Capitulo III: Conociendo al portador del Gato Negro
La guardiana del Gato
Capitulo III: Conociendo al portador del Gato Negro
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Era la segunda noche que Marinette no podía dormir. Giraba de un lado a otro, apretando los ojos sin poder creer la osadía que había cometido. ¿Por qué le había hecho ese tipo de propuesta a Chat Noir? ¡Prácticamente era como una invitación a salir!
Giró nuevamente y hundió su rostro en la almohada para ahogar el grito que escapó de su garganta, volviéndose a preguntar. ¿Por qué había hecho eso?
—¿Marinette? —preguntó Tikki, refregándose su ojo derecho— ¿estás bien?
—Lamento despertarte, Tikki... —dijo, asomando levemente su rostro fuera de la almohada—. Es que no puedo dormir bien —giró para quedar boca arriba mientras suspiraba—. Creo que lo que le dije a Chat fue una locura, ¿por qué pretender que está todo bien y que podemos actuar como se supone que somos?
—Porque así es como debe ser, Marinette —respondió Tikki, apoyándose contra su mejilla—. Estoy orgullosa de que quieras conocer al verdadero chico tras la máscara, además, eso te ayudará mucho a la hora de actuar.
—¿Y si hay un nuevo caos? —preguntó aterrada y Tikki solo se frotó levemente contra su mejilla—. ¿Qué haré? ¡Sé su identidad!
—Pues mientras él no descubra la tuya, todo estará bien —le recordó.
Marinette acarició a Tikki y al ver que se quedó dormida otra vez, la dejó cuidadosamente a un lado, luego se sentó en su cama y tomó su celular para revisar la hora.
—Seis y media —se dijo, y salió de su cama con cuidado de no despertar a ninguno de los Kwamis, abrió la trampilla y bajó por algo de comer.
—¿Marinette? —la voz de su madre hizo que se sobresaltara, haciendo que se voltee a mirarla, aspirando profundamente con la mano en su pecho— ¿Qué haces despierta tan temprano?
—No podía dormir —le dijo, tomando asiento en uno de los bancos de la mesa de la cocina— ¿Puedo tomar desayuno? —le preguntó. Sabine se acercó a ella, le hizo una caricia en la cabeza y luego se dirigió al refrigerador para empezar a prepararle algo. Tras pasarle un pote para que se sirviera el cereal, puso a calentar pan para las tostadas.
Cuando terminó de hacer todo, se sentó frente a Marinette.
—¿Qué pasa, hija?
Marinette bajó la cuchara llena de cereal y suspiró.
—Hay cosas que no comprendo y no sé qué hacer
—¿Por qué lo dices?
—Mamá —dijo tomando una manzana de la fuente— ¿Puede una manzana parecer otra fruta? —volvió a dejarla en la fuente— Es decir, que parezca otra fruta, aunque sea una manzana.
—Marinette, la manzana no dejará de ser manzana solo porque no se vea igual —dijo, tomando la fruta que su hija había dejado —. Después de todo, lo que importa es su interior.
—¿Aunque en el exterior parezca otra cosa? —al ver tanta insistencia, Sabine empezó a imaginar lo que pasaba por la mente de su hija.
—Si tu duda es por si conocemos bien a otra persona, la respuesta es simple: Nunca se termina de conocer a las personas, hija. Por ejemplo, yo llevo muchos años con tu papá y aún sigo descubriendo cosas, y estoy segura que él también.
—Pero, ¿eso no les da miedo? —preguntó, inquieta.
—Sí... uno siempre vive con miedo cuando está en pareja, preocupándonos el uno por el otro. A veces nos preguntamos si estaremos juntos para siempre o si tendremos el poder y la fortaleza para enfrentar problemas o dificultades, pero si dejamos que el miedo nos gobierne, nunca podríamos estar juntos.
Marinette se quedó en silencio, pensando en las palabras de su madre, mientras terminaba de desayunar. Se estaba levantando para irse a cambiar, cuando Sabine volvió a hablar.
—No sé qué será lo que descubriste de esa persona —le dijo, haciendo que Marinette la mirara sorprendida—, pero todo estará bien. Ya lo verás.
—Gracias —respondió tras sonreírle y volvió a su habitación.
Una vez allí, se cambió de ropa y se quedó mirando su celular, frunciendo los labios de un lado a otro hasta que se decidió a tomarlo. Se sentó en el diván, abrió el contacto de Adrien y aspirando profundamente, envió un mensaje.
