1: 𝘌𝘯 𝘭𝘢𝘴 𝘴𝘰𝘮𝘣𝘳𝘢𝘴

 La actualidad... (amanecer)

Era una bonita noche en Italia y más para un grupo de amigas que recién salían de un restaurante después de terminar algo con otra vieja amiga.

Las cuatro chicas se reían de algo que había mencionado una de ellas Isabelle para ser exactos, Rubí llevaba su brazo derecho enlazado con su hermana Andrea.

—Debemos ir a cambiarnos — Rubí menciona mientras ve las prendas de todas, habían cenado en el primer restaurante que existió en Italia en 1765... debían quitarse estos vestidos medievales e incómodos.

Lydia se detuvo de la nada, sus ojos casi blancos caminando a otra dirección.

Había entrado alguien que moriría... Las demás chicas la vieron avanzar y sabían que no podían interferir asique solo se acercaron a esta rodeándola.

—Que sea un muerto natural por favor —Rubí suelta un suspiro viendo cómo Lydia estaba en el medio de Isabelle y Andrea.

Las guardianas originales se acercan a un callejón cada vez más mientras Andrea ve como Rubí se detiene en la entrada del callejón viendo como un vampiro era despedazado, justo en el momento que las demás chicas llegaron.

El lado Banshee de Lydia la hace dar un grito escalofriante, uno que solo indicaba dónde estaba el difunto.

Lydia recupera el tono de sus ojos mirando a sus hermanas sorprendiendose de que Rubí esté en frente de ella como protección.

—Interesante... —Aro inclinó su rostro mirando fijamente a Lydia, aunque no era el único Feliz también lo hacía.

—Το σχέδιο χάλασε, είναι να μείνεις ή... — «El plan salió mal, es quedarse o...» Rubí le medio gritaba en griego a las demás, mientras Alex solo seguía con su mirada a las chicas.

—¿Plan?— Dimitri pregunta con algo de burla mientras veía como Isabelle lo miraba fijamente.

—Atrapenlas. —Caius les ordena a su guardia pero solo al estar algo cerca de ellas Andrea ya había colocado un escudo que impedía que las tocaran.

¿Quiénes son?, ¿Será posible? Andrea fijó su mirada en su compañera, Jane quien solo sonreía.

Marcus solo miraba los diferentes hilos rojos mezclarse y enlazarse entre su guardia y estás desconocidas con ropas de otra época.

Aro miró la pequeña sonrisa de Marcus y las miradas que daba juntando cada pareja.

Aunque Aro se rio algo complacido sintió algo de pánico, eran tiempos de guerra no podía permitirles a sus guardias más a sus joyas perder a sus recién descubiertas parejas.

—Lamentamos interrumpir, pero no será posible que nos atrapen. —Andrea tomó la delantera junto en frente de Rubí dejando a Lydia y Isabelle protegidas de la mirada de sus compañeros.

—Γιατί να το κρύψω τώρα, σωστά; —«ya para qué ocultarlo ¿No?» Isabelle le toma del brazo a Rubí.

—Alec... —Este se mira algo sorprendido por la mirada de Rubí y la pequeña sonrisa que le dió. —retrocede tu neblina por favor...

Alec se paralizó reproduciendo mentalmente el sonido de su voz, él como pronunciaba con algo de cariño su nombre y le encantó.

—¿Cómo sabes su...? —Aro se detuvo a el mismo teniendo algo de sospechas mirando con total interés a Rubí. —Supongo que también tiene que ver con la ropa.

—Y ya me harté—Andrea solo gruñe para sus hermanas mientras mueve con su mano las ropas para aparecer otras más a la época.

—Nos vemos luego... —Rubí mueve su mano en despedida mientras libera una neblina Roja, tan roja como la sangre que las rodea y cuando todo fue cubierto por completo desapareció junto con sus hermanos.

Todos se quedaron sorprendidos como ellas se habían desvanecido como el viento en la parte de enfrente de ellos tan fácil como pestañear.

Aro solo agrando su sonrisa sintiéndose más que complacido, eran unas compañeras demasiado poderosas, más poder para utilizar.

