Capitulo VI: Rumores malintencionados
La guardiana del Gato
Capítulo VI: Rumores malintencionados
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Adrien estaba feliz. No había forma de que no se le notara en la cara, la energía radiante que emanaba.
Las cosas con Ladybug estaban tan bien que ya no le importaba si luchaban solo ellos dos o si se quedaba parado viendo a los otros hacer algo importante, para luego usar su poder a último minuto, pues ahora sabía perfectamente su lugar y eso le daba un gran apoyo mental. Ese lugar al lado de su lady era de él y de nadie más.
Se dejó caer boca arriba sobre su cama, rememorando la curiosa escena que había vivido esa jornada, cuando Ladybug le preguntó a Carapace en qué momento ella se había quejado de la personalidad de Chat Noir con él. Al ver como el pobre superhéroe no sabía dónde ocultarse, Ladybug solo le dio una palmada en la espalda, recordándole que todo a la larga se sabe y es mejor cuidar nuestras palabras.
Sonrió y se encogió en la cama hacia el lado derecho, donde Plagg lo veía mientras comía queso.
—¿Qué pasa? —le consultó, pero el Kwami no respondió y simplemente siguió comiendo. Adrien no iba a dejar que lo pusiera de mal humor, así que se giró hacia el otro lado, donde estaba la última foto que había agregado de sus amigos: salían Alya, Nino, Marinette y él.
Sonrió, observando a Marinette, pues mucho de su actual estado tenía que ver con ella.
De pronto, se encontró con que no podía dormir si no iba a visitarla por las noches o si no hablaban mínimo de cualquier tontería por teléfono o por mensaje. Ella era el primer pensamiento que venía a su mente cada mañana y él último antes de acostarse.
Plagg solía burlarse de él porque creía que le gustaba su amiga Marinette, y ahora ya no podía negarlo.
Con sus pensamientos mucho más claros, empezó a darse cuenta de que esa necesidad que había desarrollado por ella se debía a que le gustaba. Tan solo escucharla reír hacía que su corazón se acelerara, su cercanía hacía que sus manos se sintieran húmedas de los nervios y ni hablar de sus pensamientos, que se enredaban en la punta de su lengua, sin poder decir algo coherente.
Con eso en mente, empezó a preguntarse si Marinette se comportaba de esa misma forma porque también sentía lo mismo que él, sin embargo no pudo evitar soltar una carcajada ante aquella posibilidad, aunque de solo pensar que pudiera ser posible, lo hacía sentir pleno.
Se sentó en la cama y abrió el chat que tenía con Marinette, pero antes de que pudiera teclear algo, observó que en la pantalla salía que la chica estaba escribiendo. Expectante, se acomodó en la cama, esperando el mensaje.
«Alya estará conmigo esta noche para terminar el trabajo que nos dejaron, así que no creo que podamos, tú sabes...»
Aquello lo derrumbó por completo, pero sacudió la cabeza pensando en que no debía agobiarla con sus sentimientos. Ya había aprendido la lección con Ladybug y con Kagami, así que no se podía permitir más errores que lastimaran a quienes quería.
«Oh, entiendo, no hay problema, que les vaya bien. Nos vemos mañana en la escuela»
«Nos vemos» recibió y volvió a dejarse caer sobre la cama con el celular apoyado en su pecho. Miró la pantalla una vez más, envió un sticker de gato diciendo adiós, dejó el celular a un lado y cerró los ojos.
Plagg lo observó y miró hacia el ventanal. ¿Qué estaría pasando con la guardiana? Tenía la sensación de que algo feo se venía.
...
Marinette dejó su teléfono celular y observó a la chica frente a ella que, sentada en el diván, jugaba con los Kwamis que la rodeaban. Desvió la vista hacia su computadora donde estaba el artículo para el trabajo de literatura por el que se habían reunido y suspiró.
—¿Problemas en el paraíso? —preguntó Alya, haciendo que la de coletas la mirara—. Vamos, Marinette, se nota que tu intento de amistad absoluta con Adrien va mucho más que bien.
