pasado perdido
De esa forma todos se dispusieron a bajar las escaleras del desnivel, donde se encontraba el espejo con marco dorado, entrando el pequeño pasillo que llevaba a la redoma: donde se encontraba la plaza con el árbol, mientras que eran semi-iluminados por las espectrales luces azuladas de las antorchas, avanzaban pasando por un lado para rodearlo, luego se acercaron al manzano para sentarse en el césped que conformaba el circulo.
Kion estirando la cola, la cual poseía un poco de pelo carmesí en la punta, se dispuso a sentarse al lado de su padre, los dos leones alvinos se pusieron delante de estos, mientras que escuchaban el suave suspiran del enorme y robusto león, su melena se ladeaba acorde los miraba con ojos desalentados, aclarándose la garganta se dispuso a hablarles.
—Bueno padre, cuéntame... ¿Cómo conociste a esa serpiente?
—Bueno está bien... Todo empezó como una mañana normal en la Roca Del Rey —dijo el enorme león algo desanimado, debido a que se sentía culpable, alzando la mirada para ver una de las ramas del árbol, notando como se ladeaba empezó a recordar aquel momento.
El cielo estaba de un tono azul claro en la sabana, donde se veía pasar algunas nubes blancas y esponjosas, estas eran movidas por el viento; al igual que algunos matorrales a la Roca Del Rey. Esta era deslumbrada de forma leve por el sol, al igual que un pequeño Simba aparecía de la enorme entrada, el mismo avanzo hasta la enorme piedra, dejando a relucir su pelaje color dorado y su tierno mirar de ojos con iris marrón, denoto el esplendoroso horizonte.
—¿Qué haces? Vamos ¿vas a ir de paseo o no? —conto un enorme y robusto león con el mismo pelaje, pero con una frondosa y lujosa melena rojiza, el mismo lo miro al salir de la entrada.
—Perdón. Si padre, vamos de paseo —conto el pequeño Simba, quitando la mirada del horizonte para verle, dando unos pasos se alejó de la orilla para ponerse enfrente—. Estoy listo.
—Bueno... Esta vez, iras con Scar mi hermano mayor, tengo muchas cosas que hacer —contó Mufasa con un tono suave.
—De veras... —. Simba puso una cara angustiada, debido a que no le gustaba la actitud helada y gritona de Scar, suspirando algo arritado comento:
—No me agrada esa idea, es que no nos llevamos bien, siento... Una aura rara al estar cerca de ti. Me da miedo.
—Vasta de esas cosas, sé que Scar puede llegar a hacer frio y un poco arrogante, pero es parte de la familia, dale una oportunidad —conto Mufasa con un tono apenado, suspirando de forma leve—. Mira. No me agrada la idea, pero sé que tú puedes manejarlo; además fue idea Sarabi mi esposa, piensa que puedes hablar su corazón, porque a pesar que es mi hermano pasa todo el tiempo odiando, lo desconozco a veces.
—Hay... ¿Cómo hago eso? —. El pequeño león bajo las orejas, algo inseguro de sí mismo, dio algunos pasos para mirar al frente—. No sé nada de él.
—Precisamente por eso quiero que me ayudes —dijo Mufasa con un tono pensativo—, siempre me pregunte ¿cómo ve las cosas? ¿Por qué están reservado?
—No lo sé, pero hare lo que pueda, no prometo nada —conto Simba con un poco de miedo, mientras que veía como el león menos amado de las praderas; saltaba una rocas para llegar a donde estaban, el ver como este aparecía con su pelaje de color amarillo oscurecido y una melena negra como la noche, dando unos pasos dejo ver el iris verde de sus ojos, tragando saliva de los nervios intento ser fuerte, al decirle:
—Hola... Scar...
—Mm... ¿Qué pasa futuro Rey? Pareces que estas algo asustado —conto el mismo con un tono helado y sin emociones, dejando escapar un suspiro irritado—. No puede ser que esté haciendo esto, ¿debo cuidarlo en toda la caminata por el reino?
—Si... Deberías estar orgulloso de eso, podrás estar con el futuro Rey, tu trabajo es cuidarlo y evitar que se meta en problemas —expuso Mufasa con un tono seguro, a la vez que asentía con la cabeza—. Dos cosas que no deben hacer, no meterse al bosque y no separarse en la caminata, ¿entendido?