Se quedó observando el «Buenos días» que había enviado y cuando vio los check que indicaban que Adrien había leído el mensaje, lanzó su teléfono de la impresión, el cual terminó siendo atrapado por Tikki en pleno vuelo.
—Gracias —dijo, cuando recuperó el móvil que sonaba por los mensajes que estaba recibiendo.
«Marinette» fue el primer mensaje que recibió. «Buenos días, ¡Qué sorpresa! ¿Pasó algo?»
Dejó caer sus hombros al darse cuenta de que aquellos mensajes sonaban como si lo hubiera hecho preocupar, por lo que se lamentó rápidamente.
«No, solo quería saludarte...»
«Ah... Pues, hola, ¿cómo estás?»
«Bien» escribió, acomodándose en el diván «Desperté temprano así que ya desayuné, ¿y tú?»
«Voy a empezar a desayunar porque tengo una sesión de fotos de última hora, así que llegaré tarde al colegio»
«Oh, debe ser bastante divertido»
«¿Puedo ser sincero?»
«¡Claro!»
«No es nada divertido» respondió, mandándole una foto del plato con su desayuno, Marinette observó un vaso de jugo y la mitad de un pan de molde tostado con quesillo «Por ejemplo, éste es mi desayuno, ¿Qué opinas?»
«Que me dio hambre...»
Adrien respondió con un sticker de un gato riéndose y Marinette solo pudo negar con la cabeza por aquello.
«Debo terminar con esto porque debo irme. ¿Puedo encargarte la tarea del día?»
«¡Claro, como siempre! ¿Quieres que le avise a la profesora Bustier?»
«¿De verdad?»
«Sí, claro»
«¡Genial! Dile que seguramente llegaré después del almuerzo, junto con los papeles justificativos»
«Ok. Avisaré»
«¡Muchas gracias, Marinette! Nos vemos»
«Nos vemos» envió, antes de llevarse el teléfono a su pecho. Al menos por texto Adrien le respondió bien, no parecía que lo hiciera obligado, ni respondió con evasivas.
Aliviada, se dejó caer sobre el diván extendiendo sus brazos, antes de volver a observar la foto que Adrien le había mandado.
Por un momento, recordó las veces en que Chat le había dicho que solo se divertía cuando estaba con ella, luchando... ¿Acaso la vida del Adrien modelo no era tan asombrosa como creía? Volvió a sentarse para no quedarse dormida y suspiró.
—Realmente parece que no lo conociera —se dijo, tratando de que todas las ideas que había tenido ese tiempo, desaparecieran de su cabeza— O sea, conozco al Adrien modelo, el famoso de quien me sé sus horarios, sus pasos... pero del Adrien real... ¿qué sé en realidad? —se golpeó levemente la frente con su puño cerrado— Creo que antes de que me hable de Ladybug, necesito saber más de él, quizás sea la única forma de entender lo que siente —se dijo con decisión.
...
Ese día, Marinette llegó temprano a clases, tanto que, a medida que entraban sus compañeros al salón, se sorprendían de verla ya en su asiento, saludando alegremente a cada uno de los que ingresaba.
—¿Y ese milagro? —preguntó Alya, sentándose a su lado—. ¿Te caíste de la cama?
—¡Qué chistosa! —respondió la de coletas, antes de desviar su mirada a Nino que veía el asiento vacío de Adrien—. Adrien llegará tarde —le dijo, sorprendiendo a los dos, aunque no pudieron preguntarle nada, ya que la profesora Bustier entró tras Kim, para empezar a pasar la lista.
—Buenos días a todos —los saludó —. Empezaremos con la lista... —ante aquello, Marinette levantó la mano— ¿Marinette?
—Adrien vendrá a clases después de la hora de almuerzo, por temas de su trabajo —explicó, generando una serie de vítores a su alrededor que trató de ignorar y la profesora pidió silenciar—. Traerá su justificativo.
—Gracias, Marinette —le dijo, antes de empezar a pasar lista.
—¿Qué fue eso? —susurró Alya, una vez que ambas dijeran su respectivo "presente"
—Nada, solo pasaba el dato como representante de la clase que soy —informó como si aquello no fuera tan importante y se concentró en la tarea que tenían que continuar de la clase pasada.
