CAPITULO 1
Tiempo actual...
HOPE
Arrugo mi nariz automáticamente y cruzo mis brazos al ver como estaciona su coche mi hermana Tatúm en la esquina y casi en frente de una hermosa como sofisticada casa de tres plantas a orillas de la costa.
La calle está atestada de autos, haciendo casi imposible encontrar estacionamiento.
Inclusive algunos lo han hecho sobre el patio delantero de esta, por la falta de lugar.
La música electrónica del interior por la fiesta que da esta, llega hasta nosotras golpeando de forma fuerte y con aún, los vidrios alto.
¿Dije, que odio esto?
Pues, vayan sabiéndolo y no me malinterpreten.
Soy una apasionada de la música y se podría decir, que ella es mi mejor amiga.
Y en ese punto no entraría a discusión Pascual, ya que él es hombre y mi único como verdadero mejor amigo.
Pero masculino.
¿Se entiende?
Bien.
Porque la música me consuela, cuando estoy triste con algún tema bonito.
Me levanta el ánimo, cuando lo necesito con algún ritmo punchi para arriba.
Y hasta me acompaña a todos lados y de ello son testigos mis hermanas que las despierto cada mañana en nuestra habitación con el volumen alto de ella.
También en mis tardes de estudio o en mi box de trabajo con mis auriculares puestos o mientras manejo en mi coche y hasta, mientras me ducho con mi I pod con una lista de reproducción de ellas.
Lo que jodidamente no me gusta, es la combinación de esta y la llámese fiesta, jarana, reventón, joda, party o previa de acuerdo al país con su título y que organizan los estudiantes las noches de los fin de semanas y donde asisten media Universidad en la casa de turno y fuera de la vista de los padres.
Si a estos, les importa.
Obvio.
- No empieces con tu fobia al tumulto de gente, Hop... - Exclama mi hermana divertida, apagando el motor y al mismo tiempo, chequeando su brillo labial por el espejito retrovisor.
Gruño haciendo que ría más, mientras trato de estirar lo mejor que puedo mi diminuta falda negra que me lanzó de su guardarropa, con una blusa a tono muy ceñida y escotada de diseño tribal.
¿Cómo mierda, me dejé convencer?
Niego con mis ojos cerrados.
- Porque, me viste triste y llorona días atrás... - Responde a mis pensamientos, desbloqueando el cierre centralizado del auto y maldigo las simbiosis, que tenemos los hermanos gemelos. - ...y te di penita. - Ríe, abriendo la puerta para salir.
Alisa su vestido rojo y corto con las manos una vez afuera, para luego inclinarse a mi apoyada sobre el techo, ya que todavía sigo en el interior.
Acomoda sus lindos lentes de armazón negro en el puente de su nariz.
- Y prometiste hacer cualquier cosa por mí y verme sonreír.
Carajo.
Cierto.
Y otra maldición sale de mi interior por ser una hermana de palabra.
Ruedo mis ojos, saliendo a regañadientes.
- Pero, pensé que eso incluiría hacer tu cama por una semana, cederte mis postres. En el mejor de los casos, buscar a Juno de la U e ir al cine las tres... - Sonrío maliciosamente y juntando mis puños, con un golpe entre sí. - ...o en el peor de los casos, patear las pelotas de Cristiano por ser el causante de tus lágrimas. - Cierro la puerta y señalo la casa con una mano, haciendo un morrito.
Capaz que le doy lástima.
- Pero, por favor...no me obligues a entrar a ese juntadero de gente que tipo larvas ebrias, se mueven al ritmo de la música. - Llevo ambas manos a mi cabeza. - Eso es contagioso, lo presiento... - Sonrío. - ...y juro, que ya siento disminución de mi coeficiente intelectual con cada paso que doy...
Suelta una carcajada, tomando mi mano.
Decepción, no le di lástima.
- Tuve una semana de mierda, Hop...por favor... - Me ruega sonriente, dejándome llevar. - ...papá contrató vigilancia adicional en el Hospital por la violación de esa puerta trasera por delincuentes juveniles en búsqueda de algún tipo de drogas...
No me lo nombra.
Pero ese "adicional" es nada más y nada menos que Cristiano o el idiota como le dice Tatúm.
El hijo de Grands, primero al mando y mano derecha de papá en todo.
Sea TINERCA, el Holding, las T8P y obviamente, todo lo que respecta a la seguridad de nosotros.
La familia.
Y eso se compone, los amigos también.
Cristiano es dos años más grande que nosotras y pese a que prácticamente crecimos juntos y bajo un mismo seno familiar, ya que los Grands padre e hijo, comparten casi 24/7 en 330 del año.
