7.- La carta de guerra.

Buenas noches.

Como sabrán KanonxAioria es mi pareja crack o lo que sea xD.

Dentro de pocos capítulos descubriremos el sexo del baby de Milo y Camus.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Decenas de cartas con el sello de Giudecca se repartieron. La cuarta parte tenían como destinatarios a reyes, principes y archiduques, soberanos de sus tierras que junto a sus consortes darían comienzo a los preparativos para la lucha armada.

Nadie reconoció como gobernante de facto a Radamanthys por lo que se acogían a la opción de entrar en la guerra. Desde Indrapaths, pasando por pequeños ducados independientes y terminando por el poderoso imperio de Serhket regido por una temible emperatriz, cada ejército despertó del aletargamiento impuesto y comenzaron a agruparse, reclutar, aprovisionarse y dividir las fuerzas, aquellas que se quedarían custodiando ciudades y las que irían a pelear cuerpo a cuerpo con el inmenso ejército de Giudecca.

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Su papel era meramente decorativo, gracias a las condiciones impuestas por la nobleza de Denébola. Bajo las leyes ancestrales del Archiducado, él debía gozar del mismo poder que Aioria, más como no les simpatizaba porque a diferencia de sus antecesores, él no sería fácil de manipular o comprar para favores su influencia como consorte se vio limitada.

Ahora, en vista de eso, se dedicó a estudiar tácticas militares y otorgar la atención que su pareja necesitare en el ámbito de la alcoba. Conocía de primera mano que en límites del territorio se alzó una muralla que en tiempos antiguos, fue destruida por órdenes expresas de la primera Archiduquesa en vista de que la guerra no tocaría sus dominios; sus sucesoras habían respetado esa decisión excepto la madre de Aioria que veía peligroso no contar con una defensa una vez que naciera el joven, el primer varón primogénito de la dinastía por cuyas venas corría sangre imperial Sagitta que le otorgaba el derecho de reclamar el trono de aquel grandioso imperio hoy fragmentado en varios territorios, más por encima de él se hallaban su tío y hermano mayor.

Sisifo no permitiría ni aunque viniera el fin del mundo que la herencia imperial como consorte fuera a sus manos, primero destruía su matrimonio y volvía a casar al castaño con la hija del odioso Conde de Aquila y a él usando su parentezco con el actual rey lo mandaría a podrirse en una guarnición lejos de la capital del reino.

Los tormentosos pensamientos fueron interrumpidos por una húmeda caricia detrás de su oreja, sus verdes ojos se dilataron presa de un naciente placer que se apoderaba de cada rincón de su cuerpo.

Si no hubiera ojos y oídos en las paredes, le despojaría de esas finas ropas y lo tomaría, más el poco respeto que le profesaban se haría polvo porque lo juzgarían como un hombre que sólo pensaba en sexo.

-¿ descubriste el emplazamiento de la antigua muralla?

-ayer mientras comías con tus odiosos nobles, salí hasta las afueras de la ciudad y un campesino me guió hasta los límites donde aún se ven vestigios del ladrillo que si no lo alzamos otra vez.... ni el río sembrado de pirañas los detendrá.

-lo sé perfectamente-echó un breve vistazo a los papeles con anotaciones y planos de torres de asalto, catapultas y sin fin de artefactos-¿piensas pedir que elaboren una torre de asalto en caso de que los otros reinos...?

Kanon sonrió cínico.

-voy a pedirla a Sorrento, él me la enviará desarmada. Algo me dice que asediaremos a Giudecca junto a los otros reyes.

-tenemos una miseria de ejército-le recordó Aioria.

Por respuesta, Tersites llegó con rostro ceremonioso seguido de varios hombres jóvenes vestidos para la guerra, las espadas, jabalinas, arcos y escudos producían un ensordecedor ruido que alarmó a los habitantes del palacio archiducal. El viejo mayordomo farfulló un saludo que no se pudo oír claramente por las voces exitadas de los jóvenes hambrientos de luchar.

-¿ qué significa esto Kanon?-demandó el castaño ya no tan contento-¿ donde reclutaste a esta gente?

