Tomorrow
Me quede mirando el techo que se alzaba sobre mi, mientras esperaba a que me llamarán o me avisarán.
Ahora mismo estaba tirada boca arriba en la enorme cama que había en la habitación que me había asignado Dimitry para quedarme a dormir. Hace ya una hora que habíamos cenado, y esperaba tranquilamente a esa charla que quería darme Dimitry a solas.
Estaba preocupada, ¿de que tema iba a hablarme?. Los nervios estaban matándome por dentro poco a poco.
Suspiré pesadamente y dí varias vueltas en la cama, sin saber que hacer.
El pequeño cachorro de león, al que había decidido llamar Simba, dio un salto desde el suelo y se subió a la cama.
Se acercó lentamente y se tendió, acurrucándose contra mí. Sonreí levemente y empecé a acariciarlo, recibiendo por respuesta un ronroneo de felicidad.
Sin dejar de acariciar a Simba, dejé de mirarlo y volví mi mirada de vuelta al techo.
Me quede pensando en lo que Dimitry había contado hace unas horas. Aún seguía sin poder creerme que las personas que habían cuidado de mi durante todo estos años, no fueron mis verdaderos padres.
Volví a suspirar, todo era tan confuso... Ahora que se la verdad, no puedo evitar preguntarme como eran mis verdaderos padres y como hubiera sido mi vida si no hubieran muerto.
Alcé mi mano y la puse delante de mis ojos, examinándola. ¿Que poderes tendré escondidos dentro de mi? ¿Servirán para hacer el bien o para hacer el mal? ¿Podré llegar a controlarlos?
Los nervios me estaban matando por dentro y tenía algo de miedo, ¿que pasaría si mis poderes solo causan dolor y destrucción? ¿Y si mi centro no fuera algo bueno? ¿Que pasaría conmigo? ¿Los guardianes me dejarían? ¿Me separarían de ellos?
Rápidamente, moví la cabeza de un lado a otro, maldiciéndome a mi misma por tan solo llegar a pensar eso. Ellos no eran esos tipos de personas o espíritus, no me darían de lado.
Ya algo más tranquila, seguí pensando en los guardianes. En estos días que había estado con ellos, me sentí bastante bien. Me habían ayudado y estaban dispuestos a seguir haciéndolo. Me habían salvado de las manos de Pitch y Shadow, y habían curado mis heridas.
Cerré los ojos y sin saber por que, la imagen de Bunny se me vino directamente a la cabeza. Sentí como mis mejillas volvían a calentarse con gran intensidad.
¿Que me estaba pasando? ¿Por que no puedo dejar de pensar en Bunny? ¿Por que me siento nerviosa cuando estoy cerca de él? ¿Por qué siento ese cosquilleo cuando lo veo?
Suspire pesadamente, ¿tal vez estaría empezando a sentir cosas por Bunny?
Abrí los ojos sorprendida por mis pensamientos. No, no podía ser que me estaba empezando a gustar Bunny, ¡lo conocí hace tan solo varios días atrás!. Pero.... ¿Existe el amor a primera vista, no?
Volví a suspirar por millonésima vez, debo aclarar mis sentimientos y mis pensamientos, todo esto del amor es tan nuevo para mí.
Unos golpes en la puerta me despertaron del trance que había caído mientras pensaba. Me senté, para después levantarme de la cama, siendo seguida por Simba.
Me acerque a la puerta y agarrando el manillar, abrí la puerta. Cuando la abrí, me encontré a David el Gnomo. Me miraba desde abajo con una amplia sonrisa.
-Señorita Elisabeth, el señor Dimitry os está esperando. Os indicare el camino. Seguidme, por favor...-dijo David mientras se daba la vuelta y empezaba a caminar por el pasillo.
Cogí a Simba del suelo y lo acomodé en mis brazos. Cerré la puerta y seguí a David que me estaba esperando al ver que no le seguía.
Me guió por largos pasillos, hasta que se paro enfrente de una enorme puerta. David se acerco y golpeó varias veces con suavidad la puerta.
-Adelante-se escuchó decir al otro lado de la puerta después de varios segundos en silencio.
David abrió la puerta y con una sonrisa, me dejó entrar. Sonreí agradecida y con paso firme, entré a la habitación.