—No va bien, es un desastre —se quejó, haciendo que Alya la mirara con algo de pena.
—¿Lo dices porque Adrien ahora es como un clon tuyo? —ante aquella frase, Marinette la miró con los labios apretados y afirmó—. Aunque no se puede negar que es super divertido verlo sonrojado y enredándose con las palabras —exclamó—. Se nota a leguas que le gustas, Marinette.
—¿Tú crees que sea eso? —preguntó sorprendida, haciendo que la de lentes pusiera los ojos en blanco.
—¿Es en serio? —reclamó, poniéndose de pie—. Marinette, es super obvio que Adrien está enamorado de ti, es solo cuestión de verlo. ¿A poco te vas a poner en plan invertido ahora? —preguntó, colocando sus manos en la cintura—. ¿O es que este juego de ser mejores amigos, hizo que ya no lo veas como posible enamorado?
Al ver los ojos de Marinette, supo que no era así.
—Es horrible —dijo, dejándose caer al suelo de la habitación, sin mirar a su amiga—. Pensé que si conocía al chico tras la máscara... —apretó los ojos por lo que estuvo a punto de decir y corrigió —... tras la máscara de perfección, iba a dejar de idolatrarlo... ya sabes, dejar de verlo como el chico perfecto, el ángel de París...
—Pero...
—El Adrien que conocí, en vez de generarme rechazo, me enredó aún más en él —confesó—. Es demasiado atento, todos los días me habla para saber si desperté a tiempo para ir al colegio y en las noches me manda una frase súper tierna para desearme buenas noches. Guarda tanto amor en su interior que es imposible... imposible que no me vuelva a enamorar como una estúpida de él.
—Pero eso es bueno, Marinette
—¡No! —exclamó, mirando a su amiga finalmente y Alya se impresionó al ver los ojos celestes de su amiga llenos de lágrimas—. No es bueno, Alya, no es bueno, es horrible, ¿qué hago? Yo no puedo salir con Adrien, no puedo repetir con él, mi fracaso con Luka, no con él.
—¿Por qué no? —Alya se agachó para tomar a su amiga por los hombros—. Prácticamente ya están saliendo, ¿qué cambia si exponen sus sentimientos?
—Cambia todo, Alya, todo —volvió a insistir—. ¿Recuerdas quién soy? —le pidió, señalando a Tikki— ¿A quiénes tengo a mi lado? —movió ambos brazos, indicando a los Kwamis que flotaban libremente por la habitación— No puedo poner en peligro a Adrien, es famoso y no pienso dejarlo a merced de las garras de Shadow Moth... Y lo mismo va para Chat Noir.
—¿Qué tiene que ver Chat Noir en esto? —consultó, intrigada por la mención del superhéroe en la conversación.
Marinette apretó los ojos y se sentó. Tenía que pensar en algo para justificar lo que dijo.
—Nada, es solo que me acordé de sus sentimientos —comentó para tratar de salir del paso—. Tuvimos una discusión estos días y apenas lo hemos solucionado, así que también eso me tiene muy sentimental.
—Es eso o... —preguntó, haciendo brillar sus lentes—... pasó algo que no me has contado.
—¿Eh? —soltó Marinette, sintiendo que sus mejillas se acaloraran inmediatamente—. Claro que no.
—¿Segura? —volvió a insistir—. Mira, Marinette, te adoro y lo que más quiero es que seas feliz con Adrien, pero no puedes ocultarme información Ladynoir. Amiga, yo vivo por el Ladynoir así que, por favor, si algo pasó entre ustedes, quiero saberlo.
—No pasó nada entre nosotros —respondió, completamente avergonzada mientras se secaba los ojos con los puños—. Nos peleamos, nos amistamos, luchamos como el gran equipo que somos. Fin del asunto.
Alya sospechaba que había algo que no le estaba diciendo, pero aspiró profundo y la dejó estar. Aquella pequeña información fue suficiente para que su cabeza empezara a armar miles de historias para su deleite personal.