-¡ Comandante!-el que encabezaba el grupo hizo una reverencia-lamento llegar tarde, pero como sabe los caminos están atestados de gente que huye por la famosa guerra del Déspota de Giudecca.

Ignorando la fulminante mirada de su joven esposo, el marqués de Almar-Valenius intercambió saludos con sus aún subordinados que estrecharon su mano felices de verlo bien.

-¿ Cuantos vinieron contigo Tolomeo?

-el batallón Rómulo y Remo, señor.

-¿ eso es?-intervino Aioria no dispuesto a quedarse fuera de la jugada.

-cuatro mil quinientos soldados Alteza.....

-¿ estás malditamente loco?-acusó el ojiverde-Dégel se dará cuenta que le falta un batallón y sabrá que fuiste tú que los trajo hasta aquí.... en vez de tener una guerra tendré dos....

-ni aunque tú lucharas con esos quinientos hombres y mujeres, Radamanthys y su bárbaro ejército te aplastará como una cuchara Aioria y sabes qué más-sus ojos verdes perdieron todo atisbo de gracia-te tomará como rehén y nunca me perdonaré que caigas en sus manos.

El identificado como Tolomeo se adelantó quitándose el yelmo dejando al descubierto un rostro en cuya mejilla una cicatriz indicaba las batallas libradas. El resto que quedó atrás comenzó a murmurar aprobando las palabras de Kanon.

-si me permite Alteza, debe oír lo que dice mi Comandante-posó sus orbes sobre el rostro enfurruñado de Kanon-una guerra o batalla siempre tiene un ganador y un perdedor y el perdedor lleva la peor parte porque se convierte en botín de guerra y esclavo-dicho esto retornó a su sitio a la espera de órdenes.

Jamás en su vida, Kanon haría algo como eso por alguien, las órdenes que recibía del parte del rey las cumplía movido por el deber y ahora que tenía una razón de peso, Aioria se ponía remilgado.

-Tolomeo.

Tolomeo se puso en guardia ante el llamado.

-coloca a mil de tus hombres a las afueras de Algieba y el resto repártelos en los límites de Denébola, diles que mañana iré para poner en marcha el plan de batalla.

-como diga mi Comandante.

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Antares.

Ante el Concejo de Regencia, Camus debía rendir cuentas, si bien Milo antes de partir lo nombró Regente, en realidad todas sus decisiones pasaban por un filtro en el Concejo. Al no estar Calvera también, el joven quedaba a merced de su madre y suegra que revoloteaban por los pasillos del palacio en busca de intrigas y complots tan tipicos de una corte. Sumado a su estado que lo mantenía huraño, pero por sus obligaciones debía cambiar su actitud.

Milo le había dicho que serían unos días y que cualquier cosa buscara ayuda de Moses ya que era el único que evitaría que se inmiscuyeran Selene y Seraphina.

Ahora sentado en el amplio escritorio de cedro y en cuyas patas tenía incrustaciones de plata despachaba ordenes, leía reclamos y redactaba cartas a los comerciantes que solicitaban soluciones ante el inminente guerra que se cernía sobre todos los reinos.

-¿ señor?-un joven delgado de cabellos oscuros se asomó cauteloso por la puerta entreabierta del despacho real. Camus apartó la pluma y dirigió su vista hacia el muchacho.

-¿ qué se te ofrece Diomedes?

-no reprenda al joven Su Alteza-una voz gruesa y autoritaria indicó al peliaguamarina de quién se trataba, Moses el más viejo de la nobleza de Antares hacía su entrada flanqueado por una alterada Selene.

Miró a su suegra que por primera vez no tenía esa sonrisita de superioridad en su hermoso rostro, el pánico se instaló en cada fibra de su ser al imaginar que algo le aconteció a Milo. Hasta que un sobre lacrado en las manos de Diomedes respondió a sus temores iniciales.

El sello en cuestión reconocible hasta para un campesino, era de Giudecca, en cuya cara anterior tenía escritas las palabras.

Soberanos de Antares.

-¿ qué significa esto?-interrogó a Moses.

