¿Amistad en peligro?

Otro año ha pasado desde que la gata fuera aceptada a regañadientes por las nutrias. Poco a poco se ganaba el respeto de todos al ayudarles a recolectar el alimento y a defender su dominio de otras nutrias y animales distintos. Una vez que que aceptada por completo su vida consistía en agruparse con su nueva familia desde el alba hasta el anochecer, procurando proteger a los jóvenes y jugando con ellos cuando sus padres salían de caza para luego ir con su amiga a su guarida para pasar el frío.

A pesar que ya sabía nadar no toleraba su cuerpo estar siempre en el agua al contrario de sus compañeras por su tipo de pelaje por lo que mayormente se encontraba en tierra observándololos desde lejos. A veces la curiosidad le ganaba y se adentraba en el bosque para investigar. Luz la acompañaba ocasionalmente pero no le podía seguir el paso por su torpe andar además que necesitaba estar constantemente húmeda sino se ponía irritable cuando no era así, a Amity le daba terror cuando se ponía de esa manera por lo que guardaba distancia cada que eso pasara. Después de que se tranquilizaba jugaban a las atrapadas o se ponían a chapotear un rato en el rio antes de volver a casa para descansar.

Todo era paz y felicidad para aquella minina. Tenia todo, un hogar, una familia quien al principio no la aceptaban pero les llegó a tener cariño, alimento siempre que quiera y su confiable amiga quien le había salvado la vida sin conocerla.

Era un día de verano muy pacifico, la gatita Amity se encontraba recostada cerca de la orilla del río viendo como sus hermanos nutria se correteaban entre ellos, otros nadaban ya sea para buscar alimento o para refrescarse puesto que hacía un calor impresionante, Luz se encontraba con los más pequeños, le enseñaba a bucear ya que era indispensable que aprendieran. La gata seguía sus movimientos, esos ojos dorados no la perdían de vista, le encantaba observarla en silencio. Le parecía fascinante lo fácil que salía y entraba del agua, procuraba que no le pasara nada malo cuando hacía eso, también velaba por la seguridad de sus hermanos pequeños ya que eran inexpertos y recién dejaban de lactar.
Algunos se apresuraron a entrar pero otros dudaban en hacerlo.

Se dio cuenta de esto y se acercó con los que estaban indecisos. Les dió un pequeño empujón con su hocico a cada uno para que se animaran pero al ver que no se movían decidió mostrarles que no había peligro alguno. Con cautela se acercó al agua y se sumergió, no de la misma manera que como lo haría una nutria real sino a su estilo. Los pequeños vieron la acción de la felina y repitieron sus movimientos. La gata salió del agua por falta de aire, su amiga Luz se acercó con ella y le dió un abrazo haciendo que se ahogue sin querer ya que tenía aprisionada sus patas delanteras. 

Estuvo un rato bajo el agua, quería zafarse pero no la dejaba, se mostraba juguetona aunque ella no le hizo gracia. Cuando la soltó nadó lo más rápido que pudo a la orilla y soltó un bufido seguido de una mirada molesta. Con delicadeza comenzó a lamerse para quitar el exceso de agua, que no le agradaba del todo. La nutria sólo se quedó allí mirándola hasta que una de las pequeñas le tiró un chorro de agua en si rostro cuando se sumergió al agua haciendo que la más grande fuera a perseguirte para darle una lección. Una vez finalizada la lección con los chiquitines, salió con un pescado en su hocico para dárselo a su amiga como disculpas por su comportamiento ya que se le olvidaba que ella no era como los demás, su compañera al verlo aceptó la ofrenda y se lo comió, al cabo que no podía estar molesta con ella por siempre.

