furia y miedo

De esa forma. Simba se adentró primero en el oscuro pasaje, mientras que era seguido por su hijo y los dos leones alvinos, estos miraban con dificultad las paredes de tierra compacta del túnel; al igual que la del suelo, en el techo se podían ver algunas raíces de color café oscurecido, estas eran casi no visibles por lo oscuro que estaba el sitio.

Kion puso una expresión helada con el ceño algo fruncido, mientras que sentía lo helado que se puso el lugar, de hecho, percibía que algo les estaba vigilando desde las sombras. Intentando romper el ambiente lúgubre que habían creado por lo silencioso que estaba todo—. Lo que sea esta por aquí, creo que descubriremos porque nos atrajeron hasta aquí.

—No me gusta este sitio —contó Sonica con una expresión insegura.

—Quiero irme a casa... Tengo miedo —. Max bajo las orejas e hizo un chirrido temeroso, a la vez que avanzaba junto a su hermana.


Los dos siguieron la travesía, viendo los suelos y muros de tierra compacta, en el techo se dentaban algunas raíces, se detuvieron de golpe al ver con dificultad como una especie de tentáculo escamoso: color verdoso como esmeralda, el cual salía de una abertura en la pared de la izquierda, se retraía metiéndose con una leve grujido dentro de la grieta. Parecía que alguien había socavado la pared, cuando no lo vieron más, todos pusieron caras desconcertadas al respecto.

—Vieron... ¿lo que acabo de ver? —expresó el enorme y robusto león de melena carmesí, parpadeando unas par de veces para asegurarse de que no alucinaba—. Había algo sobre saliendo de la pared y se volvió a meter.

—Si. Lo vi. Debemos tener cuidado con las aberturas, algo nos podría sorprender —conto Kion con un tono pensativo, intentaba buscarle lógica a lo que vio, pero en esta situación no se le ocurría que animal o cosa, podía ser, debido a que no era una bestia o ser normal. Tomando fuerza se adelantó, pasando al lado izquierdo de Simba para colocarse pegado a la pared, ignorando por completo la grieta, la cruzo por un lado y luego se despejo de muro, diciendo—: Solo pasen sin prestarle atención, es mejor prevenir que lamentar.


—Ya escuchaste hermanito, solo pasa, sin ver —indico la leona blanca de ojos verdes, pasando de la misma forma que el pequeño león de pelaje dorado y un poco de pelo rojo en la cabeza, el mismo asintió con la cabeza sin decir nada, poniéndose derecho nuevamente miro al león adulto.

—Ahora me toca —. Simba con un poco de miedo, dio algunos pasos, cuando de repente miro de reojo a la hendidura, poniendo una cara pasmada, enseño unos dientes afilados, viéndola por completo y gritando—: ¡No puede ser!

—¿Ocurre algo señor? —. El pequeño león alvino puso una cara temerosa, dando un paso hacia atrás, haciendo mover el colgante en forma de estrella grisácea que se encontraba en su collar.

—Al ver... Está grieta, percibo un odio y una fuerte depresión, es parecido a cuando mi padre murio —dijo con unos gruñidos desanimados, bajando la mirada un poco, a la vez que suspiraba—. Es algo que no puedo olvidar, es raro... que me recuerde al mirar esto, pero es así.

—Señor... Se lo que se siente, pero ahora tiene una familia... Sé que duele mucho, pero es mejor si se aferra al presente —conto el pequeño león blanco y ojos de iris azulina, algo inseguro; tomando un poco de fuerza y coraje, dio un paso para ver con seguridad al enorme y robusto león adulto, aunque estaba algo asustado, asintió con la cabeza de forma afirmativa.

—Eso es verdad —expresó su hermana con la misma excreción, asintiendo con la cabeza de forma afirmativa—, solo recuerde los momentos buenos y no lo que perdiste.

Luego el lugar se puso helado, al escuchar un grito lúgubre—: ¡Tu torpeza... sss... Mato a su padre! ¡Asesino...! ¡Merecéisss... La muerte por tu ingenuidad! ¡Merecéisss... el abismó de la muerte!

—¡No escuches a esa cosa! ¡Solo quiere apoderarse de usted señor! —exclamó Sónica con un tono fuerte, poniendo una cara enojada, a la vez que le miraba con determinación—. Debemos seguir, podemos salir de aquí.

—Es verdad... ¡No soy nada de eso! ¡Todo fue culpa de Scar! No mía —respondió con un tono grave, dando un paso para acercarse a la grieta, enseñando todos los colmillos en sus fauces de gama blanca, mientras que daba un fuerte pisotón—. ¿Dime que eres?

—Así se dice —resaltó Kion con un tono confiado.