—Entiendo como quieras —. Scar de malagana hizo un gruñido, enseñando de forma leve los colmillos afilados, estos eran blancos como navajas, dando unos pasos se puso al pie de las rocas que servían como bajada al suelo—. Sabes que hacer Simba.
—Si... Vamos —. El mismo haciendo unos gemidos inseguros, dio unos pasos para ver como el enorme león con la melena negra, empezaba a saltar por las piedras, mirando a su padre—. Voy a hacer lo que pueda padre.
—Eso espero —comento este con un tono seguro, al verlo irse de la Roca Del Rey, puso unos ojos inseguros al respecto moviendo la mirada de izquierda y derecha, continuo—: Solo para estar seguros, le diré a Zazu que los vigile a escondidas.
Acabo de un rato caminando, llegaron a donde se delimitaba el boscaje y la pradera, mientras que caminaban a sus orillas, el pequeño león miraba con inseguridad a su tío, el cual seguía caminando por la vasta llanura, este tosiendo un poco llamo la atención del mismo, provocando que se diera la media vuelta.
—¿Que pasa...? ¿Quieres decirme algo? —dijo Scar con un tono pensativo, a la vez que dejaba ver el iris verdoso de sus ojos, poniendo una leve sonrisa, continúo:
—Se rápido y breve... ¿bien?
—Mm... Solo quiero conocer algo de ti, siento, que es mi deber como futuro Rey, saber cómo te sientes y porque eres así de gruñón con todo el mundo —. Simba tomando algo de fuerza, dio un paso para dejar de lado esos sentimientos de miedo.
—Nunca me lo habían preguntado... —. El enorme león con la melena frondosa negra, estiro la cola para sentarse, se dispuso a costarse mal en el pasto, mientras que ponía las patas delanteras y traseras mirando hacia alenté—. Bueno... Para empezar con respecto a ti, me siento decepcionado, ciertamente.
—¿Cómo es eso? —resalto el pequeño león dejando de lado sus temores, los cuales seguían evitando en lo más profundo de su corazón.
—Nada importante. Solo es que un verdadero Rey debería ser fuerte y feroz con sus ideales —conto Scar con un tono grave, alzando la pata delantera izquierda, sacando sus garras afiladas de gama blanca, había una en cada uno de sus cinco dedos, mientras que señalaba al basto cielo, continuaba:
—No deberías tener miedo, recuerda a tus ancestros, ellos aunque lo tenían nunca lo manifestaban, ¿entiendes?
—Eso no lo dudo. Es verdad, te tengo miedo... Solo quiero saber ¿porque eres tan malo con todos? hasta me gustaría ser tu amigo —expreso Simba con un tono seguro, a la vez que lo miraba con seriedad.
—Bien. Si quieres ser mi amigo... Debes denostarme tu temple y valor, solo con eso podre considerarte como un verdadero Rey —. El enorme y robusto león con los ojos de iris verdoso, bajando la cabeza de forma leve, esbozo una leve sonrisa enseñando de forma leve los colmillos en sus fauces, a la vez que movía la cola de forma leve—. ¿Tú estarías dispuesto a romper las reglas por ser mi amigo?
—Si.... Si con eso descubro como ablandar ese frio corazón, hare lo que sea, ¿Qué debo hacer? —quería saber Simba de forma valiente, debido a que estaba dispuesto a lograr su objetivo.
—Bueno.... Hay una misteriosa flor que según varios es muy rica para comer, pero el problema es que crece dentro de un tronco hueco, donde mi cuerpo no puede entrar, si quereres ser mi amigo debes ir al bosque y buscar el prado donde está el árbol —comento Scar con un tono suave, poniendo una leve sonrisa, enseñando de forma leve los colmillos en sus fauces. Daba una sensación algo aterradora, debido a sus brillantes ojos de iris verdoso—. ¿Bueno te enfrentaras al reto?
