capitulo Final: La liberación del espíritu y una pequeña visitante.
De esa forma todos los leones se dispusieron a seguir a la serpiente constrictora, la cual arrastrándose rápido por el suelo empedrado del pasaje, intentaba desaparecer al concentrarse, pero algo no se lo permitía, esta tenía una cara desanimada al avanzar de forma ondulante por el corredor, a la vez que escuchaba el retumbo de las voces de los leones en las paredes.
—Claro. Tú te alejas ahora de nosotros, solo tratamos de hacerte ver que la venganza no es el mejor camino —se escuchó la voz de Sonica, rebotando en las paredes de piedra, el sitio estaba tan oscuro que casi no veía su pelaje blanco ni sus ojos verdosos.
—Es verdad queremos ayudarte —comentó Kion con una voz compasiva—, solo debes entenderlo.
—Si. Sufrí por la muerte de mi padre, pero lo deje de lado, recordado las cosas buenas de él y olvidado lo perdido, prefiero pensar que me ve desde el cielo, eso me llena de paz cada día —contó Simba con el mismo tono, a pesar de que estaba herido; seguía corriendo, junto a los tres jóvenes leones.
Llegaron al final del pasillo, saliendo del túnel y entrando en una enorme sala circular con paredes hechas de piedras, donde circulaba el agua, se percibía la humedad en el aire, mientras que todos eran iluminados por los cristales que se encontraban perfectamente alineados en el aposento, los mismos eran azulados e iluminaban de forma espectral el sitio. Sin embargo su brillo no llegaba a todos los lugares, mirando un viejo arco de piedra con grabados extraños y contornos hechos a mano, residía le joven serpiente de escamas verdosas y ojos de reptil de gama amarilla, la misma estaba despaldas a los leones, viendo de forma leve dos estatuas que estaban a los lados del curvatura, en el centro se veía el muro empedrado.
—¿Es verdad lo que decísss? Simba... sssufrió por esa muerte, ¿el no odia a Scar por eso? —pregunto el reptil moviendo los ojos a un lado.
—Mira. No puedo decir que no lo odio, al darme cuenta de la verdad, pero no vale la pena vengarse, quedarse atrapado en ese sentimiento es lo peor que puedes hacer, eso es lo que aprendí estos años —contó el enorme león de melena rojiza y pelaje amarillento, el cual se ladeaba por un leve y cálido viento, el cual empezó a soplar de forma extraña—. Es mejor recordar lo que pasaste con mi tío, respeto que tú eras su amigo, no estoy enojado ni nada parecido, solo queremos terminar con esto y que seas libre.
—Es verdad.... Solo tú, puedes liberarte —dijo Kion con un tono suave, mientras que lo miraba—, solo debes recordar.... ¿Por qué eras su amigo? Y... reunirte con el donde quiera que este.
—Tienesss... razón.... Recuerdo cuando el sssi era un amigo, a pesssar de que ussstedes nunca vieron eso, pero sssu pongo que era el dessstino —comentó la serpiente con un tono suave, a la vez del piso empezaban a salir un montón de luces azuladas y amarillentas, estas deslumbraron los pelajes de los leones, mientras que miraban como desaparecían al flotar, podía ver como una especie de luz blanca salía del techo, esta poco a poco empezó a desaparecer al entrar contacto con el resplandor—. Debo decirlesss... algo.... Otra cosa me despertó... Le pedí a la sombra que me diera el poder para vengarme de ti. Simba, pero no valió de nada, me perdí a mi misssmo... Vengar a Scar no fue buena idea... Los hice sufrir.... Perdón, mi alma estaba atormentada.
Kion al escuchar eso puso unos ojos como platos de sorpresa, a la vez que miraba con los ojos abiertos, pasmado por la revelación, haciendo unos gemidos leves—. Hay algo más fuerte que tu... Esto no ha terminado... ¿verdad?
—Lamentándolo... Asssí esss... —se escuchó la voz de la serpiente, la misma lanzo unos destellos a desaparecer por completo.
—Solo al pensar, en pasar por esto de nuevo o algo peor, no sé si pueda hacerlo —comento el pequeño león con un poco de pelo rojo en la cabeza, bajando la mirada de forma desanimada, debido a que no sabía que más cosas lúgubres le esperan.
—Tranquilo... Estoy aquí para ayudarte —. Simba con una leve sonrisa, levanto el hocico del desanimado leoncito, emitiendo un gruñido para calmarlo, continuo—: Hijo... Sé que tú puedes hacerlo, te he visto hacer cosas grandes, un verdadero héroe se enfrente a cualquier tipo de oscuridad o cosa.
—Es verdad... Estoy contigo —. La leona alvina con la misma cara alegra, dio unos pasos para ponerse al lado derecho del pequeño león, algo más calmada miro a su hermano, el cual tenía la misma expresión, este ladeo la cola con picardía—. ¿No es así hermanito?
