LIII | Pasados lluviosos
El trueno resonó y Maeve abrió los ojos fijandolos en el techo, se incorporo al ver como un relámpago iluminó la pequeña habitación. Las clases finalmente habían concluido y las vacaciones de verano comenzaron, Maeve había aceptado quedarse con la familia Ryddle, su hermana Golden hizo lo mismo y le mando una carta a sus padres diciéndole que habían sido invitados.
Maeve coloco sus rodillas frente a su pecho y ls abrazo protegiéndolas, miro fijamente hacia el exterior y otro relámpago iluminó ventana, cerró los ojos unos momentos...
En su pensamiento Maeve recordaba una noche similar, su madre le había tocado el turno de la noche por lo que se había quedado a solas con su padrastro, encerrada en su habitación Maeve temía lo peor, la pareja de su padre siempre la había visto de una manera extraña, una forma que un hombre no debía ver a una niña.
Recordó su sonrisa al entrar y la forma en la que la miro mientras ella se escondía debajo de las mantas la hizo temblar.
—Solo vengo a verte Maeve, no me temas, soy tu amigo— el hombre coloco una mano sobre el muslo de la chica y Maeve apartó la pierna— Vengo a cuidarte de la fría tormenta...
El hombre le sonrio aún mas y cuando estaba a punto de acercarse más, un luz hizo que se detuviera y se levantó de la cama
—Nunguna palabra a tu madre de lo sucedido— ordeno el hombre antes de abandonar la habitación.
Tres días después de eso, la carta de Hogwarts había llegado a sus manos, la liberación de un posible temor que tanto tenía.
Maeve abrió ls ojos y una gruesa lagrima descendió por su mejilla, se preguntó ¿Que hubiera pasado si esa carta no hubiera llegado y estuviera con su padrastro en esas frías noches que nadie la podía ayudar?
La puerta se abrió lentamente sobresaltadola, tomó su varita que estaba cerca de la mesa de noche y apunto a la oscuridad, su mano se relajo al ver quien era.
—Merlin Victor— exclamó dejando la varita sobre la cama— ¿Que haces despierto?
El joven se sentó sobre la cama, mirandola.
—Nagini me contó que te has despertado y tienes miedo— le contesto.
Maeve miro a Nagini volviendo a enroscarse para dormir, le saco la lengua y la serpiente se giro dándole la espalda.
—No me gusta la la lluvia— miró hacia la ventana y lo miro, estiro su mano pasando su mano por el cabello de Victor— Ojalá tenga el cabello como tu, el mio es horrible.
Victor se sentó a su lado y ambos escucharon la lluvia que caía sobre la mansión.
—Tu cabello es bonito— le contesto y le sonrio— ¿Por qué no te gusta la lluvia?
Maeve lo miro, ¿Que pasaría si le contaba aquel pasado tan triste que ella tuvo? El le contó un poco de él, pero ella no se atrevió a hacerlo ¿Como la vería de ahora en adelante si se entera?
—Me recuerda a las personas que no tienen un hogar, los animalitos de la calle del mundo muggle— le contesto y miro hacia la ventana, en parte eso también siempre le inquieto desde niña ¿Por qué no todos podían tener un techo y un hogar feliz? Ella no lo tuvo, por ejemplo.
—Se que eres muy sensible ante esas cosas pero no le puedes mentir a un mentiroso— le contesto el joven y paso un mechón del cabello de Maeve detrás de su hombro descubriendo su rostro— ¿Que tienes?
—Nada—negó Maeve.
Victor alzó una ceja.
—Siempre me entero de algo por parte de otros— le contesto el jiven— Me gustaría que me tuvieras confianza.
Maeve lo miro.
—Me da miedo— le murmuró y el joven alzó una ceja.
—¿Que te da miedo? No te voy a juzgar o hacer algo a ti
Una lágrima rodó por la mejilla de Maeve.
—Me da miedo que ya no me veas como me ves ahora.
Victor tomó su mano y la apretó con la suya.
—Yo siempre te veré de la misma manera que te vi desde la primera vez.
—¿Tu apuesta?— alzó una ceja la chica con los ojos rojos.
Victor negó con la cabeza.
—La chica muggle que creí que podía ser mío y yo terminé siendo suyo.
Maeve sintió su corazón acelerarse y le sonrio, miro hacia la ventana. Aquel secreto la estaba matando...
—Cuando era niña...— comenzó a hablar sin mirarlo— Mi padre falleció en un accidente y mi madre volvió a casarse, solo tenía diez años cuando eso sucedió, al principio Michael fue mi felicidad, era como si mi padre jamás se hubiera ido— se quedó callada un momento y respiro profundamente — Cuando crecí, el comenzó a verme diferente...— apartó una lágrima que bajo por su rostro— Cuando mi madre se iba siempre me decía cosas extrañas y me encerraba en mi habitación, tomaba mucho y me hacía sentir muy incomoda. Una noche que mi madre tuvo que trabajar en noche, el entró a mi habitación e hizo algo que no entendía al ser una niña...— lentamente regreso su vista a Victor.
El joven alejo su rostro de ella y miro lo pálido que estaba.
—No...— murmuró el joven sintiendo un nudo en su garganta —El no te...
Maeve lo observo y quito sus lágrimas.
—Esa noche no lo hizo, luego llego la carta de Hogwarts y la acepte sin pensarlo, no quería estar con el— soltó un sollozo.
Maeve observo como Victor respiraba con pesadez, paso una mano por su rostro y miro al techo.
—¿Por qué jamás me lo comentaste?— pregunto con suplica y tomo el rostro de Maeve entre sus manos— ¿Por qué te lo callarte tanto tiempo? Sabes que pude ir al mundo muggle a...
—¿Matarlo?— acompleto Maeve y nego— ¿Y que te conviertas un asesino por lo culpa? No, jamás me lo perdonaria—lo abrazo— Es por eso que me da miedo las noches de lluvia, porque me recuerda a esa noche.
Victor la abrazo con fuerza y paso una mano sobre el cabello de Maeve.
—Te juro que nadie te pondra nunca una mano encima— le murmuró.
Maeve cerró los ojos sintiéndose protegida, algo que jamas había sentido en su vida.
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