, cada uno andaba por su lado. Ángel fue al carruaje a descansar. Sacó un colgante con una piedra negra del cuello, y lo sostuvo delante de sus ojos. Su mirada se tornó con un tono triste, sin alma.
-Alpha...- Dijo Ángel.- Tantos años...- Habló a la nada.
Mientras, fuera...
-¿Que crees que es lo que ha ocurrido, maestro?- Dijo Roge, triste, mientras miraba a la guadaña que tenía Viktor en las manos, porque estaba inspeccionándola.
-Supongo que el tal Alpha, del que hablaba Ángel, imprudente de sus actos y portando esta guadaña usó un ataque elemental tan poderoso que la piedra de la guadaña no pudo soportarlo y se quebró, a la vez que consumió a Alpha y hizo que el ataque perdiera mucha fuerza.
-¿Ángel sobrevivió porque el ataque no tenía tanta fuerza?- Dijo Roge.
-Probablemente.- Dijo Viktor.- Ese ataque podría haber destrozado todo el bosque y los lagos con nosotros dentro, no me hubiera querido imaginar los daños que esto originaría en el cuerpo de Ángel.- Dijo Viktor preocupado.
-¿Quién podría tener tanto poder para lanzar algo así?- Dijo Roge
-El clan Alpha.- Dijo Jairo, que se sentó con ellos.- Se lo que es esa piedra.
-¿La conoces?- Dijo Viktor.
-Esta piedra era el terror de los enemigos del clan Alpha.- Dijo Jairo.
-¿Tan temible es?- Dijo Roge.
-Es la segunda piedra elemental más fuerte que tenían allí cuando trabajaba para ellos. El único portador era Alpha, la mano derecha de Yuine, el lider del clan. La piedra más poderosa la posee el propio Yuine, y domina perfectamente su poder.
-¿Por qué no avisaste de esto antes?- Dijo Viktor.
-Pensaba hacerlo al llegar a Arponia.- Dijo Jairo
-¿Quieres decir que puede usar perfectamente ese ataque?- Dijo Roge.
-No exactamente. La bomba de sombras es un ataque elemental prohibido, su poder es tal que consume una energía vital excesiva de su usuario. Debemos usar eso para contraatacar, es la única opción que tenemos.- Dijo Jairo.
-Es peor de lo que imaginaba.- Dijo Viktor.- Tiene un poder mucho más grande que mi Coruscare Solis.
-Grand Flare tampoco puede parar algo así, quizás ni combinando ambos ataques.- Dijo Jairo.
-Tenemos un problema...- Dijo Roge.
Todo el mundo comió, hasta Ángel, que estaba algo mejor.
Toda la gente comenzó a dormir. En medio de la noche, Lira se levantó y miró al lago, la hoguera seguía encendida. Allí había alguien, sentado en su orilla, mirando al firmamento en la calma de la noche. Cielo azabache, linternas lejanas en él. Lira comenzó a acercarse, para poder distinguir quien era. Era Hugo, que con la calma del lago de por medio, miraba a las estrellas del cielo, con ojos entrecerrados, pensativo. Su capa ondeaba al viento, por el frío de la noche. Lira se acercó y se sentó al lado.
-Pareces preocupado, ¿Ocurre algo?- Dijo Lira.
-No, es solo que hay alguien a quien hecho de menos...- Dijo Hugo.
Flashback
Solo mira esto...- dijo una voz femenina, señalando el cielo.- ¿No es bello?- pregunto la joven sonriendo mientras veía el gran paisaje de estrellas y oscuridad que se podía apreciar desde la torre.
-Si...- dijo Hugo con una voz tranquila.
- Dime, ¿Nunca paraste a mirarlo?- Dijo ella, mirandole dulcemente a los ojos.
-Je...- Sonríe Hugo.- La verdad es que no.- contestó el joven.- Nunca me paré a mirarlo. Es algo que siempre ha estado ahí, pero nunca me había fijado en lo bonito que es realmente.
-Respondió Hugo embelesado por lo que estaba presenciando.
-A veces las cosas mas simples bastan para hacerte sentir bien.- Le dijo la chica. -Nada de lujos, ni caprichos que quieren esos sucios nobles que nunca están contentos, nada de fiesta, ni idioteces por el estilo. Esto es algo que siempre ha estado ahí, y es igual de bello o incluso más bello que algo que se puedan permitir esos nobles.- Dice nerviosa, mientras una lágrima le cae por la mejilla. -O al menos eso decía mi padre.