El pequeño león con pelaje dorado y ojos de iris marrón, poniendo una excreción insegura; bajo las orejas de forma leve, mientras que miraba como el pasto en el suelo cercano se ladeaba por la briza, al igual que las hojas de la pared de árboles que delimitaban el boscaje con las praderas, dando un paso hacia atrás, lo volvió a mirar dejando atrás sus temores.
—Sé que mi padre dejo en claro que no valláramos a ese sitio, pero romperé esa regla por ti, buscare esa flor.
—Está bien... Solo debes estar alerta y ser fiero —contó el enorme león de pelaje amarillento oscurecido y melena negra, la cual se ladeo de forma leve al girar la cabeza para ver nuevamente al bosque que estaba detrás del leoncito, mientras que se mantenía acostado con las cuatro patas mirando hacia adelante; alzando la zarpa delantera, izquierda, para señalarle al espeso boscaje con la zarpa—. Te diré como llegar a ese árbol, solo debes seguir derecho desde aquí, hasta que encuentres un viejo árbol reseco, el cual no tiene hojas solo ramas, las flores crecen en el agujero pegado del tocón.
—Entiendo. Voy a ir —dijo el pequeño león, dando unos pasos para darse la media vuelta; el mismo viendo las copas y los follajes de los árboles, los cuales eran semi-iluminados por el sol, había lugares del bosque que se encontraban oscurecidos, debido a que los rayos de luz diurna difícilmente se filtraban de entre las ramas. A pesar de que sentía que algo malo podía pasar, decidió empezar a caminar para alejarse de su tío para él, eso era lo bueno porque aun pensaba que era raro—. Solo espérame aquí.
—Claro... Si aparece tú padre are como si me hubiera quedado dormido —. Scar con un tono suave, casi como si estuviera susurrando, se puso boca abajo para acostarse, mientras que miraba al cielo de forma leve—. Bueno. No pierdas tiempo, pronto... Debemos regresar a la Roca Del Rey.
—Vale —. Simba asintió con la cabeza de forma afirmativa, dando unos pasos se puso a caminar hasta el boscaje, donde se perdió entre los matorrales verdosos.
—Sabía que funcionaria —susurró Scar con un tono alegre, mientras que enseñaba de forma leve sus dientes al bostezar, cerrando los ojos pudo sentir como el sueño le invadía—. Solo tendré que dormirme y culpar de todo a Simba, él fue el que se arriesgó y murrio por la mordida de una serpiente. Jeje...
Mientras que el enorme y robusto león con melena negra, se echaba una siesta en el suelo, sintiendo el suave soplar del viento en todo su pelaje. Simba se disponía a caminar por el basto boscaje, viendo de forma leve el cielo azulado entre las ramas, las nubes de este casi no se veían por lo espeso que eran las hojas de los robles. Movía la cabeza de lado a lado para notar algunos arbustos y setas luminosas de color azulado que crecían cercano a alguno que otro roble, viendo algunas rocas en el suelo y el césped verdoso. Siguió caminando hasta llegar a una zona, donde se veía un viejo árbol reseco, el mismo era un poco más pequeño que los que estaban alrededor de este, viendo como un enorme rayo de luz solar lo iluminaba de forma dispareja.
—Creo que ese es el árbol, solo voy la tomo y regreso con mi tío —susurró Simba algo incómodo, debido a que sentía que algo o alguien lo observaba desde las sombras, sudando de los nervios empezó a caminar alrededor del roble reseco, en la parte de atrás del mismo estaba el pequeño agujero del tocón, fijándose en este pudo ver adentro algunas flores con extraños colores morados y blancos en la punta, estas yacían pegadas en unas enredaderas que crecían dentro del pequeño árbol; el cual estaba hueco por dentro, acercándose se dispuso a tomar una con la boca. Luego se dio la media vuelta para salir de este, pero en ese entonces algo salió rápido de un arbusto que estaba frente a él, este con dificultad noto que era una serpiente de escamas verdosas y ojos amarillentos de reptil, la misma intento morderlo al mostrarle los colmillos y al saltar hacia él, esto hizo que cerrara los ojos de golpe y se moviera de golpe.