Sacando sus vacaciones merecidas.
Tatúm y él, se llevan muy mal desde chicos.
Y creo que todo comenzó, cuando Cristiano empezó a comerse las galletas dulce de mi hermana o tal vez, porque siempre la encontraba cuando jugábamos a las escondidas en el gran jardín de casa.
Yo no lo culparía.
Ya que,de temprana edad Cristiano alias "el idiota" tuvo ese espíritu policial y de persecución.
Creo, dije.
No lo sé a ciencia cierta.
Es algo que y por más que hemos insistido con mi otra hermana Juno en averiguar, Tatúm nunca lo habla.
- ...solo, será un rato. - Me mira conciliadora, pero sin detener su marcha subiendo los escalones que llevan a la puerta doble principal.
Que dicho sea de paso, una está totalmente abierta mostrando en su interior la aglomeración de chicos enfiestados.
Totalmente en su mayoría algunos, alcoholizados con los típicos vaso rojos de plástico en mano y bailando entre ellos al ritmo de la música de moda.
- Beberemos algo, bailaremos un poco y charlaremos con personas... - Prosigue. - ...prometo, que nos volveremos a casa temprano.
Inclino mi cabeza a un lado y suspiro resignada.
- Okey, Tate... - Elevo el índice de mi mano al aire, que no está aferrada a ella. - ...pero, solo un rato. Dos horas de sueño que tenía organizado para dormir y que ahora lo reemplazo con esto, modificará mi plan de mañana por falta de este. O sea... - Apoyo un dedo en mi labio pensativa. - ...tendré que reorganizar mis horarios y tal vez, desistir de...
Y no me permite seguir hablando y explicando el plan de mi super vida estructurada para el día de mañana.
Porque me empuja, riendo y ya en el interior de la casa, el alboroto como bullicio de los estudiantes, nos agolpa con la música a toda potencia de los auto parlantes, perdiéndose mi voz en ello.
CALEB
Chequeo el mensaje de texto que me envió Sofi hoy temprano y recién lo leo, que de forma alegre y lleno de emoticones sonrientes, me recuerda que no olvide lo de mañana.
Sonrío complacido.
Obviamente, nena.
Seré puntual.
Pero al mismo tiempo, algo que cuelga de forma pesada de mi otro brazo y de mi camisa, casi provocando que salten los botones de esta, haciéndome girar y guardar mi celular en el bolsillo trasero de mis jeans.
Mi acompañante.
La miro y arqueo mi ceja.
Linda.
Pero, no recuerdo su nombre.
¿Acaso, me lo dijo?
Pero de lo que sí, estoy seguro.
Es que, es salvajemente hermosa y sexy.
Rubia de generoso cuerpo curvilíneo y con pequeñas prendas de ropa caliente, que dejan muy poco para la vista e imaginación masculina.
Le doy un sorbo a mi vaso de cerveza mientras la abrazo por sobre sus hombros, que ríe risueña por ese movimiento mío y la beso de forma profunda, mientras un par de mis dedos acaricia sus pechos.
Un manotazo en señal de suficiente y arrebatando el vaso por parte de Caldeo frente mío, también abrazado de Constanza con otro grupo de amigos me hace reír.
- Solo una copita más, amigo... - Digo ante su negativa.
Estoy algo ebrio, pero no tan borracho.
Caldeo es uno de mis mejores amigo junto con Cristiano y siendo mayores que yo, me cuidan jodidamente como a un hermano menor.
Aunque hacemos vida nocturna los finde en fiestas de la U o en el bar WaySky, donde canta Caldeo con su banda, disfrutamos de los placeres de estos que conllevan a conocer lindas chicas y con ello, buenas cogidas.
Pero, ellos no beben.
Caldeo nunca lo hizo, lo detesta y Cristiano en muy pocas ocasiones lo vi hacerlo y solo un sorbo.
Pero yo, no.
Soy parrandero y me gusta la joda.
Más, si en ella hay mis siete letras favoritas juntas.
Mujeres.
¿Oigan, soy adolescente y hombre?
Y este cuerpo trabajado de piel aceitunada herencia de mi padre latino, es muy solicitado por ellas.
¿Quién soy yo, para negarme si buscan mi atención?
Caldeo no habla mucho, pero una de sus miradas es suficiente y ver como con su mano que sostiene mi vaso, lo rompe cerrando su puño con la media bebida dentro, para decirme que basta de alcohol para mí, por esta noche.
- Come mierda... - Le gruño, bajo la risa de otros y mi chica en mis brazos.
- ¿Qué diablos hacen esas, acá? - La voz empalagosa de Constanza, rompe mi encanto de besar el cuello de ella, que sigo sin recordar el nombre.