—Si. Intentare hacer lo mejor, perdonen por tener miedo —dijo Max algo apenado, a la vez que se acercaba para palpar el costado de Kion, el mismo un poco más tranquilo al respecto, asintió con la cabeza de forma afirmativa.
—Gracias. Sé que podemos hacerlo, descubre que está pasando en el bosque, daré lo mejor para evitar que estos eventos extraños, se salgan de control —. El joven león puso una cara segura de sí misma, a la vez que ladeaba la cola con picardía, esta tenía un poco de pelo rojizo en su punta; al igual que su mechón de pelo, el cual residía en su cabeza—. Solo hace falta salir de aquí.
—Hablando... Sé que ustedes dos, no tienen un lugar donde quedarse, pueden estar en el reino con nosotros, eso sí les parece —. Simba se dio la media vuelta para ver a los dos leones alvinos, poniendo una sonrisa leve, enseñando unos colmillos blancos en sus fauces—. Gracias por ayudarnos, es lo menos que puedo hacer por ustedes dos.
—Si. Gracias, Rey Simba, será un placer ayudar a Kion a resolver esto —dijo Sonica muy agradecida, la misma le regreso la cara contenta al enorme y robusto león, el cual era iluminado por las luces de las gemas azuladas que estaban a legadas de ellos, estas formaban un cuadrado.
De hecho, las chispas azuladas que habían salido del suelo rocoso, se habían esfumado, al igual que la misteriosa luz blanca del techo, el sitio volvía a hacer una cueva normal, el aura del sitio estaba más tranquila, estos alzaron las miradas al ver como en la zona; donde está el arco se habría un pasaje secreto, las estatuillas de los dos dragones se le iluminaron los ojos de un tono rojizo, debido a que tenían rubís en ellos, al abrase la puerta pudieron ver la luz blanca de la luna, escuchaban el suave viento salir de la escalinata que llevaba a un lado.
Todos se pusieron alertas, debido a los pisotones en los escalones, pensando que podía ser otra criatura o un espíritu furioso por algo inexplicable, estos quitaron sus posiciones de ataque al ver como salían un coneja de pelaje blanco, un suricato y un jabalí mucho más grande que ellos dos, los mismos al ver a los cuatro leones, pusieron caras pasmadas.
—Esta es una sorpresa sabrosa —dijo la coneja con ojos de iris rosada floreciente, poniendo una cara traviesa—. Timon y Pambu. Les presento a estos.
— Oye.... No me llamas así, ¡soy Pumba! ¡Apréndetelo! —comentó el jabalí con enormes colmillos, mientras que miraba a la conejita acercársele a los leones, poniendo una cara pesante—. Nos dijiste que te siguiéramos porque según tu... Aquí hay insectos buenos y ricos para comer.
—Claro. Bani. ¿Dónde están? —quería saber Timón poniéndose de brazos cruzados, algo enojado al respecto.
—No me grites, ¡suricato de segunda mano! ¡Si quieren encontrarlos están segundo por ese pasillo! —. La coneja bajando las orejas enojadas, le señalo con su pequeña mano para que notaran la entrada por donde habían venidos los leones, esta estaba detrás de ellos—. Vallan... Yo me quedare con los bellos leones, ¡los amo!
—Está bien, ¡no me insultes! —replicó Timón con un tono enojado, a la vez que empezaba a caminar con un tic nervioso en el ojo, este paso al lado de las cuatro fieras—. Vamos Pumba, no quiero estar con ella más tiempo.
—Si... Nos hizo pasar un mal rato —. El jabalí acelero el paso, diciendo apurado—: ¡Corre! ¡Antes que quiera ir con nosotros!
—Adiosito.... Queriditos... Nos veremos al ratito... —. Bani con una leve sonrisa, se despidió con ternura con un movimiento de la mano derecha, mientras que la movía, los veía alejarse a toda prisa, al ver como se metían por el basto pasaje, bajando el brazo, miro nuevamente a los leones—. ¡Me quedare con las bestias! ¡yeii!
—Hay. ¿Quién es esta? —. Kion trago saliva algo inseguro, debido a que sentía que algo malo, iba a pasar, miro a la alegre coneja con desconfianza.
—Todo a su tiempito.... Yo alegre y ustedes gruñendo como seres come carne, tienen colmillos mi lindos —. Bani saltando se acercó a la pata delantera de Simba, abrazándola y siendo el pelaje de la misma con la nariz, mirando al enorme león con la misma cara, enseño todos sus dientes afilados colocándolos en forma de una perturbadora sonrisa—. ¡Serás todo mío...! ¡Júa...Júa...! ¡Siempre mío...!