-declaratoria de guerra-se adelantó Selene pálida-el Déspota de Giudecca movilizará su ejército por la negativa de tu padre, varios reyes y príncipes que se negaron a reconocerlo.....

-genial-murmuró rasgando el sello-mi amado padre me metió en una jodida guerra.

Moses prefirió hacerse de oídos sordos ante el inoportuno comentario, ahora lo que debía importarles era que Milo regresara pronto para iniciar los preparativos y movilizar al ejército terrestre y sacar del puerto, la poderosa flota de cien barcos al mando de su Almirante. Al viejo Barón no le extrañaría ver dentro de pocos días embajadores de reinos vecinos solicitando audiencia a Milo.

La pregunta que asaltaba la mente de Moses era si Camus aceptaría que Milo una fuerzas con Dégel el cual contaba con el ejército mejor preparado de esos lares.

Terminada la lectura, el joven consorte arrojó la carta al suelo.

-¿ cúal será el siguiente paso Regente?

-darle una contundente respuesta a ese infeliz-respondió mirando la hoja en cuyo centro decía estas palabras...

¿ Qué harías por tu consorte y súbditos, Escorpión celeste?

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Imperio Uadyet.

-avísame cuando el gobernante de Antares llegue a su palacio-ordenó una bella mujer de cabellos verdosos sentada en un impresionante trono adornado por serpientes doradas que se enlazaban-ya sabes.... eres comerciante, no mi espía.

-descuide mi señora-respondió el espía reverenciando a la mujer-no puedo poner en peligro una potencial alianza.

El espía se retiró silenciosamente mientras por la puerta hacía su entrada un joven sosteniendo varios rollos de papel, la emperatriz al verlo ordenó con un gesto a su guardia que se retirara. Dudosos, los hombres y mujeres cuyos ojos mostraban fiereza y disposición a morir por el Imperio que era mejor conocido como el " Imperio cobra", se retiraron vacilantes dejando a la mujer sola con su visitante.

-¿ que me tienes ahora Shun?

-escribí la maldición que me pediste Shaina-extendió el papel atado con un cordón negro-espero que no sea para usarla junto a tus serpientes....

Ella negó divertida.

-es para mi sarcófago querido, no deseo que mi tumba sea profanada cuando me muera.

-eres joven-respondió desconcertado el joven-¿ porqué ordenarías que fabricaran un sarcófago?

-eso se llama ser precavido, dentro de poco estallará una guerra y pienso ir a la cabeza de mi ejército-desenrrolló el rollo para sonreír satisfecha-¡ perfecto! nadie osará fastidiar mi descanso.

Realmente esa mujer era única en su proceder, por eso aún no se casaba porque era indomable y su poder era ilimitado, aquel que pretendiera casarse con ella, debía luchar con ella y vencerla. Cosa improbable.

-¿ dónde está tu amigo?

-hablando con un enviado del antiguo rey Asmita-contestó con honestidad-¿ quieres que lo llame?

-no, déjalo que negocie lo que sea que esté proponiendo-apoyó la espalda en el trono mientras acariciaba su anillo distraídamente-ahora lo que me interesa es proponer una alianza a Antares con su flota para esta maldita guerra.

Shun no dijo nada, se veía más bonito calladito.

-bueno-retrocedió varios pasos para inclinarse sutilmente-me retiro Su Majestad Imperial.

Shaina permaneció sentada dos minutos, luego se puso de pie, la cola de su vestido rojo con apliques negros produjo un sonido seco al dirigirse al amplio ventanal de su palacio para echar un vistazo al paisaje. No se imaginaba ver las lenguas de fuego ni el polvo levantarse al choque de soldados enemigos, casas y palacios en escombros, hombres, mujeres y niños aterrorizados buscando salvaguardarse en el subterráneo que ella ordenó construir en el palacio imperial y sobre todo ver a Radamanthys alzarse con el triunfo.

Primero entrenaba a sus amadas serpientes para que lo devoraran que permitir que su gente sea esclavizada.

-veremos quién gana.... 

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NiloAries, charlize_bramsc, espero les haya gustado, acepto cualquier reclamo.


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