Con el silencio que se generó, Marinette se puso de pie y volvió a sentarse en su computadora para terminar, de una vez por todas, el trabajo que tenía que hacer con Alya.
Con el trabajo finalizado, Alya se acostó junto a Marinette a dormir, partiendo a los brazos de Morfeo con mucha facilidad. Ella, en cambio, no podía dormir y se movía de un lado a otro, tratando de no despertar a su amiga. Cuando tomó conciencia de lo que la tenía así, suspiró, extendió su mano para tomar su celular y tras bajarle el brillo para no molestar a Alya, buscó la conversación con Adrien.
«Hola» envió, pegándose el celular al pecho, esperando por una respuesta, y aunque creyó que no llegaría por la hora que era, se sorprendió cuando recibió una notificación.
«Hola, ¿problemas para dormir?» Al leerlo, Marinette pudo imaginarse que él también los tenía. ¿Acaso sería una costumbre entre ellos? ¿Qué haría si tuviera que renunciar a esto? ¿Sus otras yo habrían disfrutado de lo mismo cada noche antes de irse a dormir? ¿Por qué algo tan bonito tenía que terminar con el mundo destruido?
«No, ¿y tú?» preguntó.
«Tampoco» recibió como respuesta, seguido inmediatamente de otro mensaje que decía «Ya no puedo dormir si no me dices buenas noches»
Marinette apretó los ojos para no chillar por aquella frase. ¡Rayos! Estaba tan enamorada que no podía controlarse.
«Entonces, buenas noches» envió, acompañada de una carita sonriente, a lo que recibió como respuesta un gato con cara malhumorada. Al verlo, usó todas sus energías para no reír y despertar a su amiga.
«Lo siento, lo siento» envió «Pero la dejaste servida y tenía que aprovechar»
«Claro, claro... ¿Terminaron el trabajo?»
«Sí, lo terminamos. ¿Y tú?»
«Lo terminé en la tarde con Nino, de forma remota» le respondió y luego ambos dejaron el chat sin agregar nada más. Fue así por unos cuantos minutos hasta que Marinette volvió a recibir un mensaje
«He encontrado una forma de llevarte conmigo, siempre»
«¿Y cómo?» preguntó, sin entender el porqué de aquella frase.
«Te llevo conmigo en mi sonrisa, Marinette, porque tú la has puesto en mis labios. Buenas noches.»
Marinette no supo que responder a eso, dejó su teléfono y se ocultó bajo las sábanas con el corazón acelerado y las mejillas acaloradas.
...
Fue mientras que Alya la ayudaba a alistarse para ir al colegio, haciéndole una coleta baja, que Marinette recibió un mensaje de buenos días de parte de Adrien, adornado con un sticker de flor de Sakura que se abría y se cerraba, para desearle un buen día.
Alya observó el mensaje y miró a su amiga que estaba sumamente sonrojada, terminó de ajustarle la coleta y le dio un beso en la cabeza.
—¿Qué fue eso? —preguntó Marinette, confundida, observando a su amiga que la miraba con una sonrisa.
—Es mi modo de compartir energías para que no desfallezcas.
Ambas se rieron de aquella frase y bajaron a desayunar para poder encaminarse al colegio.
Cuando llegaron al salón, por alguna razón, se sentía una atmósfera tensa, como si todos estuvieran discutiendo, así que se detuvieron en la puerta, simplemente para escuchar y ver qué sucedía, puesto que Nino también estaba enfrascado en la conversación.
—¿Creen eso posible? —comentó Kim—. Ni siquiera se conocen, ¿Cómo van a estar en una relación? ¿Y qué tal si ellos tienen pareja? —ante eso, Marinette y Alya se miraron confundidas.
—Exacto —afirmó Nino, cruzado de brazos—. Además, ¿quién querría enfrentarse a Chat Noir por intentar algo con Ladybug?