Recordaba que Adrien le había contado sobre los rumores entre ellos y sonrió pensando en la cara que pondrían todos si los veían tratarse como cuando están como la dupla Marinette - Chat Noir.
Alya miró a Marinette con los ojos entrecerrados y luego, buscó la mirada del resto de sus amigas. Algo raro había ahí, así que tenía que ver de qué se trataba.
...
—¡¿Qué?! —gritaron las cinco amigas, haciendo que Marinette tuviera que cubrirse ambas orejas con sus manos.
—Ya no griten —les pidió, antes de quitar las manos de su cabeza—. ¿Qué es lo raro? ¡Ya les había dicho! ¡No le pediré a Adrien que nos ayude en el proyecto!
—¿Acaso no pensabas ponerte en plan "mejor amiga" con Adrien? —le recordó Alya, haciendo un gesto de comillas en la palabra amiga.
—Alya —miró a su amiga fijamente—, cuando fui al evento de vocaciones, conocí un lado de Adrien que me hizo replantear todo. Por ejemplo, siempre creí que Adrien amaba modelar y resulta que no, que no es algo que disfrute, y es por eso mismo que decidí evitar el tema de la sesión de fotos para la página. Con ustedes será suficiente.
—Pero necesitarás modelos masculinos.
—Puedo usar a Nino —comentó, encogiéndose de hombros.
Alya se cubrió la vista con la mano para no explotar. ¿Por qué tenía que ser tan radical?
—Hablando del mejor amigo —comentó Alix, haciendo que todas miraran hacia donde señalaba —. Adrien acaba de entrar al colegio ¿Por qué no vas y lo saludas?
Marinette miró a las chicas de reojo, antes de afirmar con la cabeza, sorprendiéndolas. Las cinco observaron cómo Marinette se acercaba a Adrien y lo saludaba como si realmente fueran amigos... un momento ¿acaso se estaban riendo?
—Esperen —Alya extendió sus brazos hacia adelante, viendo como Marinette y Adrien parecían contarse un secreto antes de empezar a caminar hacia las escaleras que los llevarían al salón de clases— ¿Qué rayos acaba de pasar?
...
Minutos antes.
—¡Adrien! —Marinette se acercó con la mano derecha elevada hacia el joven, que detuvo su andar para esperarla.
—Buenas tardes, Marinette —la saludó con una sonrisa—. ¿Qué tal la clase de historia?
—Terminamos el trabajo de ayer —le contó— ¿Y tu trabajo?
—Cansador —respondió con un leve suspiro.
—Me lo imagino... Con eso que desayunaste, yo no hubiera llegado ni a las diez de la mañana con vida —comentó con un gesto de su mano, haciendo que Adrien se riera y ella con él.
—Creo que ya me he acostumbrado, por eso... —bajó la voz y se le acercó bastante, como si estuviera contándole un secreto — ...aprovecho para comer todo lo que puedo cuando estoy transformado.
—Ahora entiendo —exclamó, poniéndose en camino a la sala, con Adrien siguiéndole el paso —. Es la oportunidad dorada.
—¡Totalmente! —respondió, también con una sonrisa.
...
Cuando el timbre indicó la reanudación de las clases, las amigas de Marinette pasaron por su lado, viéndola de reojo. Ella solo movió las manos sin entender el actuar del cuarteto hasta que observó a Alya, quien la tomó del brazo e hizo que se le acercara para que nadie pudiera escuchar lo que quería decirle.
—Tenemos que hablar...
—No hay nada de qué hablar más de lo ya dicho —respondió Marinette, confundida—. Ya, déjenme ser. De esta forma todos somos felices, ¿no? No hago el ridículo, Adrien se siente integrado, Nino es feliz, eso te hace feliz a ti y todos felices.
Alya farfulló un par de cosas inentendibles y soltó a la chica, en cuanto la profesora entró a clases.
Durante la clase y aprovechando que la profesora Bustier estaba de espaldas, escribiendo en el pizarrón, las chicas empezaron a tirarle papelitos a Marinette, lo que la tenía con los dientes y puños apretados. Cansada, tomó uno de los papeles y lo leyó
«¿Vas a contarnos?» «¿Segura que no quieres intentarlo con Adrien? Se veían tan lindos» «Sabes que puedes contar con nosotras, ¿no?»
El cuarto papelito, el que lanzó Alix, fue más allá, golpeando a Adrien en la cabeza. Éste se giró, tomando el papel que ahora estaba en su espalda y lo abrió, causando que la de cabellos rosados quisiera esconderse por lo que había escrito ahí.