Fin del flashback
-A veces las cosas simples bastan para hacerte sentir bien...- Aquella frase comenzó a resonar en la cabeza de Hugo, y de la nada, una pequeña lágrima comenzó a caer por su mejilla.
-Ey, ey... Tranquilo...- Dijo Lira secándole la lágrima con la mano. No pasa nada, de verdad. Esta bien...- Dijo, tratando de calmar a Hugo.
-Lo...Lo siento...- Dijo Hugo.
-¿Por qué te disculpas?- Dijo Lira. -Llorar muestra las emociones, hace que te desahogues, no es malo.- Dijo sonriéndole.- Esas lágrimas simbolizan tus emociones, llora todo lo que desees, esta bien desahogarse de vez en cuando. ¿Nunca escuchaste un refrán que decía: "Los ojos son el espejo del alma"?- Dijo Lira
-No.- Respondió Hugo.
-Los ojos reflejan las emociones de las personas, ¿No lo sabías? Las lágrimas no son más que malestar en forma de líquido.- Dijo Lira.
-¿Como sabes tanto?- Preguntó Hugo.
-Pasé por mucho.- Dijo Lira.
-¿Sí?- Dijo Hugo.
-Te contaré una historia de cuando era pequeña.- Dijo Lira. -Todo empezó en mi casa. De pequeña vivía en Vila Nova, una villa cercana a Aznarepse, que de hecho hoy sigue en pie. Yo era pequeña, tendría como unos quince años aún. Todos los días entrenaba con la lanza, mi padre no quería que fuera la típica princesita de casa. De hecho yo tampoco. Pero el era muy duro, quería marcharme a Zul a aprender con profesionales, pero él no me lo permitía. Decía que tan solo me permitiría irme si conseguía ganarle. Yo lloraba, eso calmaba mi dolor, el sólo quería que yo me hiciera más fuerte. Pasé todos los días entrenando, y desarrollé hasta mis habilidades elementales. Aprendí a concentrarme en combate, y logré ganarle. Tras eso, me marché a Zul. Solía ir a visitarles, pero ya hace mucho que no voy, no se como estarán. Les echo de menos.- Dijo Lira.
-Te entiendo.- Dijo Hugo sonriendo.
-¿Te gusta mirar las estrellas?- Dijo Lira
-Ella me enseñó a apreciar su auténtica belleza. Me enseñó algo muy importante, y ahora le estoy en deuda.- Dijo Hugo.
-Comprendo.- Dijo Lira.- Bueno.- Dijo Levantándose.- Voy a dormir, trata de no tardar mucho que mañana marchamos a Arponia.- Dijo, se dio la vuelta y se fue.
-Ey, maestra Lira.- Dijo Hugo
-¿Hmm...?- Dijo Lira dándose la vuelta.
-Gracias.- Dijo Hugo.
Lira sonrió, se giró y siguió andando.
A la mañana siguiente, todos despertaron, apagaron el fuego y recogieron las cosas. Entraron al carruaje y continuaron el viaje hasta Arponia. Al fin llegaron, y se dispusieron a ir a la posada.
-¿Hay mar?- Dijo Roge.
-Si, es una aldea pesquera marina.- Dijo Ángel.
-Hmm...- Dijo Jairo, que vió a dos niños hablando entre ellos y parecían asustados.-¿Que pasa aquí?
-¿Eh?- Dijo Roge. -¿A qué te refieres?-
-La gente parece atemorizada.- Dice Hugo
-La gente de aquí parece vivir con miedo, deberíamos de preguntar.- Dijo Jairo.
Llegaron a la posada, y el mayordomo que les atendió se lo explicó todo.
-¿Un cazador de hombres?- Dijo Pedro.
-Así es, señor. Apareció hace no mucho. Se dice que lleva un arpón con el que atrapa a sus victimas y luego las remata con su daga.- Dijo el mayordomo.
-Es horrible.- Dijo Lira.
-Solo mata por encargos, no por gusto, pero es muy rápido. Se le llama "La sombra de los mares" porque se dice que nació del mar, y es imposible atraparle.- Dijo el mayordomo.- La gente le tiene miedo, ya ha matado a 12 hombres, 10 mujeres y 4 niños. Es horrible.- Dijo el mayordomo, y el resto solo miraba, cada vez más impresionados.
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