Capítulo 36

—Cris, ¿pero cómo voy a estar...? —Dice Alejandro desde la otra punta del escenario. Pero el chico no le deja seguir, solo sabe que le ha escuchado porque le está mirando.

—Para tu hermano, ¿eh? Era para ti, y encima para dárselo a la mosquita muerta esta, que se reproduce por esporas.

Inés casi no tiene tiempo para reaccionar cuando Cristian se abalanza sobre ella. Para más sufrimiento de esta, sus manos van directas a su melena rizada. En cuanto siente el primer tirón de pelo, empieza a menearse hacia todos lados para desasirse de Cristian, y a gritar como loca que la suelte. Vega empieza a quitarse la torera, dispuesta a separarles. Pero cuando está a punto de intervenir, alguien se le adelanta.

—¡Oye, tú! A Inés ni me la toques. —Grita Lydia. Coge a Cristian de la camisa y empieza a zarandearle.

No es la única, Alex también se acerca para calmar los ánimos, pero no lo consigue porque en esa boda hay más gente con ganas de pelea.

—Alejandro, Cristian está conmigo. ¡No seas tan trepa! —Samuel sube al escenario y, tras apartar a todos, llega hasta Alex y le suelta un puñetazo.

—Eso es lo que eres, ¡un trepa! —Esta vez son los demás los que se apartan al ver a Nacho, impresionados. Laura es la que menos se sorprende de verle, aunque sí se pregunta de dónde ha salido y que está haciendo. Al llegar al lado de Samuel, se saludan con un movimiento de cabeza e inmediatamente se gestionan para seguir pegando a Alex. Julia, su novia modelo, le grita que pare desde el público. Verla impulsa a Laura a actuar.

—Nacho, ¡deja en paz a mi novio!

Aquellos que no están metidos en la pelea no entienden nada, solo piensan en cómo acabar con ella. Y muchos de los que se están peleando ni si quiera saben por qué. Al final, para sorpresa de todos, Rubén es el que pone un poco de sentido común al asunto. Si, si, Rubén. Coge en volandas a Cristian, y consigue apartarle de Inés y Lydia, con gran esfuerzo.

—¡Tranquilizaos todos! —Nadie le hace ni caso, ni siquiera Cristian. Decide volver a intentarlo, pero esta vez, cuando grita, le parece que su voz suena mucho más potente.

Porque se ha fusionado con la voz de Vicky, que ahora está en frente de ellos.

—¿Queréis dejar de tiraros de los pelos? Es la boda de Sara, así que basta de numeritos y seguidme a un lugar más tranquilo. Allí lo solucionaremos todo. ¡Venga, fuera de aquí!

Dos segundos más tarde, se oye un pequeño grito. La protagonista es Alba, que estaba al lado de Sara y da un salto para apartarse de ella. En seguida todos descubren por qué. La novia ha empezado a vomitar encima del escenario.

—Lo siento. Es que me encuentro muy mal. —Dice, cuando termina, limpiándose la boca con la mano—. ¿Alguien tiene un orfidal?

Vicky les lleva a una zona alejada de la carpa, no sin antes conseguir un orfidal para Sara y una bolsa con hielo para Alejandro, que tiene la cara dolorida de tanto puñetazo. Pero ni siquiera en el círculo que han formado, en el cual también está Samuel, Nacho y Julia, su novia modelo, respetan los turnos y no se interrumpen entre sí a grito limpio.

Harta, Victoria se aleja para reflexionar. Su reflexión acaba cuando los niños de las pistolas de agua pasan a toda pastilla. Porque la distraen, y porque a su vez son la solución a su problema. Les echa una reprimenda con la excusa de que casi la mojan y confisca a uno el cachivache.

—A aquel que hable a partir de ya se la vacío en el traje o el vestido. —Les amenaza, pistola en alto. Surge efecto, porque todos levantan las manos como en un control policial. Rubén es el que decide hablar primero, para pedir explicaciones, porque está claro que tiene algunas lagunas. Los demás le secundan. Abunda sobre todo la pregunta: ¿con quién está liado Alex en realidad? La respuesta ya la sabemos nosotros: con nadie.

—Yo os lo explicaré. —Empieza Vicky, a la que le incomoda tanto como le apasiona ese momento de poder absoluto—. Es más fácil de lo que parece. Todo empezó cuando Cristian y Samuel se enrollaron. Lo siento, Rocío. —Todos la miran con tristeza, algunos sintiéndose un poco culpables.

—Que fuerte. —Contesta. Pero no lo hace con la decepción esperada. Se limita a agachar la cabeza y seguir pensando en sus problemas. Mejor dicho, en su problema.