Sin embargo, escucho de golpe un rugido bestial y las hojas de otro matorral, seguido de un fuerte grujido y siseos leves, el leoncito algo traumado abrió los ojos para ver a su padre, soltando sin querer la flor y pisándola al dar un paso hacia adelante, viendo que el mismo había tomado a la serpiente con la boca y la había mordido en la cabeza; matándola al instante algunas, gotas carmesís salieron por los laterales de sus fauces, este se encontraba parado de espaldas, bajo la cabeza para dejar el cuerpo del reptil en el suelo.
Luego se dio la media vuelta para ver al pequeño leoncito de ojos marrones, este puso una cara angustiada, a la vez que el león adulto alzaba la mirada para ver el follaje de los árboles, diciendo—: Gracias Zazu por la ayuda, sabía que algo así pasaría. ¡Tenemos que hablar jovencito! ¡Estás en problemas! —. Se relamió la sangre de los labios, mientras que hacía unos gruñidos enojados.
Simba miro al mismo lugar donde miraba su padre, este pudo ver como de entre las hojas del árbol; salía el bucero de plumaje azul y blanco por debajo: el mismo poseía un pico de color anaranjado como sus zarpas, las cuales usaba para sostenerse de la rama. Contento por hacer su trabajo bien, comento:
—Todo lo hago por usted, Rey Mufasa, cuando le vi entrar al bosque, decidí actuar y decirle.
—Si. Gracias de nuevo, no como alguien que me desobedece —. Mafasa enojado le echo un vistazo al joven cachorro, el cual había bajado las orejas apenado y traumado, el cual tenía unos ojos como platos, diciendo con una voz fuerte—. ¡¿Scar no debería estar cuidándote?! ¡¿Qué pensabas al hacer eso?!
—Entiendo... Es que... —. Simba dejando de lado sus temores, dio un paso para intentar explicarle, pero fue callado por su padre al hacer un leve gruñido de cólera y preocupación—. Lo siento... De verdad.
—Luego hablamos, ahora vamos a las praderas —conto Mufasa dando unos pasos irritados, mirando nuevamente a Zazu en la rama—. Gracias, me encargare a partir de aquí, espéranos en la Roca del Rey.
—Como diga mi lord, la próxima vez que yo los acompañe, ¿eso si quiere? —conto la ave con un tono alegre, mientras que extendía las alas para salir volando de la rama.
—Lo pensare para la próxima —conto el enorme y robusto león con melena carmesí claro, esta se ladeaba de forma suave, mientras que empezaba a caminar por el bosque junto a su hijo, diciéndole:
—Espero que aprendas, por qué te dije que no, estuviste muy cerca de ser mordido por esa cobra constrictora. Si te hubiera mordido, estoy seguro que no lo contarías.
—Es que le prometí a Scar, se suponía que debía ir a por una flor para el —conto Simba con un tono apenado, bajando la cabeza de forma leve; provocando que una sombra nublara sus ojos, haciendo un suspiro deprimido—. Lo siento.
—Mm... Hablare con Scar —. Mufasa mientras caminaba con un pisar de sus cuatro patas, veía algunos de los arbustos que se encontraban pegados de los robles, mientras que su cuerpo era semi-iluminado por las luces diurnas, al igual que algunas partes del sitio donde caminaban, le decía a Simba—: Y también contigo, me distaste un buen susto.
—Entiendo. Nunca volveré a desobedecerte papa, solo quería ser amigo de mi tío —dijo el pequeño león, avanzando junto al mismo, a la vez que tenía las orejas bajas.
—De verdad. Tengo que hablar con él, aprovechó para decirte: debes saber hasta cuando llegar con tu amistad, debiste haberte negado porque les prohibí ir al bosque —recalco Mufasa con un tono grave de educador, a la vez que miraba al cielo de forma leve.
—Si. Entendí que es muy peligroso por mi edad —recalcó Simba enseñando un pequeño colmillito de gama blanca, dejando escapar un leve suspiro.
—Bueno vamos a casa, después aclaro las cosas con Scar —dijo Mufasa siguiendo la caminata, podía notar algunas rocas pequeñas en el suelo y algunos matorrales verdosos en la instancia.
—Si... —aclaro la joven fiera de ojos con iris marrón, a la vez que avanzaba junto a su padre por el boscaje.
