Capítulo 9

Por la mañana temprano, Adrián y Vega están desayunando juntos en la barra de la cocina. Vega libra hoy en el hospital. Aún así, ha madrugado por costumbre, y Adrián ha decidido imitarla porque, después de toda la noche intentando escribir algo decente, ha acabado tirando la toalla.

Por si fuera poco torturarse él mismo, Vega, mientras moja su tostada en el café, le dice:

—Últimamente no escribes mucho, ¿no?— Se lleva la tostada a la boca.— Lo digo porque con tu última novela te tirabas todo el día delante del ordenador.

Adrián hace un gesto para restarle importancia.

—Es que escribo por la noche, mientras dormís.— Miente.— Me concentro más.

Vega cree punto por punto las palabras de su amigo, y asiente con curiosidad.

En ese momento, la puerta de la habitación de Cristian se abre.

—¡Buenos días, chicos! Ya me ha dicho Cristian que estaríais despiertos.

Vega se gira y saluda por inercia, con un seco movimiento de cabeza. Le extraña un poco la manera amable y familiar que tiene de desearles los buenos días un ligue de Cristian, pero no le da mayor importancia. Al menos no hasta que se da cuenta de quién es.

Tanto Adrián como ella vuelven a dirigir la mirada hacia él. A Adrián se le escapa una risa nerviosa. Vega abre los ojos como platos. Es Adrián quien rompe el silencio.

—Samuel...—Dice, como si aún no lo creyera.— ¿Te has enrollado con Cristian?

A Samuel se le dibuja una sonrisa tímida en el rostro. Es la primera vez en mucho tiempo que Vega y Adrián le ven sonriendo sin necesidad de forzarle a hacerlo. Y también es la primera vez en mucho tiempo que le brillan los ojos, cosa que solo le ocurre cuando está de buen humor.

Solo lleva encima unos bóxers holgados. El pecho lo tiene al descubierto y va descalzo. Se apoya en la barra, en frente de donde están ellos sentados.

—Me encontré con él ayer en Madrid.— Empieza a contarles.— Y como siempre me decís que tengo que probar nuevas experiencias, pues me dejé llevar.

Adrián se gira hacia Vega acusador. ¡Como si ella y el resto de las chicas tuvieran la culpa de que Samuel malinterprete sus consejos!

—Nosotras nos referíamos a otro tipo de experiencias, como viajar o...

—Aun así, creo que esto es justo lo que necesitaba.— La interrumpe.— Cambiar el chip y pasar página. Con una chica no he sido capaz, así que... ¿por qué no con Cristian?

Los dos compañeros de piso se quedan sin saber qué contestar. Vega no para de asentir con la cabeza, procesando la información. Adrián aún tiene la boca abierta.

—En fin, yo solo quería ir al baño. ¿Dónde estaba?— Vega y Adrián alargan el brazo a la vez para señalarle el camino. Samuel les sonríe otra vez y emprende el camino.

Cierra la puerta y los dos vuelven a quedarse solos, pero ninguno dice nada. Se mantienen en la misma posición en la que estaban. Y no la abandonan hasta buen rato después.

—¿Sigue en pie eso del plan para boicotear a Cristian?— Pregunta Vega. No aparta la mirada de la puerta del baño, ni siquiera mientras habla.

—Supongo.— Responde él.

—Pues llama a Belén y Alex, que lo necesitamos cuanto antes.

Media hora después, Adrián abre la puerta a sus dos invitados. Al instante se dan cuenta de que son tres; Natalia también ha venido con ellos. Ella y Belén son las primeras en entrar.

—He traído refuerzos.— Dice la bailarina, señalando a Nati. A continuación le golpea el pecho con una bolsa de plástico.— Y pizza. Por si se alarga la cosa.

El último en entrar, después de ellas, es Alex.

—Yo he traído ron.— Le ofrece otra bolsa. Adrián la toma por las dos asas.— También por si se alarga la cosa.

—¡Ya tenemos vodka, Alex!— Grita Vega desde el sillón.

—¿Vodka? Eso es gasolina embotellada.— Vega no se toma muy bien el comentario de su amigo, pero lo deja pasar.

Entre los cinco, llenan casi por completo los dos sillones del salón. Nati es la primera en preguntar qué ha pasado. Adrián les explica una versión resumida, y Vega se encarga del resto.

—Cuando ha salido del baño nos ha dicho que quiere ir en serio con él.— Explica.— Y parecía ilusionado de verdad.

—Puto Cris. Ya nos la ha liado.— Dice Belén. Alex ahoga una risita. Se gira hacia él y le responde con otra risita, más irónica.— ¿Te hace gracia, Alejandro?

—Deja que se ría. Deberíamos reírnos todos.— Añade Nati.— Ya lloraremos cuando la pobre Rocío se entere. Ella también está ilusionada de verdad.

—No. Rocío no se puede enterar de esto— Niega Adrián. Pero Nati le recuerda que Cristian no es precisamente discreto con sus ligues.— Mirad, yo creo que...

—Lo tengo.— Le corta Vega.— ¿Y si les damos tranquilizantes, llevamos a Samuel a su casa, y cuando se despierten les hacemos creer que ha sido un sueño?

Todos se quedan en silencio. Barajando de verdad la posibilidad.

—Pero eso va con receta, ¿no?—A Belén parece haberla convencido el plan.

—¡Que vah! Yo compraba para mi suegra. Vale diez euros la caja. —Explica Nati.— ¿Hacemos una recolecta?

—¿Queréis dejar de decir tonterías?—Adrián recupera la palabra.—¿Cuál era el problema hace unos días? Cristian vuelve con un tío distinto cada noche. Si conseguimos que hoy salga de fiesta, fijo que liga con otro y adiós a Samuel.

—Claro...—Reflexiona Belén.—Samuel solo es uno más. Además, Cristian nunca repite. Me parece buen plan.

Sin embargo, a la mañana siguiente, están todos en el mismo sillón, bebiendo al mismo tiempo un chupito de tequila. Han elegido tequila porque Vega y Alex no se ponían de acuerdo respecto a si tomar ron o vodka. Terminan de beber y todos hacen muecas por la quemazón del alcohol.

—Para uno con el que no tenía que repetir.—Dice Nati, sirviendo otra ronda de chupitos.—Va y repite. Vaya mierda de plan.

—La culpa es tuya.—Le recrimina Belén a Adrián.—¿Para qué dices nada? ¡Dedícate a escribir tus libros!

—Pero si no ha escrito un libro en su vida.—Dice Alex, que aún no se acostumbra a los chupitos mañaneros.— Tiene contratado a un goshtwriter de esos.

Suena un pitido desde la cocina.

—¡La pizza!—Avisa Vega. La saca del horno, la coloca en un plato y vuelve al sillón con sus amigos. Todos cogen un trozo al instante, menos la propia Vega.—Yo regresaría a la idea de los tranquilizantes.

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