—Ya ha vuelto a ser monofrase. —Susurra Cris a Rubén. Él asiente y sigue escuchando a Vicky.

—El caso es que como en el grupo sabíamos que a Rocío le gustaba Samuel, algunos quisieron romper esa nueva relación que se había creado, y sus geniales mentes llegaron a la conclusión de que si Alex fingía que quería salir con Cris, el dejaría a Samuel al instante.

—¿Qué? —Cris alza la voz más de la cuenta — ¿Era todo mentira?

—Ojalá. —Alex se lleva la bolsa con hielo allí donde acaba de sentir un pinchazo. — Lo de que me ha gustado el beso es verdad.

—Pero Cris, tú no ibas a dejarme por él, ¿verdad?

La sorpresa llega cuando todos piensan que va a negarlo y a intentar salvar su relación son Samuel, pero, en vez de eso, le retira la mirada.

—La verdad es que sí iba a hacerlo. —Confiesa. —Ni si quiera era por Alex. Es que...no conectamos, Samu. Mira que he tenido amores de mi vida, pero no ha habido ningún momento en el que haya pensado que tu lo eras.

Tras la declaración de "no amor" se genera un gran silencio. Parece que Samuel va a decir algo, pero no lo hace. Es más, se da la vuelta para marcharse.

—¡Pero no te enfades! Hay muchos peces en el río. Y en Chueca. —Con ese comentario, Cris se gana que Samuel le mande a la mierda y reanude el paso—. Mirad lo que habéis conseguido.

—Yo te mato, Cris. —Dice Vega, apretando los puños. —Nos hemos partido los cuernos y ni siquiera querías estar con él.

—¿Digo yo algo de que hayáis usado a Alex de putilla para hundirme? Además, si hubiera sabido que le gustaba a Rocío ni me hubiera acercado.

—Sigo sin entenderlo. —Interviene Belén— ¿Qué pinta Inés en todo esto?

—Pinta que tú, Belén, le pediste a Alex que también tonteara con Laura porque últimamente la notabas muy ausente. —Mientras Vicky habla, las dos chicas se miran entre sí—. Y cuando Alex fue a su casa, ella le pidió que se hiciera pasar por su novio delante de su ex, Nacho, que había vuelto de Barcelona. — Ahora Laura le mira a él, que esboza una sonrisa de "lo sabía". — Rubén aconsejó a Alex que para acostarse con Laura tenía que fingir que era el novio perfecto, que la quería y quería casarse con ella. Pero en realidad lo que Laura quería es que Nacho no se enterara de que...— Vicky se para en medio de la frase y señala a Laura— te corresponde a ti decirlo.

La bailarina respira hondo y escanea a todos los presentes, incluido su ex marido. Pero es Belén a la última persona que ve antes de decir:

—Estoy con Alba. He descubierto que soy lesbiana.

—El caso es que Alex se quedó con el anillo de compromiso que le había comprado a Laura. Y se lo vendió a Sergio, que se lo ha dado a Inés porque ha aceptado el puesto de trabajo que él le ofrecía en su partido. Y eso es todo. Fácil, ¿no? Os lo dije.

—¿A Inés? —Pregunta Alex, con sus dificultades para vocalizar. — ¿No podías haberlo vendido en wallapop?

—¿Lesbiana? —Pregunta Nacho, como si aún estuviera asimilándolo. Puede notarse cierta nota despectiva en su voz.

—¿Por qué no me lo dijiste, Laura? —Pregunta Belén, igual de confundida— sabes que estoy para lo que sea.

—Lo sé. — Responde ella. Mira a Belén. Mira a Alex. Mira a todos sus amigos— y lo siento.

Mira a Alba, que aprieta los labios y se encoge de hombros, sin llegar a decir nada. Solo da unos pasos para acercarse a ella, pero a medio camino, nota como algo la aparta bruscamente.

—¿Puedes apartarte? Gracias. —Escucha. Quien se lo dice es Nacho, que ahora ocupa su lugar en frente de Laura—. Cariño, ¿lesbiana? ¿No crees que estás sacando las cosas de quicio?

—Sabía que ibas a decir eso —Laura se ríe, nerviosa. Parece avergonzada de estar teniendo esa conversación en público.

—Lo sabías porque es la verdad, que estás un poco perdida, Laura. No levantas cabeza desde que lo dejamos.

—Desde que te piraste, quieres decir. —Le corrige ella. Nacho se restriega la cara con las manos.