Una enorme habitación con grandes estanterías llenas de libros se encontraba justo enfrente de mí. Las paredes eran de color blanco, con muchos detalles en azul, verde y amarillo. El suelo era de madera, pero una enorme alfombra de color rojo lo cubría por completo. Había algunas ventanas esparcidas por las paredes, por donde se podía observar el cielo estrellado. Del techo, colgaba una gran lámpara de cristal. Las estanterías eran altas y enormes, con libros llenándolas por completo.En las esquinas, habían algunas escaleras que daba a un segundo piso. El segundo piso eran pequeños pasillos pegados a las paredes, con estanterías llenas de libros. Había algunas mesas, sillones y sofás esparcidos por toda la sala. Al fondo de la habitación, había una enorme chimenea, donde un fuego estaba ardiendo, iluminando débilmente la sala.
Después de examinar la habitación, pude divisar a Dimitry de espaldas a mí, mirando fijamente las llamas del fuego.
Empecé a caminar lentamente hacia Dimitry, mientras escuchaba como David cerraba la puerta por detrás mía.
Me paré a tan solo unos pasos de Dimitry, mirándole con curiosidad, ¿se habría dado cuenta de mi presencia?
Como si hubiera escuchado mis pensamientos, Dimitry de volteó levemente y me miró con una pequeña sonrisa adornando su rostro.
-Me alegra ver que viniste. Toma asiento, por favor..-dijo Dimitry señalando cortésmente con la mano un sofá de tres plazas verde, que estaba cerca de la chimenea.
Caminé hacía el sofá y me senté. Dejé a Simba en mi regazo con cuidado. Se sentó en mis piernas y se acomodó. Empecé a acariciarlo con suavidad y volví a mirar a Dimitry.
Dimitry había vuelto a mirar el fuego. Nos quedamos en silencio durante unos minutos, hasta que Dimitry habló.
-Elisabeth..-empezó a decir- Dime, ¿cómo llevas todo esto?
-Bueno... Intento llevarlo lo mejor posible, pero aún sigo teniendo mis dudas... Todo lo que conocía hasta hace unos días, al final resulta que no todo era verdad... A veces pienso que todo es un sueño, y que en cualquier momento despertaré...-suspiré cuándo termine de hablar, y desvíe mi mirada hacia el fuego.
-Es comprensible... Tu vida ha dado un giro de trescientos ochenta grados... No me extrañaría que te sintieras confusa y perdida. A veces el destino nos tiene preparado cosas inesperadas, y que nunca hubiéramos imaginado. Pero podemos aceptar esos cambios, o intentar rechazarlas y aferrarnos al pasado. Tú eres la única que puede decidir sobre tu vida...-mientras hablaba, Dimitry se fue acercando y se sentó a mi lado, mirando también el fuego.
-¿Pero si no logró aceptar los cambios? ¿Y si mis poderes no son buenos? ¿Y si me convierto en una persona diferente? ¿Y si defraudó a todos?- paré por unos instantes, sintiendo como mis ojos se aguaban poco a poco.
-Muchas preguntas pero tan pocas respuestas. Debes controlar tu miedo, no dejes que invada tu vida. Se fuerte y verás que todo saldrá bien. Pero por el hecho de haber llegado hasta aquí, deberías estar orgullosa de ti misma. Se que tus padres si estarían orgullosos..-dijo Dimitry con una pequeña sonrisa intentando consolarme.
Algunas lágrimas rebeldes recorrían lentamente mis mejillas. Me quedé pensando durante unos minutos, hasta que decidí hacerle la pregunta que estaba rondando por mi cabeza.
-Dimitry...-dije mientras volví mi mirada hacia él-¿Conocías mis padres?
-Si, era un buen amigo de tu padre y de tu madre. Eran muy buenas personas y se, que te querían mucho-dijo Dimitry.
-Ojalá todo hubiera sido diferente...-dije mientras más lágrimas caían de mis ojos y mis hombros empezaban a temblar.
-A veces la vida no es como hubiéramos querido. Tus padres no hubieran querido que estuvieras así. Ellos habrían querido que fueras feliz-dijo Dimitry.-Espera un momento, tengo un regalo para ti.
Me quedé algo sorprendida y desconcertada, ¿un regalo? ¿Para mí?
Dimitry se levantó y se acercó a una pequeña mesa que había cerca del sofá. Ahora que me fijaba, pude ver una pequeña caja cubierta de papel de regalo con un bonito lazo.
Lo cogió suavemente y volvió a mi lado, sentándose en el sofá.
-Toma...-dijo mientras me ofrecía el regalo. Con manos temblorosas, lo cogí suavemente. Simba se había acurrucado a un lado mío, así pude poner el regalo en mi regazo.
Cogí los dos extremos del lazo y empecé a tirar de ellos. Lo dejé a un lado y empecé a romper el papel de regalo intentando tener cuidado.
