CAPITULO 13
HOPE
El reflejo del espejo frente a mí, me devuelve mi imagen pasando mi cepillo por mi pelo ya seco y suelto, mientras chequeo la hora del despertador de la cama de Tatúm, aún dormida.
Y mi media sonrisa de lado aparece de lo mala que soy, calculando mi estrategia para que mi primo, desista de esta apuesta y que yo gane.
Treinta minutos más de sueñito después de su llamado, haciendo esperar a Caleb en la cocina.
Perfecto.
Sumando quince minutos de ducha de forma holgazana, sintiendo a mi primo a mi espera conversar con mis padres.
También perfecto.
Soy una jodida genia.
Y tapo mi boca por mi risa perversa a nacer en mi boca, por hacerle esto a Caleb.
Solo un par de días y se aburrirá de todo esta mierda.
Sip.
Y yo, seré la gran vencedora.
Pero mi nariz se arruga, maldita sea.
Cuando mis manos automáticamente van a mis prensas de pelo para mi recogido tirante de siempre y recuerdo que debo cumplir con algunas de sus exigencias.
- Enano embaucador... - Digo entredientes y en voz baja, solo alisando mi pelo y buscando algo con sostener un lado para dejarlo suelto.
No soy de las hebillas y adornos.
Lo mío es una coleta fija o en su defecto, un recogido tirante para que nada moleste mi andar y demás está decir, que mis tipos de peinados junto con mis trajes, hacen a la presencia frente a la gente que me muevo en el ambiente.
Comerciantes y ejecutivos.
Con un resoplido y sin ganas, le robo a Tatúm de su cajita de coletas un par de hebillitas para ambos lados.
Y arrugo más mi nariz al ver su forma y color.
Rojas y de corazón.
¿Pero qué, mierda?
Con un dedo, hurgo más el interior de ella por algo más normal y acorde a mí.
Nada.
Son las más decentes entre flores colorinches y con forma de animales de zoo.
Jesús...
¿Mi hermana en realidad usa todas estas mierdas sobre su cabeza?
Aunque las tres somos iguales en perfecta sincronía, pero con la diferencia física de que dos sacamos el color de ojos de papá y una de mamá.
Nuestras forma de vestir, nop.
La más casual e informal es Junot.
Estudia Bellas Artes y es la más simple de nosotras.
Solo pantalones holgados con camisetas mangas cortas y con motivo tipo playeras.
Demás acotar, que mi hermanita no sabe lo que es una base de maquillaje o un rímel.
Toda ella es natural como su belleza.
Tatúm es el término medio.
Aunque 24/7 de la semana viste casi siempre el uniforme del Hospital de papá como aprendiz de su carrera que consta de la casaca y pantalón con motivos infantiles con su pelo a medio recoger.
Cuando está sin él y dependiendo la situación, viste con bastante color.
Su rostro con algo de brillo labial y sombras cálidas.
Como también, ama los adornos en el pelo y así, es su carácter también.
Y con esa personalidad, anima a los niños del piso Oncológico como futura médica que va hacer.
- ¿Qué buscas? - Ronronea entredormida, al verme abrir su armario con todo su pelo disparado y tanteando con su mano por sus lentes de la mesilla.
Enciendo la luz por ella.
Mierda.
Es muy temprano y su único día libre de la semana, donde puede dormir hasta que le plazca después de una guardia de horas.
- Lo siento... - Digo, corriendo sus perchas con ropa de ella. - No quise despertarte... - Saco una que tiene una remera blanca con una leyenda de letras negras.
Inclino mi cabeza indecisa, si es la correcta o no.
Arregla su pelo y acomoda su lentes en su nariz.
- No hay problema... - Bosteza y mira ambas camas vacías. - ¿Y Jun?
- Se fue temprano a la U en bici... - Creo.
Se incorpora sobre su cama sonriendo e intentando recoger su pelo con el mismo.