Caius solo miraba el punto vacío dónde anteriormente estaban sintiéndome confundido y a la vez enojado.

Marcus se rió de las expresiones de la guardia en sí. —Sus compañeras son magníficas... —Susurro para si mismo mirando como cada uno de su guardia mientras sonreía de oreja a oreja.

Alec miró sus manos, él no había movido la neblina, había leído de cómo una compañera podría controlar o ayudar a controlar el don de su pareja. Por obvias razones jamás la sintió.

—Una compañera... —murmura Felix y los cuatro guardianes agrandaron una sonrisa.

—Son humanas... Dotadas... —Caius sonríe con cierto regocijo, le alegraba que su guardia tuviera pareja y más si eran dotados , lo humano podría cambiar con un mordisco.

Las semanas más largas para la guardia de los Vulturis más para los principales participantes

Audrey caminaba por los pasillos del clan Vulturi con tranquilidad llevaba trabajando en la biblioteca de registro con Caius desde hacía casi un año.

No debería sorprender que fuera enviada por las originales ¿Verdad?...

Audrey o Dru como solían llamarla las originales —ya que significaba "el que todo lo ve"— abrió las puertas que daban paso al salón de tronos, acomoda los libros de registros de niños inmortales que llevaba en sus brazos y se posiciona a espaldas de Caius Vulturi con la mirada al frente esperando.

—Regresaste Rápido —Aro habla a Dru mientras Caius tomaba los libros.

—Organizo los registros de forma alfabética y luego por importancia... me propuso hacerlo así y no gastamos más tiempo. — Caius contesta a su hermano con una sonrisa.

—¿Desea algún registro más, Maestro Caius? —Dru baja algo su miraba sabiendo que a al rubio le encantaba como ella mostraba respeto y su nada curiosa forma.

—Si... Audrey, lograste encontrar los registros de licántropos que búscamos la semana pasada. —Caius cierra el libro que tenía de golpe, Audrey no se espanto, su pulso no se inmutó.

—Me temo maestro que los he encontrado, pero alguien ha quemado los 2 primeros, los otros están en la estantería L primera fila ¿Desea que se los traiga aquí?.

El silencio de Caius le respondió era un "no, déjalo sobre mi escritorio" Audrey dió medio vuelta y se marchó camino a los registros.

Su teléfono sonó indicando que tenía una llamada, Dru vio el indicador, su corazón dió un vuelco de emoción de por fin tener noticias, ella acelera el paso hacia los registros entrando a la enorme biblioteca subiendo al segundo nivel.

Entre los estantes de Guerras y dones Dru volvió a llamar a ese número tan conocido.

Hasta que te dignas en contestarme —Rubí sonaba algo risueña dejando muy claro algo, acababa de meterse en una pelea y había salido triunfante como siempre.

—A no la que no me contesta eres tú, me tenías con el grito al cielo, escuché a Alec y Jane hablar de sus almas gemelas y que las encontraron y como ni tu ni Andrea me tomaban las llamadas imagine lo peor.

¿Hablaron de nosotras? ¿Qué dijeron? — Andrea se escucha de fondo preguntarle a su hermana.

—Eso no importa ahora, lo que quería saber es si hay otro traidor aquí en Volterra.

¿Sucedió algo? ¿Alguien te amenazó? —Lidia habla también.

—No es eso, se robaron los dos primero libros de licántropos del maestro Caius y luego los quemaron...

¿Esos siquiera tenían el origen? —Issy se burla Dru suelta un suspiro .

—Rubí —Dru alarga el nombre de la mujer que la crío la que considera su madre.

Bien... Creare una copia limitada con la que tenemos nosotras está tendrá el origen y... — Dru empieza a mover su pierna con inquietud al no oír la voz de su mamá. —Mierda... Alec, Félix.

Audrey se gira viendo fijamente a los dos Vulturis mencionados la humana de ojos arcoiris solo empezó a maldecir dentro de ella, hasta que escucho un suspiro tranquilo a través de la línea.

