CAPITULO 22

HOPE

- ¡Basta, por favor! - Digo con un gemido de cansancio, dejando caer todo mi cuerpo y derrumbándome a espalda contra el piso en madera lustrada del salón de Sofi.

Sip.

Todavía, sigo rogando.

Y mi pecho sube y baja de forma jadeante, por mi respiración entrecortada que se hace eco con la canción que suena e invade la habitación.

- Otra vez. - Exclama Sofi desde su rincón como si nada y sin un dejo de piedad a mi ruego del otro lado de esta, haciendo a un lado su chalina de siempre en color crema tejida, con una sonrisa de satisfacción en su rostro al ver a Caleb y a mí, desparramados en el suelo luego de varías repeticiones de la coreografía, ya cansados y sudorosos.

Una y otra vez.

Durante este día.

Y ayer como antes de ayer.

Carajo.

Elevo un dedo al aire.

Solo uno y con cierta dificultad, sin cambiar mi postura y mirando el techo recostada.

De pronto es lo más interesante del mundo para mí, con tal de permanecer así.

Respiro hondo para llenar mis pulmones de aire.

- ...solo dame un minuto, Sofi... - Suplico por una pausa.

Caleb frota su nuca con una mano y lo hace rotar.

- ...vamos Hop, tú, puedes... - Me anima tan agotado como yo, pero incorporándose del suelo para ponerse de pie y masajeando unas de sus piernas. - ...una vez más, nena... - Salta sobre su lugar sonriendo, para no perder el calor corporal moviendo ambos hombros.

Santo Dios.

¿De dónde saca tanta fuerza y vitalidad alegre este hombre?

Me levanto a duras penas ayudada por él, sintiendo cada huesito de mi cuerpo dolor.

Muy fuera de estado Hop lo tuyo, me reprocho con un resoplido.

Mierda...

CALEB

La ayudo a ponerse de pie, mordiendo mi carcajada que amenaza con salir de mis labios.

Está cansada y agotada.

Su pequeño cuerpito lo dice a grito.

Pelo enmarañado y disparado, apenas sostenido por una coleta.

Su linda piel brilla por el sudor del ejercicio ejercido hora tras hora, bajo su camiseta sin mangas y pantalones cortos, mostrando la desnudez de esas piernas que son mi perdición.

Pero y pese a sus rasgos de cansancio por pocas horas de sueño y nuestros trabajos, cierra sus lindos ojos de su rostro, que lejos ya de esa exuberante carga de maquillaje y que solía aplicarse cada día semanas atrás.

A carita lavada.

Simplicidad.

Por eso, más hermosa.

Y con una exhalación por fuerza, los abre flexionando sus caderas para posicionarse frente a mí y volver a retomar el inicio de la coreo, con brillo y perseverancia en ellos.

¿Oigan, no sería mi dulce y terrorífica Anabelle de mente tenaz y firmeza, si no?

Sonrío frente a ella rodeando su cintura con una mano y entrelazando la otra a nuestro lado, retomando la posición de inicio mientras escuchamos los consejos y correcciones a seguir de Sofi.

Un golpe de su bastón contra el piso, es el arranque a empezar como la música.

Y así, lo hacemos.

Uno frente al otro.

Muy juntos.

Sintiendo su aroma invadiéndome.

A flores, dulces y cansancio.

Pasos.

Y más pasos.

Con un giro, recorremos parte del salón y la estrecho más contra mí.

Piel con piel.

Jadea y sonrío por ello, porque fue lindo.

La guío a otro paso y contrapaso sobre nuestro lugar y bajo la mirada atenta como el caminar de Sofi, llena de complacencia con su bastón al ritmo de la canción y en cada una de nuestras piruetas de tango, alrededor nuestro.

Otro giro.

Y mi mano se abre en su baja espalda, para el próximo truco dándole mi seguridad.

Mi siempre seguridad y de que estoy.

Siempre, nena.

Salta y se deja llevar conducida por mí, deslizando suave su pierna flexionada sobre mi cuerpo, a ritmo y acariciando la canción.

Dios.

Su pecho resbala con el mío, descendiendo lentamente sin dejar nunca de mirarnos.

Y con ello, nuestros rostros se rozan.

Como nuestros labios.

Mis dedos entrelazados a los suyos la acarician con suavidad con el final de la canción.

Diablos.

Quiero romper la postura y solo besarla.

Hasta cogerla.

Amarla mucho.

Y tengo que usar toda la fuerza de mi control para contenerme.

Porque creo, que Sofi no lo apreciaría tanto como yo.