—¿Qué? —exclamó Marinette, lo suficientemente alto como para que todos notaran la presencia de las dos. Nino, rápidamente se acercó a Alya para saludarla.
—¿Qué está pasando?
—Salió una revista —explicó Max, acomodándose las gafas—, hablando sobre los posibles romances de Ladybug con los otros portadores.
—¿Y creen que ella tenga tiempo para eso? —preguntó Alix, siendo apoyada por Mylene—. Con eso de los planes y proteger París, qué fastidio tener encima que meter a tu novio en esos asuntos.
—No creo que Ladybug haga eso —comentó Rose—. Ella es súper profesional y los que tuvimos la suerte de que nos salvara, somos testigos de ello. Tiene el carisma de una líder, no de una rompecorazones.
—Por eso —insistió Nino—. Esa periodista debe estar mal de la cabeza. ¿Verdad, Alya?
—Por supuesto —afirmó, totalmente indignada—. Como dueña del Ladyblog, no puedo dejar pasar esto. ¡Es indignante!
Marinette veía la escena y retrocedió un paso. ¿Qué rayos eran esos rumores? ¿De dónde sacaron que ella podría tener tantos amoríos? Volvió a retroceder otro paso, y se chocó con Adrien, quien la sostuvo de ambos hombros para que no cayera.
—¿Estás bien? —le preguntó.
—Sí, solo que estoy sorprendida por lo que dicen —respondió, sin poder mirarlo. Adrien observó el intercambio entre todos sus compañeros, bastante confundido.
—No te pierdes de nada, Adrien —exclamó Chloé mirándose las uñas—. Solo una revista amarillista que publicó que Ladybug es prácticamente una libertina.
—¿Qué? —protestó, sintiéndose realmente molesto por eso.
—Sí —afirmó la rubia, elevando las manos como si estuviera mostrando el titular—. Ladybug y su grupo de portadores. ¿Estará entre ellos el verdadero amor de la catarina? —terminó de decir con burla—. No quisiera ser Ladybug en este momento. Debería meterse a las alcantarillas y no asomar su cara nunca más.
Marinette estaba muy, pero muy indignada con sus palabras. Volteó a ver a Adrien y pudo notar que también tenía los puños apretados.
—¿Estás bien? —le preguntó— Tú no crees eso de ella, ¿verdad?
—Por supuesto que no —respondió, casi sintiéndose insultado por aquella pregunta—. Es solo que me siento un poco culpable por no haberla detenido.
—¿A quién? —lo vio apretar los labios antes de que mirara hacia el escritorio superior, donde estaba Nathaniel tratando de calmar las ansias, confiando en Ladybug, y a su lado, con esa sonrisa de hiena, Lila, que los observaba, triunfante. Ahora lo entendía todo.
—Sucedió días después de que publicaran lo de Chat Noir y Ladybug como la pareja del año —le explicó por lo bajo—. En una de las sesiones se puso a leer la revista y comentó en voz alta que eso era ridículo, que ellos no podían estar juntos porque a Ladybug le gustaba la variedad. Alguien la escuchó y le preguntó cómo sabía eso y ella dijo que, como su mejor amiga, también era su confidente, pero que lo que dijera no debía salir de ahí. La verdad es que no le hice mucho caso, pero ahora, viendo las consecuencias...
Marinette miró a Adrien, que se veía muy afectado, pues se sentía partícipe de algo tan indignante por no haber parado la situación de inmediato.
Cuando la profesora entró a la sala y todos se ubicaron en sus asientos, Marinette aprovechó para susurrarle a Alya.
—¿Ves que yo no mentía? —le reclamó, pues sabía perfectamente que había alcanzado a escuchar lo que Adrien le comentó—. Tú sabes perfectamente quien es su mejor amiga.
Alya comprendió lo que Marinette estaba diciendo. Ella era la mejor amiga y confidente de Ladybug así que Lila no podía serlo porque claramente era su enemiga número uno y Marinette no la toleraba.
—Lo siento —le susurró, tras responder al llamado de la profesora Bustier, que tomaba la lista de asistencia.