En la noche se fueron a dormir como era costumbre, Amity solía hacer guardia antes de dormir ya que sus ojos permitían ver de noche y procuraba que nada malo pase a su familia. Escuchó un ruido familiar y fue a ver que pasaba, ya que era curiosa. Escondida en unos arbustos vió uno de esos vehículos humanos estacionados en el bosque. Habían unas personas acampando en el lugar. Algunos traían unas cosas que olían raro, eran largas y se veían peligrosas. Allí se encontraban platicando y riendo de cosas que no entendían. Ella había estado con esos seres durante un tiempo y no la habían tratado bien, temía que descubrieran su madriguera y se llevaran a todos.

Estaba aterrada, si les decía a todos posiblemente no harían nada pero si se quedaba allí alguien la iba a ver y se pondría feo para ella. Se quedó un rato más para ver que tanto harían esos humanos. Vió que había un humano más pequeño que los demás, estaba pidiendo alimento pero como nadie hacía caso fue a explorar, en eso sus miradas se cruzaron y comenzó a venir en su dirección. Por instinto huyó pero al mirar atrás se dio cuenta que la seguía ese niño. Pronto los demás se dieron cuenta de la ausencia del menor y fueron a buscarlo. Después de un rato el niño soltó un chillido de emoción al haberla atrapado. Amity debió sacrificarse por su familia por eso se detuvo y permitió que la atrapasen. El joven soltaba chillidos de felicidad acariciándole el lomo y la cabeza con rudeza lo cual le causaba un disgusto a la felina pero debia resistir.

Su corazón latía a mil por hora, estaba cansada de todo eso, quería marcharse e ir a dormir con Luz pero sus esperanzas de huir se acabaron al escuchar pisadas y ver como aquellos humanos llegaban de imprevisto acercándose al menor. Uno de ellos se extrañó al verla en sus brazos ya que era algo inusual que una gata viviera en un bosque. El les contó que la había visto y quería jugar con ella por eso se fue sin decirles a nadie. Los mayores estuvieron a punto de reprenderle cuando algo se movió entre los arbustos.

Todos sacaron sus armas apuntando a todas direcciones guardando silencio. La felina quien tenía un agudo sentido de la vista pudo observar que era su Luz quien los observaba con curiosidad.  Maullaba para que se vaya pero ella se mostraba interesada con esos seres, comenzó zarandearse tratando de safarse del agarre del pequeño humano acompañados de maullidos desesperados pero ella seguía inmóvil. Uno de ellos al ver donde miraba la felina fue hacia el lugar y en segundos la atrapó. Luz estaba petrificada por el contacto humano. El hombre contento por el hallazgo se alejó del lugar y le hizo señas a lado otros para ver si encontraban más de ellos.

¡Su temor se había cumplido y no pudo hacer nada!

Como pudo se soltó y salió corriendo hacia su casa pero ya era tarde, no había nadie. Furiosa por ser una inútil se dirigió hasta donde habian visto a los humanos por primera vez. Escuchaba como sus compañeras chillaban y arañababan las cajas extrañas con desesperación. Por más que quisiera salvarlas ellos eran más y estaría en problemas por lo que optó por esperar el momento que se fueran del lugar. Con recelo miraba a los hombres que festejaban y felicitaban al chico por el hallazgo. Pasó un largo tiempo para que se fueran a dormir eso le dió la libertad de salir de su escondite y con cautela se acercó al vehículo y se trepó a donde se encontraban para ver si podían liberarlos pero por más que lo intentara con todas sus fuerzas era inútil, al parecer las garras y colmillos no fueron lo suficientemente fuertes para romperlas. Soltó un maullido con tristeza y se acurrucó cerca de ellos.

A la mañana siguiente empezaban a despertarse, le alertó el sonido de sus pisadas, no deseaba que la descubrieran así que bajó de allí y se escondió cerca. Esperó el momento para que estuvieran a punto de irse para correr detrás de ellos y lograr treparse sin ser vista, cosa que lo logró. Ahora estaba expectante de que tramaban ellos con su clan sobre todo con Luz, su mejor amiga.

-Nota de la autora-

Hola no tenía pensado continuar esto pero salió esta parte. Espero que les guste.

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