Tranquilo amigo, consuelo a mi pene pensando en gatitos abandonados en una caja de cartón y a Caldeo con Cristiano en mini faldas, tacón y labial en sus bocas.

Arrugo mi cara de asco.

Y exhalo aire satisfecho, reprimiendo una risa.

Funcionó.

HOPE

Siento su mano acariciar levemente la mía unida a la de él, con el final de la canción y pestañeo sobre sus ojos a un respiro que estamos de besarnos.

Su cálido aliento juega con mis labios al igual que el suspiro que sale de Caleb, sin dejar de mirarme y recorrerme con él, cada centímetro de mi rostro y con esa mirada que solo él tiene tan infantil y de chocolate.

Y caliente.

Di cualquier cosa Hop, Santo Dios.

- ¿Estoy pesada? - Suelto una risita, al notar su cara desencajada mientras me deja con cuidado en el suelo.

Ríe por mi dicho, negando sobre el lugar divertido.

Me mira y vuelve a suspirar.

- ...no Hop... - Dice besando mi frente con ternura, reacomodando su entrepierna sobre su pantalón, mientras camina en busca de una botella de agua bien helada en una pequeña mesa de un rincón con un tercer suspiro.

¿Y eso?

¿Qué fue?

El sonido de algo me saca de mis pensamientos y mi mirada de él, para girarme a ello mientras me hiperventilo el cuello del calor con una mano y elevando parte de mi pelo que cae suelto.

Es Sofi, que trae algo de la habitación de utilería.

Un par de cosas en cada mano.

Y camino a ella curiosa y viendo lo que cuelga en una tintineando entre sí, por su metal y para tocar con mi mano la sedosidad roja de la otra.

- Será, parte de la coreografía . - Me guiña un ojo.

Los míos se abren sorprendida y giran a Caleb, que mirándome de su botella bebiendo, se encoje de hombros como si nada.

¿En serio?

Viene hacia nosotras, limpiando sus labios húmedos de beber con el dorso de su mano.

Maldita sea.

Eso fue sexi.

- Idea mía... - Dice, ofreciéndome la botella. - ...con Sofi, pensamos que va a causar impacto y gustar... - Lo escucho, dando un gran trago.

Y placer para mi cuerpo, al sentir la frescura líquida del agua colmándome.

Pero estrecho mis ojos, dejando la botella a un lado.

- ¿Y tú, cómo sabes? - Le digo, elevando una ceja y cruzando mis brazos sobre mi pecho.

Y su sonrisa traviesa aparece.

Esa que es a toda potencia y que dibuja todo su rostro divertido, haciendo a un lado parte de su pelo detrás de su oreja con un movimiento.

Ruedo mis ojos.

Mala pregunta, Hope.

Levanto una mano al aire y frente a él, negando su respuesta que está por salir de sus labios entreabiertos por esa jodida sinceridad que lo identifica.

Mejor, no saberlo.

Y las carcajadas de Caleb y Sofi, resuenan sobre mi mueca negativa y mi pregunta estúpida a mi primo el parrandero y mujeriego.

Mierda.

No sé, si reír o llorar.

Me abraza como consuelo sonriendo, pero deja hacerlo acariciando con su pulgar mi mejilla, para mirarme de forma profunda.

Otra vez, mierda.

- Pasado, Hop... - Me susurra bajito.

Mi boca se abre para decir algo de ello y esos objetos, pero la voz de Sofi nos interrumpe.

- Será divertido. No sé, si ganaremos, pero romperemos su trasero de asombro a los jueces. - Finaliza, acariciando los dos elementos.

Y yo apuñalo una uña de mi mano, pensativa con mis dientes nerviosa observándolos.

Si papá ve esto en el certamen de baile, se muere de un colapso anginario.

Tendré que avisar a Grands.

Y al abuelito Collins.

Tal vez a una ambulancia, también.

Y sonrío mordiendo mi dedo, aún algo indecisa, para luego elevar mis hombros con un respiro profundo.

- Okey...hagámoslo. - Digo por fin.

- ¡Si! - Exclama Caleb, cerrando ambos puños al aire frente a él y en señal de victoria con postura infantil.

Río por ello, pero Sofi no nos da tregua y entregándonos los elementos y con un empujón al medio del salón nos mira.

Su sonrisa de profesora inquisidora, aparece.

- Otra vez... - Dice la palabra que estoy empezando a odiar apuntando el control, al equipo de música para que retome la canción elegida para la coreografía.

¿Más?

Y un gemido se escapa, dejando caer mi hombros arrastrando mis pies a la pista con sus risitas.