No te harán nada solo quieren saber cosas de nosotras... —Alec mira fijamente el teléfono escuchando con suma atención el tono de voz de su alma gemela.

—¿Tengo permiso de decirles?— Dru pregunta a nadie en particular, pero sintió un pequeño mareo al sentir como su madre entraba en su cabeza y protegía algunos recuerdos. —mamá me duele la cabeza no bloquees más recuerdos.

—¿De dónde las conoces? —Feliz inicia.

—¿Dónde están?— Alec le sigue.

—¿Cómo trabaja sus dones?.

—¿Están con alguien?.

Querida sobrina te dejamos con las preguntas tenemos que empacar tu tia nos necesita la joven escuchó la voz de su tia Andrea la cual hizo que ella rodara los ojos pues por parte de su culpa estaba metida en este embrollo.

— Mamá no se te olvide lo que te pedí... —habló la joven mientras miraba a los dos vampiros que estaban en la parte de enfrente de ella. — De verdad necesito esas copias.

Se escucha un golpe sordo como de algo callendo sobre una mesa, Audrey les sonríe con timidez a los Vulturis para luego avanzar y correr a la mesa donde estaba el libro, el origen de los licántropos.

—Gracias mamá... Nos vemos en verano... o cuando la Tía Andrea quiera entrar en mi cabeza.

Prepara tu traje de baño sabes que tenemos que sacar a tu tia y hacer la fiesta de despedida que no le hicimos antes de su boda. — escucha el comentario de su tia Isabell haciéndola reir.

Audrey soltó el teléfono y abrió la tapa del libro viendo la mini nota que puso su madre ahí, "si hay un espía"

— Ahora si responderás a las preguntas que te hicimos antes — escucho la voz de Alec en la parte de atras de ella haciendo que suspire mientras mira el libro que trajo su madre.

—Fui criada por ellas... Por eso las conozco —Audrey se muerde la lengua.

—Son humanas y no aparentan tener tantos años como para que digas que fuiste criada por ellas — Jane aparece en la puerta de la biblioteca.

Audrey se ríe sin poder evitarlo —Señorita Jane la tía Andrea, su compañera tiene la misma edad o más que usted y su hermano, lo mismo de la pareja de Dimitri ella es mucho más antigua.

— Le dices tía a ellas así que sabes donde encontrarla... Y el porque parecen tan jóvenes pero tienen tantos años si lucen como humanos. —Félix se cruza de brazos. 

— Porque... Sabes es algo que no me corresponde decirles, y no puedo porque mamá lo borro de mi mente, solo les diré que no las hagan enojar son mas fuertes que ustedes así que saldrían perdiendo — Explico ella para después darse vuelta y salir de ahí sin importarle que ellos tenían un montón de dudas.

Dimitri se aparece enfrente de ella deteniendo su andar —¿al menos dónde creció, su nombre?

Dru suspira avanzando Alec le abre la puerta de los tronos encontrando a Félix ya adentro con su mano sobre la de Aro.

Al no tener opción ella solo se acerca a Caius y dice con cuidado:

—Andrea... — Señala a Jane —Rubí— Señala a Alec —Lidia —Señala a Félix —Isabell y es griega ¡Ah! Y de tu mismo año. —pone el libro que su madre le había enviado enfrente de Caius.

—Así que sabes sobre ellas — hablo Aro mientras caminaba hacia la joven, la cual suspiro.

—Demasiado... pero aunque quiera hablar no puedo... Mamá bloqueo todo. —Audrey se encoge de hombros.

—Impresionante — exclamó Aro mientras tomaba la mano de la joven, esta cerró los ojos porque lo que quería era rodarlos y sabia que lo iban a tomar como una falta de respeto. —Debemos agradecer mucho a Audrey Caius... Ese libro contiene el origen de los hombres lobos y su forma definitiva de acabarlo. —Caius abraza el libro como si fuera la cosa más hermosa del universo, a la vez que se felicitaba por haber aceptado a Dru como su ayudante

— Aunque a la abuela no le gustara el saber que mamá sacó el libro de su biblioteca privada — expuso ella viendo a los reyes.

