-Y, ¿Quiénes son los nuevos?- Por fin volteé a verlo.

Siete infiernos. Siempre supe que era sexy, pero, ¡Por Dios! En persona es más sexy que en cualquier poster, foto o video, ¡Lo juro! Me estaba observando fijamente con sus hermosos ojos marrones. Yo igual me le quedé mirando. Cuando Lee habló, Oliver por fin separó su vista de mi. Se sentía extraño.

Claro que ya lo conocía, pero desde el lado de fan. Esa vez en 2013 cuando lo vi por primera vez... pero nadie debía saberlo, claramente.

-Ellos son Tom, Sebastian, Mark y Zia.

-Y falta Oliv- Traté de sonar indiferente, aunque estaba tan nerviosa que no sé si lo logré.

-Oh, cierto, y Oliv. Ellos son de My Darkness Nightmare, compartiremos bus.

-Entiendo, soy Oliver Sy- Frunció el seño y no completó su apellido.- ¿Alguien me explica qué diablos hacen en el piso?

-Jugamos verdad o reto.- Contestó Vic distraído, estaba con su celular.

-Víctor Vicente Fuentes, deja ese celular ahora mismo.

-Meno.- Hizo cara de perrito, guardó el celular y me abrazó por la cintura *Cara de enamorada*. No sé por qué lo hizo pero no me quejo, me recosté contra él y así quedamos.

-Me uno.- Oliver tomó asiento junto a Lee y Matt N.- Bueno, ¿A quién le toca?

-A Zia.

-Emm.... Kell. ¿Verdad o reto?

-Verdad.

Se escuchó un "Marica", más de un " Miedoso", "Hazte hombre", etc.

-¿Es cierto que existe el Kellic?

-Pueeees -Rió un poco.- No, siento defraudarte.

-¡¿Cómo que no?! Pero.... Pero....

-Ya, ya.- Vic me meció en sus brazos.

-Bien, sigue el destuye-sueños.

Kellin me hizo un mohín y reí, aunque seguía triste. Realmente triste.
¡Vamos, es Kellic!

-Sykes.- Kellin usó un tono de voz frío, muy frío y tajante.
- ¿Verdad o reto?

-Verdad.- Respondió de igual manera.

Oh, oh. Estos no se llevan bien. Como buena fangirl que soy, lo sé. Pero no creo que vuelvan a esa vieja discusión de niños....

-¿Es cierto que nuestro cd te gustó taaaanto, que apenas lo oíste corriste a tatuartelo en la cara para que todos vean lo fan nuestro que eres?

O sí.

-No, no es cierto. Pero me alegra saber que ayudé a promocionarlo, ya sabes, sin promoción no llegarían ni a un tour estatal.- Sonrió cínico.

Estoy harta de esta situación, lo que dijo Oliver me molestó, ¡Pero vamos! Kellin es un idiota por sacar a flota esta vieja discusión.
Ellos siguen mirándose con odio, sin decir ni una palabra. Nadie hacía nada, y ya me estaba aburriendo. Así que decidí actuar.

-Ya, ya señoritas, las dos son bonitas. ¿Podemos seguir con el juego o van a seguir averiguando si alguno tiene rayos lácer en los ojos?

Un silencio nos atravesó. Oliver y Kellin dejaron su concurso de miradas asesinas para dirigir su atención a mí, al igual que todos.

Suelo ser el centro de atención por ser como soy.... ruidosa. Pero tener a tantas personas (Las cuales admiro) mirándome fijamente, es un poco intimidante.

-La niña tiene carácter.- Oliver me miraba con una ceja alzada. ¿Alguna vez les dije que amo sus ojos? Porque los amo.

-No soy una niña.

-Estoy seguro de que no llegas a los 25 años.

Estoy más lejos de lo que imaginas.

-¿Y por qué estás tan seguro?- Este chico me acaba de decir vieja. Está bien, está bien, puede que tenga una insignificante mecha blanca en la parte de abajo del pelo, pero está escondida, no se ve, ¡Y juro que no son canas!

-Por muchas razones.- Sonrió con gracia. Esa sonrisa.... ¡Concentrate Zia, lo odiamos!- Uno; Tienes una pulcera de Bob Esponja.- Touché.- Dos; No soy idiota, no tienes cara de adulta. Tres; Si tuvieras más de 25, no serías tan ingenua de compartir un bus en una gira de ocho meses con más de diez hombres que no conoces. Y por último.- Sonrió aún más, pero burlonamente.- Tu sostén es de Hora de Aventuras.

-¡¿Y TÚ CÓMO DIABLOS SABES ESO?!- Me levanté, saltando como si tuviera hormigas caminando por mi cuerpo, y tapé mis pechos. Miré en dirección a ellos, y efectivamente la remera que simulaba ser un esqueleto seguía intacta, hasta mi cuello. ¡¿Cómo diablos?!

Lo miré enojada, en busca de una explicación. Él sólo sonreía burlonamente.

-No lo sabía, pero acabas de confirmarlo.

Te maldigo, Oliver Sykes.