Epílogo
Lesly
—Mamá, mamá.—grita el pequeño diablillo.
—Buenos días mi amor. —lo abrazo.—¿Cómo amaneció el príncipe de la casa?
—Muy bien.—responde de inmediato.—¡Es hoy mamá, es hoy!
—Pequeño diablillo. —rio a carcajadas por ver su entusiasmo de ir a la escuela por primera vez.—Si es hoy.
—Yupiii.—celebra.
—¿Ya te has cepillado los dientes?—le pregunto aunque sé perfectamente la respuesta.
—Ya vuelvo.—sale corriendo.
Dejó salir un suspiro, pero es más como uno de esos que tienen sabor amargo.
Han pasado cinco años desde aquel incidente del que no suelo hablar. Después de todo tuve que atenderme con un psiquiátra. Luego de dar luz a Lyasmat sola, fue otro duro golpe. Cada vez que miraba al niño lo veía a él. Se parecen tanto.
Después de tantas consultas poco a poco fui recuperándome de aquel golpe. Pero eso no quiere decir que no lo extrañe cada día de mi vida. Que no lo siga amando y no me duela que no esté entre nosotros.
Hoy es un día importante para nuestro hijo y el no estará. Se que le haría mucha ilusión ser él quien lo llevará de la mano a la escuela.
Mi madre y mi padre me pidieron perdón por no contarme antes todo lo de Leonardo pero no era momento para odiar sino para intentar sanar, ellos me apoyaron a cien porciento con el embarazo y el cuidado del niño.
Hoy vivimos solo yo y el nene en una pequeña casa que me compré con ayuda. Es mi gran tesoro, mi fuerza para continuar cada día. Su sonrisa es lo que me mantiene cuerda en esta cruda realidad.
(…)
Caminamos a la escuela. Lyasmat está reventando de felicidad. Es una mezcla de ambos comelón igual que su madre y atrevido igual que su padre.
El cole está a una cuadra de la casa así que llegamos enseguida.
Me quedo tiesa, paralizada, creo que estoy delirando.
<<MATT>>
Pienso al ver a un hombre a pocos metros de mi.
Recupero el aire al verlo darse la vuelta. No es él.
Pero son dos gotas de agua, dicen que todos tenemos a un doble y sin dudarlo ese es el doble de mi Matt.
—¡Mami! Que te ha pasado.—salgo de mis pensamientos al escuchar el llamado de mi hijo.
—Nada amor, todo está bien. —le beso la frente y sigo avanzando.
—Buenos días. Me presento soy Ken Bort el profesor de los que inician este año.—se presenta el mismo hombre que me ha dejado sin respiración unos segundos atrás.
—Yo soy Lesly y el es Lyasmat. Comienza este año.—me presento.
—Un gusto.—habla mientras me mira con atención.—¡Bueno muchachón bienvenido!—habla esta vez con el niño.
—Un gusto conocerlo señor Bort—responde mi príncipe estirando la mano para saludar al profesor. Es tan carismático.
—Ve junto a los demás niños, pronto estaré con ustedes.—habla este con una gran sonrisa.
—Bueno señora puede pasar por su hijo a las tres. Quédese tranquila está en buenas manos.—habla.
—Muchas gracias pero por favor solo llamame Lesly.—le comento.
—Esta bien Lesly y podría darme su número.—dice sonriendo.
Lo miro extrañada y no puedo evitar que una de mis cejas se eleve.
—No me malinterprete es solo para un caso de urgencia. —comenta apenado.
—Vale entiendo.—le doy mi número y voy a donde está el niño y le doy un abrazo.—Te portas bien campeón.
—Si mami.—responde mientras sale corriendo.
—Se nota que es muy energético.—comenta Ken a un costado.
—Si, es muy revoltoso.—le sonrío.—Nos veremos luego.—me despido y salgo del lugar.
Después de llevar al niño al cole fui al cementerio. Necesitaba hablar con él. Cada vez que me siento sola voy a su lápida.
Camino directo a dónde está descansando. Me siento al lado y comienzo a llorar.
Dejo que todo lo que quiero decirle se convierta en lágrimas. Hay un silencio total y lo único que resalta son mis sollozos.
—No llores princesa.—escucho su voz y levantó la cabeza.
—Te extraño demasiado.—menciono mientras cruzo mis piernas.