Marinette esperó a que la profesora la llamara y luego volvió a acercarse a Alya para responderle.
—Confía más en mí —le remarcó.
Alya apretó sus labios y observó hacía el banco de Lila, quien al verse observada solo agitó su mano con una sonrisa. Admitir que había confiado en quien no debía, la había hecho sentir bastante mal
...
Marinette salió de clases y lo primero que hizo fue cruzar hacia los puestos de diarios frente al colegio y comprar la famosa revista que tenía a la superheroina en la portada, rodeada de corazones, con la imagen de los portadores masculinos que había elegido hasta el momento.
Decir que sentía rabia era poco, tenía ganas de usar a Longg y hacer caer rayos y truenos por toda la ciudad. Resopló, soltando el aire por la nariz y regresó a la panadería.
Allí, le pidió a su papá que le hiciera una torta de frutas, con ojos tan brillantes que Tom no dudo ni un segundo en sacar los ingredientes para hacerle el platillo a su hija y animarla si es que lo necesitaba.
Sabine miró a Marinette, se acercó a ella y le dio un beso en la mejilla.
—¿Mamá? —dijo, sorprendida.
—No sé por qué sentía que lo necesitabas —Marinette tomó eso como un incentivo para abrazar a su madre y tratar de no llorar. Se sentía muy frustrada en ese momento.
Tras respirar profundamente, se separó de Sabine y miró a sus padres con una sonrisa. No podía mostrarles lo mucho que le afectaba lo que dijeran de Ladybug, así que se dirigió al departamento para entrar en su habitación, luego sacó la revista de su mochila y más enojada que nunca, empezó a leer la nota.
El enojo iba haciéndose cada vez más notorio en su rostro, provocando que los Kwamis la observaran preocupados y a la espera de la siguiente reacción de la jovencita.
—Esto es el colmo —protestó, arrugando entre sus manos la revista que leía—. ¿Me saldrá muy cara una demanda?
—¿Qué pasa, maestra Marinette? —pregunto Wayzz, con su típica voz relajada, viendo si la chica podía calmarse.
—Miren, esto pasa: "Últimamente nos hemos preguntado si Ladybug y Chat Noir son más que una dupla que salva París, y aunque nos han dado material de sobra para pensar que sí, ¿qué tal si Chat Noir es solo uno de los chicos que tiene vuelta loca a Ladybug? No olvidemos que ella, en repetidas ocasiones, ha negado cualquier relación con su compañero, fuera de su labor como protectores de nuestra ciudad... Pero ¿y si fuera porque su objetivo real está en el grupo de portadores esporádicos? Repasemos los posibles intereses románticos de Ladybug y veamos cuál es la mejor opción.
Tras dejar de leer, volvió a arrugar la revista entre sus manos.
—Maldita... —protestó, apretando los dientes.
—¿Habla de nuestros portadores? —consultó Sass, intrigado.
—Sí —afirmó Marinette—. Y sí, ok, salí con Viperion, pero eso no hace que quiera salir con todos los demás —exclamó indignada, volviendo a extender la revista una vez más, para seguir leyéndosela a los Kwamis.
«Primero tenemos a Viperion, el portador capaz de retroceder el tiempo con gran habilidad. ¿Se imaginan yendo a una cita perfecta una y otra vez gracias a su poder? Realmente Ladybug sería una chica afortunada»
—Afortunada, sí claro —farfulló, más molesta que antes—. Como si fuera encantador revivir una y mil veces lo mismo.
«El siguiente es Carapace, ¿Quién más quiere un novio que la proteja y la haga sentir segura en todo momento? Sin duda, Carapace, con su campo protector, es una opción fabulosa»
—¿Y quién me protege a mí de Alya? —protestó ante aquello.
—¿Y dice algo del mío? —preguntó Kaalki, bastante entusiasmada.