Por fin pude ver la caja por debajo del envoltorio. Cuando ya lo tenía descubierto, cogí la tapa y la abrí.
Dentro, había un marco de fotos con una foto. El marco era de color plateado, con detalles en verde. Tenía varias formas de flores y espirales talladas.
En la foto salían dos personas, un hombre y una mujer. El hombre tenía la piel morena. Su pelo era corto, de color blanco con las puntas en azul. Sus ojos eran de color verde azulado. Iba vestido con una camisa a cuadros de color verde y blanco con los primeros botones desabrochados y un pantalón vaquero de color gris. La mujer tenía la piel blanca como la nieve. Su pelo le llegaba por los hombros, de color negro. Sus ojos eran de color azul grisáceo. Iba vestida con un vestido blanco. Los dos iban descalzos.
Estaban en medio de un prado. El hombre abrazaba a la mujer por la espalda, con sus brazos rodeando la cintura de ella. Los dos sonreían, parecían que eran felices.
Me quedé observando cada detalle de la foto, los rostros de esa pareja se me hacían, de alguna manera, familiares.
Entonces, un pensamiento se me vino a la cabeza. No podían ser otras personas, sentía que eran ellos. Y de alguna forma, lo deseaba.
Mis ojos volvieron a acuarse, y sentí como algunas lágrimas recorrían el mismo recorrido que habían hecho anteriormente otras lágrimas por mis mejillas.
Giré mi cabeza para poder mirar a Dimitry, que me miraba con ojos suaves y compasivos, aunque noté algo de dolor en ellos. Sentí como si se me hiciera un nudo en la garganta. Con un tono de voz algo quebrada, hablé con esfuerzo.
-Son...¿mis padres?-pude llegar a decir, con algo de dificultad. Dimitry no pronunció ninguna palabra, pero asintió con la cabeza lentamente.
Cerré fuertemente los ojos mientras más lágrimas salían de mis ojos. Abracé el marco de fotos contra mi pecho, como si mi vida me fuera en ello.
Sentí la mano de Dimitry en mi hombro, dándome ánimos y consolándome.
-Elisabeth, se que no es fácil... Pero no estas sola, tienes a los guardianes, a mí, y incluso al pequeño cachorro. No te vamos a dejar sola, siempre nos tendrás a nosotros...-escuché decir a Dimitry.
Abrí los ojos y le miré. Dimitry me dio una pequeña sonrisa y, sin poder evitarlo, sonreí yo también.
-Gracias...-dije con un tono suave. Dimitry se río levemente y me revolvió el pelo cariñosamente.
-No es nada, enserio, siempre estaremos aquí para ti. Especialmente cierto guardián de la esperanza-dijo Dimitry con una sonrisa más grande.
Sentí como mis mejillas se calentaban y desvíe rápidamente mi mirada. Dimitry río y sentí como Simba me daba pequeños golpes con el morro y la cola sin parar de mirarme, pidiendo atención.
-¿A-A que t-te refieres?-pregunté muy nerviosa mientras que con una mano, empezaba a acariciar a Simba, él cuál ronroneo feliz.
-Recuerda que soy el espíritu del destino, yo lo sé todo-dijo con una amplia sonrisa-Pero no diré nada más, lo tenéis que descubrir los dos por vosotros mismos.
Le miré algo desconcertada, sin saber que decir, ¿que era lo que teníamos que descubrir por nosotros mismos?.
De repente, se escucharon unos golpes en la puerta. Los dos nos volteamos a la vez.
-Adelante-dijo Dimitry, con un tono firme. Después de unos segundos, la puerta se abrió. Al abrir, entró David con una sonrisa, seguido de Bunny.
Bunny estaba examinando la habitación, hasta que dirigió su mirada hacia nosotros.
Me levanté del sofá, y Dimitry me imitó. Me miro con una pequeña sonrisa y yo se la devolví.
-Al parecer nuestra charla debe terminar. Que pases una buena noche y que descanses bien-dijo con una sonrisa.
-Gracias por todo, y no te preocupes, lo haré. Buenas noches-dije sonriendo. Con el marco de fotos en la mano y Simba siguiéndome, empecé a caminar, acercándome cada vez más a la puerta, donde Bunny estaba esperando.
De repente, Simba me adelanto corriendo algo torpe en dirección a Bunny. Llegó junto a él y empezó a acariciar su cabeza en la pierna de Bunny.