Aro acariciaba de vez en cuando los cabellos de la chica, complacido con la poca información permitida.

—Me llama la atención ese detalle que menciona sobre la sangre... Podrías explicarlo.

—Las cuatro comparten ese don, al ser nacidas del dolor, consiste en que si ellas captan tu olor tan dulce y así de fuerte será  tu don cuando ellas te convierten, Rubí y Isabell son de poder físico o tiempo, en cambio, Andrea y Lidia son de poder mental o muerte.

—Así que ¿A cual de ellas fue que llamaste su atención?... —Aro pregunto.

—A mi mamá Rubí y a mi tía Andrea, mamá tiene la particularidad de poder ver qué seria tu don en específico... así que según la abuela si ellas me convirtieran mi don sería tanto físico y mental.

— ¿Pero ellas que son? Y ¿ Tu don se mantendrá si te convertimos en uno de nosotros ? — Expresó su duda Caius

—Son superiores, nada igual... Solo eso me deja decir — Audrey suspira. —Y mi don se limitaría.

Para nadie fue sorpresa la mueca de Caius en señal de rabieta y los claros "magnífico " de Aro.

En el otro lado del mundo una joven castaña está nerviosa dudaba si hacer la llamada o no, les había comentado a sus hermanas sobre su boda pero a su madre no le había dicho nada pues sabía cómo era ella.

Sabía como esta iba a reaccionar al verla, no era lo que ella había querido o bueno lo que estaba en su destino al principio. El miedo que ella tenía no era solo eso sino también el cómo iba a reaccionar que ahora tenía una hija.

Suspiro mientras miraba la hoja que les habían entregado de Alice, esas palabras.

Reúnan a cuantos testigos puedan, estaban en su mente ellas serían unas buenas testigos, unas buenas aliadas después de todo eran sus hermanas y sabía que podía contar con ellas.

Suspiro mientras tomo su teléfono sin pensarlo más y marco al numero de su hermana mayor, sabía que si alguien podría traer a todas aquí sin darles mayor explicación y que no quisieran arrancarle la cabeza a Edward al saber todo esa era Andrea.

Al segundo timbrazo escucho la voz de su hermana al otro lado de la línea.

— Vaya sorpresa... Sabes por un momento pensé que se tendría que haber derretido el polo para que tu nos buscara como debes de andar como conejo en primavera. — respondió su hermana del otro lado de la línea haciendo que la joven castaña rodó los ojos por el sarcasmo de su hermana.

—Tan carismática como siempre hermana... — respondió la castaña mientras buscaba los pensamientos de su esposo, al parecer después de haber despertado como vampira había despertado con el don de él.

Era algo que le tendría que preguntar a su madre él porque le había sucedido eso. Pero por el momento lo que más le interesaba era traer a sus hermanas a Estados Unidos para así poderles explicarles las cosas.

— Sabes que te amo... Y por eso que te parece si dejas al inepto de tu esposo y te conseguimos a alguien mas... — Escucho la voz de su otra hermana mayor, suspiro al parecer esto sería un poco mas dificil estaban todas ahí.

— Bueno, dejemos esto de un lado... — habló Lydia viendo a sus hermanas mientras hacía señas a que Andrea pusiera el teléfono en altavoz. — como estas Belli..

Al escuchar la voz de su hermana supo que lo primero que tendría que hacer sería proteger a su esposo de que sus hermanas hicieran dos cosas, una castrarlo y dos matarlo al enterarse de que la había vuelto un vampiro pero no como ellas.

— Tengo un problema... — hablo sabiendo que con eso tendría a Rubí en menos de un minuto en lo que era la casa de Charlie. — Los Vulturis... Ellos están, digamos que vienen por nosotros, quieren la cabeza de toda la familia como por así decirlo...

— Otra vez esa basura Italiana... — Rubí refiriéndose a los maestros pues a lo largo de sus viajes había visto como sí habían hecho de su poder, aterrorizando a los demás.

