Mirando hacia atrás, Syzoth sabía que no sería capaz de encontrar un momento exacto en el que decidiera irse.

Entró en la batalla para salvar su reino, aceptando que podía morir y se fue como un hombre digno de sostener de nuevo el arma de su difunta amada. Si no había tomado una decisión antes, era ahora. Era extraño, poner tanto valor en esta arma de otro portador, pero Syzoth creía en ello. Su compañero, Chameleon había perdido tanto y estaba trabajando en su camino de regreso para encontrarse, con la nueva corona del reino y el arma de su hermana declarándolo digno.

Syzoth había perdido tanto y estaba empezando a creer que, por una vez, realmente podría tener algo. Podría tener más. No tenía que seguir perdiendo. Era un raptor humilde, pero empezaba a dejarse ver que merecía ser feliz. Se merecía la oportunidad, al menos. Se merecía más.

Mirando a su alrededor en el funeral de Kotal, viendo a todas las personas que fueron cercanos y preguntándose a dónde diablos irán todos desde allí, finalmente hizo clic para el.

Seguir adelante no siempre significa seguir avanzando.