Pero sigo, que y bajo el contacto de mis labios, una de sus manos baja a mi jeans.
Para ser preciso a mi entrepierna, que se pone duro como una piedra ante su caricia.
Lindo.
- Falta una... - Dice otro.
Y risitas.
¿Eh?
- Tu víctima, Caldeo... - Más risas del grupo. - ...supongo que sabía de tu presencia en la fiesta y se negó a venir...
Y mi cabeza se gira de golpe.
Porque, solo pueden ser...
Y la erección que luchaba por salir de mis pantalones por mi pene duro, muere.
Como también, mi abrazo cariñoso al ver a las hermanas Mon.
Pero qué, demonios...
Mi ojos van a Caldeo que de forma disimulada, mira y para cerciorarse bien, que no está mi prima Juno entre ellas.
Porque si lo es, arde Troya por él, llegando a ver a Junot en este nido de chicos buitres y al acecho por carne juvenil y femenina en esta fiesta de la perdición.
Pero yo, sí.
Porque mi futura esposa y la mujer que amo con toda mis fuerzas lo está.
Hope.
Y en nombre de Cristiano en su ausencia también, que por un examen de mañana no está con nosotros.
Ya que, Tatúm está junto a su hermana y madre de los sexys bebés que tendremos en un futuro no muy lejano.
Hago un morrito triste.
Aunque, ella me lo niegue en mis reiterativas declaraciones.
Que fueron en varias oportunidades para que sepan y contando desde niños.
¿La respuesta de mi Hope, ante ellas?
Un rotundo agrio, exasperante y apasionado, vete a la mierda.
Sip.
En una palabra.
Me mandó al cuerno cada vez que lo hice.
Bastarda hermosa.
Robo el vaso de mi chica y de un sorbo me lo bajo a su contenido, con la mirada de ese gris cristalino como el hielo de Caldeo y de mierda hacia mí, por ello.
No me importa.
Mi garganta quema y gruño por ello.
No era cerveza.
Tal vez, Vodka.
Pero lo necesitaba al ver que tipos de otra fraternidad se acercan a conversar con ellas.
Nop.
No sucederá amigo me repito en mi mente, limpiando mi boca con mi antebrazo y bajo la mirada atenta de Caldeo en mí, que niega en su silencio al ver lo que voy hacer.
Le regalo un guiño de ojo a la chica.
- En seguida vuelvo, nena... - Rozo sus labios con mi pulgar. - ...tu y yo, no hemos terminado... - Y si esperar su respuesta, me encamino pidiendo permiso entre la gente.
HOPE
Tatúm acomodando sus lentes, me presenta a un compañero de trabajo del Hospital de papá.
Es enfermero y su nombre es Ben, pero el que me mira de forma folladora y sin preámbulos, es su primo Mathew.
Ambos chicos con tragos en mano, nos ofrecen uno con mi hermana.
Pero ambas, negamos.
No es bueno aceptar bebidas abiertas en tipo de lugares como este, pero la conversación entre los cuatro debo admitir que se torna agradable.
No son malos chicos y de acá a la legua se nota que el dicho Ben, muere por mi hermana.
Es lindo.
Muy lindo.
Moreno, de pelo negro y algo largo.
Atado con una bandita cayendo de forma desprolija y con atractivos mechones de su pelo a los lados.
- ¿Quieres bailar? - Grita por sobre la música Ben a Tatúm para que la oiga y de una forma tierna y suplicante que hasta mí, me da ternura con sus ojos azules.
Mi hermana dudosa, me mira.
No sé, si por dejarme sola o por el hecho de que su corazón ya tiene dueño, por más que lo niegue y lo llame "el idiota."
Sonrío y con una seña la aliento.
Estuvo muy triste en la semana y no nos dijo el motivo.
Pero lo deducimos.
Aunque sale con su amiga Tini y se divierte, Tatúm es la sensible como romántica de las tres.
Adoraría tener su casa de verjas blancas, hijos y un lindo esposo que cada tarde a la llegada de su trabajo, mi hermana lo espere con la cena lista.
Y donde ambos se cuenten como estuvo su día laboral y con un lindo bebé entre ellos, dando la papilla.
Pero lo sabe disimular muy bien, bajo su coraza de chica estudiosa y reservada.
¿Yo?
Lo contrario.
El romance no me va.
Y mi piel en solo pensarlo, se eriza de un frío helado ante la palabra "novio" o mucho peor, "casamiento."
Mientras todas las chicas de mi edad lo desean y buscan a ese perfecto príncipe azul que trepe muros o torres por ellas y que las rescate o en una versión más porno, la secuestre para juntos cabalgar hacia un, no muy lejano lugar y desgarrando sus ropas, la posean gritando a los cuatro vientos que les pertenece y son solo de él.