— ¿Cómo que otra vez? — expresó Bella mientras a lo lejos escuchaba el pensamiento de Edward tenía que apurarse a decir lo que tenía que decirles a sus hermanas — Saben que hablamos de eso cuando esten aqui... Por el momento necesito saber si me ayudarian

— El idiota esta cerca verdad — hablo Andrea pues a ella no le cai del todo bien el esposo de su hermana menor.

—¿Cómo está Renesmee?, Era eso que querías decirnos no— Rubí se ríe en voz alta —pero hay algo que me ocultas y es molesto tu escudo —ella no evita bufar al no lograr ver algo que al parecer su hermana no quería que sepa.

— Sabrán al estar aquí... Les habló después, Renesmee se acaba de despertar tengo que ir a verla — hablo cuando escucho como Edward entraba a la casa.

— ¿Tus hermanas? — la castaña asintió a la pregunta de su esposo, él las seguía considerando como humanas y sabía que esta bomba tarde o temprano explotaría.  

En la parte de enfrente de la casa de los Cullen estaban un grupo de vampiros viendo como la joven castaña practicaba con su escudo, les parecía interesante que ella pudiera usarlo a la perfección a pesar de ser tan joven.

Lo que ellos no sabían era que la joven ya sabía cómo manipularlo gracia a su tiempo en el internado donde sus hermanas le habían explicado todo sobre su don, así que se le hacia mas fácil trabajar con él, sabiendo que era lo que tenía que hacer.

El sonido de unos lobos aullando les llamó la atención, por un momento se le pasó por la mente que fueran sus hermanas, pero esa idea la negó al saber que ellas no eran tan inmaduras como hacer una locura, o bueno tal vez si.

Con preocupación salió corriendo detrás de los demás para ver quien era el intruso, aunque se relajo al reconocer que las nuevas voces que llegaban a su cabeza eran de dos hombres. Algo de ellos se le hacía familiar sabía que los conocía de algún lado.

Cuando uno de ellos mencionó que habían esperado más de mil años para vengarse de los Vulturis fue cuando los recordó, su madre le había contado sobre un clan que los Vulturis destruyo.

El sonido más aullidos hizo que volteara a ver al otro lado de donde venía y rezo porque esta vez no fueran ellas de verdad. Aunque al parecer había alguien allá arriba que no la quería mucho pues pudo ver la espalda de una de sus hermanas en la mente de uno de la manada.

La primera en salir corriendo hacia la línea divisoria del tratado para así evitar que sus hermanas hicieran alguna locura, pero al parecer ya era algo tarde.

En el otro lado cuatro jóvenes le habían dicho a su madre que preferían correr para así estirar las piernas, pero lo que no esperaban era que una manada de perros las persiguieran.

Su hermana le habían comentado de los lobos pero, viéndolos ahora solo le confirmaba que tenían que darle ciertas lecciones sobre licantropía a su hermana menor porque estos perros no eran para nada lobos.

— A que les gano... — hablo Andrea viendo a sus hermanas que venían en la parte de atrás de ella.

— No, si yo no lo permito — expresó Isabell para empezar a correr más rápido.

— De verdad Bella no tendría que haber pasado el examen de licantropía, estos no son lobos son perro — Expresó Lidia mientras se subía a una piedra para quitarse a uno de ellos que tenía encima.

—Mira lo diminutos que se ven desde aquí. —Rubí se ríe mientras corre entre los árboles.

— Mi pregunta es si tu y Isabell se pueden mover a otro lugar porque siguen corriendo — Andrea hablo viendo a sus dos hermanas

—¿Y perdernos está diversión? —Issy se carcajea cuando uno de los perros intentó morderla y ella solo salta tomando la mano de Rubí y ambas continuar saltando entre los árboles.

—Jamas.

— Lidia... Andrea — escucharon el sonido de la voz de su hermana haciéndolas cambiar de dirección.

Andrea era la primera que iba entre sus hermanas pero detrás de ella iba un lobo gris, no tan lejos podía observar a Bella. Aunque al verla pudo ver cierto cambio en ella. Llego cerca de la orilla siendo perseguida por el lobo.