De regreso a la enorme sala circular con el árbol en la redoma, la cual era delimitada por un reborde blanco; el mismo separaba el sendero de lozas con el césped de la redoma, donde en el medio yacía el enorme y viejo árbol de manzano: cuyos frutos estaban siendo semi-iluminado por las antorchas de cristales azulados, estas se encontraban entre los libreros y puestas en las paredes de ladrillo grisáceo. Las librerías estaban en los muros antes de llegar a las enormes puertas de piedra, estas estaban en la pared del fondo y pasando los estantes con libros en ellos, la misma era iluminada por las luces azulinas.
Simba después de haber contado lo que recordaba, bajo la mirada algo desanimado, mientras que pesaba en la situación en la cual se encontraban, donde un espíritu furioso quiera verlo muerto, este alzo el hocico al sentir como su hijo con un poco de pelo en la cabeza y ojos de irises marrones, le tocaba la pata delantera izquierda con la suya, al verlo sonreír de forma leve enseñando un par de dientecitos blancos y afilados en su boca, pudo sentir como las penas y temores se iban de su corazón.
—Tranquilo... Acabaremos con esto, calmado aquel espíritu enfadado, solo debemos hacerle ver que ya no tiene por qué luchar, ¿no es verdad? —dijo Kion alzando la mirada y moviendo el hocico para ver a los dos leones alvinos, los cuales cambiaron sus expresiones a unas seguras.
—Si yo lo ayudare, no me gusta el odio sin motivo, estoy segura que todo lo que nos pasó aquí, fue obra de Apolo —comento Sonica con unos ojos verdes deslumbrantes por las luces azules de las antorchas, había unas en los pasillos que estaban al lado izquierdo y derecho de la redoma; donde se encontraba el manzano, estas residían en los pilares: los mismos eran dos y estaban pegados en ambos lados de los pasillos, las mismas iluminaban las enormes piedras que bloqueaban los pasajes—. Debemos hacer algo para detener su venganza.
—¿Aun no sabemos porque haría esas atrocidades por Scar? —pregunto el joven león con un tono pensativo, debido a que no sabía porque un amigo fiel aria eso sin cuestionar, pero no podía perder más tiempo—. Solo sigamos.
—Si sirve de algo... ¿yo creo que quería sentirse amado? —agregó Max con un tono curioso dudoso, debido a que no lo sabía en verdad, mientras veía a los dos leones con expresiones pensante.
—Saben... Dejemos esa pregunta de lado, lo importante es que descubrimos el problema —. Simba con seguridad se levantó, colocándose nuevamente sobre sus cuatro patas.
—Tienes razón —. Kion hizo lo mismo, moviendo la cola de lado a lado, dejando ver el pelo alborotado de color rojizo en su punta, viendo de reojo a su padre, bajando una oreja y subiendo la otra—. ¿Te sientes bien al respecto?
—No puedo decir que esa tristeza de haber causado la muerte de alguien, se haya ido del todo, pero no puedo dejar que eso me afecte, debido a que eso paso hace muchas lunas —respondió Simba con un tono seguro de sí mismo.
De repente. Escucharon como las enormes puertas en la pared del fondo, se abrían de golpe, estas se estamparon con fuerza contra las paredes a los laterales de ellas, una fuerte aura helada invadió el sitio, esto hizo que los leones alvinos se levantaran rápidamente para darse la media vuelta, tanto Kion como Simba podía sentir esa aura extraña, era la misma que habían sentido antes en el otro pasaje de la cueva, donde les paso las cosas extrañas, estos vieron como de la densa oscuridad del pasaje. Salía un gigantescas serpiente con cuernos blancos en la cabeza: había uno en cada lado de esta, escamas negras por su largo cuerpo y placas blancas por debajo, tenía cartílagos verdosos alrededor de su cabeza, estos se movían de forma leve, la misma se estiro tomando una postura intimidante, el cubría su largo cuerpo como una "S" enseñando un par de colmillos, puso una sonrisa macabra.
—SSSimba... ¿Ya me recuerdasss...? Yo sssoy aquella criatura que mato tu padre.... Nunca pude terminar con tu vida en el nombre de mi amigo Scar.... Ahora poder descansar en paz al matarte —comento el enorme basilisco con ojos de reptil amarillos y rojizos de estos, brotaba un líquido espeso carmesí, este manchaba el suelo empedrado a la vez que concentraba sus emociones para acercarse más grande—. ¡No se metan...! ¡Esto es entre ambos!