Bunny sonrío y se agachó junto a él. Lo recogió entre sus brazos y volvió a levantarse. Con sus manos le acarició con suavidad y cariño, y Simba comenzó a ronronear muy feliz.
No pude evitar sonreír ante la tierna escena que había justo enfrente mía.
Bunny subió la mirada y me miró fijamente. Volví a sentir mis mejillas arder y rápidamente, desvíe la mirada.
De reojo, pude observar como empezaba a sonreír y se acercaba a mí lentamente. Tragué saliva algo nerviosa y volví a mirarle.
Se paró a centímetros de mí y me miró fijamente. De repente, levantó una de sus manos y la puso en mi mejilla que estaba mojada por mis lágrimas.
-¿Has estado llorando?-preguntó susurrando con un tono suave pero con el ceño fruncido, sin dejar de mirarme a los ojos.
No pude evitar sonrojarme por su contacto de su mano limpiándome la mejilla, su preocupación notable en su voz, y su persistente mirada en mí. No pude evitar acordarme de la noche anterior, cuando me limpió las lágrimas y me quedé dormida en sus brazos.
Notaba algo en mi estómago, como si hubiera un montón de mariposas revoloteando en mi interior, ¿esta era la sensación que tanto había escuchado hablar con entusiasmo?
-No pasa nada, enserio, solo se me ha metido algo en el ojo...-susurré intentando calmar mis nervios.
Bunny frunció más el ceño, y desvío su mirada hacía Dimitry, mirándole fijamente con seriedad, cómo si estuviera intentando averiguar lo que había pasado.
- B-Bueno, creó que ya es hora de que me vaya. B-Buenas no-noches...-dije rápidamente, separándome de la mano de Bunny y pasando por su lado con prisa.
Cuánto más tiempo estuviera ahí, menos podría controlar esta tormenta de emociones que tengo ahora mismo.
Camino a paso ligero a la puerta, y pasando por al lado de David, cruzó la puerta. Siento la mirada de Bunny en mi espalda, lo cual hizo que caminará más deprisa.
Justo después de salir, David cerró la puerta con delicadeza y me guió por los pasillos hacía mi habitación.
Mientras caminaba, mantenía mi mirada en el suelo, intentando relajarme. Ahora que estaba más tranquila, me acabó de dar cuenta que Simba se ha quedado en los brazos de Bunny, pero ya no me atrevo entrar en la biblioteca a buscarlo, y más estando Bunny allí.
Después de unos minutos caminando, por fin llegamos a mi habitación.
-Gracias por acompañarme, David-dije sonriendo levemente mientras lo miraba. Él me devolvió la sonrisa.
-No ha sido nada, Elisabeth. Que pases una buena noche.-dijo David mientras se daba la vuelta y empezaba a alejarse.
-Igualmente-le respondí mientras observaba como se marchaba. Cuando le perdí de vista, agarré el pomo y abrí la puerta.
Entré y cerré la puerta detrás de mí. Apoyé mi espalda en ella y suspiré, hoy había sido un día lleno de emociones.
Me separé de la puerta y caminé hacia la mesita de noche que había en uno de los lados de la cama. Deje el marco de fotos encima, y sin poder evitarlo, acaricie con los dedos la foto, como si con eso pudiera tocar y sentir cerca a mis padres.
Alejé la mano y me acerqué al armario. Lo abrí y saqué un camisón blanco de entre la ropa que había ahí.
Cerré la puerta y con el camisón en mi mano, caminé hacia otra puerta que había en la habitación, que daba al cuarto de baño.
Entré dentro del baño y mí mirada se fijo en la enorme bañera que había ahí ya llena de agua y burbujas, que en vez de una bañera parecía más una piscina o un jacuzzi.
Me quite la ropa que llevaba puesta y la deje caer al suelo, sin importarme mucho por ahora.
Caminé hacia la orilla y lentamente me fui adentrando, sintiendo como las burbujas se iban explotando a mi paso y el agua me recibía.
Me senté en un pequeño soporte que había en un lateral y me dejé llevar por la tranquilidad que sentía ahora mismo, solo disfrutando del momento.
Después de haberme bañado y haber disfrutado un poco más del agua, al rato, decidí que ya era hora de salir.
Me levanté y salí de la bañera, dejando un rastro de agua al caminar. Cogí una toalla que había en el lavamanos y me fui secando el cuerpo y el cabello.
Al terminar, volví a dejar la toalla donde estaba. Me puse la ropa interior limpia que había cogido antes de entrar y encima, me puse el camisón.