En otro lugar pasaba algo, el césped largo de la pradera se ladeaba, acorde una joven leona de pelaje dorado, jugaba con sus amigas a correr, esta mientras que pasaba al lado de una piedra, inclinó la cabeza de forma leve, donde denoto a una extraña pantera de color negro como la noche, la misma tenia ojos de iris violeta, alzando una mirada pudo ver como esta respiraba con dificultad, pensativa dio unos pasos para acercársele.
—¡Kiara! ¡¿Dónde vas?! —pregunto la segunda de las dos leonas que estaban alejadas de ellas, las mismas dando unos pasos se dieron la media vuelta para verla con duda.
—Voy a separarme por un rato, les alcanzare luego —contó esta con un tono suave, a la vez que caminaba hacia la fiera para colocarse enfrente.
—Está bien. No tardes —mencionó la segunda dándose la media vuelta para emprender la marcha junto a su otra compañera.
De esa forma las dos se perdieron por el césped alto, a la vez que Kiara daba algunos pasos con sus cuatro patas, viendo las orejas de pelaje blanco por dentro y los bigotes blancos de la pantera, la cual respiraba como si estuviera herida, inclinando la cabeza de forma pensativa, preguntó:
—Mm... Disculpa... ¿estás bien?
—Esto siempre me pasa.... Siempre he tenido estos ataques —contó la joven fiera con una voz suave, el cuerpo de esta era delgado y su hocico no era tan fornido como el de un macho, alzando la mirada de forma leve—. Solo estaba pasando por aquí, ¿Quién eres tú?
—Soy Kiara, es un gusto conocer a nuevos amigos —dijo la leona de corazón y una leve sonrisa.
—Soy Naru... Es un gusto conocerte —conto la fiera de pelaje negro lazando la mirada, debido a que los ataques se habían detenido de forma misteriosa; regresándole el gesto, enseño de forma leve los colmillos—. Sabes ¿Qué es este lugar?
—Si. Estas en las praderas o el reino de mi padre Simba —mencionó Kiara de corazón, a la vez que su cara era iluminada de medio lado por las luces del cálido sol.
—Si... Es genial... —. Naru volviendo a sentir las agitaciones en su cuerpo, sentía que su pulso aumentaba, a la vez que respiraba con dificultad, perdió el equilibrio y se derrumbó de forma leve en el pasto.
—¡hey! ¡¿Qué te pasa?! —grito la leona asustada haciendo unos gemidos, se acercó un poco más a la pantera, agachándose de forma leve, denotando sus ojos de iris violeta, los cuales poco a poco se volvieron blancos por completo, esto hizo que alarmada la moviese su cuerpo con las patas delanteras, afincándolas de un costado movió el cuerpo de la pantera.
Naru lanzando un fuerte rugido como una bestia, se puso de pie, alejándose de Kiara, dándose la media vuelta con ojos totalmente blancos; viendo a Kiara de manera helada con una voz grave, dijo—: Solo viene a mí la oscuridad de un mundo devastado... Todo empieza con la desaparición de los resplandores de las estrellas... Lo seres que más amáis caerán en manos de un ser que no es de aquí, cuidado con tu luz.... ¡Kiara! ¡Tú serás la primera!
—¡¿Q-que...?! —gritó la leona tragando saliva de los nervios, a la vez que la miraba aterrada por las extrañas palabras, además que estaba generando una aura lúgubre y oscura, mientras que se acercaba alterada—. Dime ¡¿Qué quieres decir?!
—"¿Decir?" —. La pantera de pelaje negro movió la cabeza, dejando ver que sus ojos de iris morada habían regresado, dejando de sentir las palpitaciones en su cuerpo, moviendo la cabeza de lado a lado, dándose cuando de que estaba parada frente a la leona—. Lo hice otra vez.... A veces, me pierdo a mí misma y empiezo a decir disparates raros, no recuerdo nada. Te vez asustada ¿dije algo que te asusto?
—Si.... —. Kiara le repitió lo que ella dijo, al escucharlo Naru inclinó la cabeza de forma leve, doblando las orejas a un lado, hizo un chirrido confundido, viéndola con un poco de escalofríos, cuando termino de contare continuó:
—Tu voz cambio y sonaba como si estuviera advirtiéndome de algo.
—Pero no me cuerdo, no se... Lo que paso —. Naru apenada bajo y subió la cabeza haciendo unos gemidos adolorido, inclinando la cabeza de un lado, oscureció la mirada con desanimo—. Es mejor que te alejes de mí, sino quieres salir lastimada, porque cosas extrañas pasan cuando estoy con otro animal, soy un monstruo.
—Aunque no tenga idea, pienso que eres alguien muy diferente a todos los animales que he visto por aquí —comentó Kiara de corazón, poniendo una sonrisa optimista, donde enseñaba los dientes afilados en sus fauces, moviendo la cola de forma leve—. No digas eso... ¿Sabes? ¿Por qué no vienes conmigo a jugar?
