Capítulo 45
Nada más abrir la puerta, se encuentran con algunos de la generación del 15. Allí, de espaldas, están Lydia, Inés, Belén, Alex, Cristian y Laura. Como no pueden verlos, Sara levanta el brazo y les grita para que se den la vuelta, pero estos no parecen demasiado contentos de verlos.
-¿Qué hacéis aquí? -Belén les hace una seña para que se acercan. Sara y Rubén se miran extrañados, pero deciden obedecer. - Corred, no hagáis ruido.
Cuando están al lado de Belén, les enseña un punto en la distancia, donde encuentran a Sergio sentado en un banco. Espera a alguien, porque no para de mirar su reloj de muñeca. Unos metros más lejos, aparece Rocío por la calle contigua. Él la descubre cuando está a medio camino, y no espera a que llegue para levantarse y caminar hasta ella.
-Pensaba que había quedado con Lydia y Belén.
-Lo sé. Supongo que las he dicho que no vinieran. - Rocío carraspea, incómoda. - Necesito hablar contigo.
-Siento todo lo que dije el otro día. No tenías que demostrarme nada. - Dice él en seguida, como si le diera miedo no tener más oportunidades para decirlo. Incluso se atropella mientras habla.
Ella se encoge de hombros y sonríe tímidamente.
-Quizá ambos teníamos cosas que demostrarnos. -Reconoce. -Sergio, me equivoqué al recriminarte que no te habías arriesgado por mí. No debí dudar de tus sentimientos por mí, y debí darme cuenta antes de mis sentimientos por ti. Pero es que pensaba que jamás tendría ninguna posibilidad de estar contigo.
-Tampoco yo contigo.
-Y aún así compraste esto. - Rocío rebusca algo en su bolso. Aunque no le resulta tan fácil encontrarlo como se lo había imaginado en su cabeza, al final saca el anillo de compromiso. Sergio se siente avergonzado desde el mismo instante en que lo ve. Se tapa la cara con las manos.
-No sé en que estaba pensando. Debes pensar que estoy loco.
-Entonces yo también estoy loca para hacer lo que voy a hacer. -Ansiosa como está, no espera más para arrodillarse frente al chico y ofrecerle la alianza. - Sé que es precipitado, pero tú eres una de las personas en las que más confío en el mundo. Y estoy enamorada de ti. Ahora me toca arriesgarme a mí. ¿Qué me dices, Sergio Valés? ¿Quieres casarte conmigo?
Sergio se ríe al escuchar esas palabras en boca de Rocío. Siempre pensó que sería él quien las pronunciara, pero escucharlas ha sido la experiencia más bonita y satisfactoria que ha podido pasarle. Levanta a Rocío del suelo mientras le da la respuesta que espera.
-Sí quiero. - La agarra por la cintura antes de darle un increíble beso en los labios, algo que esperaba con ansias desde la última vez.
-Que monos. Voy a hacerles una foto, que luego les gustará verse. -Inés saca el móvil y empieza a encuadrar el plano con la cámara ante la atenta mirada de Lydia.
-Sabes que no pueden saber que les estamos viendo, ¿verdad? -Sin embargo, Inés le hace un ademán con la mano y sigue encuadrando.
-Qué envidia, yo también quiero casarme. -Confiesa Alex, mirando la escena. A su lado, Cristian empieza a arrodillarse-. Con una mujer.
-A mi no me afecta, me voy de luna de miel en tres días. - Añade Sara, muy orgullosa. Alex se la queda mirando, inexpresivo.
-¿Eso verde de tu frente es una pegatina? -Sara, que había olvidado por completo que aún la tenía puesta, se la quita corriendo y la tira al suelo, con la poca dignidad que la queda.
-Pues yo todavía me estoy divorciando. - Dice Laura, intentando aportar a la conversación. Mal hecho, porque en seguida todos empiezan a gritar y a tirársele al cuello, por haber "chafado" la romántica situación. - ¡Cuidadito con lo que decís! Que conste en acta ahora mismo que ese anillo era para mí.
Todos se adelantan a decir que el acta la lleva Vicky, y que Vicky no está allí.
-¡Espera, espera! Que lo apunto yo en mi agenda. -Grita Rubén, bolígrafo en mano.
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