—Vale, si, me piré. Pero ahora me doy cuenta de que estaba equivocado. ¿Así que por qué no volvemos a casa y nos dejamos de gilipolleces? —Alba siente una punzada de dolor cuando Laura no contesta. Aunque ve como se dibuja en su rostro una mirada desafiante. Quien no tarda en contestar es Julia, la modelo. Le planta cara a su novio y empiezan a discutir, sucediéndose así la segunda ruptura de la noche. Pero Nacho, como si nada, sigue insistiendo a Laura.

—No voy a irme a ninguna parte, Nacho. Estoy con Alba y me da igual si no te gusta. Cualquier cosa es mejor que una relación tan insana como la nuestra.

—No es insana. Los problemas son porque nos queremos.

—Ese es el problema. Yo ya no te quiero. —Cuando nadie lo espera, Nacho empieza a reírse a carcajada limpia.

—No sabes lo que dices, Laura. Si no me quisieras te daría igual lo que yo pensara. Deja de engañarte y vámonos a casa—. Alarga la mano y la coge del brazo, pero antes de que pueda hacer nada ella se lo quita de encima.

—Te ha dicho que no quiere irse. — Alejandro, retirándose la bolsa con hielo de la mejilla, se coloca de intermediario entre Laura y Nacho. La chica carraspea, algo molesta.

—Puedo defenderme solita, Alex.

—Y mejor que lo haga ella, ¿no crees? —Le dice Nacho. —Al fin y al cabo tú ni eres su novio ni pintas nada en este asunto.

—Sé que puede defenderse. Pero quiero hacerlo yo, porque soy su amigo. Y los amigos se ayudan, ¿no? —Le sonríe y a ella se le pega la sonrisa, aunque más tímida. Se pone algo más serio para decir lo siguiente: —vete, Nacho. O pégame otra hostia, pero te aviso que a mi si me van las relaciones insanas. A lo mejor me engancho.

Belén se empieza como hace un momento se reía el propio Nacho. Apoya el brazo en el hombro de Alex. Éste hace una pequeña mueca de dolor, pero no se queja, ni se retira.

—Lo mismo te digo. O te marchas o te las ves conmigo, que ahora mismo estoy en mejor forma que él. —Hace un movimiento con la cabeza en dirección a Alex.

—Y conmigo. —Les sigue Alba, que se coloca al lado de ellos y además le aparta suavemente con el brazo, en venganza a cuando él ha hecho lo mismo.

Uno a uno, todos se van uniendo para defender a Laura. Incluso Julia, sin duda la que más motivos tiene para estar cabreada. Y Nacho, al final, se marcha renegando de todos ellos. De hecho, llega a dar un ultimátum a Laura, avisándole de que esa misma noche volverá definitivamente a Barcelona.

—¿Tienes dinero para el billete? Si no tienes te presto lo que sea. —Responde ella, antes de mandarle una sutil despedida con la mano. Con la misma mano que a continuación choca los cinco con Belén. —Gracias chicos, sois los mejores.

—Y nos alegramos mucho de que estéis juntas. — Aclara Rubén mirándolas a ella y a alba. Belén le secunda y acaricia el pelo de Laura.

Justo antes de darla un buen tortazo.

—¡La próxima vez me cuentas las cosas! Mira la que se ha liado. — Cómo si no hubiera pasado nada, la agarra de los hombros y se la lleva de allí, diciendo que tiene que hacerla muchas preguntas. Promete a Alba volver pronto. Cuando están lo suficientemente lejos y todo parece haberse calmado, Alex siente que es su momento.

—A propósito, ¿alguna chica caritativa podría besarme para confirmar que sigo siendo hetero? Es un tema que me preocupa bastante. —Su proposición, en cambio, no tiene la acogida positiva que él esperaba, y el círculo poco a poco se va diluyendo. Para que luego digan que los bomberos son irresistibles. Cuando cree que todo está perdido, alguien le da unos toquecitos por la espalda. Se gira y ve a Julia, con una sonrisa aniñada.

—No sé si soy lo que buscabas, pero en la cena me caíste muy bien. Podría hacerte el favor si luego te tomas una copa conmigo. — La modelo se coloca un mechón detrás de la oreja con timidez. Y en ese momento Alex se da cuenta de que ha ligado. Y un millón de mariposas eufóricas empiezan a revolotear en su estómago. Está a punto de acceder de buena gana cuando...

—¡Alex! ¿Qué haces ahí todavía? Tenemos que hablar con Laura. —Llega hasta él y solo entonces se fija en Julia. — Ay, perdón, eres...bueno, eras la novia de Nacho, ¿no? Pues guapetona, no estás invitada a la boda, así que si no te importa... —La mano de Belén indica claramente donde está la salida, aunque no la señale físicamente. Julia se despide de Alex, un poco decepcionada. Él exhala el aire que le quedaba en los pulmones.

—Era demasiado bonito.

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