Una loca idea paso por su mente asi que se dio un impulso con la pierna derecha para saltar hacia el otro lado, pudo sentir que el lobo se abalanzaba sobre ella pero la voltereta que dio en el aire le ayudó, cayendo en el otro lado de pie como si nada.

— Le agradeceré a madre por las clases de ballet. — expuso ella mientras miraba a sus hermanas que venían atrás.

Bella solo la miro desde su lugar esperando que la vea que realmente la vea, solo escucho la maldición que le dedicó Rubí desde la distancia y la queja de Issy por su olor así que para Bella no fue difícil oír a Issy decir un —Cambiaron a mi chica.

Las pisadas de los demás llegando en la parte de atrás de donde estaba Bella hizo que ella se pusiera mas incomoda de lo que ya estaba.

Rubí y Issy saltaron dando una voltereta al unísono mientras Lidia solo saltaba y caía junto a las demás con elegancia.

Rubí ignorando a la familia Cullen se acerca a su hermana y la abraza para susurrarle un

—Sabía que hice bien al darte el collar con algo de sangre de mamá.

— ¿De verdad Bella ahora eres fría? — habló Andrea mientras que la castaña negó mientras miraba a sus hermanas.

— Rubí dejó sangre de mamá en mi collar entró en mi cuerpo antes de morir pero... Edward sin saberlo me mordió. — expresó ella al ser híbrida no brillaba, pero por lo demás seguía pareciendo una vampira fría.

— Madre estará enojada y cuando digo enojada es enojada de verdad. — Expresó Isabell

— Te recuerdo que el viaje a Punta Cana es para verano Audrey ya sabe que tiene que empacar dime que no brillas como una bola disco — Hablo esta vez Lidia.

— Okey, ¿no entiendo nada de esto que esta pasando? — Expresó Emmett llamando la atención de las hermanas.

—Ellas son mis hermanas, Rubí, Andrea, Lidia y Isabell... Chicas ya conocen a mi esposo Edward.

—Lamentablemente. —Expresa Issy solo para fastidiar

—Creo que necesitaras pupilentes... Madre no tarda en llegar y no creo que le guste ver tus ojos o saber que eres una fría cuando sabias cual era tu destino —habló Andrea viendo su reloj sabiendo que su madre estaría en la casa en menos de 15 minutos.

—No serviría, esto hay que hacerlo como las banditas... arrancarlas de una sola vez y será un solo dolor, si no le decimos ahora a mamá serán dos peleas una por no decirle y dos porque es fría.

— Además Bella sin ofender apestas.. — Expuso Issy para después voltear a ver al otro lado del rio — No perdon no eres tu son esos perros... Aunque creo que te tengo que pasar el examen de licantropía otra vez.

—Pasemos a la casa... Podremos hablar más a gusto ahí... —Edward le sonríe a las chicas ignorando sus preguntas mentales de que pasa, era demasiado obvio que no eran humanas y mientras más ayuda tenga su hija mejor.

—Creo que si hay mucho que explicar Edward — pensó en voz alta Bella quemándose que podía leer la mente de los demás.

—¿Tú puedes...?

—Ni me preguntes ni sé cómo lo hago y me duele la cabeza al intentar frenarlo.

— Sencillo es tu compañero, lastimosamente... Así que al convertirte copiaste su don. — explicó Lidia pues le encantaba leer así que una vez se había colado en la biblioteca de su madre y había encontrado eso en un libro. — También tenemos aquí libros de información sobre nuestra nueva sobrina.... que no está por aquí.

—Está con Rose... —Bella le sonríe a Lidia tomando el libro y abrazándola mientras se lo agradece.

Edward solo se queda ahí mirando como bobo la sonrisa de felicidad de Bella por sus hermanas y si ella era feliz él también lo era.

Cuando se acercaron a la casa de los Cullen vieron a una pequeña Renesmee jugar con Rose y una mujer una mujer que Bella reconoció perfectamente.

¿Aún no te queda claro quien es?

Si, su madre.

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