CAPITULO 20
HOPE
¿Caetán?
El nombre como campanada, suena una y otra vez en mi cabeza pese a ser algo extraño y no puedo saber el por qué.
Como algo familiar.
¿O conocido?
Arrugo mi nariz, cruzando mis brazos pensativa.
¿Pero, de dónde?
Hay algo en él.
Porque y pese a esa forma tranquila que da con cada paso atravesando el gentío de forma natural con su ceguera, lo hace como conocedor de multitudes y saber manejarse ante ellos que muchos, le dan paso palmeando su hombro con expresión de contento y alegría.
¿El por qué?
No tengo la más mínima idea.
Se detiene ante nosotros y para ser exactos, al lado de la agradable chica de nombre Casey, que no puedo evitar, ver cierto rubor en su pálidas mejillas por tener al lado al imponente muchacho de rasgos duros y masculinos, pero de rostro hermoso.
Arqueo una ceja.
¿Será por haber vivido mucho tal vez aún, con la corta edad que tiene?
Ya que, no le doy más de 23 años.
- Soy Cayetano. - Saluda, elevando una mano frente a nosotros y notando, que corrige su nombre por el anterior al que dijo la muchacha. - Cayetano Rushman. - Termina.
Extraño.
Y más extraño, cuando Casey lo mira interrogante por su respuesta a su lado y él, le da esa mirada.
Ese tipo de mirada que te congela los huesitos y sientes escalofríos por lo potente, dura y sin filtro que es.
Como le da papá a mamá, cuando algo no le gusta ni mierda.
Y la carcajada de Casey, suena entre el murmullo de la multitud por ello.
Con mi primo, cruzamos miradas para luego sonreír.
Me gusta esta chica.
Porque es la siempre respuesta de mamá, sin atisbo a miedo a esas miradas penetrantes de papá.
Como Casey.
- Soy Caleb Montero. - Estrecha su mano mi primo, interrumpiendo esas miradas provocadoras entre ambos.
Me mira.
- Y ella, es Hope. - Me presenta.
El chico solo asiente, devolviendo el saludo a ambos.
Casey palmea su hombro.
- Okey, rebelde... - Se sonríe burlona, pasando por detrás de él. - ...es el único nombre que necesitan saber...
¿Y eso?
Voltea a ella.
- ...y a dónde vas, si se puede saber, Cassandra? - Exclama, retrayendo su bastón con ambas manos, para ponerlo en el bolsillo trasero de sus jeans suspirando como niño caprichoso que parece ser, pero voz desafiante al decir su nombre completo.
Eleva un pedacito de papel como si lo viera y sin hacer caso al ser llamada así, señala con su barbilla la fila de gente con sus deseos en mano para ponerlo en los globos.
Baja su mirada y se encoje de hombros.
- A poner mi deseo... - Pero se ilumina, cuando vuelve nosotros y nos mira a Caleb y a mí. - ...deberían hacerlo. - Nos invita volviendo sus pasos a nosotros y al tal Cayetano.De.Carácter.Inestable.
Nos entrega un bolígrafo que saca del interior de la carterita que cuelga de ella y corta en dos, un papel en blanco que lleva entre los panfletos de su otra mano.
- ¡Pidan lo que más desean en el mundo! - Exclama alegre, entregándonos uno a cada uno.
- ¡Está bien! - Caleb aplaude y se frota las manos entre sí, con ganas. - ¡Vamos hacer esto, maldita sea! - Nos mira a todos de forma concentrada. - ¿Qué puedo pedir? ¿Qué puedo pedir? - Repite exaltado y sobre su lugar, totalmente absorto en sus pensamientos y rascando su barbilla. - ¿Tal vez, que creen la pizza gigante más grande del mundo? ¿O que el que inventó las Doritos nunca muera? - Me mira indeciso. - ¿O que creen las dos pizzas, más grandes del mundo? - Su sonrisa a toda potencia nace lleno de ilusión, escribiendo sobre el pequeño papel ya decidido.
Ruedo mis ojos.
Es tan infantil, pero me entra la risa como a todos y me limito a golpear su hombro como reproche.
- ¡¿Qué?! - Dice protegiéndose con su otro hombro mi ataque y doblando el papel con cuidado entregando el bolígrafo. - ¿No sé, por qué, te enojas? Si de todos modos, te vas a casar conmigo y no necesito desearlo. - Exclama con orgullo.
Y la risa de Casey y el caprichoso Cayetano, se detiene por su dicho.
- ¿Están comprometidos? - Dice sin creer Cayetano, apoyando una mano en un hombro de Casey, para poder caminar sin ayuda de su bastón blanco guardado.
Sus ojos de tono whisky que pese a estar sin vida, están llenos de luz por como nos mira curioso.
Caleb rodea mi hombro con un abrazo por demás efusivo y juro que veo hasta corazoncitos como las hebillas que llevo en mi pelo suelto de Tatúm en sus ojos, cuando responde.
- Nop. Pero no lo necesitamos. Nacimos para estar juntos y hacer lindos bebés...
Y mis mejillas arden y lo canalizo, otra vez golpeando su hombro e intentando zafar de su fuerte abrazo.