—¡Sé que estás enojado y quieres cumplir una promesa! ¡Pero no sabes en lo que te convertiste! ¡Haber pensado en eso por mucho tiempo! —conto Simba tomando un poco de valor para caminar hacia el enorme reptil, el mismo lo miro con unos ojos deslumbrantes de estos, brotaban más sangre al ver cómo le enfrentaban—. ¡Te convirtió en un monstruo! ¡No puedes descansar en paz por el record que tenis!
—Es verdad. Tú elegiste intentar matar a Simba, sin cuestionar a tu amigo —. Kion dando unos pasos se puso al lado izquierdo de su padre, mientras que miraba con desaprobación a Apolo—. Esto me ha enseñado que a veces debemos cuestionar a los amigos, porque un buen amigo nunca arriesgaría la vida del otro, siempre estaría dispuesto a defenderle y a escucharlo, pero matar por el... Es algo que no puedo aceptar, ¿acaso Scar de verdad le intereso tu bienestar?
Apolo manifestando un tic nervioso, enseño los dos colmillos al abrir la boca, gritándole—: ¡No sabes cómo nos sentimos las serpientes! ¡No tenía ningún amigo hasta que llego Scar! ¡El me saco de esa depresión! —apuntándole con el hocico, a la vez que les gritaba a los dos leones—. No lo conocían, ustedes solo veían lo que querían ver, ¿eso es ser un héroe? ¡¡No lo creo....!!
El basilisco con desprecio movió rápido su enorme cola, sujetando al enorme león por la zarpa trasera izquierda, enroscándola con fuerza, lo levanto del suelo para dejarlo colgar de forma leve, a la vez que ponía una sonrisa lo veía gemir de dolor—. Sueltamente... No tienes por qué hacer esto.... —. Luego este hizo un chirrido al ser estampado en el suelo, debido a que la bestia hacia movido la cola como un látigo, luego volvió a levantarle con algunas marcas y moretones en el cuerpo—. Hg. Eso me dolió de verdad... ¡Suéltame!
—¡Baja a mi padre...! ¡Nunca serás libre si lo haces! ¡Porque sé que en fondo no quieres hacerlo! —grito Kion con un tono de seriedad, a la vez que miraba a la enorme serpiente, pensaba en que hacer, debido a que era más grande y fuerte que el—. Me has dicho que viniera para ayudar mediante mi amuleto, alguna parte de tu ser, no quiere hacer esto. Debido a eso te dañas a ti mismo.
—Eso es mentira... ¡No puedes hacer nada para evitar que lo mate! Todo el respeto hacia su persona se fue el día en el cual morir —. Apolo estiro su largo cuello para ver a los ojos al pequeño león, apreciando el poco de pelo carmesí en su cabeza, poniendo unos ojos de reptil amenazadores y brillantes de color amarillo, mientras que seguía brotándole el líquido de estos, un olor a sangre invadía el lugar, debido a que seguía sangrando y caía al suelo—. Sé que en mi corazón no quiere hacerlo.... Siento un pulsante dolor al intentar controlarme... pero eso mismo me recuerda que tu padre me mato, es un ciclo incesante de dolor y odio...
—¡Sequé si dejas atrás esas ideas! ¡Podrás liberar tu alama de este sitio! ¡Pero tú te haces daño al no dejar el pasado tranquilo! —dijo Kion con un tono serio, mientras que le regresaba la mirada de forma helada a la serpiente, la misma se encorvó para verle y luego mirar que tenía la pata de Simba sujetada—. Por eso digo.... Suelta a mi padre... Ahora.
—¡nooo! ¡Quiero ver su sangre real correr por este piso! —aclaro la enorme serpiente con un tono enojado, enseñando los colmillos de forma leve, se dispuso a mover la cola con el enorme y robusto león sujeto, "¡pan!" se escuchó como lo estampaban contra el suelo un par de veces, provocándole varios raspones y heridas, a la vez que le insultaba diciendo—: ¡Eres una desgracia, una bestia maloliente, lo peor que me pudo haber pasado...!