CALEB

- ¿Qué no vas a ir? - Exclamo triste por su negativa sacando mi casco, para ayudarla a descender de mi motocicleta frente a su casa luego de la práctica.

Es casi de noche dando la bienvenida a esta, pequeños grillos cantando en el gran jardín como único sonido.

Hope niega otra vez de pie junto a mí y la moto, entregándome el suyo.

- ...lo siento Caleb, pero estos días con las prácticas, no toqué un libro y con un examen el lunes, solo tengo este fin de semana para estudiar y recuperar horas perdidas... - Mira uno de sus pie, que juega con un arbusto del suelo que pisa. - ...lo siento, pero debo hacerlo... - Repite.

Resoplo también, mirando su pie juguetón y abrazando su casco como si fuera un niñito caprichoso y él, mi mejor osito de peluche.

Puchero.

Porque realmente, quería que fuera al partido de apertura de la liga de básquet de nuestra U mañana.

Pero sería mezquino de mi parte insistir, cuando dejó todo a un lado por la apuesta y por mí.

Hago una mueca, ladeando mi cabeza.

- ¿Un ratito? - Murmuro con mi mejor carita triste baja bragas.

Lo siento.

No me aguanto y me convierto en un jodido egoísta.

Ahora resulta que me gusta eso y ruego, porque la quiero conmigo desde las gradas.

¿Tal vez, funcione?

Ríe, palmeando mi hombro con cariño y como consolando a un niño con rabieta, seguido a caminar en dirección a los escalones de la entrada como si nada.

Mierda, no funcionó.

Y se despide de mí, con un beso en el aire y cerrando la puerta.

Pero qué, perra.

Sonrío negando y encendiendo la motocicleta de una patada.

HOPE

Apoyo mi espalda a la puerta cerrando esta, sonriendo y dejando un descolocado Caleb por mi dicho y golpecito de hombros como despedida, en vez de esos robados besos apasionados que nos damos.

- Él, es lindo...

La voz de mamá me hace girar a ella, aún sin moverme de la puerta.

Sentada en la barra de desayuno intenta hacer, sin levantar su vista de una revista de tejidos algo, mirando las agujas y elevando lo que parece ser algo "tejido" de color blanco y para ser sincera sin forma.

Inclino mi cabeza y lo señalo con dedo.

- Eso, está feo... - Digo sincera.

Suelta una risita haciendo a un lado las agujas y apoyando su frente contra la mesa en derrota.

Gime sobre esta.

- Marcello me dijo que esto de tejer... -Señala el mismo, sin forma alguna y fea. - ...era fácil...

Río acercándome a ella.

- ¿Es para Lulú? - Solo pregunto, recordando a mi hermana y su deseo.

Asiente con un gemido de frustración que me hace reír más.

- ¿Y papá, que dijo?

Apoya su barbilla en una mano, ahora riendo a carcajadas.

- Pensó, que se venían los trillizos Mon.

Río con ella, levantando el ovillo de lana y pasándolo de una mano a otra jugando.

¿Hermanos?

Sería divertido, ver eso...

Y a papá con más hijos.

Varones.

Como ese hermano mayor, que no pudo ser y descansa con su madre y Juli.

- Bebita... - Me llama una vez que la beso en su mejilla con un abrazo y como despedida en dirección a la escaleras por una ducha reparadora, antes de la cena.

Me giro a ella en el descanso.

Sonríe nostálgica.

- Es bueno, verte así... - Me dice con una sonrisa feliz.

Me miro de arriba abajo.

Sudada.

Short impresentables.

Camiseta transpirada y vieja.

Y con mis zapatillas en una mano, porque ahora resulta que estar descalza me da placer en vez de mis tacos de 15cm de diseñador europeo.

Se me escapa una risa.

- ¿Sudada y desprolija? - Bromeo.

Me niega, con esa mirada tan dulce de mamita.

- No. - Dice. - Viviendo, cariño...solo viviendo...

Muerdo mi labio como respuesta y como a mi primo, le lanzo un beso al aire.

No sé, que responder.

Porque toda yo, es un manojo de emociones nuevas.

Lindas.

Pero...complejas.

Segundos después, la risa de Tatúm sobre su eterno libro de medicina infantil tiembla sobre su pecho por su carcajada recostada en su cama, cuando al salir de mi ducha y envuelta en mi toalla, busco algo de ropa holgada y de entrecasa junto a la de Juno al contarle en detalle la famosa apuesta y el certamen.

- Que genial... - Jadea entre risa, limpiando una lágrima que escapa de su ojo y sacando sus lentes para limpiarlo con el borde de su blusa y haciendo a un lado el libro.