El camisón era de media manga, me llegaba hasta un poco más abajo de la rodilla y se me veía un poco los hombros, ya que el cuello era algo grande.
Recogí la ropa que había dejado en el suelo y la deje en una canasta a un lado de la puerta.
Salí del baño y caminé hacia la cama, debía dormir para reponer fuerzas.
Eché a un lado las sábanas y me tendí, para después taparme hasta el cuello. Di unas cuantas vueltas y me acomodé a un lado, intentando encontrar la postura ideal.
Me aparté los mechones de pelo que estaban en mi rostro, y después de suspirar levemente, cerré los ojos, para intentar conciliar el sueño y hacer un viaje al mundo de los sueños....
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~[{-TimeSkip-}]~
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Abrí los ojos con enojo, y me dí la vuelta, escondiendo mi rostro en la almohada. Solté un gruñido de desesperación y frustración, llevaba intentando dormirme desde hace más de dos horas, y no lo conseguía.
Me separé de la almohada y miré al techo con el ceño fruncido. Después de unos segundos, relajé mí rostro y dí un pequeño suspiro, al parecer se iba a convertir en un hábito lo de tanto suspirar.
Cerré los ojos y volví a sentir esa misma sensación que me había quitado el sueño y no me dejaba dormir, la sensación de que me observaban. Ese sentimiento de algo o alguien mirándome y siguiendo mis acciones, me estaba costando horas de sueño.
Abrí los ojos y miré alrededor de la habitación, pero no encontré a nada ni a nadie, lo cuál me asustó un poco.
Escondí un poco la cabeza debajo de las sábanas, observando la oscuridad de un lado para otro, tenía los ojos tan abiertos que podría parecer un búho.
Cerré los ojos con fuerza, no debía dejarme llevar por el miedo, todos debía de ser fruto de mi imaginación que me está jugando una mala pasada. Si tan solo no estuviera sola...
Volví a abrir los con rapidez, al pasar una idea por mi mente. Tal vez podría ir a la habitación de uno de los guardianes, decirle lo que pasa, y con suerte, me dejaría dormir allí.
Sonreí un poco, la idea no era tan mala, pero había un pequeño problema...Todos estarían durmiendo ya, y de seguro se molestarían por haberles despertado.
La sonrisa se fue de mi rostro y volvió el ceño fruncido, no sabía lo que hacer. Si ir con alguno de los guardianes o quedarme aquí.
Además, no sabría con quien irme. Norte estaría durmiendo, y aunque sea un gran hombre y incluso parezca un padre con su actitud cariñosa, no me veo durmiendo en su habitación.
Con Tooth tal vez sería distinto, ya que es una chica y más o menos comprendería lo que pasa. Pero tengo la impresión de que no debo molestarla.
Con Jack tenía la posibilidad de que se molestará y me echará nieve encima o una nevada propia, además, al ser el guardián de la diversión, no quería imaginarme las formas con la que se vengaría de mi por haberlo despertado.
Sandy era una de las mejores opciones que había, ya que un poco de su polvo y estaría durmiendo en paz a los pocos segundos.
Pero había algo en mi interior, que me decía de que debía de ser Bunny al que debería escoger.
Sentí mis mejillas arder en tan solo pensarlo. La misma sensación de las mariposas volvió a hacerse presente, pero con mucho más fuerza.
Ya decidido lo que iba a hacer, eché a un lado las sábanas y salí de la cama.
Temblé un poco al repentino cambio de temperatura de estar arropada bajo sábanas y mantas a estar solo con el camisón tapándome.
Cogí una pequeña manta verde agua que había encima de la cama y me la eché encima de los hombros, tapándome con ella.
Agarré los bordes de la manta, manteniendola donde estaban para que no se cayeran.
Dude por unos instantes, pero ya algo de decidida, me di la vuelta y cogí el marco de fotos. Tenía que hablar de esto con alguien, y presentía de que debía de ser con Bunny.
Caminé hacia la puerta y la abrí, saliendo al pasillo. Cerré la puerta sin hacer ningún ruido, y miré con algo de temor el pasillo.
Estaba completamente a oscuras y no se escuchaba ningún ruido. Tragué un poco de saliva, y seguí caminando por el pasillo, si no recordaba mal, la habitación de Bunny estaba casi al lado de la mía, la cuarta empezando a contar desde la mía hacia la derecha.
Mientras caminaba, fui contando las puertas para no equivocarme de habitación.
Me paré justo enfrente de una puerta verde, con detalles en varios colores diferentes y con un enorme huevo de pascua pintando en él. Sin ninguna duda, esta debía de ser la habitación de Bunny.