—¡Vasta de odiar...! ¡Le mataras si sigues con eso! —aclaro Kion subiendo la voz, a la vez que miraba como maltrataban a su padre, pensando en que hacer decidió usar el rugido de los ancestros para hacerlo temblar, haciendo que este parara con los azotes, manteniendo al lastimado Simba sujeto en la pata trasera, algunas heridas que le había hecho los escombros en el suelo, empezaban a sangrar de forma leve, causando que pequeñas gotas callaren al suelo—. ¡Escucha...! ¡Me encargare de acabar con esto!
—¿Asssi....?
—Escúchanos... —. Sonica rompiendo el silencio, dio unos pasos para ponerse al lado izquierdo de Kion, el mismo miraba a la enorme serpiente con un el ceño fruncido—. ¡Tratabas de matar a alguien! ¡A un cachorro! ¡¿A ti te parece eso bien?! ¡No sé cómo piensas, pero está mal lo que haces!
—Tú no sabes cómo esss tener un amigo, ¿no daríasss la vida por un amigo? —. Apolo dejando de lado su venganza contra el león que tenía sujeto con su cola, giro la cabeza para ver a los dos leones que estaban enfrente, bajando la mirada para verles en el piso.
—Tú sufres por qué quieres —. La leona alvina haciendo un gruñido enojado, miro el enorme hocico de la serpiente de escamas negras—. En cambio. Mi manada murió... Por otros leones... Sabes lo que se siente estar en medio de una guerra ¿ver como asesinan a tu propio padre? ¡No tengo hogar, no tengo nada! ¡Tengo a mi única familia y es un cachorro muy pequeño!
—Pero a ti no te asesssinaron.... Yo sssolo quería hacer algo por amigo, ¡lo vi sufrir por mucho tiempo! —grito la serpiente concentrando toda su furia para hacer estallar las gemas azules de las antorchas, las que estaban entre los estantes se partieron en pedazos, los escombros cristalinos de estos cayeron al suelo de lozas. El lugar se oscureció debido a esto, sin embargo, las que estaban en los pasajes derrumbados de la izquierda y derecha a la redoma; donde residía el manzano, seguían en buen estado: estas residían en los pilares de ladrillo a los lados del pasaje, sintiendo como la temperatura bajaba por su fuere presencia—. ¡Ahora! ¡lesss are sssufrir!
Antes que hiciera algo. El joven león llamo su atención, diciéndole—: No se puede reparar el pasado, pero ya no tienes que hacer esto, porque Scar ya no está más.
—Es verdad... —dijo Simba algo adolorido, debido a que su pata delantera seguía sujetada por la cola del enorme basilisco, hacia gemidos adoloridos por los moretones y los pequeños raspones en su cuerpo—. No tienes nada que hacer aquí.
—¡Cállate! ¡Marginado león! —exclamó Apolo generando una aura rojiza, aumentando la temperatura del sitio, a la vez que le miraba con el ceño fruncido—. Antes de asesssinarte... quiero saber... ¿Qué quieren decir con que mi amigo no está más?
—No sé lo que ocurrió, pero sé que fue algo malo —remarco Sonica con un tono serio y una mirada helada, viendo a al gigantesco basilisco.
—Si. Él se lo busco, termino muriendo por lo que he escuchado, pero el eligió su final, no ganas nada con hacer esto.... —. Kion tomando valor lo miró con determinación, a la vez que el pendiente del collar que tenía en el cuello, empezaba a brillar poco a poco de un tono azulado, la marca de la zarpa que estaba en su hombro izquierdo igual se ilumino, pero de un tono dorado.
—Valla.... La atmosfera está cambiando, aura esta cálida y agradable, ese pendiente tiene un poder inimaginable —conto el enorme león con ojos pasmado, a la vez que veía como la serpiente retrocedía por la esplendorosa luz, esta sentía como su cuerpo se empezaba a quemar.