Se sienta tipo indio, volviendo acomodarlos sobre el puente de su nariz.

- Quiero ver eso...

-...Hope Mon, la ejecutiva bailando ante un público tango... - Prosigue Juno, guardando algo de muda limpia de ropa en su mochila y cerrando su cierre, para colgarlo luego sobre sus hombros.

Sip.

Ahora resulta que mi hermanita del medio, vive temporalmente con los tíos Pulgarcito, Lorna y el rarito.

¿Por qué?

No tengo idea.

Apurada por no sé qué, solo se limitó a decirnos que necesita recuperar esos dos años perdidos de amistad y que pronto nos mantendría al tanto.

Hoy, no había tiempo.

Extraño.

Pero se detiene en la puerta a medio abrir de nuestra habitación al escuchar lo sucedido con Caleb en la piscina del gimnasio, nuestro fogoso beso y la llegada de papá con Harris descubriéndonos más que apasionados.

Se gira a mí.

- ¿No jodas? ¿Papá te vio? - Pregunta, sobre lo ya contado y afirmando por segunda vez mi historia.

Su mano sube a su frente, para frotarla pensativa.

Silencio.

Más silencio.

Con Tatúm intercambiamos miradas curiosas, ante el rostro perplejo de Jun como deliberando algo.

Y su risa golpeando divertida la puerta, rompe el silencio.

Se apoya en ella y eleva una mano a mí.

- Es una señal. - Murmura sin dejar de mirarme.

Y creo que lo rarito de Caldeo, se le está contagiando a mi hermanita.

La miro raro.

- ¿Qué cosa, Jun?

Y con ambas manos al aire, exclama.

- ¡Lo del agua, Hop! - Como si todo estuviera dicho.

Con Tatúm arrugamos nuestra nariz sin entender y resopla por ello, rodando sus ojos y caminando hacia nosotras.

Tomando asiento en el borde de su cama nos cuenta el por qué, de esa noche en la cual Tatúm no estaba, aparecieron mojados y Caldeo se quedó a cenar con nosotros en casa, para luego al despertarnos esa mañana siguiente.

Encontrarlo durmiendo con ella en su cama.

Por esas pesadillas eternas que lo invaden desde su infancia.

Sus demonios del pasado.

- ¿No te das cuenta, Hop? - Repite mi hermana, finalizando su historia. - Papá me descubrió a Caldeo y a mí, en un episodio con el agua en el estanque... - Sonríe algo tímida, pero muy feliz. - ...haciéndome descubrir, que amo a Caldeo y voy hacer lo imposible por... - Titubea por lo a seguir y que decir, buscando las palabras correctas. - ...acompañarlo en todo esto hasta el fin...

¿Eh?

Sonríe.

- ...y tu turno llegó, hermana... - La miro de lado sin entender y a donde quiere llegar y suelta una risita por mi cara. - ...papá los descubrió a ti y a Caleb en una piscina también...con agua... - Recalca esto último, haciendo comillas en el aire con sus dedos. - ...es una señal, como un sello de agua y de amor, tontita! - Chilla feliz.

Entrecierro mis ojos dudosa.

Pero con Juno, no nos damos tiempo y ambas miramos de golpe y expectante a Tatúm.

- ¿!Qué!? - Exclama, para luego mirarnos con cara de pocos amigos.

Jun muerde su labio divertida.

- ¿Nada que contar de ti y el exasperante pero lindo Cristiano, metódico y quisquilloso con el agua?

Me entra la risa.

- ¿Un baldazo de agua y papá, apareciendo tal vez?

No podemos seguir con el juego, porque la inminente negativa de Tatúm poniéndose de pie y lanzándonos su par de almohadas que la rodean y esquivamos, riendo.

Ahora ella, es la que se va de la habitación entre risa y ofendida, pero se detiene.

Nos señala de pie a ambas con un juramento.

- Jamás. - Exclama. - Jamás... - Repite, fervorosa y con orgullo. - ...el idiota y yo, seremos algo. Ni el agua ni papá podrán con eso... - Finaliza, cerrándola tras sí.

El suspiro de Jun, se siente en la habitación.

- ...lo veremos, hermanita... - Promete volteándose a mí, media triste. - ...ellos se aman mucho Hope. Cristiano dentro de ese glacial carácter, daría su vida por su Tate... - Murmura llamándola, como solo él le dice.

Agarro mejor mi toalla sacando la primer camiseta, que encuentro del perchero asintiendo a sus palabras.

Eso era verdad.

Pero...

¿Qué diablos pasó entre ellos, para llegar a esto con sus ambas indiferencias entre ambos y de esa forma odiosa?

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top