Me quedé dudando durante unos segundos si debía llamar o irme de vuelta a mi habitación. Suspiré levemente y levanté la mano que no sostenía el cuadro, para golpear levemente la puerta con los nudillos.
De repente, la puerta crujió y empezó a abrirse, asustándome. Justo enfrente mía, con una mano en la puerta medio abierta y el pelaje de su cuerpo algo alborotado, estaba Bunny, mirándome desde arriba.
Rápidamente, baje la mano que se había quedado en el aire justo enfrente de Bunny, y puse mis manos en la espalda, sonrojanda al sentir su mirada y por la vergüenza al haberme descubierto.
Bunny se me quedo mirando fijamente durante unos segundos, observándome de arriba a abajo. Sonrío levemente y soltó la puerta, dando un pequeño paso hacia adelante.
-Sabía que vendrías...-dijo con media sonrisa. Yo le miré algo desconcertada, ¿cómo lo había sabido?
-¿C-cómo lo sabías?-pregunté dudosa, esperando su respuesta.
-Tenía el presentimiento de que vendrías, y al parecer, mi instinto sigue funcionando a la perfección-dijo conservando la sonrisa.
No pude evitar ponerme nerviosa por su intensa mirada puesta en mí. Me revolví algo nerviosa en mi sitio y agarré con más fuerza la manta que me cubría, desviando a la vez la mirada de él.
-Entra-dijo con un tono suave mientras que elevaba su mano dejándola enfrente mía, para que la cogiese.
Mi cuerpo se movió solo y me deje llevar. Elevé mi mano y suavemente la puse encima de su mano. Al contacto, sentí como una especie de corriente eléctrica me recorría, y al parecer no fui la única que lo sintió.
Noté como Bunny daba un pequeño respingo y se sorprendió levemente, pero rápidamente se le paso.
Agarró con más firmeza mi mano y me guió hacia dentro de su habitación, cerrando la puerta después de entrar. Miré la habitación de Bunny, ya que era bastante peculiar.
Las paredes estaban pintadas con paisajes de bosques y praderas. El techo era alto y tenía pintado un cielo nocturno, con estrellas resplandecientes y una hermosa luna. De allí, colgaba una simple pero complicada lámpara de araña. El suelo estaba cubierto de hierba, como césped recién cortado,la cuál me hacía cosquillas bajo mis pies. Había dos ventanas grandes abiertas por completo que daban hacía un balcón, por donde entraba los rayos de la luna. Entre las ventanas, había una enorme cama que parecía bastante comida, con las mantas de color verde y unas almohadas grandes de color blanco. Juntó a la cama había una mesita de noche, donde los bumerangs de Bunny junto a su correa estaban encima. Había un pequeño armario de madera, una mesa de té y dos sillones con cojines verde en la parte derecha de la habitación. En la parte izquierda de la habitación, había una puerta de color blanco y un mesa de taller que estaba llenas de pinceles, pintura y dibujos junto a un taburete. La habitación estaba llena de vegetación, parecía que había vida por todas partes.
Me quedé mirando la habitación, sorprendida. La habitación de Bunny era casi idéntica a mi habitación de ensueño. Esta habitación parecía reflejar completamente a su ocupante.
-Guau...-no pude evitar exclamar con asombro- E-Es impresionante...
Escuché como Bunny se reía levemente por mi comentario, y desvíe mi mirada de la habitación para mirarlo. Observaba fijamente mis acciones, los gestos que hacia, siempre con una pequeña sonrisa.
No pude evitar sonrojarme y intenté desviar mi mirada, pero sus ojos me habían hipnotizado.
-Me alegra ver que te guste. Dimitry manda hacer una habitación personalizada para cada espíritu o guardián, reflejando su personalidad o sus gustos. Estoy bastante seguro de que ya habrá empezado con los planos para tu habitación-explicó brevemente Bunny, con una pequeña sonrisa.
-Entonces, si fuera a hacerme una habitación, le diría que me hiciera una igualita a la tuya, porque me he enamorado de tu habitación...-dije con una sonrisa, causando que al escucharme, Bunny volviera a reírse.
-Me halaga escuchar eso, Elisabeth..-dijo con una sonrisa aún más amplia.
De repente, sentí como algo tocaba mi pierna y miré hacia abajo. Simba se me había acercado y acariciaba su cuerpo por mis piernas, ronroneando levemente.
Sonreí y agachándome un poco, le acaricié la cabeza.