—El.... Era mi amigo... —dijo la aterradora voz espectral, la cual parecía venir de todas direcciones, todos pudieron sentir como poco a poco el sitio se ponía más frio; a la vez que Simba, notaba como de la grieta se asomaban unos dientes afilados de gama blanca, estos se arrastraron poco a poco fuera de la grieta, soltando un poco de polvo, causado que Simba diera un paso hacia atrás con la boca abierta de sorpresa: enseñando de forma leve los colmillos en sus fauces, pasmado solo se quedó quieto, a la ves el socavón se habría dejado ver una cosa negra en el centro de los dientes afilados, esta se estiro hacia él, dispuesta a morderlo de forma repentina—. Sss... ¡No dessscansare... Hasssta verte muerto en sssu nombre...!

—¡Nooo....! —grito Simba aterrado por lo que pasaba.


Antes de que la cosa extraña en la abertura, le mordiese con sus dientes afilados como dagas, Kion sin pensar se puso enfrente para recibir la mordida, pero cuando lo hizo el amuleto en forma de estrella con cuatro puntas, empezó a brillar de un tono azulado espectral, cuando la cosa intento morderlo creo una barrera en frente de ellos: esta era trasparente, cuando la bestia dio la mordida, termino explotando al darle al escudo, liberando un líquido espeso de color carmesí y todos sus colmillos; estos quedaron en el suelo, al terminar el brillo ceso de forma lenta, disipando la protección que había creado, pudieron ver como la sangre y los diente en la zona desaparecían, volviéndose trasparentes hasta ser no visibles.


El pequeño león con el mechón rojizo, pasmado miro el colgante de la cadena en su cuello con duda, pudo denotar el pendiente de cristal azulado, poniendo una cara contenta, debido a que le había protegido de esa cosa—. Parece que tienes el poder para protegernos de lo desconocido, eso no lo sabía, ¿será que tú quieres que ayude a esa cosa? —. Alzó la mirada al escuchar como el pequeño león alvino, empezaba a chillar del susto, el mismo solo quería salir de ese oscuro túnel, a la vez que su hermana mayor bajaba las orejas, debido a que también se había asustado—. Puedo sentirlo, voy a hacer cualquier cosa para ayudar a ese espíritu, liberarlo de este sitio y hacerlo entender.

Todos tragaron salivas de los nervios al escuchar la voz espectral, decir—: ¡Torpesss...! ¡No sirve de nada! ¡Me llevare... a Simba.... AL PULGATORIO! —

—S-solo sigamos... Esa voz me está aterrando —conto este con una expresión insegura, debido a que el sitio se estaba volviendo más frio a cada segundo, de hecho podía ver el vaho helado flotando por los laterales del túnel—. Estoy seguro que escuche ese siseo en mi niñez, pero no lo sé.

—¿No me recordáisss... sss..? —oyeron la voz con un tono suave, esta le hacía sentir escalos fríos—, pronto... Te acordaras de mi... Y la agonía que me hizo pasar tu padre.

—¿De que está hablando? —. Max con las orejas bajas, dio unos pasos para acercársele, debido a lo asustado su pelaje blanco estaba algo esponjoso, al igual que el poco de pelo verdoso en su cabeza, el cual estaba algo erizado—. Sabes... ¿Quién es?

—No lo sé —. Respondió Simba con un poco de tristeza, bajando la mirada desconcertado, debido a que sentía que debía acordarse de algo—. Da rabia sentir en el corazón haberla escuchado, pero no acordarse de nada.

—No mataste a nadie —irrumpió el pequeño león de pelaje dorado y un poco de pelo rojizo en la cabeza, poniendo una cara seria, dio unos pasos para ponerse a un lado del león alvino—. Puede estar hablando del que era mi abuelo, me preguntó: ¿Sera un amigo que murió sirviéndole?

—Por lo que he visto, él siempre ha sido muy reservado, de hecho... No lo tomaba nunca encuentra, porque era solo un sirviente, nada importante.... —. Simba paro de hablar súbitamente, cuando pudo ver como el lugar empezaba a temblar, eso hizo que se bambolease, aferrándose con las cuatro zarpas al suelo de tierra para no caerse, alzo la mirada para ver al oscuro pasaje—. ¡Ahora! ¡Un terremoto! ¡Es una broma...!

Kion puso una cara insegura, tragando saliva de los nervios, dándose la media vuelta para ver el oscurecido pasillo de tierra, puso unos ojos como platos de sorpresa; aterrado bajo las orejas y gimió inseguro, viendo como empezaba a correr un espeso liquido rojizo en las paredes: este se derramaba poco a poco, parecía salir del techo de tierra compacta del túnel, sintiendo un fuerte olor a sangre inundar el sitio, bamboleándose grito—: ¡Mejor corramos...!