Yo, nop.
Muchas gracias.
Estoy muy bien sola.
Me agrada ser solitaria y por favor, no lo confundan con soledad.
Dos cosas diferentes.
Yo amo mi vida y en la forma que la organicé.
Donde mis metas y planes la llevo a cabo de forma puntillosa y detallada.
- Ve... - Digo mirando a ambos y luego a Mathew. - ...estaré aquí.
Asiente algo poco convencida, pero dejando que Ben tome su mano y se deja llevar a la pequeña pista de baile que se improvisó en la sala de la gran casa.
Sin mucho que decir, me limito a mirar con más detención el hermoso lugar atestado de gente charlando entre ellos o bailando al ritmo de la música.
Grandes ventanales de vidrio, regalan la vista del mar y su costa de arena.
- Linda casa. - Digo curiosa. - ¿Conoces... - Giro un dedo en el aire. - ...al dueño?
Mathew, se sonríe más.
- Sí, lo conozco bastante. - Me dice y guiña un ojo. - Es un buen chico...
Miro entre todos y por sobre su hombro.
- ¿Está, aquí?
Asiente, dando un sorbo a su trago.
Se señala.
- Yo.
Mi boca cae y lo miro de arriba abajo.
Disimular, tampoco es lo mío.
Y no lo puedo evitar, río a carcajadas para luego fruncir mi ceño.
- ¿Por qué, no lo dijiste?
Su carcajada también suena, echando su cabeza para atrás y tirando su pelo rubio claro a un lado y con una mano de forma divertida.
- Nunca me preguntaste.
Buen punto.
Un chico con varias latas de bebidas entre sus brazos, pasa por nuestro lado y Mathew toma una sin abrir de Sprite y me la ofrece.
Sonrío agradecida.
Él también lo hace y es linda, mostrando su perfecta dentadura blanca.
Inclina su rostro para mirarme con aire tímido.
- ¿Oye Hope, sales con alguien? - Me pregunta, mientras la abro y doy un sorbo.
Tenía algo de sed.
- Sí. - Responde alguien por mí, de forma seca y sobre el bullicio de gente, para que se lo escuche bien.
Y mis ojos se abren por sobre la lata, aún bebiendo y estrecho mis ojos con odio.
Caleb.
¡QUE!
¿Él, aquí?
Ruedo mis ojos.
Pero, como no.
Si donde hay fiesta, su trasero parrandero está metido también.
- No, Mathew. - Digo de lo más natural y mirándolo de forma odiosa a mi primo.
Enano metiche.
Ellos se saludan.
Algo fríos.
Pero se saludan.
Ni idea, el por qué.
Ya que, no hay golpe de puños y choques de hombros como lo hacen siempre entre hombres, pero lo hacen con la mirada.
Mierda.
Eso fue extraño.
Me parece...
No puedo seguir deduciendo, porque mis ojos se estrechan más al observar a Caleb.
¿Pero, que mierda?
¿Desde cuándo, mi primo el chiquitito creció tanto?
Está de jeans claros.
Muy claros.
Del tipo prelavados y desgarrados que hace caliente a cualquier hombre, cayendo sobre sus caderas y con una camisa azul abierta casi en su totalidad y dejando ver por abajo, una simple camiseta blanca que muestra un pecho duramente tonificado.
Y mi mandíbula se cae más al pararse delante mío.
Para ser exactos, en el medio de nosotros dos.
Pero qué, cabrón.
Lo hizo a propósito para poner distancia.
Pero me olvido de ello al notar su altura.
La última vez que lo vi fue el gimnasio y meses atrás.
¿O fue hace un año?
No lo sé bien y aunque los dos concurrimos al mismo, cambié mis horarios para no frecuentarlo y escuchar sus pendejadas de matrimonio conmigo.
Caleb, está mucho más alto de esa vez.
Pese a mis tacones, solo lo supero por un par de centímetros y lo no, menos importante.
Su cuerpo trabajado.
Interesante...
¿Eh?
¿Quién, dijo eso?
Me frunzo a mí, misma mi ceño y me pateo mentalmente.
Otra vez, me estoy babeando por mi primo.
Simplemente, genial...
Mathew nos mira a ambos divertidos y creo también, por la forma desafiante de Caleb con ganas de saltar a su garganta tipo carnicería.
Y sin tregua.
- ¿Se conocen? - Nos dice sonriente y sin hacer caso a eso.
- Es mi primo... - Digo yo.
- Es mi esposa... - Dice él.
Lo miro.
¡QUE!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top