Adrien, al leerlo, se sobresaltó un poco, pero se giró para mirar a Marinette, quien movió la cabeza hacia un lado, intrigada del porqué de esa mirada.
—Creo que esto era para ti —tras entregar el papelito, Adrien giró rápidamente para volver la mirada a su libreta y anotar lo que la profesora escribía.
Marinette leyó la nota y tuvo que releerla para ver si no había entendido mal.
«Tu proyecto fallará si no está Adrien. Aprovecha, tienes que decirle, aunque no quieras.»
Marinette se tapó la cara y luego miró a Alix, furiosa, pero ésta no la vio pues todavía tenía la cabeza oculta en su brazo. Aspiró profundamente y escribió en el reverso del papel, para luego tocarle el hombro a Adrien, quien volteó luego de un par de segundos, como debatiéndose si hacerlo o no, y cuando finalmente lo hizo, Marinette le entregó el papelito. El rubio giró a su lugar y abrió el papel debajo de la mesa para que la profesora no lo viera.
«Lamento lo que dijo Alix. No le hagas caso»
Adrien rápidamente escribió una respuesta y sin voltear, se lo entregó.
«Ok.»
Ante esa respuesta, Marinette pegó su cabeza contra la mesa del escritorio sobresaltando a todos por lo fuerte que sonó.
—¿Marinette? —le llamó la atención la profesora— ¿Estás bien?
—¡Sí! —dijo con la mano en la frente, mostrándose claramente adolorida—. Todo está bien.
—Deberías ir a la enfermería, ese golpe sonó muy fuerte —le advirtió la profesora— Alya, acompáñala a... —en eso, Adrien levantó la mano —. ¿Adrien?
—¿Puedo acompañarla yo? Ya terminé de escribir y de realizar la actividad, así Alya no se atrasará.
—¿Alya? —preguntó la profesora.
—Recién voy por la respuesta tres. —indicó, haciendo que la profesora le permitiera a Adrien acompañar a Marinette a la enfermería.
El rubio se puso de pie para permitirle el paso a Marinette y salir de la sala tras ella. Cuando llegaron a las escaleras, Adrien la tomó del brazo para ayudarla por si se mareaba.
—Gracias —susurró, pues podía sentir el aura molesta de Adrien atravesarla por completo, pues solía vivirlo con Chat Noir.
—Estoy molesto contigo, Marinette —le dijo, directamente—. Sabes muy bien como está mi situación con M'lady y no quiero que estemos igual —informó, haciendo que Marinette detuviera sus pasos para mirarlo.
—Lo siento, Adrien —se disculpó sin mirarlo—. Estoy haciendo un proyecto web para generar algo de dinero, así que quiero subir las cosas que diseño. Las chicas me ayudarán con la ropa femenina y me falta un modelo masculino.
—¿Y por qué no me lo dijiste? —exclamó, casi elevando la voz, pero se dio cuenta justo a tiempo y se calmó, volviendo a ponerse en marcha a la enfermería.
—Porque ahora sé que modelas solo porque tu padre te lo pide y no porque en realidad te guste, así que para que no te vieras obligado a ayudarme... —confesó, aspirando profundamente, cuando llegaron al pie de la escalera —... decidí mejor no decirte nada.
—En eso eres igual a ella —protestó el rubio—. Siempre tomando decisiones por uno —Marinette no supo qué responder pues Adrien solo la vio mover la boca como si intentara decirle algo, pero nada salía, así que continuó—. Marinette, ¿no me crees capaz de tomar mis propias decisiones? ¿Así me ves?
—¡No! —dijo, sacando la mano que aun mantenía en su frente para sacudirla frente a ella—. Claro que no.
—Entonces, déjame decidir a mí... —le pidió —... si quiero ayudarte o no.
Fianlmente, ambos llegaron a la enfermería e informaron lo que sucedía.
—¡Pero Marinette! —exclamó la enfermera en cuanto vio el moretón que estaba apareciendo en su frente—. Debes tener más cuidado, mira cómo te has lastimado.
—No medí la fuerza —dijo con la mano en la nuca, toda cohibida por el regaño.
—Hazme el favor, Adrien, y ve que Marinette no se quite el hielo de la frente por unos diez minutos —le pidió al chico, dándole una compresa helada, para que la aplicara en la frente de su amiga—. Mientras, llenaré la ficha.