- No estuve en la cena de anoche, pero mamá me contó cuando llegué a la madrugada, lo del estanque y que Caldeo se quedó a cenar.
Me encojo de hombros volviendo a poner esa remera en el armario y sacando otra lisa en celeste.
Perfecta.
- Sip. Parece que el rarito y Juno, están volviendo de a poco a su vieja amistad. - La miro subiendo y bajando mis cejas de forma sugerente. - Creo por fin, van a dar el gran paso.
Hace a un lado sus sábanas, desperezándose con los brazos.
- Ya era hora que ambos empiecen a darse cuenta lo mucho que se aman desde niños...
- Y que el rarito no la cague... - Gruño, sacándome mi pijama para ponerme su remera.
La miro.
- ¿Te levantas?
- Sip. - Camina en dirección al baño, rascando su cabeza. - Necesito ir al Hospital...
Frunzo mi ceja.
- ¿Pero, no es tu día libre?
- Sip. - Repite desde dentro con la puerta abierta.
Asoma su cabeza con el cepillo de dientes.
- Y lo quiero disfrutar desde temprano, en el Hospi...
Cruzo mis brazos sobre mi pecho, con unos jeans azules de Juno que encontré para ponerme.
- ¿Y eso es descansar?
Ríe.
- Totalmente, Hope querida. Si disfrutas la compañía de alguien especial... - Me guiña un ojo cómplice.
Que me joda?
Será que...
Los míos se abren de sorpresa.
- No me digas, que... - Chillo emocionada. - ...tú y Cristiano...? - Doy saltitos sobre mi lugar de felicidad.
Ok.
Me detengo acá, para explicarles.
Aunque a Juno y Tatúm les gusta unos imbéciles a la enésima potencia, como el raro Caldeo y el fornido Cristiano con esas actitudes de pendejos de 10 años, crecimos todos juntos y somos casi familia.
Los quiero y defendería a muerte.
Como también, patearía sus lindos traseros si lastiman a mis hermanas.
Pero de las tres, soy la única y creo que mamá también lo sabe, que son chicos buenos en el fondo.
En el fondo, dije.
Y que en realidad todas esas jodidas cosas que hacen en molestarlas, es por amor a ellas.
Ruedo mis ojos por ello y por eso del amor.
Por eso, no me incluyo con ellas.
Nop.
Nunca.
Repito.
Me gusta mi primo.
¿Ok?
Pero mis sentimientos por Caleb, no llegan a lo que sienten Jun y Tat, por Caldeo como Cristiano y viceversa.
Aunque mi mente en complot con lo que sea que se llena mi pecho adentro, repita que Caleb es solo mío y de nadie más.
Situación que la resolveré más adelante como ejecutiva que soy y me demostraré a mí, misma tanto como a mi primo con la apuesta, que esto del amor es una pérdida de tiempo para mí.
- ¡No! - Chilla con su boca llena de pasta dental.
Me apunta con el cepillo.
- El idiota n..no...tiene nada que ver, en esto... - Con su dedo en el aire me hace seña que aguarde un momento, para enjuagarse la boca llena de espuma dental que le impide hablar.
Y creo también, de los nervios por nombrar al innombrable.
Sale del baño, con una toalla secando su cara.
- Al idiota desde que se mudó a vivir solo, lo veo poco por suerte ya que cambio sus horarios de seguridad en el Hospital por la mudanza con sus mierdas y pertenencias...
Me apoyo en la puerta ya lista y poniéndome mis tacones altos en negro con un saco muy casual y no de vestir a juego.
- No entiendo Tatúm ¿Entonces...quién, es esa compañía especial?
Mierda, su sonrisa florece de felicidad.
- Quedé con Ben...
¿El chico enfermero del sábado?
Mi boca se abre.
- ¿Te gusta Ben? - La interrumpo sin poder evitarlo.
¿Él pudo sacar de su corazón a Cristiano Grands?