—Yo también te extraño mucho.—me dice limpiando mis lágrimas.
—Hoy el niño tiene su primer día en la escuela.—le comento.
—Imagino lo emocionado que estará.—afirmo sonriendo.—Me hubiera encantado estar ahí con el.
—Lo se.—balbuceo.
—Lesly, eres mi único amor, el verdadero, el amor de mi vida.—dice acercándose a mi.
—Y tú eres el mio, fui, soy y seré solo tuya.—hablo.—Ademas te fuiste sin cobrar tus folladas maldito.
—No nos dieron tiempo a eso princesa, de hecho no nos dieron tiempo a muchas cosas.—expresa.
—La vida te arrebató de mi.— una lágrima sale sin previo aviso.
—Eramos el uno para el otro, de eso estoy seguro; pero a veces no alcanza solo con eso. Las situaciones entre nosotros siempre fueron las incorrectas.
—Tal vez en otra vida si fuera nuestro momento.—digo mirando esos ojos que tanto amo, pero no encuentro respuesta.—¿Te sucede algo?
—No quiero que vengas más.—habla sin mirarme.
—¿Qué dices?—le pregunto incrédula.
—No vengas más a verme aquí, te hace daño y no me gusta verte sufrir.—señala.
—No me puedes pedir eso.—le obligó a mirarme. —¡Después de que no cumpliste tu promesa, como puedes pedirme que me aleje! No voy a hacer eso.
—No insistas que no voy a cambiar de opinión. No volveré a hablar contigo en este lugar.—afirma.
Me aparta de su lado y me pongo de pie, dispuesta a alejarme de aquel lugar.
—Te amo Lesly, nunca pierdas las esperanzas.—comento mientras desvanecía.
Me duele ver cómo desaparece pero no niego que me gusta tener aunque sea por un rato lo que quiero para siempre. Por eso sigo viniendo a aquí. Muchos pensaran que estoy loca, pero es solo mi imaginación la utilizo para crear en mi mente una conversación real con él.
Me hace bien y es de la única manera que puedo sentirlo cerca. Es mi momento de confort y en el que me siento segura. La única manera que encontré para que el cumpliera su promesa. Para que nunca se fuera, para que no me abandonara.
Pero él tiene razón y aunque me cueste aceptarla tengo que dejar todo este dolor que vengo cargando durante años. Nunca lo olvidaré pero trataré de reconstruir mi vida, de volver a mí. A ser feliz sin tener que fingir una sonrisa.
Me costará pero lo lograré. No será fácil pero quién ha dicho que en esta vida algo es fácil. Él no pudo cumplir su promesa pero yo sí cumpliré la mía.
<<Te amo>>pensé mientras me alejaba de aquel triste y sombrío cementerio.
(…)
Me costó dormir y tengo unas ojeras horribles. Pero como buena madre que soy debo llevar a mi hijo a la escuela.
Me alegra verlo con su uniforme se ve hermoso.
—Listo mi príncipe.—le acomodo su mochila.
—Mamá, el profesor Ken es muy bueno.—me dice mientras avanzamos a la calle.
Fue hablándome de su nuevo profesor todo el camino y eso que solo ha ido un día. Y yo solo pensaba en su promesa, escuchando su voz en mi cabeza repitiendo y repitiendo sus palabras, en lo que había sucedido el día anterior.
—El profesor ha indicado que esperemos que hará una reunión.—me comenta una de las madres al verme llegar.
Al entrar el profesor escribía algo de espalda en el pizarrón, al voltearse volví a sentir ese escalofrío al verlo, es tan parecido que prácticamente podría jurar que estoy viendo a mi Matt.
Estuve incómoda durante toda la reunión. Apenas vi que acabo me levanté rápidamente, me dolía verlo. Cuando me despedí rápido del niño y salía por la puerta escuché su voz.
—Se le queda este papel.—me giré y ahí estaba estirando su mano. Camino en su dirección e busca de ese papel que se perfectamente no era mío.
Ni siquiera le agradecí, di la espalda y me aleje a pasos apresurados, estaba nerviosa. No lo abrí hasta llegar a la casa.
Comencé a leer y reía como loca, una nueva esperanza se apoderó de mí cuando leí en aquella sencilla hoja de papel:
NUNCA OLVIDES EL PODER DE UNA PROMESA.
Fin
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