—Estoy contigo... —dijo Simba al ver como de la grieta, la cual residía en la pared de la izquierda; salían unos tentáculos negros, estos empezaron a salir poco a poco, dando un paso hacia adelante, empezó a correr por el basto túnel, junto con Sonica, Max y Kion, el cual estaba impactado por lo que estaba ocurriendo en el túnel, este vio como unos tentáculos salían del piso, levantando nubes de polvo y suciedad, los cuales esquivaron al igual que los otros, pudo ver como los intentaban atrapar, pero por poco lograban esquivarlos al saltar por un lado y después al otro.

—¡Este lugar se puso intenso de repente...! ¡Algo malo va a pasarnos si no salimos de este túnel...! —mascullo Kion con un tono alarmado.

—Entiendo. Solo sigamos para ver si termina —conto Simba con pasos rápidos, saltando uno de los tenáculos que casi le agarraban, impulsándose hacia adelante logro evitarlo—. Pero sean rápidos...

—¿Q-que está pasando? —conto el pequeño león alvino con un tono preocupado, no sabía que estaba pasando en el sitio, viendo como de las paredes seguía saliendo ese extraño liquido rojizo y espeso.

Acabo de un rato corriendo y esquivando los tentáculos. Pudieron ver una leve luz al final del basto túnel, mientras que el piso seguía temblando, el techo por el terremoto se había agrietado; debido a que estaba hecho de tierra, este empezaba a colapsar a sus espaldas.

Todos apuraron más el paso, saltando al llegar a la salida del pasaje para entrar de golpe a una enorme cueva de piedra grisácea, a los laterales de los caminos empedados se veía un vasto abismo oscurecido, cuando salieron el pequeño león de pelaje dorado y un poco de pelo carmesí en la cabeza, pudo ver como un montón de piedras tapaban el lugar de donde habían salido, levantando algunas nubes de polvo: las cuales se disiparon al poco tiempo.

—Ahora si... Estamos en un lugar bajo la superficie —conto Kion enseñando los dientes afilados de gama blanca, mientras que hacia un gruñido enojado, alejándose de esos pensamientos de ira, miro a los demás al darse la media vuelta—. ¡¿Están todos bien?!

El enorme león adulto y robusto, había aterrizado boca abajo, el mismo dejaba ver su pansa; la cual poseía pelaje de un tono más claro de amarillo, suspirando aliviado por que habían salido del túnel, se pasó la pata delantera por la frente. Luego la bajo con cuidado, giro como un barril para ponerse nuevamente sobre sus zarpas, aplicando fuerza en ellas; se puso de pie para ver las enormes paredes de piedra grisácea, estas estaban muy alejadas de los senderos, dejando ver al basto vacío oscurecido a sus laterales, parecía que no iban a poder llegar hasta ellas, debido a que estaban muy alejadas.

Por otra parte. La leona de ojos con iris verdoso y su hermano con un poco de pelo verdoso en la cabeza, había aterrizado a los laterales de donde habían salido, estos habían aterrizado de lado al saltar de golpe, estos algo adoloridos se levantaron; gimiendo de forma leve, mientras que dejaba ver que sus pelajes blanquecinos habían sido cubiertos de polvo, además que tenían algunos rasguño en su costados y patas, respirando de forma cansada, miraron al pequeño león y a su padre.

—¿están bien...? —dijo Kion con un tono serio, a la vez que ponía unas orejas atentas, girando la cabeza para ver a los dos leones alvinos.

—¡quiero a mi papa y a mi mami! —grito Max empezando a llorar, debido a lo aterrado que estaba, bajando la mirada; empezaron a salir lágrimas de sus ojos, estas caían en el suelo empedrado.

—No... Max... Tranquilo... Shh...shh —. Sonica al verlo llorar, dio algunos pasos con sus cuatro patas, poniéndose frente a su hermano, mientras que lo intentaba consolar al tocarle la cabeza, pero no quería parar de gemir y gritar del espanto—. Esto... ¿Pasa todos los días en la sabana?

—No —. Respondió Kion anonadado, movió el hocico de lado a lado en señal de negación, debido a que no sabía cómo tratar a un cachorro de león alvino—, es claro... algo ha provocado todo estos eventos.

—Claro que nada de esto es normal —confeso Simba con un tono enojado, debido a que quería parar a quien este provocando todos esos eventos sobrenaturales.

—Si... ¿Solo hay que pensar cómo y quién es ese espíritu? —contó Kion con un tono helado, mientras que miraba las estacas en el techo de la inmensurable cueva—. No imaginaba que esto estaba aquí.

—¡Quiero volver a las nieves Soni! —grito el pequeño león alvino, llorando más fuerte debido a que no quería estar en ese lugar.