Imposible.
Niega.
- Es lindo y dulce...pero no más de eso... - Se inclina para buscar sus pantuflas bajo la cama. - ...nuestro días libres coinciden y se ofreció ayudarme con una bebita que trajeron al Hospital hace unos días...
- ¿Está muy enferma? - Toco mi pecho, triste.
Niega.
- Es una hermosa y sana bebé... – Y la sonrisa que ilumina su rostro por nombrarla, se apaga al proseguir. -...la abandonaron en la puerta del hospital, Hop...solo tiene 3 meses Lulú...
Arqueo una ceja.
- ¿Se llama Lulú?
Niega otra vez, pero divertida y con una gran sonrisa otra vez.
Guau.
Mi hermana ama a ese bebito.
- Nop. En sus cobijitas y ella, no había documentación ni nada. Yo le puse Lulú la primera vez que la vi... - Al ver mi mueca, rueda sus ojos y prosigue. - ...la anoté con el nombre de Luz, Hope. De cariño, le digo Lulú... - Junta sus manos en su pecho emocionada. - ...no es dulce ese nombre? ¿Verdad, que si?
¿Eh?
Levanto una mano.
Hora de actuar como la mayor, aunque no lo sea por cuatro minutos.
- ¿Tatúm, tú la anotaste? ¿Papá y mamá, lo saben?
Tose buscando no sé, qué, entre las sábanas.
Algo inexistente, obvio.
Predecible y para no mirarme directamente.
- Mamá, algo... - Solo dice, dándome la espalda completamente.
La miro.
- ¿Sabes, que no puede quedarse por mucho tiempo en el Hospital, verdad? - Me acerco a ella al notar cierta ilusión en su voz. - Hasta que las autoridades tomen su caso...
- Lo sé... - Sus hombros caen de tristeza, sin voltearse a mí. - ...hasta que el papelerío terminé y sea dada a un hogar transitorio y esté lista para... - Se gira a mí, desanimada pero cierta luz en sus ojos de esperanza. - ...una adopción...
Estrecho los míos, dudosa.
Porque, es una esperanza de deseo y llena de esa ilusión.
Cruzo más mis brazos.
- Tatúm, acaso tú, quieres...
- ¡Hope, llegaremos tarde! - Grita de las escaleras abajo, Caleb interrumpiendo.
Elevo mis brazos al aire con mis puños cerrados.
¡Pero que pendejo, enano y metiche, santo Dios!
Bufo.
- ¡Piérdete! - Grito, sin molestarme en abrir la puerta y sobre mi lugar.
Su risita alejándose de las escaleras, hace que señale con el dedo del medio a la puerta sin culpa y que haga reír a mi hermana.
Palmea mi hombro, caminando a ella.
- Vete de una vez mujer, hablaremos luego... - La abre por mí.
Camino hacia ella con mi bolso, pero me detengo frente a mi hermana.
- Esto, no queda así... - Subo mi índice, pero sonrío para luego abrazarla. - ...quiero saber todo de esta locura que estas por cometer y que sospecho, Tate...
Ríe a carcajadas entre mis brazos y acomoda sus lentes del puente de su nariz.
- Hermosa locura, hermanita. - Responde y me mira. - Como tú... - Señala con su barbilla escaleras abajo. - ...y lo que sea en que estas, con el sexi primo...
Ruedo mis ojos acomodando mejor mi bolso que cuelga de mi hombro.
- Pendejadas de Caleb...
-Organizaré mis horarios en el Hospital y mis clases en la U. Nos debemos un almuerzo en el campus de hermanas... - Dice. - ...creo que las tres, tenemos mucho para contarnos y ponernos al día.
Asiento con otro abrazo.
- Sip.
Porque eso, era verdad...
CALEB
Apago el motor de la moto sobre la acera mientras saco mi casco.