-Entonces, Bunny, ¿me contarás la verdad de porque sabías que iba a venir?-pregunté mientras levantaba mí mirada hacía él con una pequeña sonrisa- Por qué no creo que hayan sido por tus "magníficos" instintos...
El se tenso levemente y miro hacia otro lado, mientras que con una de sus manos se frotaba el cuello, intentando disimular esos nervios.
-Me has pillado...-al final aceptó Bunny con un pequeño suspiro- Estaba aún despierto junto con el pequeño cachorro, justo cuando escuchamos pasos por el pasillo, y por como se puso el león, dando pequeños saltos hacia la puerta, pude deducir que serías tú...
No pude evitar reír levemente y le miré con una pequeña sonrisa.
El me miró y también se río levemente. Bajo su mirada y se paró, mirando fijamente mi mano.
-¿Qué es eso?-preguntó, señalando mí mano. Bajé la mirada y miré el marco de fotos, a eso se estaría refiriendo.
-Bueno...Es una larga historia...-dije desviando mi mirada mientras me tensaba levemente.
De repente, sin previo aviso, Bunny me cogió mí mano libre. Sorprendida, volví los ojos y le miré.
-Puedes contármelo si quieres...-dijo mientras empezaba a andar y me llevaba con él.
Caminamos hasta una de las enormes ventanas, y la cruzamos, saliendo hacia el balcón, que también estaba cubierto del mismo césped que la habitación.
Abrí los ojos sorprendida, desde aquí la vista era magnífica, pero sin duda, lo que más me gustaba, era el cielo, completamente lleno de estrellas que iluminaban la noche junto a la luna. Enmedio de la azotea, había una manta de color verde echada sobre la hierba, junto a muchas almohadas y varias mantas.
Dimos unos pasos más y de repente, Bunny se paró. Soltó mi mano por unos segundos para después volver a cogerla, el tiempo que tardó en sentarse justo a mi lado.
Me dio un pequeño tirón hacia abajo y me senté a su lado. Deje el cuadro en mi regazo y con la mano libre, cogí la manta que estaba sobre mis hombros, y torpemente, la puse junto a las demás mantas que había ahí.
Con cuidado, me eché para atrás, y me tendí en la manta, acomodando mi camisón. Bunny me imitó y se tendió a mi lado. Estábamos a tan solos unos centímetros de distancia, tan cerca que nuestros hombros se tocaban, y no pude evitar ponerme algo nerviosa.
Simba apareció por la ventana y se acercó a nosotros. Saltó por encima mía, y se acomodó en un pequeño espacio entre los dos, para después acurrucarse y cerrar los ojos.
Observé como Bunny levantaba su mano y lo acariciaba muy despacio, con ternura. Sonreí, y le miré a la cara, parecía tan tierno acariciando a Simba, que volví a sentir el mismo cosquilleo, al cuál ya me estaba acostumbrando.
-Veo que le has cogido cariño a Simba, y al parecer, él a ti también-dije con una sonrisa, aún mirándole.
Levantó su mirada de Simba y me miró, sonriendo también.
-¿Quién no le cogería cariño?-preguntó irónicamente, sonriendo y riéndose levemente. Después de unos segundos, dejó de reírse y volvió a mirarle-¿Al final lo has llamado Simba?
-Jeje si-reí levemente-No he podido evitarlo, me recuerda a un pequeño cachorro de león que protagonizaba una de mis películas favoritas de mi infancia, y sólo decidí llamarle igual que el cachorro..-le expliqué.
-Ya entiendo...Ya decía yo que de algún lado me sonaba ese nombre...-dijo con una leve sonrisa.
Estuvimos mirándonos unos minutos, cuándo el desvío su mirada y miró el marco de fotos que estaba a un lado de las piernas.
-¿Puedo?-me preguntó, aún mirando el marco de fotos.
-Claro...-dije con un pequeño tono de voz. El asintió con la cabeza al escucharme y con una mano, lo recogió.
Se quedo mirando la foto fijamente por unos minutos, y de repente, volvió a hablar.
-Son tus padres, ¿verdad?-preguntó girando su cabeza para observar mi reacción.
-Si...-susurré con tono débil, a la vez que desviaba mi mirada hacia el cielo. Me quedé mirando las estrellas en silencio durante unos segundos hasta que volví a hablar- Dimitry me ha hablado de ellos, y me ha regalado esa foto...
-Ya veo... -escuché decirle a mi lado- A tu padre no tuve el gusto de conocerle, aunque fuera un espíritu, y tampoco pude conocer a tu madre, pero parecían buenas personas, ojala hubiera tenido la oportunidad de conocerles...