—Yo puedo hacerlo sola —respondió la de coletas, tratando de tomar la compresa que Adrien tenía en su mano y que ahora mantenía en alto para que no se la quitara.
—Marinette, nos conocemos muy bien —le advirtió la enfermera de ojos celestes, mirándola fijamente—, sé que no te la pondrás, así que debo asegurarme de que sí la usarás.
Ninguno de los gestos de la chica hizo desistir a la enfermera.
—Levántate el flequillo —le pidió Adrien, antes de sentarse a su lado de la camilla y ponerle el hielo en la frente.
—Está frío —se quejó, cerrando los ojos con toda la intención de llorar.
—No seas cobarde —le dijo, sin quitar la compresa de la frente de Marinette —. Para que te distraigas un poco, cuéntame sobre tu proyecto.
Marinette suspiró y empezó a contarle de todo lo que quería hacer, por qué se le ocurrió la idea y qué quería conseguir con eso. Adrien la escuchó atentamente, mientras sostenía la compresa en la frente de la chica.
—Comprendo —dijo, finalmente, bajando la compresa y comprobando lo mucho que había disminuido la inflamación—. Creo que es una muy buena idea y por supuesto que te ayudaré...
—Pero...
—Shh —le dijo, apoyando una vez más, la compresa fría en la frente de Marinette para que no protestara—. Es mi decisión —le recordó—. Tu idea me encanta y como amigos que se supone que somos, me gustaría mucho ayudarte —al ver que Marinette movía los ojos hacia un lado, él resopló—. Mira, no te voy a obligar a que aceptes mi ayuda, solo quiero que sepas que si quieres que esta amistad funcione, tienes que aceptar que si puedo y quiero ayudarte, lo haré... Sin presiones, sin obligaciones, simplemente yo, ayudándote.
—Adrien...
—Ay, esta juventud —interrumpió la enfermera para entregarle la ficha a Marinette para que se la diera a sus padres en cuanto volviera a casa—. Déjalo que te ayude, no te cuesta nada —ambos miraron a la enfermera, sumamente colorados, debido a que por un momento habían olvidado dónde estaban —Bueno, pueden irse —continuó, dejándolos solos una vez más. Los dos se miraron, notando las mejillas sonrojadas del otro y no pudieron evitar reírse.
—Está bien... —dijo Marinette, bajándose de la camilla donde estaba sentada —, pero si algo no te gusta o te molesta, me lo tienes que decir.
—Planeo hacerlo, no te preocupes —y tras esas palabras, volvieron al salón de clases ante la mirada de todos sus compañeros. Marinette le mostró a la profesora el informe de la enfermera y volvió a tomar asiento junto a Alya.
—¿Todo bien? —le preguntó, preocupada, revisando su frente que, aunque ya había reducido un poco la hinchazón, aún se veía morado.
—Sí, tú sabes, tengo la cabeza dura —respondió con un chiste y siguieron con lo que quedaba de la clase.
...
Hacia la hora de salida, el grupo empezó a notar que, por algún motivo, Marinette y Adrien parecían estar haciendo tiempo para que el resto desocupara la sala, motivo por el cual empezaron a murmurar por lo bajo sobre en qué estaban realmente esos dos, y lo peor de todo, es que Alya y Nino también estaban en ese circulo de incertidumbre.
Adrien harto de escuchar todo lo que murmuraban, decidió cerrar su bolso y los miró rápidamente, antes de dirigirse a Marinette. Algo en su mirada, hizo que la gran mayoría decidiera salir de la sala sin decir nada más que un "hasta mañana"
—¿Cómo está tu golpe? —le preguntó y Marinette llevó la mano a su frente de forma inmediata —¿Aun te duele?
—Algo, pero tengo la cabeza dura, así que no es problema —respondió con una sonrisa, haciendo que Adrien sonriera también.
—Sí, ya me di cuenta —respondió—, ¿Quizás debí preguntarle al escritorio si estaba bien? —bromeó, haciendo que Marinette lo mirara de reojo, pero empezara a reírse enseguida, haciéndole soltar el aire que no sabía que estaba reteniendo—. Perdón por el chiste.
—No hay problema —sacudió la mano frente a ella—, él y yo ya nos conocemos, así que compartimos el dolor.
Y ahora fue turno de Adrien de carcajearse por aquella broma, pues sinceramente no se la esperaba.