- ¿Qué hacemos acá y tan temprano? - Siento a Hop decir detrás mío y sacándose el suyo, mientras bajo y la ayudo.
Se pone a mi lado, mirando el frente del gimnasio que compró hace muchos años tío Herónimo y se lo dio al Polaco para que lo administre, donde siempre ejercité y mi prima, hace un año atrás.
Sus persianas, aún permanecen cerradas al público como la puerta de vidrio que del interior de ella, que solo se percibe una tenue luz en un rincón del gran salón.
Volteo.
- Parte de la clase de tango que tendremos hoy para la interestatal. - Sonrío, ante su peor cara de mierda por mi respuesta.
Me da risa.
Es tan hermosa enojada.
- ¿Par...parte? - Balbucea sin entender.
Arqueo mi cejas divertido, haciendo a un lado mi pelo de mi frente con un movimiento de mi cabeza.
- Sip ¿No es genial? - Le doy una nalgada para animarla a entrar al interior, abriendo la puerta solo para nosotros el gimnasio en esta hora temprana de la mañana.
Y antes de darle tiempo a su maldición por la palmadita en su bonito trasero, me introduzco en el interior sonriente y dejándola boquiabierta pasos atrás.
Voy a serte dar cuenta, que serás una gran bailarina de tango, Hope Mon.
Pienso para mí, y me juro.
Le prometo.
Y que yo, soy tu felicidad...
HOPE
- ¡Ni mierda! - Chillo, al ver donde estamos ya dentro del enorme gimnasio y como se saca la camiseta blanca y queda con su jodido torso desnudo, para lanzarlo sobre una de las banquetas vacías que rodean el gran lugar.
Me cruzo de brazos y miro a la pared opuesta a él.
Eso o me tiro sobre él, para lamer ese condenado cuerpo marcado y lindo que tiene.
Se ríe como respuesta, para seguir con el cinturón que lleva sobre sus putos jeans celeste prelavados calientes.
Siendo el sonido más erótico que escuché en mi vida, ellos desabrochándose en el silencio del salón con la cremallera de su pantalón bajando.
- ¡Claro, que sí! - Exclama, aflojando los cordones de sus zapatillas y así, con esos jodidos jeans a medio abrir y caídos por sobre sus caderas mostrando la V perfecta de su ingle, sobre su piel aceitunada y zapatillas flojas, camina a su bolso.
Para abrirlo y sacar algo del interior y lanzármelo.
Lo tomo en el aire con mis manos.
Es negra y su textura es suave entre mis dedos.
Lycra.
La abro entre mis manos, para encontrarme con unbañador de mujer entera y estilo natación.
Lo miro y se sonríe más con satisfacción.
- ¿Soy tú, lo olvidas? - Con su índice, toca su sien. - Y hoy desayuné leche con cereal. Por eso, estoy más inteligente y organizado... - Finaliza.
Siempre, la gran apuesta entre nosotros.
Suelto una risita, mirando la gran pileta climatizada de natación que es parte del gimnasio y con la maya entre mis manos, apretando mi pecho.
Camina en dirección al equipo de música del lugar e introduce un CD, que también sacó de su enorme bolso.
Aprieta play sin mirarme, sacándose las zapatillas y bajando sus jeans quedando en una linda maya de baño de hombre, en negra de tiro corto regalando a mi placer, la gloria de todo ese paquete de cuerpo que es él.
El lindo Caleb.
Sus ojos chocolate apenas se elevan para nivelar los míos, mirándome a través de sus gruesas pestañas oscuras.
Oh.Dulce.Jesús.
Y me arquea una ceja divertido, ante mi rostro que sin poco disimulo, lo admira.
Corrección.
Babea de arriba abajo, mirándolo.
- ¿Lista para el primer entrenamiento de agua dance tango, prima? - Me murmura con su jodida voz aterciopelada y caliente.
Aprieto más el bañador entre mis dedos y trago saliva.
Santa.Mierda...
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