Sonreí levemente por sus palabras, y bajé la mirada del cielo para mirarle.
Su mirada y la mía se cruzaron, y nos quedamos mirándonos el uno al otro. Me puso de lado, mirando hacía él y me acerqué.
Lentamente, lo fui rodeando con mis brazos y le dí algo parecido a un abrazo, con mí rostro escondido en su hombro.
Sentí como se tensaba y temblaba bajo mi toque, pero reaccionó rápidamente, y también se puso de lado, rodeándome con sus brazos y correspondiendo el abrazo.
-Los echo de menos...-dije en un susurro mientras escondía mi rostro en su pecho. Una de sus manos empezó a moverse de arriba a abajo en mi espalda, acariciándome dulcemente, mientras su otra mano se mantenía en mi cadera.
-Lo se, y estoy seguro, que estén donde estén, te echarán de menos también...-me susurró cerca de mi oreja, podía sentir su respiración cerca de mi cuello y hombros.
Me acerqué un poco más y lo abracé un poco más fuerte, con miedo de que se desvaneciera, y en verdad todo esto fuera un sueño.
Sentí como mis párpados empezaban a pesar, y lentamente fui cerrando los ojos, cayendo en los brazos de Morfeo.
[Narra Bunnymund]
Sentí como Elisabeth relajaba sus músculos, y su respiración se volvía más lenta. La miré y no pude evitar sonreír al ver que estaba dormida.
Esto me recordaba cuando se quedo dormida en mis brazos, en el techo del taller de Norte.
Me quedé observándola fijamente, recorriendo con la mirada su rostro y examinando cualquier detalle.
Al mirarla, sentía una paz en mi interior, que me hacía desear que siempre estuviera a mi lado.
Mi mirada se fijo en sus labios, algo entreabiertos y un poco rosados. Mi corazón se aceleró rápidamente, resonando en mi pecho como un tambor.
Poco a poco, me fui acercando a su rostro, hasta quedar a tan solo unos centímetros de distancia.
Volví a mirarla a la cara, para después volver a mirar sus labios. No sabía por qué iba a hacer lo que estaba a punto de hacer, pero sentía que lo necesitaba, ya que tal vez nunca podría volver hacerlo o tener la oportunidad.
Cerrando el pequeño espacio que nos separaba, junte mis labios con los suyos en un pequeño beso, mientras cerraba los ojos, deseando que no terminará nunca.
Era un beso dulce y cálido, casi tímido, dejándome expresar lo que poco a poco estaba sintiendo por ella.
El beso solo duro unos cinco segundos, ya que me separé para no despertarla, aunque deseaba que hubiera durado más.
La volví a mirar, y sonreí con dulzura. Elisabeth me estaba cambiando poquito a poco, y me gusta lo que estoy empezando a sentir por ella.
Agarré con una de mis manos las mantas, y nos tapé a los dos con ellas. Sentí como Elisabeth se acurrucaba más en mí y seguía durmiendo.
Sonreí más ampliamente y le dí un pequeño beso en la frente, para después apoyar brevemente mi barbilla en su cabeza.
Cerré los ojos y rápidamente me dormí, sin poder evitar sonreír al saber que por lo menos, esta noche, Elisabeth estaría entre mis brazos, haciéndome sentir el Pooka más feliz del mundo...
¡Hola a tod@s!¡Espero que os haya gustado este capitulo, especialmente cierta parte del final;)!Espero vuestros comentarios, estoy deseando saber que pensáis sobre ese pequeño primer beso inocente que le ha dado Bunny a Elisabeth(aunque estuviera dormida y no se ha enterado de nada), estoy deseando leer vuestras opiniones:3 Ahora, quiero disculparme con todos ustedes, por esta larga espera y por no haber podido responder a vuestros comentarios, que tanto ánimos me han dado... Estos meses he estado algo liada con los exámenes, ya que eran los exámenes finales, y quería aprobarlos. Estoy en mitad de mis vacaciones y se que podía haber actualizado mucho más pronto mis historias, pero una persona muy querida y importante para mí de mi familia ha caído muy enferma, y nos han dicho que no hay ninguna solución y que no se puede hacer nada, y he estado de bajón(y aún lo sigo estando un poco, aunque ya estoy un poco mejor que hace un mes) Espero que me comprendáis y acepteis mis más sinceras disculpas...Me tengo que ir, ¡Hasta el próximo capitulo!¡Espero con ansias vuestros votos y comentarios!¡Adiós!
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