—No llores... Sabes... que no podemos regresar por ese túnel —dijo esta con un tono desanimado, debido a que no sabía que decir para consolar a su hermano, solo intentaba calmarlo al acariciarlo en la cabeza; bajando la pata con la cual estaba acariciándolo, decidió montárselo en el lomo como un caballo, manifestando un tono compasivo—. No vale la pena llorar, si...

—Yo me encargo... Escucha Max —. Simba dando unos suaves pasos se puso delante de Sonica y Max, poniendo una expresión compasiva, enseño un par de colmillos afilados como navajas de gama blanca en sus fauces, mientras que le decía de corazón—: No debes temer, lo vamos a solucionar, es lo que siempre asemos, solo debes ser fuerte y no llorar más, esto es personal.

El pequeño león alvino al verlo sonreír de forma dispuesta, cambio su cara a de tristeza a una de alegría, debido a que empezó a sentir bien con esas palabras; entonces, salto del lomo de su hermana, poniéndose de un costado para empezar acicalar al enorme león adulto, sintiendo lo caliente que estaba, poso una expresión más calma a la vez que le ronroneaba con ternura, este puso la misma cara, sintiendo como se manifestaba un leve calor en su pecho.

—gracias. Señor Simba..., Perdón por llorar... Estaba muy asustado... —. Max se apartó un poco más aliviado, ladeo la cola porque sentía como todo el miedo se había ido, pero en el fondo aún estaba aterrado, dejando de lado esos sentimientos asintió con la cabeza—. Quiero ayudarle... A usted.

—Eso quería oír, confía en mí y en mi hijo Kion —contesto este con un tono contento, mostrando un par de dientes afilados de gama blanca—. Además... Puedes llamar me por mi nombre, Simba... Porque no me gusta que me digan señor.

—Entiendo Simba —expreso Max asintiendo con la cabeza—, gracias nuevamente...

—Es verdad. Solo debemos ser fuertes, lo voy a solucionar, luego podemos salir de aquí —dijo Kion dando unos pasos para acercarse, colocase enfrente de ellos, poniendo una cara pensativa alzo una ceja y bajo la otra—. Saben... Hablando... ¿de verdad los empujaron al agujero como a nosotros?

—Si... Sentimos una pata muy grande en nuestros lomos, también vimos a unos leones extraños —conto Sonica alzando la mirada para ver confundida a Kion—. Cuando salgamos te digo más al respecto, porque creo que hay que apurarnos a salir de aquí.

—Entiendo. Vale —concordó Kion con una mirada decidida.

—El punto es que debemos ser fuertes, ahora vallamos... —. Simba paro de hablar al darse la media vuelta, poniendo unos ojos abiertos de sorpresa al ver un misterioso león, el mismo se parecía a su padre, debido a que tenía la misma melena que la suya y un pelaje amarillento como el de su hijo Kion, este hizo lo mismo para verlo de espaldas, parecía que estaba murmurando algo en voz baja, a la vez que miraba un pasaje oscurecido que estaba al final del sendero empedrado. El túnel estaba tan oscuro que no podía ver nada, además que estaba lejos, dando unos pasos pasó al lado de Kion, viéndolo con duda, sin fuerza en lo que estaba viendo, gritó:

—¡quién eres!

—¿Me hablas a mí? Simba... —dijo la misteriosa fiera, ladeando la cola de forma desinteresada.

—Si. Te está hablando, mi padre es el rey de la Sabana —. Kion al ver cómo le respondió, poniendo una cara enojada; se giró para verlo desde lejos, dando un paso adelante—. Debes tratarle con respecto.

—Si... Claro... —dijo con un tono desinteresado, a la vez que le miraba bostezar, mostrando todos los dientes afilados como navajas de color blanco, esta solo dio unos pasos hacia adelante—. Un torpe rey... Que no puede controlar a ese espíritu, él te busca matar... Nada del otro mundo.

Sonica con una mirada el ceño fruncido, enseñaba los colmillos de forma intimidante a la vez que se ponía delante de su hermano, echándole una vista al extraño león, a la vez que hacía unos gruñidos. Escuchando como Simba con más rugidos que palabras, le decía—: ¡¿No... sabes... a quien estas insultando...?! ¡No me importa si te pareces a mi padre... El quien me insulta...! ¡No sale incólume!

—Usa eso odio y fuerza para salir de esta, no soy tu enemigo. Solo digo lo que quiero —conto el misterioso león, dándose la media vuelta para verlos, poniendo una leve sonrisa, dejo ver el iris carmesí en sus ojos—. Sabéis... Hay un ser lleno de odio, quiere destruirte.

—¡Dime quién eres?! —quería saber Sonica, enseñando los colmillos con cólera.

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