—Bueno, yo también tengo la cabeza dura... —respondió Adrien, una vez que pudo calmar su risa —... como desafortunadamente viste.
—Sí, y mal genio —contestó la chica, con toda la honestidad del mundo, haciendo que Adrien la mire.
—Pero eso es dependiendo de cómo me lleven —respondió, también aprovechando ese momento de honestidad —. Si me haces partícipe de las cosas y no me dejas de lado, puedo ser el mejor aliado... —dijo, moviendo la mano derecha en la que portaba el Miraculous del Gato Negro —... pero si me buscan por las malas, puedo ser tu peor enemigo —completó, moviendo su mano izquierda.
Marinette observó a Adrien, que se miraba las manos como si analizara sus personalidades y sonrió, pensando en las veces que había visto a Chat como su aliado más confiable, pero también como su enemigo más desquiciado. Sacudió la cabeza para no pensar en aquellos recuerdos y finalmente contestó.
—Prefiero tenerte de aliado, sin duda alguna —comentó.
—Por supuesto, solo tienes que hablar conmigo, además, así de paso evitarás otro golpazo con la mesa.
Aquello hizo que ambos volvieran a reírse. En medio de las carcajadas, Marinette notó que se equivocaron al creer que estaban solos, ya que pudo ver unos cuantos pares de ojos asomándose por la ventana de la sala. Disimuladamente, les dio la espalda e hizo que Adrien también lo hiciera.
—¿Qué pasa?
—Nuestros compañeros, eso pasa —protestó —. Están todos observando lo que hacemos por la ventana.
—Vaya... —dijo, cruzándose de brazos—, estoy acostumbrado a ser el centro de atención, pero esto...
—Mira, se te cayó...
—¿Qué cosa?
—La humildad... —dijo, haciendo que ambos empezaran a reír sin parar, casi como si estuvieran locos. Sus compañeros desde la ventana, los veían extrañados. ¿Habrían tomado algo extraño? ¿Por qué se reían de cualquier cosa que estuvieran diciéndose?
—Que manera de reír —exclamó Adrien, aspirando profundo—. Me duele la cara.
—A mí igual —dijo, acercándose más a su amigo que rápidamente abrió sus ojos verdes por la sorpresa—. Oye, ¿les damos algo de show?
—¿Y cómo?
—Ven —le dijo, para que le permitiera acercarse a su oído— ¿Te parece si vienes esta noche a casa? Habrá bocadillos gratis.
Adrien tuvo una reacción real cuando se sobresaltó, emocionado.
—¿Eso incluye Chouquettes?
Marinette afirmó y de reojo, observó como todos ya ni se preocupaban por espiar con discreción.
—Sí, bueno, creo que luego de nuestro pequeño impase, podemos empezar a hablar de todo eso que quieres soltar, que es mucho por lo que he podido notar.
—¿Cómo si fuera terapia?
—¿Por qué no? Puedo darte Chouquettes gratis, mientras conversamos.
—¿Y tú que ganas con eso? —le consultó, intrigado, pues no sabía por qué razón, sentía que había algo más.
—Bueno, ya aceptaste ayudarme, pero lo que en verdad gano es... —hizo un silencio, tomó su mochila y se le acercó para susurrarle—... conocerte mejor, sin duda alguna —tras decirle eso, bajó los escalones con rapidez, despidiéndose— ¡Nos vemos!
Adrien la vio sin saber qué decir y llevó la mano derecha a su mejilla, sintiéndola completamente acalorada. ¿Quién era esta Marinette?
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El Rinconcito de la que escribe:
Y aquí estamos finalmente, pudiendo continuar este fic.
Bien saben, que siempre digo "Actualizaré si todo sale bien" porque siempre pasa algo. xD En este caso mi beta ha estado muy pero muy ocupada y como saben, primero el deber y luego, la diversión.
Yo tuve días también muy ocupados por Navidad y Año nuevo, pero dentro de todo fueron productivos, porque mientras estoy publicando esto, estoy escribiendo el final del mismo. Así que estoy emocionada de que vean el capitulo final. Este es un capitulo de transición, de poner como están ellos tras su nueva idea de "amistad" ¿Qué saldrá de esa terapia?
¡Espero que lo puedan leer pronto!
Muchas gracias por leer y seguir aquí este 2022.
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Aquatic~
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06 de Enero 2021
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