«Pegaso, este portador te puede llevar a cualquier parte del mundo en tus citas. ¿Quieres pasar una velada romántica en el lugar que desees? Con solo un giro de su brazo, estarás comiendo los platillos más exquisitos del mundo. ¿Quién no quisiera eso?»
Marinette solo pudo gruñir.
«El último es Rey Mono, ¿No han visto lo adorable que es? Un portador que, sin duda, pone todo de cabeza con su gran sentido del humor. Y entre nosotras, chicas, ¡No hay mejor chico que el que nos hace reír!»
Aspiró profundamente
«Así que, ¿Quién creen que sea el dueño del corazón de nuestra superheroina? ¿O acaso los rumores son ciertos y nuestra heroína no elige solo a uno porque le gusta la variedad y disfrutar de estos muchachos que luchan contra el mal junto a ella? No lo sabemos, pero lo que sí está claro es una cosa: Ladybug es mucho más que la portadora de la buena suerte.»
—¿Y qué más soy según tú? —protestó Marinette, lanzando la revista hacia un rincón, mientras se dejaba caer sobre el diván—. Ojalá tuviera la vida tan despreocupada que cree que tengo.
Los Kwamis la miraron sin saber qué hacer, así que optaron por lo que ella siempre les pedía en esos casos, abrazarla.
Cuando el teléfono de Marinette sonó, agradeció a los Kwamis por la muestra de cariño y se acercó pensando que era Adrien, pero se encontró con un mensaje de Alya. Algo desilusionada porque no era lo que esperaba, lo abrió.
«Acabo de leer la revista y estoy muy enojada. ¿Por qué no pides permiso para quedarte en mi casa hoy? Mis padres tienen turno en sus trabajos y tengo que cuidar de mis hermanas. Qué te parece si después de dormirlas, preparamos un contrataque»
«¿Contraataque?»
«Por supuesto. Como creadora del Ladyblog no puedo quedarme de brazos cruzados. Tengo que proteger la dignidad de mi superhéroe favorita.»
«Ok. Hagámoslo.»
«Te espero»
Marinette cerró el chat con Alya y abrió el de Adrien.
«Voy a pasar la noche en lo de Alya» esperó la respuesta, haciendo sonar las uñas de su mano derecha en la parte trasera de su móvil
«Alya se está tomando muy en serio eso de recuperar a su mejor amiga.» la respuesta la hizo sonreír.
«Te lo dije. Supongo que será mañana.»
«Si no queda de otra...»
«Tendré cheesecake de fruta para compensarte»
«Me parece una compensación razonable... Marinette...»
«Dime...»
«Buenas noches.»
«¿Solo eso?»
«Sí, ten una buena noche, porque debes estar muy cansada»
«¿Cansada de qué?»
«De dar vueltas todo el día en mi cabeza» Marinette dejó su teléfono y cubrió su rostro con ambas manos. ¿Por qué Adrien hacía eso? Si seguía así, iba a matarla de un ataque al corazón. El teléfono volvió a sonar y lo tomó «Pásalo bien, descansa»
«Hablamos mañana. Buenas noches»
Marinette observó la pantalla del chat y abrió la imagen de perfil que Adrien tenía. Sonrió cuando pudo notar que llevaba puesta una de las poleras que había diseñado y que él había modelado para su página web, aunque aquella vez habían tenido que taparle el rostro por un tema de imagen y contratos.
Su relación con Adrien la hacía muy feliz, pese a todo lo que sabía que vendría, pero mientras las cosas se mantuvieran así, mientras no dieran el siguiente paso, todo estaría bien, ¿no?
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El Rinconcito de la que escribe:
Originalmente este era el capitulo final, pero mientras escribía se me ocurrió eso de Lila y pues, quería jugar un poco con eso xD
Así que luego se nos viene el final con la resolución de este asunto y el más importante los sentimientos de Adrien por Marinette... ¿Qué sucederá ahí?
¡Lo descubrirán pronto!
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¡Mil gracias por leer cada una de las locuras que salen de mi cabeza!
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Nos leemos prontillo.
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Aquatic~
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1 de Febrero 2022
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