—¡haggg...! ¡Qué cosa infernal es esta...! ¡Me está quitando la energía...! —dijo Apolo con dolor en todo su cuerpo de escamas negras, mientras que poco a poco se volvía más pequeño; soltando a Simba de forma repentina, este callo en el suelo boca arriba, mientras que esbozaba una cara sorprendida—. ¡Quiero mi venganza....! ¡¿No pueden dejarme en paz?! ¡¿No harían...?! ¡¿Lo mismo por un amigo....?!
—haríamos cualquier otra cosa por un amigo... ¿Pero matar por él? No es correcto, debes reaccionar y dejar de lado ese odio acumulado —aclaro Kion con los ojos de iris marrón iluminados por las luces del pendiente que llevaba en su cuello, a la vez que se acercaba a la enorme basilisco, este se hacía más pequeño, el mismo levanto las fauces para lanzar un grito desgarrador, a la vez que una neblina negra salía de su boca, esta se dispersó en el aire al poco tiempo, las escamas y cuerpo regresaron a ser las de antes, el aura oscura que generaba ya se había ido—. Creo que lo logre... —dijo antes de caer al suelo, jadeando sin fuerzas, debido a la energía que uso para disipar esa barrera de odio que había formado el ente, respirando con dificultad la marca de la Guardia Del León y el pendiente en forma de estrella del collar, dejaron de brillar, mientras que se sentía mareado.
—Kion... ¿Estas bien? —. Simba a pesar de que estaba herido, dio unos pasos para acercársele, colocándose a un lado, pudo ver como el pequeño león con un poco de pelo rojo en la cabeza, respiraba por lo cansado que estaba—. ¡¿Qué fue eso?! ¡La presencia oscura se disipo por esa luz!
—No lo sé.... Solo sentí un leve calor en mi pecho y dije lo que tenía que decirle, después un misterioso poder se manifestó del colgante—. ¡Valla! ¡Mira cambio! —. Se levantó al verlo de reojo, estiro la cola para sentarse y mirarlo, al tomarlo pudo ver que este había cambiado de color a amarillento; también le habían aparecido más puntas a la estrella: teniendo cinco en total podía percibir como si fuera parte de él.
—Si. Lo hizo, ¿Por qué? —quería saber Simba bajando una oreja y subiendo la otra de duda, se dio la media vuelta para ver a la serpiente, la misma había regresado a su forma original, teniendo sus escamas verdes y sus ojos de reptil de color amarillentos, la misma lloraba debido a que sentía el dolor que había causado—. Ya no siento esa aura de cólera que había antes en Apolo, lo liberaste, ¿eso creo?
La serpiente poco a poco se le agujaron los ojos, debido a la tristeza que había acumulada en su interior, la cual había dado origen a un odio eterno, debido a que esa ira se había ido, se sentía indefenso ante los cuatro leones, estos lo miraron con caras seguras, este arrastrándose se dio la media vuelta para escapar por las enormes puertas de piedras, girando a la izquierda del pasaje, grito—: ¡No conocen nada de mí!
—¡alto Apolo! ¡no te vayas! —. Kion a pesar de lo cansado que estaba, se puso de pie para empezar a correr, siguiéndolo de forma leve, antes de ir tras él, giro la cabeza de forma leve para ver a su padre y a lo demás, diciéndole antes de irse—. Vamos... Esto no ha terminado... No quiero que vulva a encerrar en esa aura de enojo de antes.
—Claro vamos —. La leona alvina dando unos pasos, se acercó a la puerta para seguir al joven león de pelaje dorado y un poco de pelo rojizo en la cabeza—. ¡Que no escape! ¡Vamos Max!
—Claro —dijo este con un tono seguro, debido a que ya no estaba asustado, puesto que la presencia oscura se había disipado por completo del lugar, a la vez que daba algunos pasos para seguir a su hermana mayor por el oscuro pasaje.
El enorme y robusto león haciendo ondear su frondosa melena rojiza, miro como los tres se iban, mirando de forma rápida las estanterías repletas de libros, antes de emprender el paso por donde se habían ido—. Espero que nada más pase, bueno. Vamos —aclaro algo inseguro, a la vez que empezaba a correr, girando hacia la izquierda por el oscuro pasaje y desapareciendo en el mismo, dejando las enormes puertas de la sala abiertas, notando de reojo al avanzar hasta la salida, que los charcos de sangre habían desaparecido del suelo.
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