- ¡Ya quisieras! - Chillo.
- Me amas. - Dice entre risa, negando que salga de ellos besando mi mejilla.
- ¡No! - Niego, pero por supuesto que lo amo.
Pero, no le voy a dar con el jodido gusto.
- ¡Que, sí!
- ¡Jódete, Caleb! - Respondo una vez libre y mordiendo el bolígrafo concentrada en que poner sobre el papel.
Y sonrío, mirando a mi primo olvidando nuestra discusión y ya, con la palabra que aparece como respuesta a mi duda de que escribir.
Es algo corto.
Simple.
Pero lo escribo muy segura.
Y el muy brujo ante mi rostro satisfecho cuando doblo el pequeño papel, me confirma que tiene una cierta idea y aunque todo él es curiosidad por preguntarme, respeta mi silencio y la sonrisa que llevo por mi escrito.
- Los globos tienen un destino, chicos... - La voz de Casey suena entre nosotros, mientras formamos parte de la fila.
Somos los último cuatro por entregar a los dos hombres y de a uno, respetando nuestros turnos lo hacemos.
- Cada deseo, tiene que venir de adentro por nosotros... - Toca su pecho, entregando el suyo y agradeciendo con una sonrisa. - ...y como vienen de tal, tienen su punto de llegada en un tiempo en su viaje por el aire...
- ¿Dónde? - Pregunto siendo el turno mío ahora, mientras con un gran suspiro veo como mis palabras es puesta en el interior de uno, lo inflan y para luego ponerlo dentro de la red como los otros.
Con la casualidad de ser mi color favorito.
Lila.
- Al monumento corazón, de la otra ciudad a kilómetros de esta. - Responde y yo sonrío, porque lo conozco.
Esta en la ciudad costera continua a la nuestra y a un centenar de kilómetros de acá.
Sobre las costa de ella y una gran colina.
Es un bonito monumento con un gran corazón gigante en su centro, tipo arte pop y de mucho color.
Brillante ante los rayos del sol durante el día y en sus noches, bajo las estrellas y reflectores, puestos de forma estratégica.
Lo llaman El corazón de Dios, por su artesano creador y por estar puesto en la zona más elevada de la ciudad, donde se está más cerca del contacto del Todopoderoso y sus cielos por esa gran altura.
Y la gente va allí a dejar sus buenos deseos o pedidos del alma, para ser escuchados por el Santo padre.
- Eso es mucha distancia. - Dice Caleb siendo su turno, mientras los esperamos a un lado.
Casey sonríe por sus palabras y mira como Cayetano entrega el suyo, siendo el último en escribir su deseo.
Suspira cruzando sus bonitos brazos y abrazando más contra ella los panfletos sobre su pecho.
- Cuestión de fe, Caleb... - Señala a ambos hombres, que terminando de inflar y guardar el último globo y empiezan con los preparativos de ensamble de red, seguridad y sujetas a unas cuerdas de grueso poder para que se eleven, propulsado por un motor generador de fuego y de densidad del aire.
Igual que lo gigantes del aire.
Los globos aerostático.
- ...y de la ciencia en manos de un físico y el encargado del pronostico del tiempo de la base principal del aeropuerto... - Prosigue, por dichos hombres. - ...tienen fecha a que llegue en poco más de un mes.
- ¿Abra un encuentro, esperando su llegada? - Dice Caleb aplaudiendo y festejando como todos, la pronto liberación del centenar de globos inflados de helio, al ser ubicados para su largada.
Es un hermoso espectáculo multicolor, ver como toman altura en contraste con el gran vergel del parque y antes de ser libre por el bonito cielo azul.
- ¡Si! - Aplaude feliz Casey, señalando al taciturno pero lindo Cayetano que le encuentro rostro conocido, pero no sé de dónde diablos. - Iremos todos. - Nos mira con una gran sonrisa. - Y Caetán, dará un...
No puede seguir.
Lo que no sé, si es por la mirada otra vez penetrante de Cayetano al llamarlo así otra vez, o porque, la gente explota en gritos de algarabía llena de felicidad interrumpiendo las palabras de Casey, aplaudiendo y saltando alegres tanto adultos como niños sobre sus lugares al elevarse los miles de globos.
Y yo lo hago también.
Como todos.
Dios querido...
Esto es hermoso.
Difícil de explicar la sensación que se vive en cada uno, viendo partir un pedacito de nosotros y nuestro deseo en ellos y en cada globo multicolor protegidos por la gigante red.
Asciende de forma suave sobre todos nosotros, que nunca abandonamos la mirada de él mientras surca el aire hacia su prometido destino y fin.
Es majestuoso.
Increíblemente simple, pero majestuoso...
Como que te da paz.
Y te llena de él.
Bajo mi mirada al sentir la calidez de la mano de Caleb, entrelazando la mía.
Sus dedos acariciando suavemente me dice, que él también lo siente a esa emoción que me invade.
Nuestras miradas se nivelan y los suyos como siempre, me sonríen llenos de amor entre los aplausos y gritos de la gente de todo el parque, festejando el viaje.
Exhalo aire profundo y sonrío.
Porque yo...también...
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