—¿De veras? —. La joven pantera alzo una oreja puntiaguda y semi-doblo la otra de forma leve, mientras que daba un paso—. ¿A pesar de que te dije cosas extrañas?
—Sip. Pienso que sería genial jugar con otra amiga, más aun si no la conozco —mencionó la leoncilla con un tono jaquetón—, entonces, ¿vamos?
—Tú ganas. Iré contigo Kiara —contestó la fiera de pelaje negro como la noche, a la vez que emprendía el paso junto a ella, a la vez que sus ojos de iris morada eran iluminados por el sol—. Te sigo.
—Bien —masculló Kiara con el cuerpo iluminado por la luz del astro en el cielo, donde pasaban las nubes blancas y esponjosas, estas eran iluminadas de forma leve; mientras que daba algunos pasos, se adentraban más en la maleza.
—jejej... está bien, ¿supongo? —dijo Naru con un tono de duda, algo insegura miraba al cielo azulado, luego bajo la mirada para ver donde iba, pensaba:
«¿Por qué siento que algo malo va a pasar?».
De esa forma las dos, se perdieron entre los matorrales; viendo la luz del tenue sol, donde soplaba el cálido viento, el cual hacia mover los arboles del boscaje. Sentados en una colina residían el enorme y robusto león de pelaje café, la melena de color rojo oscurecido de este se ladeaba por el viento, a la vez que miraba aun un lado a la leona de ojos con iris azulada, la misma miraba la luces del astro poco a poco se apagaban, debido a que estaba atardeciendo en la pradera—. Nao. No es hermoso el rojizo y azulino atardecer, me recuerda a tu mirada... es igual de bella.
—jeje... El atardecer no es tan lindo como tú, mi leoncito —dijo la leona con un tono compasivo y una leve sonrisa donde mostraba unos colmillos superiores de gama blanquecina—. Nai. Hace rato sentí una energía de otro mundo acercándose, pero desapareció de forma misteriosa, tengo miedo de que ese demonio aparezca.
—Hay que destruir a esa persona para que la muerte no despierte, ¿Qué clase de energía es? —preguntó la enorme fiera con un gruñido leve, bajando una oreja y subiendo la otra, giro el cuerpo para verle acostada a su lado izquierdo, a la vez que una sonora ráfaga de viento soplaba, decía:
—Solo para saber, claro.
—Bueno... hice una adivinación, pero la imagen en mi mente se desvanece, solo puedo ver un espejo —reveló la leona con un tono pensativo, extendiendo la pata delantera izquierda y tocándose el labio inferior, emitiendo un leve chillido—. ¿Tendrá algo que ver con el motivo de nuestro despertar en este mundo? La desaparición... de las estrellas en el cielo, solo significa que algo está arrebatándoles la vida a los héroes de los diferentes mundos.
—Eso llevaba a la desaparición de las estrellas guardianes, sin su luz, cosas malévolas de otras dimensiones podrán entrar en este mundo —dijo Nai con un tono suave, a la vez que miraba las estrellas en el cielo—: Me pregunto: ¿algo malo habrá pasado o pasara?
—Pase lo que pase, yo estaré a tu lado... amor mío —conto Nao de corazón una leve sonrisa colmilluda, mientras que acercaba su pata delantera para tocar la del león, el mismo emitiendo un leve gruñido hizo lo mismo—. Tiempos oscuros se acercan, un villano que sobre pasa a ningún otro, pero sé que a tu lado, será fuerte para enfrentarme en cualquier cosa.
—Cortare a todo aquel que te haga daño... Nos volvimos a encontrar en esta vida, pienso... Defender nuestro sueño —aclaró Nai con un tono suave, mientras que la miraba de reojo—. Aunque la luz de este mundo desaparezca, estaré contigo en la próxima vida.
—Entiendo... Gracias amor mío —replicó la leona de pelaje amarillento y ojos con un deslumbrante iris azulado, mientras que sentía el viento, le echó un vistazo al cielo estrellado que se posaba sobre ellos, debido a que ya era de noche en la sabana, viendo como una deslumbrante estrella carmesí pasaba volando por el cielo; la misma dejo una deslumbrante estela, la misma era una estrella fugaz, parecida a un fuerte destello—. Qué raro.
—¿A qué te refieres? —quería saber Nai alzando una ceja y bajo la otra dudoso.
—¿Las estrellas fugaces no son rojas, verdad? —señalo Nao con duda.
—No lo sé, ni siquiera sé cómo se ven esas estrellas fugaces, pero creo que pueden ser de ese color —dijo Nai con un poco de inseguridad—, perdón, ¿es algo malo?
—No pasa nada, solo es algo curioso —contestó Nao para tranquilizarlo.
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